Quejarse sin hacer nada
Los lectores escriben sobre la defensa de los servicios p¨²blicos, el caso de ??igo Errej¨®n, la violencia machista y la importancia de dudar
Cuando vives en el medio rural solo tienes una opci¨®n en educaci¨®n o sanidad: la p¨²blica. No hay m¨¢s. Da igual que seas de derechas o de izquierdas, rico o pobre; la inversi¨®n en sanidad o educaci¨®n te afecta en cualquier caso. El mi¨¦rcoles fue la segunda jornada de huelga parcial en la ense?anza p¨²blica aragonesa, y en Calamocha, de un colegio de 430 alumnos, solo sali¨® un 20% o un 30% de los profesores y cuatro padres. Luego nos quejamos de todo, todo el rato. Los recortes vienen uno tras otro y, un d¨ªa, de repente, te das cuenta de que en el colegio las clases son multitudinarias porque hay pocos profesores o de que no hay suficientes m¨¦dicos en tu centro de salud, y te enfadas y dices que va todo mal. La excusa suele ser que manifestarse no sirve de nada, pero lo que seguro no sirve de nada es quejarse sin hacer nada.
Marcos Garc¨¦s Lizama. Ba?¨®n (Teruel)
La culpa es del patriarcado
Ya sabemos c¨®mo funciona la pol¨ªtica y c¨®mo son las declaraciones de la gran mayor¨ªa de los profesionales que viven de ella cuando les toca asumir la realidad y pedir disculpas. Tenemos otro ejemplo reciente con ??igo Errej¨®n, quien ha basado su carrera en presentarse como abanderado de la igualdad y el feminismo. Una vez que ha salido a la luz su verdadera cara, le ha parecido m¨¢s conveniente eludir su culpa declar¨¢ndose v¨ªctima de la sociedad neoliberal y del patriarcado. Se refiere a este ¨²ltimo como una fuerza mayor e incontrolable que lo convierte en una pobre v¨ªctima atrapada bajo una lluvia torrencial sin poder cubrirse ni resistirse. Una excusa absurda; para esto, se podr¨ªa haber callado.
Aina de Luis Frau. Palma
Debo de ser afortunado
Estoy doblemente avergonzado: como hombre y como progresista. Intento ponerme en el lugar de una mujer que busca compa?¨ªa y que, tras un inicio esperanzador, descubre que el cari?oso y amable compa?ero no es sino un energ¨²meno m¨¢s. Lo intento, pero no puedo, porque jam¨¢s me he encontrado con una mujer que me empujara, que me encerrara o que me intimidara. Puedo decir que jam¨¢s he ejercido ning¨²n tipo de poder a trav¨¦s del sexo, ni lo he confundido con el amor, ni le he impuesto a nadie la satisfacci¨®n de mi instinto: no es tan complicado. Es m¨¢s sencillo de lo que parece: s¨ª solo cuando dice s¨ª, y solo cuando lo dice de principio a fin; y no cuando dice no, incluso tras haber dicho que s¨ª. ?Tan dif¨ªcil es de entender? Debo de ser un tipo afortunado.
Juan Manuel Gonz¨¢lez Mira. San Juan de Alicante
Preguntarnos cosas
Vivimos rodeados de respuestas r¨¢pidas, hechos aparentes y dogmas sin cuestionamiento. La tecnolog¨ªa y las redes nos presentan un flujo constante de ¡°verdades¡± que rara vez nos detenemos a examinar. La duda y el asombro se consideran defectos en un entorno que privilegia el automatismo y la eficacia. Recuperar la pregunta como acto de resistencia es esencial; nos hace vulnerables, s¨ª, pero tambi¨¦n humanos. En tiempos de respuestas autom¨¢ticas y verdades instant¨¢neas, atreverse a dudar es subversivo. Es el primer paso para devolverle al pensamiento cr¨ªtico su profundidad y a la verdad su complejidad.
Xi¨¢n Ant¨®n Lorenzo Rodr¨ªguez. Ourense
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