Un futuro aceptable para Siria
Un mes despu¨¦s de la ca¨ªda de El Asad, es necesario presionar para que la nueva autoridad no derive hacia el islamismo
Siria respira algo parecido a aires de libertad cuando apenas ha transcurrido un mes desde la ca¨ªda de Bachar el Asad. Han sido derribadas las estatuas y los s¨ªmbolos del r¨¦gimen depuesto, se han abierto las puertas de las c¨¢rceles y han emergido las estampas del horror de sus torturas, ejecuciones y fosas comunes. Es un nuevo comienzo para el martirizado pa¨ªs tras una guerra de 13 a?os y una cruel dictadura familiar de medio siglo. Sin embargo, es muy incierto el horizonte pol¨ªtico del pa¨ªs en mitad de una regi¨®n inestable y cuarteada por la guerra.
Como nuevo jefe del Estado oficioso, Ahmed al Shara ¡ªconocido como Abu Mohamed al Julani en la guerra¡ª, el jefe del grupo yihadista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), se ha instalado en los palacios donde habitaba el dictador, pero ni controla el territorio ni gobierna en puridad el Estado. Gracias a la moderaci¨®n de sus prop¨®sitos y gestos, ha sido anulada la recompensa de 10 millones por su cabeza que ofrec¨ªa Estados Unidos para eliminar a este antiguo yihadista. Diplom¨¢ticos de todo el mundo est¨¢n regresando a Damasco, y de manera destacada los de la Uni¨®n Europea, para exponer las condiciones para la ayuda financiera y diplom¨¢tica que debe seguir a la normalizaci¨®n pol¨ªtica.
El objetivo inmediato del nuevo poder es el levantamiento de las sanciones internacionales y la exclusi¨®n de HTS, el partido ahora gobernante, de la lista de organizaciones terroristas. Sus antecedentes no son los mejores para que estos pasos se produzcan sin garant¨ªas previas. Sobre todo, si no hay avances tangibles en la vida social y pol¨ªtica. Es indispensable que la nueva autoridad garantice el respeto a todos los ciudadanos, con independencia de su sexo, religi¨®n o etnia, incluida la alau¨ª, a la que pertenecen los Asad. La UE no debe admitir un r¨¦gimen que discrimine a las mujeres, ni una justicia guiada por la shar¨ªa al estilo de los talibanes afganos o del wahabismo ¨¢rabe.
Tambi¨¦n es imprescindible la pacificaci¨®n. La guerra no ha terminado del todo, pues persisten enfrentamientos entre fuerzas kurdas y turcas, el Estado Isl¨¢mico est¨¢ presente en el territorio, hay incidentes con restos del ej¨¦rcito de El Asad en la frontera con L¨ªbano e Israel persiste en sus bombardeos. Turqu¨ªa e Israel tienen en su mano facilitar a Damasco el control del territorio, aunque es de temer que la prioridad de ambos pa¨ªses, al igual que la de Arabia Saud¨ª, no sea la estabilidad sino su propia influencia. A todos convendr¨ªa una salida definitiva de Rusia y la desaparici¨®n de cualquier apoyo a Ir¨¢n. En todo este escenario, el actor con m¨¢s influencia sobre la nueva autoridad siria es Turqu¨ªa, principal apoyo de los rebeldes. Ankara se perfila como el interlocutor privilegiado para influir en lo que suceda a partir de ahora en Damasco y se puede esperar que utilice esa baza diplom¨¢tica con Europa y con EE UU.
Las tareas que tienen los sirios ante s¨ª son inmensas. Hay que construir un nuevo ej¨¦rcito tras la disoluci¨®n de las guerrillas, controlar el territorio y las fronteras, perseguir y juzgar a los responsables de las atrocidades de la dictadura, recuperar la normalidad y la vida econ¨®mica, y empezar un proceso constituyente. De momento, no parece el mejor calendario el que ha apuntado Al Shara, que ha anunciado un margen de dos o tres a?os para una nueva Constituci¨®n y cuatro para las primeras elecciones. Conviene que la fr¨¢gil libertad recientemente conquistada se consolide y adquiera carta constitucional lo antes posible, debidamente avalada por unas elecciones libres y plurales, antes de que el grupo yihadista que ha tomado el poder se asiente en una nueva dictadura islamista.
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