Los asesinos del franquismo
Siempre ha habido nost¨¢lgicos de la dictadura, lo novedoso es que lo expliciten en programas electorales o en el Parlamento
Richard Nixon ya hab¨ªa dimitido, de acuerdo, pero el expresidente quiso reaccionar a la noticia de la muerte desde su retiro en California. Declaraci¨®n oficial: ¡°El general Franco fue un amigo leal y aliado de Estados Unidos. Despu¨¦s de una tr¨¢gica y sangrienta guerra civil devolvi¨® a Espa?a a la recuperaci¨®n econ¨®mica. Unific¨® a una naci¨®n dividida a trav¨¦s de una pol¨ªtica de firmeza y justicia con quienes hab¨ªan luchado contra ¨¦l¡±. Hac¨ªa pocas semanas que se hab¨ªa estrenado el desternillante Saturday Night Live. Uno de los espacios de este programa de humor televisivo era un noticiario sat¨ªrico que presentaba Chevy Chase, actuando como un periodista serio, elegante y formal. Se cachondearon de Nixon, claro. Mientras el actor repet¨ªa las palabras de la declaraci¨®n, en la pantalla se proyectaba una imagen de Franco con Hitler en Hendaya. El p¨²blico en el plat¨® se tronch¨® entonces y tambi¨¦n despu¨¦s con este chiste. ¡°A pesar de la muerte de Franco y su esperado funeral de ma?ana, los m¨¦dicos dicen que la salud del dictador ha dado un giro a peor¡±. En los siguientes programas Chase segu¨ªa con la co?a y le¨ªa siempre esta noticia como una ¨²ltima hora: ¡°El general¨ªsimo Francisco Franco sigue muerto¡±.
La vida sigue igual. Aunque ya no est¨¢ ad eternum en el Valle de los Ca¨ªdos para comprobarlo, como fue su l¨²gubre fantas¨ªa nacionalcat¨®lica, todo parece indicar que el tirano sigue muerto. Siempre ha habido algunos nost¨¢lgicos de la dictadura rollo Nixon y m¨¢s novedoso es que lo expliciten en programas electorales o en sede parlamentaria, pero, gracias a Dios, Franco es polvo, es nada. El (des)hecho biol¨®gico que se conmemorar¨¢ este a?o no trajo la libertad, como proclama el equ¨ªvoco lema oficial, pero sin duda fue liberador. Desde el golpe de Estado contra la legalidad constitucional de la d¨¦bil Segunda Rep¨²blica hasta las ¨²ltimas ejecuciones, la coalici¨®n contrarrevolucionaria liderada por Franco tuvo como objetivo la destrucci¨®n de la conciencia democr¨¢tica de los espa?oles. Y a partir de 1939, sobre la constituci¨®n de ese desierto (la expresi¨®n es de Dionisio Ridruejo), se pretendi¨® edificar primero una purificada naci¨®n cat¨®lica y desde finales de los cincuenta un Estado autoritario a trav¨¦s del cual fundamentar un capitalismo cat¨®lico hisp¨¢nico (la interpretaci¨®n es de Jos¨¦ Luis Villaca?as). Las elites de este Estado, digan lo que digan, jam¨¢s tuvieron como prioridad su democratizaci¨®n (no crean el mito tecnocr¨¢tico) sino el poder y durante la Transici¨®n mantuvieron ¡°el control de un proceso no deseado¡± (sentenci¨® Ferran Gallego).
Lo no deseado era desembocar en la institucionalizaci¨®n de una democracia plena, como la que sigue posibilitando la Constituci¨®n elaborada por las Cortes (y no por el Gobierno, como pretendieron algunos) y plebiscitada por la ciudadan¨ªa que hab¨ªa recuperado la soberan¨ªa nacional secuestrada al ejercer el voto en las elecciones de 1977. Si as¨ª culmin¨® el proceso transicional, pilotado desde las instituciones por las elites reformistas, fue gracias a una sostenida movilizaci¨®n democr¨¢tica, que tumb¨® al primer Gobierno de la segunda restauraci¨®n y que comprometi¨® con el cambio real al presidido por Adolfo Su¨¢rez y al propio Rey Juan Carlos. Porque no fue a ellos a quien hab¨ªa liberado la muerte de Franco. Eran y siguieron siendo poder. Liber¨® a quienes hab¨ªan arriesgado para reconquistar la libertad durante d¨¦cadas secuestrada. Obreros sindicados que defend¨ªan sus derechos en comit¨¦s de empresa, hombres y mujeres activos en asociaciones de vecinos, asistentes a reuniones de partidos clandestinos en sacrist¨ªas de curas progres, profesores sancionados, j¨®venes periodistas concienciados o cantautores melenudos. En ellos no pensaba Nixon, pero sobre todo a ellos les debemos ahora el recuerdo y el agradecimiento porque son nuestros justos que mataron al franquismo.
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