?Qu¨¦ es Notre Dame?
Los modernos Estados europeos no nacieron en el campo de batalla, sino en misa
No s¨¦ si tu carne fue arrancada del barro en el jard¨ªn del Ed¨¦n, pero tu conciencia naci¨® en Notre Dame. En alg¨²n lugar, entre las columnas, el altar y la b¨®veda, donde el haz de colores que entra por el roset¨®n se une con las voces que vienen del coro. En ese espacio sagrado de las grandes catedrales y las peque?as ermitas, de las universidades y los monasterios medievales surgi¨® la idea de libertad e igualdad de todas las personas.
La explicaci¨®n convencional es la contraria: en Grecia y Roma floreci¨® un ideal democr¨¢tico que el cristianismo aplast¨® con pu?o de hierro durante siglos hasta que pudo brotar de nuevo tras el Renacimiento. Pero la libertad de atenienses y romanos se fundaba en la obediencia y devoci¨®n a la cosa p¨²blica, y una jerarqu¨ªa que pon¨ªa al hombre, el pater familias, por encima de mujeres y esclavos.
Frente a ese orden autoritario, se alza la igualdad moral predicada por el cristianismo. De los escritos de Pablo de Tarso ¨Del mayor revolucionario de la historia, seg¨²n el fil¨®sofo Larry Siedentop¨D germina una concepci¨®n universal de la naturaleza humana, una idea subversiva porque reivindica una esfera de elecci¨®n personal frente a las obligaciones asfixiantes del colectivo. Yo (hombre o mujer) puedo elegir.
A esta idea le cost¨® crecer. Pasaron siglos hasta que el derecho can¨®nico incorpor¨® los instintos igualitarios del cristianismo en una doctrina justificadora del gobierno democr¨¢tico. Pero investigaciones recientes confirman el papel fundamental de la Iglesia tanto para la invenci¨®n de la democracia representativa como de la administraci¨®n p¨²blica. Anna Grzymala-Busse muestra que los modernos Estados europeos no nacieron en el campo de batalla, como sostiene la tesis tradicional, sino en misa. Los monarcas copiaron las tecnolog¨ªas de gobernanza eclesi¨¢sticas (tesorer¨ªas, autoridades judiciales).
A veces fue la propia Iglesia la que fren¨® el progreso. Como se?alan los premios Nobel de Econom¨ªa de este a?o Daron Acemoglu y Simon Johnson, los cl¨¦rigos se apropiaron de la riqueza creada por los avances tecnol¨®gicos en la agricultura de la Edad Media para construir catedrales mientras muchos campesinos pasaban hambre. Eso tambi¨¦n fue Notre Dame.
Pero la cr¨ªtica leg¨ªtima a la Iglesia deriva del propio cristianismo. El secularismo, del que Par¨ªs ha sido tambi¨¦n capital mundial, procede de la legitimaci¨®n, al fuego lento de las velas de templos y claustros, del pensamiento libre. Notre Dame es la sublimaci¨®n de Dios. Y su cuestionamiento. Notre Dame somos todos.
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