?Qu¨¦ significar¨¢ Trump 2.0 para Venezuela?
En la Casa Blanca hay tres puntos de vista: la v¨ªa diplom¨¢tica dura del secretario de Estado, Marco Rubio; la del pragmatismo del enviado especial y, finalmente, el intervencionismo militar
![Nicolas Maduro](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2MK43OEAM5KZ3QP2DGHXO3MDMI.jpg?auth=0ff3c903cbe70b79e2e7625df5e6d2d4d9cf0ee4988915b5807b8b44b8728f68&width=414)
El futuro de Venezuela ser¨¢ determinado por l¨ªderes pol¨ªticos estadounidenses y por los grupos de presi¨®n que operan en Washington. Aunque Donald Trump a¨²n no ha formulado su pol¨ªtica con respecto a Venezuela, los muchos e importantes intereses estadounidenses en juego lo obligar¨¢n a definir sus objetivos. Las vastas reservas de petr¨®leo de Venezuela, la acelerada ascendencia del narcotr¨¢fico y el crimen organizado, el brutal ataque contra la democracia y los derechos humanos (que ha resultado en fuertes sanciones estadounidenses), el ¨¦xodo hist¨®rico de millones de venezolanos y la creciente influencia de China en la regi¨®n son algunos de los retos que deben enfrentar Trump y su equipo.
En la Casa Blanca de Trump y en su ¨®rbita m¨¢s amplia hay tres puntos de vista diferentes sobre c¨®mo debe relacionarse Estados Unidos con Venezuela. Un grupo, liderado por el secretario de Estado, Marco Rubio, considera que el restablecimiento de la democracia es el principal objetivo pol¨ªtico de Estados Unidos en Venezuela.
Otra perspectiva, el pragmatismo, la representa Richard Grenell. Este enviado presidencial para misiones especiales fue nombrado por Trump para atender algunos de los ¡°puntos m¨¢s candentes¡± del mundo, como Venezuela y Corea del Norte.
Una visi¨®n m¨¢s beligerante, defendida por diversos grupos informales e individuos influyentes, apoya la acci¨®n militar contra Venezuela. Dos expresidentes de Colombia, ?lvaro Uribe e Iv¨¢n Duque, han defendido recientemente esta idea.
Rubio representa la l¨ªnea dura con respecto a negociar con reg¨ªmenes dictatoriales. En 2016, el ahora secretario de Estado compiti¨® en las elecciones primarias del partido Republicano, en las cuales fue uno de los aspirantes derrotados por Donald Trump. Desde entonces, Rubio ha acumulado gran experiencia en pol¨ªtica internacional. Por casi dos d¨¦cadas lider¨® los Comit¨¦s de Inteligencia y Relaciones Exteriores del Senado. Quiz¨¢s lo m¨¢s importante es que Rubio, hijo de inmigrantes cubanos y ac¨¦rrimo anticomunista, le ha dedicado mucha atenci¨®n a Am¨¦rica Latina, a sus problemas y a sus l¨ªderes.
En su audiencia de confirmaci¨®n en el Senado, Rubio mantuvo que Estados Unidos debe replantear su enfoque sobre el r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro, al que no considera un gobierno sino ¡°una organizaci¨®n de narcotr¨¢fico que se ha apropiado de un Estado-naci¨®n¡±. Rubio arremeti¨® contra el predecesor de Trump, Joe Biden: ¡°Yo estaba en total desacuerdo con la administraci¨®n Biden porque se dejaron manipular de la forma que yo sab¨ªa que lo har¨ªan¡±. Maduro incumpli¨® sistem¨¢ticamente las promesas que hizo durante las negociaciones con EE UU. Adem¨¢s, a?adi¨® Rubio, EE UU concedi¨® licencias especiales a Chevron y otras empresas petroleras para operar en Venezuela, que est¨¢n ¡°aportando miles de millones de d¨®lares¡± a ¡°las arcas del r¨¦gimen¡±.
Una posici¨®n m¨¢s pragm¨¢tica es la de Grenell, quien fungi¨® de embajador de Estados Unidos en Alemania durante el primer mandato de Trump (2018-2020) y actu¨®, brevemente, como director interino de Inteligencia Nacional en 2020. En enero de 2025, Grenell escribi¨® en X: ¡°La diplomacia ha vuelto. Hoy he hablado con varios funcionarios en Venezuela y comenzar¨¦ las reuniones ma?ana por la ma?ana temprano. Hablar es una t¨¢ctica¡±. Recientemente vol¨® a Caracas, donde se reuni¨® con Maduro y obtuvo la liberaci¨®n de seis detenidos estadounidenses. Mientras tanto, Mauricio Claver-Carone, enviado presidencial de Trump para Am¨¦rica Latina, insisti¨® en que no hubo ¡°quid pro quo¡±. ¡°No es una negociaci¨®n a cambio de nada¡±.
La tercera opci¨®n es la intervenci¨®n militar. Aunque ninguno de los altos cargos del gabinete de Trump apoya p¨²blicamente esta idea, sigue circulando en los c¨ªrculos pol¨ªticos. Quienes proponen esta idea mantienen que, en vista de que se han agotado todos los medios pac¨ªficos, ya no queda m¨¢s alternativa que derrocar a Maduro y a sus c¨®mplices por la fuerza. Esta idea no ha logrado mayor apoyo.
Es poco probable que la Administraci¨®n Trump act¨²e militarmente contra el r¨¦gimen de Maduro. Durante la campa?a electoral y ahora como presidente, Trump ha prometido repetidamente ¡°no a nuevas guerras¡±. Como dijo en su discurso inaugural: ¡°Mediremos nuestro ¨¦xito no solo por las batallas que ganemos, sino tambi¨¦n por las guerras que terminemos, y quiz¨¢s lo m¨¢s importante, las guerras en las que nunca nos involucraremos. El legado del cual m¨¢s orgulloso estar¨¦ ser¨¢ el de pacificador y unificador¡±.
Pero las promesas y declaraciones de Trump dejan la puerta abierta para que Estados Unidos haga pleno uso de las herramientas cibern¨¦ticas, comerciales, financieras, diplom¨¢ticas y militares a su disposici¨®n. Los funcionarios deber¨ªan aprender de los abyectos fracasos de la Administraci¨®n Biden con respecto a Venezuela. Por ejemplo, las sanciones impuestas a Venezuela durante la presidencia de Biden fueron mal dise?adas y peor ejecutadas por bur¨®cratas con m¨ªnimo acceso a los centros de poder. Otros pa¨ªses desempe?aron un papel reducido, y m¨¢s bien simb¨®lico, en estos esfuerzos.
En cuanto a qu¨¦ opini¨®n prevalecer¨¢, sospecho que veremos una mezcla de las tres. Inevitablemente, habr¨¢ tensi¨®n entre quienes abogan por dejar a Maduro en el poder mientras se negocia agresivamente con ¨¦l y quienes, por otro lado, consideran que su destituci¨®n es un requisito no negociable. En cualquier caso, parece razonable esperar una oleada de intensa y confusa actividad diplom¨¢tica, del uso del cabildeo por parte de intereses empresariales y muchas decisiones que nos sorprender¨¢n.
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