Cada vez m¨¢s razones para dejar X
Un sector p¨²blico con una obligaci¨®n de neutralidad no puede utilizar una plataforma abiertamente de parte
No s¨¦ ustedes, pero yo estoy cansado de Elon Musk. Es bastante evidente que es un hombre con serios problemas, con un abrumador deseo de ser admirado y halagado, que duerme poco y mal ¡ªtuiteando cada vez m¨¢s y durante horas m¨¢s intempestivas¡ª y que no parece estar en plena forma ni f¨ªsica ni mentalmente.
De hecho, el pasado d¨ªa 29 el propio Musk tuvo un arrebato y pidi¨®, en contra de lo que ha llevado impulsando desde que adquiri¨® Twitter en 2022, que los usuarios de X ¡°publicasen contenido un poco m¨¢s positivo, bello o informativo¡±.
Please post a bit more positive, beautiful or informative content on this platform
— Elon Musk (@elonmusk) December 29, 2024
Pero se le pas¨® enseguida y volvi¨® a lo que lleva meses haciendo, es decir, exportar a Europa la misma f¨®rmula que contribuy¨® a la victoria de Donald Trump en EE UU. Usando el poder de su plataforma para difundir falsedades ¡ªcomo acusaciones, ya desarticuladas hace tiempo y hasta la extenuaci¨®n, de que el primer ministro brit¨¢nico Keir Starmer encubri¨® una red de abusos a menores cuando era fiscal general de Inglaterra y Gales¡ª o directamente interviniendo en campa?as electorales, como la entrevista que tiene prevista con una de las l¨ªderes del partido ultraderechista Alternativa para Alemania.
Esto es lo que hay. Es innegable que X es, ante todo y sobre todo, una plataforma para difundir el contenido ultraderechista que le interesa a su propietario. Y, para mucha gente, es suficiente motivo para despreciar abiertamente a aquellos que se quedan, acus¨¢ndolos de complicidad con todas esas ideas.
No funciona as¨ª. Cada uno tiene sus motivos para usar o dejar de usar las redes sociales. Echar broncas por tener una cuenta de X no solo suele ser perder el tiempo, sino tambi¨¦n contraproducente.
Hay que fijarse mucho m¨¢s en las instituciones p¨²blicas que siguen estando en X. Quienes dicen que hay que estar en lo que fue Twitter porque ¡°es ah¨ª donde est¨¢ la gente¡± deber¨ªan preguntarse si la gente est¨¢ en X porque est¨¢n ellos. Incidencias en el transporte p¨²blico, previsiones meteorol¨®gicas, el estado de las carreteras¡ son cosas que todav¨ªa est¨¢n en el antiguo Twitter, d¨¢ndole vida y una legitimidad inc¨®moda.
A estas alturas estar en lo que fue Twitter tiene el mismo sentido que tener una cuenta oficial en 4Chan o Forocoches. Pero hay que considerar que las instituciones tienen el problema de la inercia. A muchas de ellas les cost¨® tiempo y papeleo dar el salto y abrirse una presencia en redes sociales. El mismo tiempo y papeleo les costar¨¢ abandonarla.
Pero hay que insistir. Un sector p¨²blico con una obligaci¨®n de neutralidad no puede utilizar una plataforma abiertamente de parte. Es cierto que todos estos servicios que tambi¨¦n est¨¢n en X pueden encontrarse en las aplicaciones que estas instituciones tienen, para Android y iPhone, y que estar¨¢n sin duda encantadas de que prefiramos. Pero la gracia del viejo Twitter es que estaba todo all¨ª, sin necesidad de tener una app para cada cosa.
Y las alternativas, afortunadamente, ya est¨¢n llegando ¡ªal menos en Espa?a¡ª a la masa cr¨ªtica. Esta misma semana Bluesky y Mastodon ya ten¨ªan una animada discusi¨®n de una de las mejores costumbres del antiguo Twitter: comentar el Concierto de A?o Nuevo de la Filarm¨®nica de Viena. Desde las se?oras japonesas con kimono en la Musikverein a un ballet con locomotoras de fondo, pasando por el pelazo que sigue teniendo Riccardo Muti a sus 83 a?os, todo estaba all¨ª, como en los viejos tiempos. Horas antes, estaban comentando las campanadas y Cachitos, tambi¨¦n como en los viejos tiempos. Y, en unos meses, la verdadera prueba de fuego: Eurovisi¨®n.
En suma: lo importante para las instituciones es salir de X. Adem¨¢s, recordemos: el placer para los trolls y ultras en la plataforma es meterse con los que consideran sus enemigos. Si no est¨¢n, lo que acaban es pele¨¢ndose entre ellos.
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