Un punto de no retorno en la desinformaci¨®n
La cat¨¢strofe provocada por la dana y la victoria de Donald Trump en las elecciones de Estados Unidos han marcado un antes y un despu¨¦s en la toxicidad de las plataformas
La gota fr¨ªa que asol¨® 78 municipios de la Comunidad Valenciana, Andaluc¨ªa y Castilla-La Mancha la semana pasada no solo dej¨® una capa de fango y destrucci¨®n en las calles. Nunca se hab¨ªan difundido tantas mentiras intencionadamente como en esta semana. Las redes sociales y las aplicaciones de mensajer¨ªa se han convertido en un aut¨¦ntico cenagal donde el negacionismo clim¨¢tico, los bulos y la antipol¨ªtica han campado a sus anchas.
Se ha dicho que el cambio clim¨¢tico es una patra?a, que la Aemet no activ¨® la alerta roja sobre la situaci¨®n en Valencia y se ha puesto en duda la labor y la investigaci¨®n de sus cient¨ªficos hasta el punto de que desde las propias cuentas en X de la Aemet han tenido que responder a quienes difund¨ªan estas mentiras.
Hemos visto muchos bulos sobre el n¨²mero de muertos que pod¨ªa haber en el parking del centro comercial Bonaire. Iker Jim¨¦nez tuite¨® que all¨ª hab¨ªa ¡°muchos cuerpos. Muchos¡±; en grupos ultras de Telegram se han difundido audios donde se afirma que ¡°un amigo bombero¡± cuenta que vieron ¡°hasta 800¡å y que los est¨¢n sacando en camiones frigor¨ªficos de tapadillo. La UME y los bomberos no han encontrado ning¨²n cuerpo all¨ª hata el jueves.
Tambi¨¦n se ha difundido que el Gobierno hab¨ªa negado la ayuda a la Comunidad Valenciana y que, como esa ayuda no lleg¨® tan r¨¢pido como se esperaba, Espa?a es un Estado fallido en el que ¡°solo el pueblo salva al pueblo¡±. Falacias que solo sirven para poner en duda el funcionamiento del Estado y la necesidad de pagar impuestos ¡°porque luego no vuelven¡±. Mientras circulan estas afirmaciones falsas de la derecha y la extrema derecha bulera, los servidores p¨²blicos (UME, bomberos, sanitarios, polic¨ªas...) est¨¢n demostrando que s¨ª, que pagar impuestos sirve y que el Estado funciona. Y para muestra en X, la labor del ministro ?scar Puente, que ha puesto a m¨¢s de 900 trabajadores a reconstruir cuanto antes las infraestructuras da?adas.
Esta dana ha supuesto un antes y un despu¨¦s. Hemos marcado un r¨¦cord en las campa?as de desinformaci¨®n de Espa?a por la cantidad de falsedades vertidas para intoxicar el espacio p¨²blico. Quiz¨¢ hayamos llegado a un punto de no retorno en esta afecci¨®n de la democracia. No solo en Espa?a, tambi¨¦n en el resto del mundo, pues la victoria de Donald Trump valida la mentira y la desinformaci¨®n como forma de hacer pol¨ªtica: m¨¢s de 72 millones de estadounidenses le han apoyado a pesar de ¡ªo precisamente por¡ª tener un discurso basado en el odio, en la exclusi¨®n, la discriminaci¨®n y la agresi¨®n a las mujeres, haber instigado el asalto al Capitolio y haber difundido infinidad de fake news.
Uno de los grandes apoyos del presidente electo es Elon Musk, el due?o de X, que cuando ya se daba por seguro que Trump ganar¨ªa las elecciones tuite¨® ¡°You are the media now¡± (¡°Vosotros sois los medios¡±) para m¨¢s tarde animar a los tuiteros a participar m¨¢s activamente en su red social y a corregir a otros, porque ¡°mientras la mayor¨ªa de los medios tradicionales ment¨ªan sin descanso [en la campa?a], la realidad estaba en X¡±.
¡°Las noticias deben venir de la gente. De los que verdaderamente est¨¢n en el lugar de los hechos¡±, a?adi¨® en otra publicaci¨®n. As¨ª, Musk anima a ocupar el supuesto vac¨ªo informativo con lo primero que se les ocurra a sus usuarios, y sin filtros; su red social no tendr¨¢ moderaci¨®n alguna, ya que ces¨® a gran parte de los equipos que se encargaban de esta tarea. El due?o de X posibilita ¡ªm¨¢s a¨²n¡ª la difusi¨®n de bulos, porque quienes ponen en marcha las campa?as de desinformaci¨®n son expertos en llenar el vac¨ªo cuando sucede una cat¨¢strofe como la dana que ha asolado el este peninsular, un suceso como un asesinato o durante una campa?a electoral, y lo hacen lanzando acusaciones antipol¨ªticas e incendiarias con el objeto de desestabilizar la democracia.