C¨®mo los 360 miembros del pueblo yuqui intentan sobrevivir a los colonos y a la covid-19
Esta peque?a comunidad ind¨ªgena de la Amazon¨ªa boliviana se encuentra en peligro de extinci¨®n. La pandemia se suma a la deforestaci¨®n y al despojo de su territorio
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Para llegar a la comunidad de Bia Recuat¨¦, donde vive el pueblo yuqui, hay que cruzar senderos y caminos estrechos que conectan varias aldeas. Casi todas estas localidades est¨¢n habitadas por colonos que llegaron desde otras partes de Bolivia. El viaje dura unas cinco horas desde la ciudad de Cochabamba. Luego de cruzar el Puente Roto se empieza a sentir el olor de la humedad de la selva amaz¨®nica y uno va perdiendo la noci¨®n del tiempo.
Este mismo bosque ha sido testigo de las luchas del pueblo yuqui contra aquellos que intentaron arrebatarles su territorio a finales de los a?os cincuenta, cuando el Gobierno boliviano inici¨® el proyecto de colonizaci¨®n de extensas ¨¢reas en la provincia del Chapare. Antes de eso, esta comunidad viv¨ªa recolectando frutas, pescando y cazando en lo profundo de la Amazon¨ªa.
En los sesenta llegaron los misioneros del grupo evang¨¦lico Misi¨®n Nuevo Tribo (MNT), con sede en Estados Unidos. Ese fue el primer contacto de los yuqui con el mundo exterior. Seg¨²n estudios antropol¨®gicos del cient¨ªfico boliviano Roy Querejazu Lewis, recibieron nombres b¨ªblicos por parte de los misioneros y aprendieron, aseguran, de los religiosos a cultivar diferentes tipos de plantas. No fue hasta mediados de los noventa cuando sus miembros recuperaron apellidos referentes a elementos de la selva, como flores, frutos o animales, para fortalecer su conexi¨®n con la naturaleza y afirmar su identidad y su cultura como comunidad de cazadores y recolectores.
Los yuqui habitan, sobre todo, en la comunidad Bia Recuat¨¦, en la provincia Chapare, una regi¨®n conocida por ser una de las principales zonas de producci¨®n de hoja de coca en Bolivia. Seg¨²n la Oficina de las Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC) y de acuerdo con datos del Estado Plurinacional de Bolivia, en junio del 2019 ¡ªtodav¨ªa bajo el gobierno de Evo Morales¡ª la mayor parte de esta producci¨®n estuvo vinculada con el narcotr¨¢fico.
Bia Recuat¨¦ est¨¢ a unos 260 kil¨®metros de Cochabamba. Este es un territorio donde conviven al menos tres pueblos ind¨ªgenas diferentes: yuquis, yuracar¨¦s y trinitarios. Su territorio fue declarado oficialmente un TCO, es decir, Tierra Comunitaria de Origen, de acuerdo con la terminolog¨ªa estatal y, en los ¨²ltimos a?os, ese nombre devino en una adaptaci¨®n: TIOC, Territorio Ind¨ªgena Originario Campesino.
Existen 298 TIOC en Bolivia y constituyen aproximadamente un 25% de la Amazon¨ªa boliviana. Son territorios destinados para la vida de pueblos ind¨ªgenas, se distinguen de las propiedades individuales porque est¨¢n amparados en el derecho colectivo sobre el territorio y son reconocidos como tales por la Constituci¨®n Pol¨ªtica del Estado Plurinacional de Bolivia y por el Convenio 169 de la OIT que reconoce los derechos de los pueblos y los territorios ind¨ªgenas. El TCO yuqui-CIRI comprende 115.924.86 hect¨¢reas en total.
La covid-19, nueva enemiga de los yuqui
Carmen Isategua es la cacique mayor, la autoridad m¨¢xima de la comunidad. A sus 35 a?os ¡ªel rostro preocupado, la mirada inquieta¡ª, ella relata c¨®mo la covid-19 enferm¨® a la comunidad. ¡°Pero no hemos muerto porque somos fuertes¡±, dice.
Los yuqui son uno de los pueblos ind¨ªgenas m¨¢s peque?os de Bolivia, con tan solo 360 habitantes. Seg¨²n estudios del International Work Group for Indigenous Affairs (Iwgia) y seg¨²n la Confederaci¨®n de Pueblos Ind¨ªgenas del Oriente Boliviano (Cidob), est¨¢n considerados altamente vulnerables e incluidos en la categor¨ªa de Contacto Inicial, un apartado adicional para los que se describen como poblaci¨®n en aislamiento voluntario.
Bajo los criterios de vulnerabilidad construidos con el aporte de varias instituciones y validados por la Cidob, se identifica a este pueblo como el de mayor vulnerabilidad del territorio boliviano, priorizando los criterios inmunol¨®gicos o de salud, y el criterio territorial.
Los yuqui reconocen que la amenaza a sus territorios ya no es la ¨²nica que deben enfrentar. La precaria atenci¨®n de salud, que ya arrastra una cadena de enfermedades como la tuberculosis, que merm¨® a una parte de su poblaci¨®n, se agudiz¨® desde que lleg¨® el coronavirus.
A pesar del optimismo de Isategua, seg¨²n el Secretario de Salud de Bia Recuat¨¦, Leandro Quispe, hasta finales de octubre se hab¨ªan registrado 19 casos de contagio y un muerto en la comunidad. La situaci¨®n preocup¨® tambi¨¦n a la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que en junio ya advirti¨® mediante su cuenta oficial en Twitter que esta minor¨ªa estaba en peligro ante la pandemia, la cual ¡°podr¨ªa representar un grave riesgo para la supervivencia del pueblo ind¨ªgena¡±. Al menos, desde entonces no se han detectado nuevos casos. S¨ª que se les ha dado acceso a pruebas r¨¢pidas, pero no ha habido sintom¨¢ticos para covid-19, seg¨²n confirma la doctora de la comunidad, Gimena Torrico. Ahora, se preparan para auto aislarse como medida de prevenci¨®n ante la segunda ola, tal y como est¨¢n haciendo otros pueblos ind¨ªgenas de la Amazon¨ªa.
La enfermedad y la muerte son asuntos de todos
Cuando un familiar yuqui est¨¢ internado en alg¨²n hospital fuera de la comunidad, cuenta Isategua, los miembros de la comunidad acostumbran a acompa?ar al enfermo hasta que reciba el alta. Esta l¨ªder se molesta mucho ante la incomprensi¨®n de los abba (en su lengua, este vocablo nombra a las personas externas a la comunidad) y de los m¨¦dicos, porque no les permiten quedarse junto al enfermo. ¡°Cuando nos enfermamos no va uno, va toda la familia a vigilarle porque esa es nuestra costumbre. En cambio, los abba se enferman y dejan a sus parientes. Nosotros no somos as¨ª. Se enferman y los perseguimos. Les miramos qu¨¦ le est¨¢n haciendo, hacemos su seguimiento, estamos al lado de ellos¡±, proclama en¨¦rgica.
Al llegar a la comunidad se encuentran muy pocas familias. La mayor¨ªa de las casas est¨¢n vac¨ªas y con un candado en la puerta. Los vecinos que a¨²n residen all¨ª explican que algunos se han ido al bosque a cazar o a pescar. ¡°Es casi que imposible saber d¨®nde un yuqui se va a encontrar ma?ana. Son libres y no siguen l¨®gicas¡±, explica el l¨ªder Abel Laira. ¡°Se van de un momento a otro, desaparecen y no hay c¨®mo ubicarlos porque no hay se?al para llamarles. Algunos se van para el monte y otros a lugares que no se sabe¡±.
Los yuqui tienen una visi¨®n colectiva muy profunda de la muerte. El fallecimiento de una persona se convierte en una pena que involucra a toda la comunidad. Como muestra de respeto y dolor por el luto, los miembros de la comunidad pueden dejar de comer durante d¨ªas. ¡°Es una tristeza recordar, muy doloroso. Un hermano que perdamos aqu¨ª es como perder cien yuquis¡±, cuenta Jhonathan Isategua, un hombre de 52 a?os, ex cacique de la comunidad.
Los yuqui usaron el aislamiento voluntario para evitar el coronavirus, pero esta medida devino en una grave crisis alimentaria
La llegada de la pandemia les caus¨® mucho miedo al principio. Como ocurri¨® con muchos otros pueblos ind¨ªgenas amaz¨®nicos, los yuqui usaron la estrategia de aislamiento voluntario para evitar contacto con personas de afuera de su comunidad. Pero esta medida tambi¨¦n devino en una grave crisis alimentaria. Al cumplir con el aislamiento, los dirigentes no pudieron salir a comprar los productos que distribuyen com¨²nmente entre los pobladores de la comunidad. Ese d¨¦ficit en sus rutinas alimentarias provoc¨® su debilitamiento y el estado de salud ya vulnerable de muchos comuneros empeor¨®. El temor por el nuevo coronavirus se sum¨® a los varios casos de tuberculosis, anemia y micosis que hay entre los miembros.
Luchando por la luz
Aunque Bia Recuat¨¦ es una comunidad que conserva las tradiciones de cazar, pescar y recolectar frutas, su alimentaci¨®n se complementa con el consumo de otros productos que requieren de refrigeraci¨®n, pues el intenso calor de la Amazon¨ªa acelera la putrefacci¨®n de los alimentos. Pero aqu¨ª no hay energ¨ªa el¨¦ctrica. El ¨²nico punto de conexi¨®n a la electricidad y a Internet que tienen los yuqui est¨¢ en un peque?o corredor del aula del colegio. Un cable alargador de tres enchufes sirve para que los pocos que tienen un tel¨¦fono m¨®vil, entre ellos el personal de salud, recargue la bater¨ªa de sus aparatos electr¨®nicos y se conecte a la Red de manera intermitente.
Algunos j¨®venes creen que es indispensable tener energ¨ªa el¨¦ctrica, pero la cacique mayor, Carmen Isategua, cree que esto afectar¨ªa a la econom¨ªa de las familias que no tienen recursos para pagar las facturas mensuales, resultado del congelamiento de sus recursos con la implementaci¨®n del Plan de Manejo de territorio TCO yuqui-CIRI, un instrumento que establece el aprovechamiento sostenible y legal de los recursos forestales del territorio ind¨ªgena.
La sanitaria de la comunidad, Gimena Torrico, dice que m¨¢s importante que la energ¨ªa el¨¦ctrica es el agua potable. ¡°Si bien cuentan con agua del r¨ªo Chimor¨¦, solo les sirve para ba?arse y lavar ropa¡±, explica. El r¨ªo est¨¢ contaminado a causa de las aguas servidas provenientes de pueblos aleda?os, como Chimor¨¦ y varios pobladores han reportado ya constantes molestias estomacales.
El narcotr¨¢fico
Como parte del mismo territorio amaz¨®nico, el pueblo yuqui y el pueblo yuracar¨¦ comparten recursos forestales de su TCO yuqui-CIRI. El aprovechamiento de los recursos del TCO ha sido planificado de forma sostenible y responsable. Con apoyo de la Usaid (La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo), ingenieros forestales y la Organizaci¨®n Ind¨ªgena Forestal (OIF) Yagua Samu, que se encarga de la administraci¨®n del Plan de Manejo y del censo forestal, se ha calculado cu¨¢ntos y qu¨¦ ¨¢rboles se puede talar y cu¨¢les no se debe tocar, para preservar el equilibrio ecol¨®gico de la selva.
El Plan de Manejo establece el aprovechamiento legal de los recursos forestales del territorio a trav¨¦s de mecanismos y procedimientos t¨¦cnicos avalados por la Autoridad de Fiscalizaci¨®n y Control Social de Bosques y Tierra (ABT).
Estos recursos sirven para solventar gastos dentro de la comunidad como la subvenci¨®n de alimentos que se le da a cada familia cada lunes, la manutenci¨®n de ni?os del internado y medicamentos que faltan en la posta m¨¦dica. Pero actualmente el Plan de Manejo se encuentra congelado debido a varios desacuerdos y conflictos entre los dos pueblos ind¨ªgenas, luego de que los yuqui denunciaran la existencia de cultivos ilegales de coca, narcotr¨¢fico y tala ilegal de madera en el ¨¢rea correspondiente a los yuracar¨¦.
El ex cacique Jhonathan Isategua no teme alzar la voz a pesar de los riesgos: ¡°Ellos trabajan cosas ilegales. Hemos puesto una tranca de control y hemos decomisado paquetes de coca (coca¨ªna)¡±.
El puesto de control al que se refiere Jhonathan es un punto de delimitaci¨®n del TCO yuqui-CIRI. En julio del 2020, su comunidad present¨® incluso una demanda oficial ante la Asamblea Departamental de Cochabamba sobre la presencia de narcotr¨¢fico en su territorio y la existencia de una pista ilegal dentro del mismo TCO.
Pero las autoridades tambi¨¦n constataron la presencia del narcotr¨¢fico que el pueblo yuqui denunci¨®. En agosto del 2020, la Unidad M¨®vil de Patrullaje Rural (Umopar), junto al entonces ministro de Gobierno, Arturo Murillo, descubri¨® una pista clandestina que hab¨ªa sido usada para el traslado de droga producida en un laboratorio ubicado en esa misma zona, y que, seg¨²n public¨® la prensa local, habr¨ªa sido protegida por ¡°un lugarteniente de Evo Morales¡±. A la vez, el ministro denunci¨® la tala indiscriminada que se hab¨ªa realizado para la construcci¨®n de la pista.
La resistencia
Tanto la llegada del nuevo coronavirus como las amenazas de los colonos a sus territorios, la tala ilegal, el narcotr¨¢fico y la desidia estatal constituyen un largo historial de violaci¨®n de los derechos de los yuqui. La salud y la educaci¨®n dependen de los recursos del Plan de Manejo que se suspendi¨® y, como consecuencia, el orfanato del pueblo, donde albergan a 35 ni?os y ni?as que quedaron hu¨¦rfanos luego de que sus padres murieran, v¨ªctimas de una epidemia de tuberculosis que ocurri¨® en 2012, ha quedado a la deriva.
Al inicio de la pandemia, los yuqui tuvieron que comprar sus propios medicamentos para poder combatir la enfermedad, pues las autoridades gubernamentales llegaron tarde. La pandemia solo fue la ¨²ltima de una larga serie de amenazas para este peque?o pueblo ind¨ªgena de la Amazon¨ªa boliviana que se ha declarado en resistencia. El pueblo yuqui se empe?a en cuidar su identidad, sus costumbres y su selva a costa de lo que sea.
Este reportaje se realiz¨® con apoyo del programa Rainforest Journalism Fund, del Pulitzer Center.
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