?Oh Mandela!, dinos: ?De qui¨¦n son estas vacunas?
El martes 23 de febrero, el Consejo de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio para los Acuerdos de Derechos de Propiedad Intelectual (ADPIC) tendr¨¢ que pronunciarse sobre la pregunta que siempre est¨¢ en el aire
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Hoy, martes 23 de febrero, la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC) se re¨²ne para discutir una iniciativa clave, liderada por India y Sud¨¢frica: liberar temporalmente la protecci¨®n de patentes a las vacunas contra la covid-19. Una decisi¨®n que fue aplazada en diciembre. Ello podr¨ªa facilitar que muchos otros laboratorios pudieran producir y poner su capacidad log¨ªstica al servicio coordinado de la ampliaci¨®n y aceleraci¨®n de la vacuna a todas las poblaciones que la necesitan.
Sorprende la docilidad con la que la poblaci¨®n mundial ha aceptado que su salud y su vida, frente a la covid-19, est¨¢ en manos, por una parte, de la capacidad log¨ªstica de producci¨®n y distribuci¨®n de los laboratorios due?os de la vacuna; y por otra, de la capacidad negociadora de sus gobiernos. Si estas vacunas suponen la soluci¨®n m¨¢s eficaz contra una pandemia que amenaza el planeta, ?por qu¨¦ no se est¨¢ fabricando en m¨¢s instalaciones que en las limitadas estructuras de las farmac¨¦uticas due?as y de aquellas otras a las que les han dado permiso?
Este asunto proviene de una pregunta que a¨²n est¨¢ sin responder desde principios de este siglo. ?Qu¨¦ es un medicamento esencial (l¨¦ase tambi¨¦n la vacuna contra la covid-19) un bien p¨²blico o un bien privado y de consumo? Esa misma pregunt¨® le toc¨® dirimir a un tribunal de Pretoria, Sud¨¢frica, en 2001, despu¨¦s de que 41 farmac¨¦uticas llevaran a juicio al gobierno de aquel pa¨ªs. Se quejaban de una ley de 1997, bajo el gobierno de Mandela, que permit¨ªa al pa¨ªs importar medicamentos vitales m¨¢s baratos, al evitar las restricciones impuestas por las patentes. Como en tantas otras cosas, Madiva abri¨® ventanas en muchas conciencias que dejaron entrar los vientos de cambio con el paso del tiempo. ?l lo ten¨ªa claro: el derecho a la salud p¨²blica (en aquel momento bajo los estragos de la epidemia del sida, no pod¨ªa estar sujeta a los intereses comerciales). Y gracias a la presi¨®n de la sociedad civil a nivel global, aquellas farmac¨¦uticas retiraron la demanda. Esa fue la parte buena. La mala fue que la pregunta sobre el medicamento qued¨® sin responder. Por tanto, ?a qui¨¦n pertenecen estas vacunas? ?A las compa?¨ªas que la producen, o a las personas que las necesitan?
Si bien el desarrollo de las vacunas ha revelado la capacidad y rapidez de la inteligencia colectiva de la humanidad (lo que ha sido una forma de belleza), en cambio, su fabricaci¨®n y distribuci¨®n ha destapado los enormes ego¨ªsmos y desigualdades que padecemos. Mandela ya no est¨¢ para aportar su sensatez y humanidad en esta emergencia actual de la covid-19, pero dej¨® su impronta de liderazgo en Sud¨¢frica, pa¨ªs que, junto a India, ha vuelto a impulsar la iniciativa, ante la Organizaci¨®n Mundial del Comercio (OMC), para la exenci¨®n de las legislaciones de patentes de las vacunas. A ella se han sumado numerosos pa¨ªses, mayoritariamente del mundo en desarrollo, y organizaciones como M¨¦dicos Sin Fronteras que recogen firmas para pedir a los gobiernos que apoyen la propuesta en la OMC. Este martes, 23 de febrero, el Consejo de la OMC para los Acuerdos de Derechos de Propiedad Intelectual (ADPIC) tendr¨¢ que pronunciarse sobre la pregunta que siempre est¨¢ en el aire.
Pas¨¦ varios a?os de la primera d¨¦cada de este siglo, trabajando en la Campa?a de Acceso a Medicamentos Esenciales (CAME). Y pude comprobar, desde Am¨¦rica Latina, el inter¨¦s de algunos pa¨ªses ricos en imponer legislaciones de patentes farmac¨¦uticas, particularmente a todos aquellos con los que quer¨ªan firmar acuerdos de libre comercio. Dichas legislaciones impon¨ªan riesgos innecesarios a la salud de millones de personas. Fue muy dif¨ªcil para muchos pa¨ªses en desarrollo resistirse a las presiones de los m¨¢s ricos y de las multinacionales farmac¨¦uticas. En una mesa de negociaci¨®n, donde unos hablan de la salud como un derecho, y otros la tratan como un negocio, es dif¨ªcil entenderse.
Pero nuevamente, el esp¨ªritu Mandela volvi¨® a sobrevolar algunos eventos internacionales, como la reuni¨®n de la OMC en Doha, en 2001, donde sus pa¨ªses miembros, incluido Estados Unidos, adoptaron una declaraci¨®n que parec¨ªa responder a aquella pregunta abierta en el tribunal de Pretoria. ¡°La Salud est¨¢ por encima de los intereses comerciales¡±, dec¨ªa en resumen la Declaraci¨®n. De nuevo, aquel viento de cambio parec¨ªa traer la esperanza a millones de personas cuyos pa¨ªses no pod¨ªan garantizar el derecho a la salud y la vida, por carecer de recursos.
Desde entonces, algunos pa¨ªses se atrevieron a usar las licencias obligatorias, un mecanismo contemplado en los acuerdos ADPIC mediante el que un pa¨ªs, tras un acuerdo econ¨®mico justo con la empresa propietaria de la patente de un f¨¢rmaco vital, puede obtenerlo en versiones m¨¢s baratas por estar libres de patentes. Gracias al mercado de los gen¨¦ricos, hemos aprendido que en muchos casos los precios de los medicamentos est¨¢n injustificadamente inflados. Y tambi¨¦n hemos aprendido el argumento esgrimido por la industria sobre las patentes y repetido como un mantra indiscutible: que los beneficios de patentes son indispensables para fomentar la investigaci¨®n y desarrollo m¨¦dicas, y que las farmac¨¦uticas se gastan miles de millones de d¨®lares hasta dar con un f¨¢rmaco v¨¢lido. Y s¨ª, el coste de la investigaci¨®n es muy alto, pero lo que no siempre dice la industria es que buena parte de ese coste se paga desde instancias p¨²blicas en sus primeras fases.
Es el turno de la pol¨ªtica, de los pa¨ªses y el de la OMC que, tras unos a?os de crisis de liderazgo, puede volver a hacerle un favor a la humanidad
Las farmac¨¦uticas y su actitud de defensa de las patentes a hierro y fuego, sin excepciones como las de la covid-19, son parte del problema. Pero ellas tambi¨¦n son parte de la soluci¨®n, siguiendo la manida, aunque certera, frase. Ante el riesgo de un verdadero ¡°apartheid vacunal¡±, como explicaron recientemente y con gran detalle de datos, Madlen Davis y Rosa Furneaux, de la Oficina de Periodismo Investigativo, la posici¨®n de las farmac¨¦uticas y los pa¨ªses que no quieren hacer una excepci¨®n en las patentes de las vacunas covid-19, no deja de sorprender. Seg¨²n el art¨ªculo publicado en este diario, todas las farmac¨¦uticas propietarias de vacunas han lanzado iniciativas o promesas de hacer llegar sus productos a los pa¨ªses menos desarrollados. Pero la verdad es que no pueden satisfacer, en tiempo y forma, la demanda de los pa¨ªses m¨¢s ricos. Hay otras iniciativas, como COVAX, en las que participa la OMS para tratar de paliar ese potencial apartheid y acelerar la vacunaci¨®n en los pa¨ªses en desarrollo. Pero, actualmente, el grueso de la aceleraci¨®n de la producci¨®n y distribuci¨®n depende de la voluntad y capacidad de las farmac¨¦uticas propietarias.
No conozco ninguna multinacional farmac¨¦utica que haya quebrado o haya sufrido significativamente por la libre competencia de medicamentos a m¨¢s bajo coste o por la exenci¨®n de sus patentes
?Por qu¨¦ el mundo no tiene el derecho de poner su salud por encima de los intereses comerciales de las farmac¨¦uticas, si ese esfuerzo se les exige ya a millones de personas que han tenido que suspender sus negocios o ser despedidos de sus empleos para salvaguardar su salud y las de sus cong¨¦neres?
No conozco ninguna multinacional farmac¨¦utica que haya quebrado o haya sufrido significativamente por la libre competencia de medicamentos a m¨¢s bajo coste o por la exenci¨®n de sus patentes.
Es interesante la respuesta que Pfizer dio a la Oficina de Investigaci¨®n Period¨ªstica frente a quienes desean hacer una excepci¨®n en las leyes de propiedad intelectual con las vacunas contra la covid-19. Seg¨²n la compa?¨ªa: ¡°Mucho despu¨¦s de que haya pasado la pandemia, la propiedad intelectual seguir¨¢ desempe?ando un papel fundamental para garantizar que el mundo est¨¢ preparado para dar soluciones innovadoras a futuras crisis sanitarias a escala planetaria, adem¨¢s de a otras necesidades m¨¦dicas urgentes¡±.
Y, en parte, seguramente es cierto. No todo depende de que se liberen las patentes y se comparta la tecnolog¨ªa para producir los f¨¢rmacos. Hay muchos m¨¢s factores a considerar. Pero eso ser¨¢ despu¨¦s de esta pandemia. Ahora es el momento de una emergencia sanitaria global que no da tiempo a disquisiciones legales.
Por tanto, ahora es el turno de la pol¨ªtica, de los pa¨ªses, y el de la OMC que, tras unos a?os de crisis de liderazgo, puede volver a hacerle un favor a la humanidad apoyando la iniciativa impulsada por India y Sud¨¢frica. Muchos otros pa¨ªses, como los de la Uni¨®n Europea se retratar¨¢n all¨ª. Ojal¨¢ que antes de tomar la decisi¨®n aireen el espacio y abran sus ventanas para que entre el viento de Mandela. Y por fin, nos regalen una sonrisa como la suya. Ser¨ªa un hermoso gesto pol¨ªtico, y esos gestos, en tiempos tan oscuros como estos, son tambi¨¦n una forma de belleza.
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