Europa ante Estados Unidos
Mientras Bruselas trata de urbanizar a Orb¨¢n, Trump se ha propuesto ¡®orbanizar¡¯ la UE
Europa se juega mucho en las elecciones estadounidenses del 5-N. En el tablero se expone ella misma, como Uni¨®n. Hasta el mandato de Donald Trump (2017/2021) las presidenciales de EE UU ten¨ªan impactos diferenciales limitados en sus pol¨ªticas. Opini¨®n p¨²blica y partidos del centroderecha y el centroizquierda exhib¨ªan, con variantes, una ligera mayor sinton¨ªa con el universo dem¨®crata: por su adscripci¨®n al Estado del bienestar, esa marca de la casa propia; su gratitud por el apoyo hist¨®rico a la construcci¨®n comunitaria; su mayor apertura al exterior. Pero eso no obstaba a que los gobernantes apoyasen ¡ªcon independencia de su adscripci¨®n ideol¨®gica¡ª, al republicano George Bush padre (y a su secretario de Estado, James Baker) en la primera guerra del Golfo. Y que abonasen, a la inversa, una dura ¡°posici¨®n com¨²n¡± contra Cuba con la Administraci¨®n dem¨®crata de Bill Clinton.
El mandato de Trump finiquit¨® esas alianzas transversales a lo ideol¨®gico-pol¨ªtico, con sus vaivenes, pero propias de socios arraigados. Practic¨® una agresiva pol¨ªtica comercial contra los aliados de siempre y sus intereses. La envolvi¨® con un asedio a la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, un pilar del multilateralismo de posguerra en el que la UE nadaba como pez en el agua, erigida en la econom¨ªa m¨¢s abierta del mundo. Y despreci¨® a la Alianza Atl¨¢ntica, debilit¨¢ndola, al sugerir una retirada de su pa¨ªs si el resto no aumentaba sus contribuciones financieras.
Todo eso se replicar¨ªa en un eventual Trump-II. Muy probablemente corregido y aumentado con aranceles a la importaci¨®n no selectivos sino generales, arma que ya ha aireado en campa?a. O cabalgando en una carrera desfiscalizadora en el impuesto de sociedades. O un mayor acoso a la OTAN, diluyendo progresivamente su flanco oriental vecino a Rusia. O retirando el apoyo a Ucrania ante la invasi¨®n del Kremlin. O forzando a¨²n m¨¢s el apoyo al desempe?o extremista del actual Gobierno de Israel, frente a la menos desequilibrada postura europea. Pero quiz¨¢ todo eso no fuese sino una mera consecuencia de que un segundo Trump se implicase m¨¢s en dome?ar a la UE e implicarse en la propia gobernanza europea. Mientras la mayor¨ªa liberal de los gobiernos apadrina una estrategia de urbanizar a Hungr¨ªa y los otros iliberales, el magnate ya ha recibido fraternalmente al prorruso mandatario h¨²ngaro, iniciando el intento de orbanizar Europa. El trumpismo ya ha exportado la fijaci¨®n de su list¨®n de tolerancia (ninguna) y de su estrategia de crispaci¨®n e insulto (toda).
Ahora fraguar¨ªa, como tiene advertido Timothy Garton Ash, un verdadero ¡°partido de Trump dentro de la Uni¨®n¡±. Pero el orbano/trumpismo es ultraderechista, y ultranacionalista: el env¨¦s de la complicidad entre pa¨ªses, de las soberan¨ªas compartidas, de la primac¨ªa federal del derecho com¨²n sobre los nacionales, de las relaciones equilibradas con los vecinos y menos crueles con los refugiados. Por eso, si los europeos votaran el 5-N, su reverso, Kamala Harris, ganar¨ªa de calle.
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