¡®Tot est¨¤ per fer¡¯
El s¨¢bado se celebr¨® un concierto solidario en Alzira para reconstruir las escuelas de m¨²sica afectadas por la dana
El grupo valenciano La F¨²miga organiz¨® a todo correr un concierto solidario para reconstruir las escuelas de m¨²sica afectadas por la dana, porque la solidaridad, si no se traduce en algo, se despe?a por el desfiladero de las buenas intenciones. No es lo mismo el prop¨®sito de ayudar a Valencia ¡ªque es noble, pero muy amplio¡ª que pensar en la falta que hacen los fontaneros o en la vuelta de los ni?os a sus colegios o en la rehabilitaci¨®n de los comercios que resultaron devastados. O pensar, por ejemplo, en las escuelas de m¨²sica, que forman parte de la identidad de los pueblos de Valencia. La solidaridad necesita acciones concretas.
El concierto fue el s¨¢bado en Alzira y acudieron miles de personas. Hab¨ªa j¨®venes y mayores y hab¨ªa familias enteras, con ni?os en los brazos de sus padres y de sus madres. A algunos se les notaba la ilusi¨®n en la forma de mirar a todas partes y en la forma de asombrarse por los juegos de luces y el volumen de la m¨²sica. Se notaba que era su primer concierto, o su primer concierto juntos; porque esas cosas se notan. Se ve¨ªa en las caras de los m¨¢s ni?os, aunque no solo: no hace falta ser ni?o para sorprenderse. Uno puede alargar la infancia con gestos as¨ª, como el de sonre¨ªr sin razones.
Pens¨¦ en el primer concierto y en el primer partido de f¨²tbol en un estadio de los grandes. Pens¨¦ en c¨®mo se graban en la memoria las primeras veces solo por el hecho de que lo sean, lo que es injusto porque eso no implica que vayan a ser las mejores. Son solo las primeras y, m¨¢s que cumplir un sue?o, a menudo lo destrozan. Dar¨¢ igual: quedar¨¢n inscritas en la cabeza la primera fiesta, el primer viaje, el primer gran chasco, el primer beso o el primer amor. Quedar¨¢ inscrito, de hecho, con qui¨¦n lo compartimos, que por eso importa tanto con qui¨¦n pasamos las horas.
Eso debe de ser envejecer, al cabo: ir sumando primeras veces y conformarse con ver en otros ojos la ilusi¨®n que debieron de tener los tuyos. Y resistirse a que la edad te quite las ilusiones que ser¨¢n a¨²n posibles mientras haya tiempo.
En las primeras filas del concierto, ocupadas por los m¨¢s j¨®venes y los m¨¢s dispuestos, una pareja de ancianos miraba arriba y abajo del escenario como si no quisieran que nada se les pasara por alto. Saltaban cuando el p¨²blico saltaba y se emocionaron igual que los dem¨¢s cuando ?rtur, el cantante, avis¨® de que la siguiente canci¨®n serv¨ªa para describir lo que est¨¢ pasando en Valencia. En realidad, serv¨ªa para describirlo todo y as¨ª lo dice en su t¨ªtulo: Tot est¨¤ per fer.
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