Cimarrones con discurso propio, o los descendientes de esclavos que hacen cine en Am¨¦rica Latina
Un di¨¢logo entre realizadores latinoamericanas, promovido por el FCAT, indaga en la propia identidad para saber qu¨¦ se quiere contar y dejar de amoldarse al gusto de los productores europeos
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¡°P¨¦inate¡±, recuerda Wendy Espinal que le gritaban por la calle, en Rep¨²blica Dominicana, cuando ella sal¨ªa con su pelo afro suelto. Esta cineasta y gestora cultural dominicana se r¨ªe ahora cuando recuerda que entonces no hab¨ªa nacido todav¨ªa el movimiento del orgullo del pelo natural negro, mientras celebra que ahora existan conversatorios entre afrodescendientes de toda Am¨¦rica Latina, como este que se desarroll¨® d¨ªas atr¨¢s, en El ¨¢rbol de las palabras, sobre el final de la 17? edici¨®n del Festival de Cine Africano Tarifa-T¨¢nger (FCAT). La tercera ra¨ªz: afrocines en Am¨¦rica Latina fue el t¨ªtulo de la charla que mantuvieron la comunicadora y documentalista colombiana Laura Asprilla (de Cimarr¨®n Producciones), el director brasile?o Aldemar Mat¨ªas (La arrancada) y el realizador cubano Tony Romero (Gente de pelo duro), con la moderaci¨®n de Espinal.
En la sesi¨®n tem¨¢tica del FCAT dedicada a los cines latinoamericanos que ponen el foco en la afrodescendencia se vieron varios trabajos f¨ªlmicos recientes, entre ellos, la singular Perro bomba (2019), ¨®pera prima del director chileno Juan C¨¢ceres, protagonizada por el haitiano Steevens Benjamin, que habla de una ruta de migrantes que va del norte hacia el sur, como es la de los haitianos que desembarcan en Chile. C¨¢ceres se?ala certeramente esa mezcla de burocracia provinciana con racismo intracontinental que termina sufriendo una comunidad que, quiz¨¢ para resguardarse del fr¨ªo austral, intenta mantenerse unida en su lengua, en su gastronom¨ªa y sus danzas.
Durante el debate entre los realizadores, que gir¨® en torno al concepto del cimarr¨®n (el esclavo que huye al espacio silvestre buscando libertad), Wendy Espinal plante¨® algunas preguntas que los cineastas respondieron bas¨¢ndose en sus experiencias como descendientes de esclavos en la compleja y diversa Am¨¦rica Latina. All¨ª se habl¨® de la representaci¨®n de los afrodescendientes en el cine, del valor de poner palenques o quilombos (comunidades tradicionales negras) en la pantalla y de tener acceso equitativo a la producci¨®n, como modo de transmitir otras miradas. Entre las dificultades de financiaci¨®n y distribuci¨®n de pel¨ªculas en Am¨¦rica Latina, los cineastas hablaron de la necesaria validaci¨®n, que siempre consiste en un sello europeo, y se mencion¨®, asimismo, la experiencia cubana de pagar una subvenci¨®n a sus t¨¦cnicos, incluso en ¨¦pocas sin actividad, para ¡°no perder talento, que estuvieran disponibles cuando se volviera a rodar y que no se fueran a otros pa¨ªses¡±, en palabras de Tony Romero.
Lo que sigue es un fragmento de la conversaci¨®n:
Pregunta: Teniendo en cuenta de que cada una de nosotras porta m¨²ltiples identidades ?c¨®mo les atraviesa la raza?
Aldemar Mat¨ªas: ¡°Estudi¨¦ en la Escuela de Cine de Cuba y, cuando fui a filmar, el hecho de tener protagonistas ind¨ªgenas o mujeres negras me hizo preguntarme cosas como si ser brasile?o y marica me autorizaba a filmar la vida de mujeres negras cubanas o si esto tendr¨ªa que realizarlo una mujer cubana, por ejemplo¡ En general, me atraen m¨¢s los perfiles psicol¨®gicos de los personajes que las luchas sociales. Porque existe el yo activista y el yo cineasta y estos dos se encuentran de manera m¨¢s intuitiva que consciente.
En Barcelona, donde vivo, enfrento muchos m¨¢s episodios de racismo que los que enfrento en Brasil, porque aqu¨ª soy mucho m¨¢s negro que all¨ª. La percepci¨®n de mi entorno es muy distinta, yo en Brasil soy dan¨¦s y, en Barcelona, me para la polic¨ªa para saber si soy el paqui que est¨¢ vendiendo droga. Es decir que depende mucho de tu entorno el c¨®mo vivas lo ¡®racial¡¯. La escala de privilegios depende del lugar en el que est¨¢s¡±.
Tony Romero: ¡°En mi caso, el tema de la raza es fundamental, porque he nacido en una isla con una sociedad muy compleja. Ya se sabe que en Cuba hay much¨ªsima mezcla, adem¨¢s de una herencia colonial que est¨¢ en todos los pa¨ªses de Latinoam¨¦rica y que tiene una presencia fundamental a la hora de entender por qu¨¦ la sociedad funciona de una determinada manera. Mis comienzos tienen que ver con ese cine religioso, negro, que ha marcado mi obra porque responde a preguntas como qui¨¦n soy o por qu¨¦ quiero hacer cine. Para m¨ª es fundamental hablar desde la verdad, desde la espiritualidad y desde la comunidad. Es el camino que escog¨ª porque quiero ser lo m¨¢s honesto posible¡±.
Laura Asprilla: ¡°El tema de la raza ha estado siempre presente en m¨ª, porque nac¨ª en Bogot¨¢, que es una ciudad blanco-mestiza, donde las personas negras somos minor¨ªa. En mi caso no hay lugar a dudas de si mi tono es m¨¢s clarito o m¨¢s oscuro: soy una mujer negra donde sea, en Madrid o en Bogot¨¢. Esta condici¨®n hace que mis experiencias sean distintas a las de otras mujeres ya desde el jard¨ªn de infantes, en la universidad y el trabajo. Y hace que mi cine tenga unos matices que provienen de la vivencia de una realizadora negra, aunque creciera viendo televisi¨®n y pel¨ªculas donde no me ve¨ªa representada. A prop¨®sito, en mi trabajo con ni?os, haciendo pedagog¨ªa, me di cuenta de lo grave que es que un ni?o crezca frente a la televisi¨®n y no se vea, que no vea a gente como ¨¦l. Es muy importante que uno tenga referentes positivos de gente que se nos parece en los productos de publicidad y comunicaci¨®n. No es solo un tema de raza, sino de g¨¦nero y raza¡±.
P: ?Qu¨¦ hay del ¡®cimarronaje¡¯ en el cine latinoamericano? Hablamos de las estructuras invisibles de los colectivos m¨¢s desfavorecidos de la sociedad en el cine.
LA: ¡°Soy de las realizadoras m¨¢s j¨®venes de la red nacional colombiana, o sea que hablo desde mis 27 a?os. Hace unos cinco a?os, nos dimos cuenta de que los realizadores ten¨ªamos que trabajar juntos, vini¨¦ramos de la regi¨®n que vini¨¦ramos, y cuando nos juntamos vimos que s¨ª hab¨ªa directores y directoras negras. Por fin, nos reconocimos. En 2017 empezamos a trabajar juntos, en representaci¨®n, pol¨ªticas p¨²blicas y educaci¨®n para poder acceder a producciones, porque en las regiones donde hay m¨¢s poblaci¨®n afrodescendiente, no hay universidades y, por lo tanto, no acceden a convocatorias de ayudas de cine. De ah¨ª la importancia del equipo. Por otro lado, Cimarr¨®n es una productora audiovisual de mujeres negras, porque de este modo somos due?as de nuestra imagen, pero el cine es industria y hay que mover recursos econ¨®micos para hacerlo, o sea que tambi¨¦n es una apuesta empresarial para no seguir dependiendo de los ¡°hombres blancos con dinero¡±. Y con respecto a la di¨¢spora, aqu¨ª, en Colombia, pasa lo mismo que con el resto y es que ?frica est¨¢ desconectada de Latinoam¨¦rica¡±.
TR: ¡°Sobre el cimarronaje, pienso que en muchos casos es necesario cerrar para volver a abrir. Cuba estuvo involuntariamente cerrada al mundo y cuando pudo abrirse al exterior se vio que hab¨ªa conseguido una ruptura aut¨¦ntica, sin injerencia de ning¨²n tipo. A veces hay que cerrar para reflexionar qui¨¦nes somos, qu¨¦ queremos hacer y por qu¨¦. Si queremos tener una voz que se entienda y llegue a m¨¢s personas, para que conozcan nuestra realidad y nos respeten, necesitamos espectadores que empaticen con nuestra propuesta. Saber que nuestro discurso es tan v¨¢lido como otros discursos. Es decir, ser cimarrones pero abrirnos con un discurso propio¡±.
WE: ¡°Es necesario tirar del hilo para atr¨¢s y leer sobre nuestra historia en todo tipo de fuentes, aunque sabemos que muchas cosas se contaron de una forma espec¨ªfica. Hay que hacer las redes, afianzando nuestra identidad y saber qu¨¦ se quiere decir. Para m¨ª es parte del ser cimarr¨®n, porque el que se va para el monte rebel¨¢ndose y escapando de su opresor, se va para estar solo y conocerse a s¨ª mismo, y luego tejer redes con otros que est¨¢n en la misma situaci¨®n¡±.
AM: ¡°Es importante que la formaci¨®n est¨¦ disponible en lugares adonde normalmente no se llega, porque, de otro modo, el Sur global est¨¢ representado en foros y festivales a trav¨¦s de gente de una clase social muy espec¨ªfica. Los cineastas de ambientes poco privilegiados tienen que estar dentro del juego. Y as¨ª como hay actrices y directoras negras, es necesario que haya programadoras negras y directoras de festivales negras¡ Porque incluso sin darnos cuenta, a veces, vamos adaptando nuestro discurso para gustarles a los que dirigen los festivales o a quienes van a coproducir. En este sentido, hay que subvertir los esquemas de validaci¨®n, porque nuestras pel¨ªculas solo existen ¨Cincluso en nuestros propios pa¨ªses¨C si tienen un sello de un festival de clase A, que son todos europeos (Cannes, Venecia o la Berlinale). Nos estamos moldeando al gusto de quien est¨¢ en el poder. Aunque est¨¦s libre del ego, para mantener el ritmo de tu producci¨®n tienes que mostrar tal o cual validaci¨®n o sello, porque es la ¨²nica manera de conseguir dinero para poder seguir haciendo cine. Resistir y producir¡±.
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