Como Hello Kitty con una motosierra en la oficina
Los memes m¨¢s compartidos este a?o en mis grupos son los que se r¨ªen de la decadencia de la cultura del trabajo
El porno favorito de algunas de mis amigas asalariadas no est¨¢ en Pornhub, sino en la calculadora de despido online. Me faltan dedos para contar a todas las que llevan el c¨¢lculo semanal de su finiquito si las echan en ese preciso instante. Tambi¨¦n est¨¢n las resignadas, siempre previsoras. M¨¢s que el subid¨®n de recibir la indemnizaci¨®n aqu¨ª y ahora, se refugian en el c¨¢lido abrazo del horizonte sin sobresaltos que vislumbran en la web del simulador de jubilaci¨®n del Gobierno. Algunos se reir¨¢n por su falta de adrenalina, pero son las privilegiadas del reino, las que han podido cotizar con regularidad y todav¨ªa acarician la fantas¨ªa de la rutina de la jubilada ociosa.
Absolutely in love with all the hello kitty memes I¡¯ve seen today pic.twitter.com/rVMLd1upav
— Alaga Of Abuja ? (@KIRAAH_) December 6, 2024
Pensaba en esos tristes placeres compartidos hace unos d¨ªas, mientras me guardaba todos y cada uno de los memes de Burnout Hello Kitty (¡°Hello Kitty quemada¡±). Durante unas horas m¨¢gicas, por redes como X o Bluesky se prodigaron fotos rescatadas de Xiaohongshu, otra red conocida popularmente como el Instagram chino. All¨ª se pod¨ªa ver al icono cuqui de la forma m¨¢s salvaje posible: destruyendo con un lanzallamas una oficina gris, con una motosierra vestida de princesa lista para destrozar un cub¨ªculo empresarial deprimente o mirando su m¨®vil con bufanda y bebiendo un t¨¦ humeante mientras arden los ordenadores a su alrededor. Su hipn¨®tica transformaci¨®n es otro ejemplo de la ¡°radicalidad cuqui¡± (o radical cuteness) que trataron la escritora Nuria G¨®mez Gabriel y otros artistas hace unas semanas en el Museu de l¡¯Art Prohibit de Barcelona. All¨ª ahondaron en los mecanismos que, basados en estrategias subliminales de seducci¨®n ¡ªa trav¨¦s de lo adorable, lo infantil, lo tierno, lo vulnerable, lo fr¨¢gil o lo suave¡ª influencian, perturban y confunden con el fin de reprogramar las mentes. Como el hecho de poder de ver a esa gata tan mona, la que hasta ahora nunca se enfadaba y siempre aparec¨ªa adorable para complacer a todos, reconvertida en pistolera y justiciera de los subalternos en la avaricia del sistema. Pura poes¨ªa contempor¨¢nea.
I love the hello kitty ai photos from Xiaohongshu ?? pic.twitter.com/YE4D2ROFfI
— deeqa (@damourhaine) December 6, 2024
Si echo un vistazo a los memes que m¨¢s se han compartido en mis grupos de ¨ªntimos este 2024, gana por aplastante mayor¨ªa una subcategor¨ªa en la que siempre caigo: los v¨ªdeos de humor sobre la decadencia de la cultura del trabajo. Ah¨ª no solo existen iconos pop que ponen bombas en rascacielos empresariales; tambi¨¦n conviven reels sobre c¨®mo aprender a escribir correos electr¨®nicos como un hombre o qu¨¦ pasar¨ªa que si todos dij¨¦semos lo que realmente pensamos en esas reuniones de trabajo que podr¨ªan haberse reducido a un mail (inciso con dato necesario: un estudio ha probado que tener el correo laboral en el m¨®vil implica consultarlo y trabajar en ¨¦l unas 70 horas semanales). Mi personaje favorito en este g¨¦nero inabarcable es Raisa, la p¨¦rfida jefa de Recursos Humanos creada por @arturocomoelrey: una mujer tan astuta como sibilina, siempre arreglada con su peinado mal¨¦fico perfecto, que lo mismo recluta perfiles ¡±con mucha psicopat¨ªa y poder estar al l¨ªmite de tu ansiedad hasta medicarte¡± que baila cuando ¡°otro empleado que quer¨ªa despedir renuncia sin denunciarnos en el Ministerio de Trabajo¡±. Disney deber¨ªa considerarla como nueva villana.
En Trabajar, un amor no correspondido (Capit¨¢n Swing), Sarah Jaffe pide una rebeli¨®n contra esa idea asumida de que el trabajo en s¨ª mismo debe proporcionarnos plenitud, placer, sentido e incluso felicidad. Su teor¨ªa es que el amor por el trabajo es una estafa. ¡°Debemos trabajar por amor al trabajo, pero ni si te ocurra cuestionar c¨®mo eso enriquece a otros mientras hacemos malabarismos para llegar a fin de mes y sin ver a nuestros amigos¡±, escribe. Supongo que por eso funcionan tan bien los memes que se r¨ªen de lo alienante y absurdo del trabajo. Hemos visto la trampa y nos burlamos de nuestras desgracias, pero a ver qui¨¦n es la lista, gata cuqui o no, que pone un remedio en la pr¨¢ctica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.