Por qu¨¦ Etiop¨ªa qued¨® aislada del mundo durante 23 d¨ªas
El Gobierno et¨ªope, que controla el sector de telecomunicaciones, bloque¨® Internet durante 552 horas y quiso ocultar las protestas sociales en medio de la peor crisis de los ¨²ltimos a?os. Le ha costado caro
552 horas. Durante 23 d¨ªas completos Etiop¨ªa qued¨® aislada del mundo. El ¨²ltimo de los bloqueos de Internet en uno de los pa¨ªses llamados a ser l¨ªderes del continente se ha producido en medio de la peor crisis social desde que Abiy Ahmed Ali lleg¨® al poder. Las autoridades et¨ªopes respondieron a la ola de contestaci¨®n generada por el asesinato del m¨²sico y activista oromo, Haacaaluu Hundeessaa, apagando Internet y consiguieron que durante 23 d¨ªas completos el mundo no tuviese pruebas de lo que ocurr¨ªa dentro del pa¨ªs. Hab¨ªa testimonios de la espiral de violencia que generaron las fuerzas armadas y grupos de civiles exaltados, pero pr¨¢cticamente no se escaparon ni fotograf¨ªas ni v¨ªdeos de los incidentes. Durante esos 23 d¨ªas completos ni periodistas, ni defensores de los derechos humanos pudieron burlar la oscuridad que generaba el bloqueo de la red.
Etiop¨ªa se hab¨ªa convertido en los ¨²ltimos a?os en un referente de democratizaci¨®n. El primer ministro Abiy Ahmed Ali se hab¨ªa erigido como el ejemplo del nuevo l¨ªder africano y su figura hab¨ªa sido reconocida, incluso, con un controvertido Premio Nobel de la Paz. Su curriculum incluye una paz con Eritrea, la liberaci¨®n de miles de presos pol¨ªticos, nombramientos de autoridades renovadoras y una considerable operaci¨®n de lavado de imagen. Pero el pasado 29 de junio Hundeessaa fue abatido a tiros en Ad¨ªs Abeba, la capital del pa¨ªs, en un oscuro incidente que todav¨ªa no ha sido esclarecido. El asesinato desencaden¨® una ola de protestas que se fue extendiendo y, con ellas, en ese clima de nuevo r¨¦gimen, volvieron a erigirse los fantasmas m¨¢s recurrentes del antiguo: junto a la violencia y la represi¨®n, un f¨¦rreo control de la informaci¨®n y una censura sistem¨¢tica.
¡°En realidad, en el Gobierno actual hay muchas personas que vienen del r¨¦gimen anterior y, en parte, no son capaces de aplicar nuevos m¨¦todos para controlar el caos, pero el contexto de estos acontecimientos es muy distinto al del antiguo r¨¦gimen¡±, explica Befekadu Hailu, un bloguero y defensor de los derechos humanos et¨ªope que hace seis a?os pas¨® 544 d¨ªas en prisi¨®n por su activismo en defensa de la libertad de expresi¨®n. En el pasado, los Gobiernos et¨ªopes hab¨ªan echado mano de manera recurrente al bloqueo de Internet sin sufrir consecuencias.
La censura ha perjudicado la labor de periodistas y defensores de derechos humanosBerhan Taye, activista
A partir del 29 de junio los sucesos se precipitaron: el asesinato de Hundeessaa, las manifestaciones, los enfrentamientos, el aumento de la violencia y, al d¨ªa siguiente, el silencio. No el silencio pl¨¢cido de la vuelta a la calma, sino el silencio tenso de un apag¨®n de Internet, interrumpido por las alertas que los activistas lanzaban desde el exterior del pa¨ªs: no se sab¨ªa con certeza qu¨¦ estaba ocurriendo en Etiop¨ªa. ¡°La censura ha perjudicado la labor de periodistas y defensores de derechos humanos. Ha hecho que sea efectivamente imposible obtener informaci¨®n cre¨ªble sobre el pa¨ªs, que sea dif¨ªcil verificar los incidentes e identificar a las comunidades en riesgo¡±, explica Berhan Taye, una activista et¨ªope, responsable del programa contra los bloqueos de internet de Access Now, una de las organizaciones que ha denunciado el apag¨®n.
Para Taye, la medida de censurar Internet responde a la filosof¨ªa del Gobierno m¨¢s que a la respuesta pr¨¢ctica ante la violencia. ¡°Este Gobierno ha cerrado la red en numerosas ocasiones y sigue manteniendo las mismas t¨¢cticas empleadas por el r¨¦gimen anterior¡±, afirma. La investigadora recuerda que es evidente que la incitaci¨®n al odio y la desinformaci¨®n ¡°son amenazas en Etiop¨ªa¡±, pero que las medidas que ha tomado el Ejecutivo de Ahmed Ali no suponen una soluci¨®n. De hecho, poco antes del bloqueo del 30 de junio, Etiop¨ªa hab¨ªa aprobado una nueva legislaci¨®n para luchar contra la amenaza a la convivencia que se situaba en el entorno digital, la conocida como Proclamaci¨®n de Prevenci¨®n y Supresi¨®n de Discursos de Odio y Desinformaci¨®n. ¡°Las deficiencias de la actual Proclamaci¨®n dificultan el tratamiento de la lucha contra los discursos de odio y la desinformaci¨®n¡±, sentencia Taye.
El coste millonario de cerrar la red
Adem¨¢s de las denuncias de violaci¨®n de derechos fundamentales que supone el bloqueo de Internet y de la puerta a la impunidad que abre una medida de este tipo, algunas organizaciones de defensa de los derechos digitales recuerdan el impacto econ¨®mico de un apag¨®n digital en un mercado como el et¨ªope. La organizaci¨®n nigeriana Paradigm Initiative (PIN) advert¨ªa el mismo d¨ªa del cierre de la red que cada d¨ªa sin Internet costar¨ªa a la ciudadan¨ªa et¨ªope 4,5 millones de d¨®lares, bas¨¢ndose en c¨¢lculos realizados durante apagones anteriores. Netblocks, un grupo que monitoriza la libertad en Internet en todo el mundo hizo los n¨²meros cuando la conexi¨®n se restituy¨®: el bloqueo ha supuesto para los et¨ªopes unas p¨¦rdidas de 100 millones de d¨®lares en apenas tres semanas.
Confirmed: #Ethiopia is in the midst of a near-total internet shutdown from ~9:00 a.m. local time amid unrest following last night's shooting of prominent Oromo singer Haacaaluu Hundeessaa; incident ongoing ?
— NetBlocks (@netblocks) June 30, 2020
? https://t.co/y5ATw7JHAh pic.twitter.com/sv1yjZtaol
Esos c¨¢lculos tienen en cuenta el frenazo a la actividad econ¨®mica, pero no se puede cuantificar la p¨¦rdida de vidas humanas, ni los da?os generados por una violencia silenciada pero real, ni la erosi¨®n de la credibilidad del Gobierno, ni la sacudida a la confianza y la convivencia. ¡°Etiop¨ªa no puede recurrir al cierre de Internet cada vez que haya una crisis de seguridad¡±, lamenta Zecharias Zelalem, un periodista independiente et¨ªope que se ha esforzado por documentar la violencia del mes de julio a pesar del bloqueo. Este reportero contin¨²a: ¡°El apag¨®n demuestra un fracaso de las instituciones. Los asesinatos deben ser detenidos por las fuerzas policiales y militares; si las autoridades recurren al cierre de Internet para detenerlos, significa que han perdido la esperanza en su aparato de seguridad. Pero adem¨¢s, con el cierre, las fuerzas del orden dispararon a los manifestantes en ciudades de Orom¨ªa, matando e hiriendo a cientos entre el 30 de junio y el 8 de julio. Debido a la falta de conexi¨®n, fue dif¨ªcil cubrirlo¡±.
¡°El cierre aumenta la brutalidad policial, los asesinatos de Estado y la represi¨®n. No ayud¨® en nada al esfuerzo de seguridad. El n¨²mero de muertos es uno de los m¨¢s altos de los ¨²ltimos a?os¡±, resume Zelalem. ¡°Lo principal que se ocult¨® al mundo¡±, comenta este periodista, ¡°fue la violenta represi¨®n contra los manifestantes. Hubo 7.000 personas arrestadas durante ese per¨ªodo. El Gobierno afirma que participaron en la violencia, pero mis fuentes dicen que muchos eran manifestantes inocentes y desarmados¡±.
¡°El apag¨®n en Internet¡±, comenta Befekadu Hailu, ¡°siempre da al Gobierno una ventaja en el monopolio de la informaci¨®n y la narrativa, es decir, la cobertura de su respuesta a la violencia, ya sea la falta de protecci¨®n de los grupos vulnerables o el uso de una fuerza desproporcionada para contenerla. Nadie sabe bien lo que pas¨®¡±. Un bloqueo extremadamente f¨¦rreo, una oscuridad, la que menciona Hailu, especialmente intensa, solo posible porque ¡°Etiop¨ªa tiene un solo proveedor de servicios de telecomunicaciones, el que est¨¢ a cargo del Estado, Ethio Telecom¡±, como recuerda Zelalem. "No hay empresas ni redes que compitan entre s¨ª. El sector est¨¢ monopolizado y controlado por el Gobierno. Los servicios de Internet y de telefon¨ªa en Etiop¨ªa son deficientes y sumamente caros.
El apag¨®n en Internet siempre da al Gobierno una ventaja en el monopolio de la informaci¨®n y la narrativa
Como el Estado controla el flujo de Internet, puede cerrarlo o abrirlo a su antojo, y ese es el problema. Incluso las embajadas y oficinas gubernamentales no tuvieron Internet durante unos d¨ªas", comenta el periodista.
La experiencia de Zecharias Zelalem pone de manifiesto las consecuencias reales del bloqueo digital: ¡°Cada una de las veces que se intent¨® detener la violencia cerrando Internet, ocurri¨® lo contrario. Internet se apag¨® durante 23 d¨ªas, y vimos una de las peores olas de violencia de los ¨²ltimos a?os, con 239 muertos. Desde finales de 2019 hasta alrededor de marzo de 2020, Internet se cerr¨® en el oeste de Etiop¨ªa, donde el ej¨¦rcito luchaba con grupos rebeldes y asesin¨® a civiles¡±. Para Zelalem, la respuesta no es impedir que la informaci¨®n circule, sino otra bien distinta: ¡°Para evitar la incitaci¨®n al odio, Etiop¨ªa necesita que sus instituciones de seguridad, sus sistemas de justicia y educaci¨®n den un paso adelante. Cuando trabajen con la sociedad y cooperen para prevenir la violencia, la incitaci¨®n al odio no tendr¨¢ repercusiones, aunque los que propagan ese odio vivan en pa¨ªses extranjeros. Cerrar Internet significa una cosa: las instituciones gubernamentales han fallado. Cerrar Internet significa que el Gobierno no puede arrestar a los criminales y llevarlos a juicio. Esta no puede ser una opci¨®n para prevenir la violencia en Etiop¨ªa¡±.
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