Transportar compresas hasta en canoa por el r¨ªo Volta para menstruar con dignidad
Para millones mujeres j¨®venes en el mundo, el periodo puede ser motivo de enfermedad, infecciones, burlas, absentismo escolar y estigmatizaci¨®n en ambientes faltos de todo. Una ONG en Ghana lucha por llevar productos de higiene a zonas pobres aunque, para llegar, deba hacerlo navegando
Una canoa de madera propulsada con un motor de gasolina surca las revueltas aguas del r¨ªo Volta direcci¨®n a Pediatorkope, una peque?a y remota isla perteneciente al ¨¢rea de Ada, en el sudeste de Ghana. No hay otra forma de acceder a Pediatorkope salvo por mar. Ni a Pediatorkope ni a las otras cuatro islitas que la rodean (Kudorkope, Aglakope, Atigagome y Wayokope), donde sus 3.500 habitantes tienen que vivir con la escasez propia de las ¨¢reas rurales del pa¨ªs, acentuada por la falta de caminos que conecten sus hogares con otros territorios m¨¢s ricos y productivos. Pediatorkope, en definitiva, es uno de esos lugares donde las personas engrosan las estad¨ªsticas de los que menos tienen. Esas que afirman que el 25% de la poblaci¨®n ghanesa vive bajo el umbral de la pobreza, el 7% lo hace bajo la pobreza extrema o que el 17% ni siquiera tiene acceso a sistema el¨¦ctrico alguno.
Pero la canoa que surca hoy las aguas del r¨ªo Volta lleva una mercanc¨ªa poco com¨²n: compresas. Unas cajas amarillas y rosas, colores chillones, sobresalen y destacan frente a los tonos apagados por la erosi¨®n del mar de la peque?a embarcaci¨®n. ¡°La menstruaci¨®n es algo normal en la vida de las mujeres y de las adolescentes, y muchas de ellas ni siquiera tienen medios para encararla de forma segura, higi¨¦nica, con intimidad y dignidad debido a determinadas barreras, entre las que se incluyen el acceso limitado a estos productos¡±, explica Effah, director de Comunicaciones de la ONG local Hope for Future Generations (HFFG), quien forma parte de la comitiva. Lo que dice Effah es, precisamente, el principal objetivo de haber conducido unas dos horas desde Accra, sede de la ONG, y de haber llenado la canoa con la carga referida. Menstruar con dignidad en las comunidades pobres de Ghana (y de buena parte del mundo) es algo que puede resultar tremendamente complicado.
En su informe de 2019 Orientaci¨®n sobre salud e higiene menstrual, Unicef da algunas claves sobre este problema. Afirma dicho organismo que unos 335 millones de ni?as, la inmensa mayor¨ªa procedentes de pa¨ªses pobres, acudieron a colegios en 2016 que no dispon¨ªan ni de agua ni de jab¨®n para lavarse las manos, los cuerpos o la ropa al cambiarse las compresas. El documento tambi¨¦n recoge la importancia de la Salud e Higiene Menstrual para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y recuerda que la atenci¨®n a las necesidades de las mujeres y ni?as m¨¢s vulnerables debe ser absoluta prioridad para su consecuci¨®n. Solo en Ghana, un pa¨ªs de unos 27 millones de habitantes situado en el golfo de Guinea, hay unos ocho millones de mujeres en edad de menstruar. Son tambi¨¦n v¨ªctimas potenciales de bullying, absentismo escolar, estigmatizaci¨®n o enfermedades e infecciones relacionadas con la falta de higiene.
¡°Es imposible conseguir una igualdad de g¨¦nero ni empoderar a las mujeres si hay menores de edad que ni siquiera van a clase porque no tiene compresas. La menstruaci¨®n no deber¨ªa ser una barrera para que las ni?as desplieguen todo su potencial¡±, afirma Effah. Por eso la nueva campa?a de HFFG, bajo el nombre de Pads for Girls Everywhere, se centra en la juventud y pretende distribuir tres millones de ellas a medio mill¨®n de j¨®venes ghanesas procedentes de familias con recursos bajos. Y por eso han elegido para comenzar la comunidad de Pediatorkope, a la que solo puede llegarse en barco y donde casi cualquier problema relacionado con la pobreza y la falta de oportunidades recrudece con m¨¢s ¨ªmpetu si cabe.
A la espera de las cajas rosas y amarillas
La canoa atraca en una peque?a playa de Pediatorkope y los voluntarios de HFFG descargan las cajas rosas y amarillas y las transportan, ayudados por j¨®venes de la comunidad, hasta un colegio, situado en el interior de la isla, a unos 800 metros de la costa, donde esperan unas 300 j¨®venes. Pese a que la pandemia de coronavirus cerr¨® las escuelas durante unas semanas, el Gobierno ha comenzado a reabrirlas de manera gradual. Primero los ¨²ltimos cursos, despu¨¦s los dem¨¢s. Por eso hay ni?as uniformadas y otras vestidas con ropa de calle. El lugar rezuma humildad. Las casas, la gente, los agricultores y sus huertos, los ganaderos y sus animales... Todo parece estar hecho a peque?a escala y con el ¨²nico objetivo de suministrar en lo b¨¢sico a los habitantes de estas islitas.
Cuando no tenemos otra cosa usamos trapos o papeles de peri¨®dicos viejos, pero podemos desarrollar enfermedades
Amevor Iran, una muchacha de 15 a?os, es de las j¨®venes que esperan. Natural de la isla, comenta los problemas relacionados con la higiene menstrual donde ella vive. ¡°No todas las familias pueden comprar compresas. Una caja cuesta 5 cedis (casi 0.85 euros) y hay quien no puede permit¨ªrselo. Pero son necesarias, te hacen sentir m¨¢s c¨®moda¡±, afirma. A solo unos metros, Lawson Sonia, de 13 a?os, a?ade: ¡°Cuando no tenemos otra cosa usamos trapos o tambi¨¦n papel de peri¨®dicos viejos para contener la sangre. Pero eso no est¨¢ bien. S¨¦ que podemos desarrollar enfermedades en nuestras partes ¨ªntimas¡±.
Despu¨¦s de la entrega, para ilustrar el problema y agradecer a los voluntarios de la ONG que hayan llegado hasta all¨ª, un grupo de 15 ni?as realiza una interpretaci¨®n teatral donde muestra todas las contrariedades que acarrea la falta de higiene menstrual en ambientes tan faltos de todo. Lo hacen en Twi, uno de los idiomas locales m¨¢s hablados y extendidos, pero su actuaci¨®n se entiende a la perfecci¨®n: padres que se niegan a costear una caja de compresas, un dolor en la barriga que se vuelve insoportable, la verg¨¹enza en el colegio por manchar las sillas, las risas y burlas de los compa?eros, la creencia de algunos de que se trata de una enfermedad, la decisi¨®n de abandonar los lavabos a los que tambi¨¦n van los chicos para pasar a asearse entre matorrales. Y la consecuencia final de todo ello: la soledad y el confinamiento.
Una de cada 10 ni?as en ?frica Subsahariana deja de ir a la escuela durante el ciclo menstrual; faltan al 20% de las clases
Hay cifras y hechos que dan sentido a la funci¨®n teatral de las ni?as de Pediatorkope: un informe de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Educaci¨®n, la Ciencia y la Cultura (Unesco por sus siglas en ingl¨¦s) estima que al menos una de cada 10 ni?as en el ?frica Subsahariana deja de ir a la escuela durante el ciclo menstrual, algo que supone su ausencia en el 20% de las clases de un a?o escolar natural. Y la ignorancia y la falta de educaci¨®n no son buenas compa?eras para luchar contra esta lacra. El distrito Upper Denkyira, en la Regi¨®n Central de Ghana (una naci¨®n donde, seg¨²n Unicef, el 28% de la poblaci¨®n es analfabeta), decret¨® en enero del 2018 la prohibici¨®n de cruzar el r¨ªo a las ni?as que tuvieran el periodo. Tem¨ªan las autoridades que la sangre menstrual contaminara el agua y afectara, por tanto, al modo de ganarse la vida de los habitantes de las poblaciones aleda?as.
Suprimir las tasas en productos de higiene
Effah, director de Comunicaciones de la ONG local Hope for Future Generations (HFFG), enfatiza la importancia de trabajar en las ¨¢reas rurales del pa¨ªs, donde los niveles de pobreza son m¨¢s altos y las oportunidades, m¨¢s escasas, y donde el ¨ªndice de desempleo entre mujeres vence en m¨¢s de 10 puntos porcentuales al de los hombres. Por eso, tras pasar por Pediatorkope, la siguiente parada (y la ¨²ltima del d¨ªa) es Kadjanya, otra peque?a comunidad en el ¨¢rea de Ada a la que llega la comitiva con las cajas de compresas sanitarias para repetir las escenas vividas en la islita. All¨ª espera Cecilia Senoo, directora ejecutiva de HFFG, que pide suprimir las tasas en los productos de higiene femenina en su pa¨ªs y vuelve a hablar de concienciaci¨®n, higiene y dignidad. ¡°La menstruaci¨®n es algo normal y una parte importante de la salud de la mayor¨ªa de mujeres y, por tanto, no debe ser una barrera para que las ni?as ghanesas luchen por conseguir sus sue?os¡±.
Cuando han terminado de repartir el material, los voluntarios recogen las cajas vac¨ªas, los pl¨¢sticos y los dem¨¢s restos y lo cargan todo en el autob¨²s que los ha tra¨ªdo hasta all¨ª y que los llevar¨¢ de vuelta a Accra. Y seguir¨¢n haciendo lo mismo varias veces al mes hasta, al menos, finales de 2021, fecha en la que la ONG tiene prevista la finalizaci¨®n de este proyecto centrado en una lucha, la de menstruar con dignidad, fuera de casi todos los focos. Como m¨ªnimo impedir¨¢ que miles de ni?as tengan que limpiarse con un trozo de tela viejo o con papeles de peri¨®dicos usados durante esos d¨ªas.
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