Una extra?a transici¨®n: hacia la tiran¨ªa
Es dudoso que Estados Unidos sea dentro de cuatro a?os m¨¢s libre, grande y poderoso de lo que es ahora
Miente, pero cumple sus promesas. Las mentiras demandan credulidad; las promesas, en cambio, la verificaci¨®n de su cumplimiento. En vez de los hechos, son los deseos, pasiones y sentimientos los que mueven las redes sociales en la ¨¦poca de Donald Trump, que los maneja a placer como campe¨®n del populismo. Acreditado por sus 30.000 mentiras de su primera presidencia, miente como respira. Con una red social que se llama Verdad, no hay palabra trumpista que no tergiverse, exagere u oculte, y su investidura no iba a corregir tal comportamiento. Su discurso fue una exhibici¨®n de palabras con escaso soporte en la realidad. No as¨ª sus promesas, seguidas de los decretos ejecutivos, entre ellos el perd¨®n presidencial para los casi 1.600 insurrectos que asaltaron el Capitolio, y de las primeras im¨¢genes televisivas sobre su salida de las c¨¢rceles, comprobaci¨®n del valor de su palabra y de la certeza sobre las amenazas que contienen.
Es una solemne mentira trumpista que haya sido objeto de persecuci¨®n por parte de Biden, al que acusa de utilizar la justicia como arma para subvertir el proceso electoral, exactamente su delito de 2021. Es un hecho que ni siquiera habr¨ªa podido presentarse a las elecciones si los jueces nombrados por ¨¦l mismo no le hubieran echado una mano para evitar su procesamiento y condena y los senadores republicanos no hubieran bloqueado los dos procedimientos de destituci¨®n. Tambi¨¦n necesit¨® al Tribunal Supremo, copado por jueces trumpistas, para obtener una inmunidad retrospectiva y la clausura de todos los procedimientos penales, menos uno: el del Estado de Nueva York. Gracias al juez neoyorquino Juan Merch¨¢n ha entrado en la Casa Blanca como el primer presidente delincuente, con la mancha del delito, aunque exonerado de la pena.
No ha sufrido persecuci¨®n, sino todo lo contrario: si escap¨® vivo del rendimiento de cuentas fue por la prudencia y lentitud del departamento de Justicia dem¨®crata, exactamente lo contrario de su desmesura y sus prisas por vengarse. Las mentiras son como cerezas, una lleva a la otra: los casi 1.600 amnistiados, al contrario de lo que dice Trump, no eran rehenes o presos pol¨ªticos, ni pac¨ªficos manifestantes. Al menos 180 de ellos, pertrechados con armas de fuego, cuchillos, porras y espr¨¢is, son violentos y peligrosos militantes extremistas, culpables de 140 heridos entre los polic¨ªas que intentaron atajarles.
La mayor mentira fue la jura por segunda vez de la Constituci¨®n que hab¨ªa vulnerado hace cuatro a?os y la vulnera ahora de nuevo, al menos con las ¨®rdenes ejecutivas del perd¨®n y de la venganza. Con todos sus c¨®mplices exculpados, Trump se exculpa a s¨ª mismo y se propone perseguir a quienes le persiguieron. Es perjurio, adem¨¢s de quiebra del Estado de derecho, insulto a jueces y polic¨ªas, est¨ªmulo para futuras acciones violentas y aval a un execrable y peligroso delito contra la democracia y la Constituci¨®n, como es intentar modificar el resultado electoral para mantenerse en el poder.
Con tanto poder acumulado, por las urnas y por el aval de los jueces, es un tirano por encima de la Constituci¨®n. ¡°?Qu¨¦ nos hab¨¦is dado, una monarqu¨ªa o una rep¨²blica?¡±, le preguntaron a Benjamin Franklin, uno de los padres fundadores, al salir de la ¨²ltima reuni¨®n de los redactores de la Constituci¨®n el 17 de septiembre de 1787. Ha pasado a la historia la respuesta: ¡°Una rep¨²blica, si pod¨¦is sostenerla¡±. Una mayor¨ªa de ciudadanos ha optado 250 a?os m¨¢s tarde por el poder de un tirano, al menos para los pr¨®ximos cuatro a?os, en vez de mantener la rep¨²blica. Con el perd¨®n presidencial culmina el golpe de Estado.
Como un monarca absoluto ha utilizado el derecho de gracia reconocido en la Constituci¨®n. Del mismo modo ha actuado en la formaci¨®n de su gobierno, exigiendo vasallaje y lealtad personal, un criterio que no pudo aplicar en 2017 en su primera e inesperada presidencia, para lo que no contaba como ahora con equipos preparados. Y tambi¨¦n en el torrente de decretos presidenciales, muchos de ellos abiertamente inconstitucionales. El tirano se deleitar¨¢ ahora en el amedrentamiento y la humillaci¨®n de los m¨¢s d¨¦biles y se ablandar¨¢ con la adulaci¨®n y la corrupci¨®n, instrumentos elementales en los tratos con sus pares del mundo del dinero y en las relaciones entre potencias mundiales.
Respira como miente, cumple sus promesas, pero sus fantasiosas profec¨ªas de poder y de gloria no tendr¨¢n la vida f¨¢cil. Es dudoso que Estados Unidos sea dentro de cuatro a?os m¨¢s libre, grande y poderoso de lo que es ahora, como proclama en sus peroratas. El aislacionismo, el proteccionismo arancelario y la aversi¨®n a los inmigrantes gravitar¨¢n negativamente sobre la econom¨ªa. Sin aliados en el mundo, ganar¨¢ enemigos y convocar¨¢ coaliciones adversas. Veremos hasta d¨®nde llegar¨¢n las victorias imperiales y los ¨¦xitos de la paz trumpista y en qu¨¦ quedar¨¢ su ¡®edad de oro¡¯.
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