El legado amargo de Joe Biden
El presidente que lleg¨® para enterrar los a?os de Donald Trump quedar¨¢ para siempre ligado a ¨¦l en la historia
Cinco d¨ªas antes de abandonar la Casa Blanca, Joe Biden se despidi¨® del cargo de presidente de Estados Unidos este mi¨¦rcoles con un discurso en el que reivindic¨® su mandato como un periodo de transformaci¨®n econ¨®mica y advirti¨® de los peligros que acechan a la democracia. El testamento televisivo de Biden qued¨® inevitablemente ensombrecido por la realidad amarga de que la principal misi¨®n de su presidencia, convertir a Donald Trump en un par¨¦ntesis de la historia, ha fracasado. El par¨¦ntesis es Biden. El mensaje de esperanza con el que lleg¨® en 2021 ha quedado olvidado y su figura para siempre tintada de frustraci¨®n.
Ser¨ªa injusto, sin embargo, que se olvidara que Biden logr¨® el apoyo bipartito del Congreso para aprobar casi dos billones de d¨®lares en ayudas para la recuperaci¨®n de la pandemia, adem¨¢s de 1,2 billones en inversiones de infraestructuras y transici¨®n verde que dar¨¢n empleo y transformar¨¢n EE UU durante a?os. Las elecciones demostraron que los votantes no relacionaron la recuperaci¨®n con estas medidas. Peor a¨²n, la frustraci¨®n por la elevada inflaci¨®n, provocada en parte por esa lluvia de dinero, oscureci¨® todo lo dem¨¢s. Biden deja la econom¨ªa creciendo al 3%, ha creado 17 millones de empleos en su mandato y ha controlado la inflaci¨®n, pero esos son ¨¦xitos que va a capitalizar Trump.
Biden devolvi¨® la dignidad a la presidencia y a las instituciones en general. Al ver que los republicanos eran incapaces de dejar atr¨¢s a Trump, advirti¨® a los votantes de que era un peligro existencial para la democracia y lo fren¨® de nuevo en las elecciones de 2022. No se puede achacar a Biden una responsabilidad que es de los republicanos, pero en alg¨²n momento falt¨® contundencia o sobr¨® exceso de confianza para afianzar ese mensaje. La lentitud de la Fiscal¨ªa con los cr¨ªmenes del expresidente hizo el resto. Hoy, las instituciones est¨¢n igual o m¨¢s amenazadas que en 2016.
En el plano internacional, Biden se despide obligado a repartirse con Trump el m¨¦rito de una fr¨¢gil tregua en Gaza. Los votantes han visto c¨®mo Israel humillaba durante meses a la diplomacia estadounidense, incapaz de matizar su apoyo militar ante una limpieza ¨¦tnica con ambiciones imperialistas. La prometida y necesaria retirada de Afganist¨¢n qued¨® manchada por la sensaci¨®n de caos de la operaci¨®n y la tristeza de la vuelta al horror de los talibanes. Su f¨¦rrea defensa de la OTAN y la firmeza ante el expansionismo ruso quedan ensombrecidas por la tibieza de la ayuda a Ucrania y un gasto descomunal que los votantes no entienden. Biden ha sido un pilar del atlantismo y el orden mundial basado en reglas, pero no puede asegurar que su legado sea un mundo m¨¢s seguro y m¨¢s pac¨ªfico.
Biden quiso emular al presidente Eisenhower en su despedida. El viejo general advirti¨® en 1961 de que el ¡°complejo militar-industrial¡± ten¨ªa un poder desproporcionado que amenazaba las instituciones. El mi¨¦rcoles, Biden advirti¨® contra lo que llam¨® el ¡°complejo tecnol¨®gico-industrial¡±. El t¨¦rmino ser¨¢ ¨²til para poner nombre a lo que est¨¢ ocurriendo: la amenaza para la democracia de la concentraci¨®n de poder en la oligarqu¨ªa tecnol¨®gica, que ha adoptado a Trump como su protegido. Ese poder desatado de los oligarcas se ha forjado tambi¨¦n bajo la presidencia de Biden y no de manera precisamente disimulada.
El mero contraste con Donald Trump asegura a Joe Biden un lugar amable en la historia. Pero el presidente que lleg¨® para devolver a EE UU y el mundo a un carril de prosperidad y estabilidad democr¨¢tica, y en buena parte lo hizo, se va con la impotencia de no haber sido capaz de afianzar ese legado ante el avance de las fuerzas del caos.
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