En salud p¨²blica y pandemias no importa el tama?o de la ciudad sino la desigualdad
Un informe de ONU Habitat analiza 1.700 urbes para elaborar una gran base de datos sobre las ciudades y su relaci¨®n con la covid-19. El documento aporta recomendaciones a los gobiernos para fundar una econom¨ªa de la ¡®nueva normalidad¡¯ que incluya la escala local, la del barrio y la vivienda
Esta pandemia que parece no acabar nunca ha tenido, sin embargo, etapas que son identificables en la sensibilidad de los ciudadanos, y que van desde la sorpresa hasta el hartazgo, pasando por el miedo, la esperanza y tambi¨¦n la desesperanza o la inspiraci¨®n. Tras el asombro inicial durante el confinamiento estricto, cuando los animales salvajes se hab¨ªan dejado ver en las avenidas de asfalto, hubo una invasi¨®n peatonal de las calles de las principales ciudades del mundo que abri¨® aun m¨¢s los ojos de los vecinos: otra ciudad ¨Cm¨¢s naturalizada¨C era posible, y ya no bastaba con peatonalizar algunos corredores c¨¦ntricos, porque la vida a pie pod¨ªa expandirse m¨¢s all¨¢ de los l¨ªmites a los que se hab¨ªan acostumbrado, acorralados por los coches.
Adem¨¢s, en casi todos los urbanitas seguramente naci¨® la convicci¨®n de que nadie est¨¢ irreversiblemente condenado al ruido, al estr¨¦s y a la contaminaci¨®n, que causa problemas respiratorios y agrava enfermedades.
Al mismo tiempo, la lucha contra la expansi¨®n de este coronavirus tambi¨¦n transcurri¨® y transcurre en segmentos claramente diferenciados para los gestores de todas las ¨¢reas urbanas, tanto de gobiernos locales como nacionales y supranacionales. De ah¨ª la pertinencia de abrir un espacio de reflexi¨®n sobre los retos que enfrentan las ciudades a la hora de abordar la recuperaci¨®n y la preparaci¨®n para futuras crisis sanitarias. Esto es justamente lo que ahora ofrece el Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Habitat) con el informe Ciudades y Pandemias. Hacia un futuro m¨¢s justo, verde y saludable, que se dio a conocer hace unos d¨ªas en Nairobi (Kenia).
El informe permite hacer un alto en el mero recuento de cifras de da?os sanitarios, gradaci¨®n de olas e instrucciones preventivas de la covid-19 para identificar los determinantes de riesgo, tanto en las grandes ciudades como en los suburbios menos poblados, explorando incluso los aspectos positivos que se dieron como efectos colaterales inesperados de las restricciones de movilidad. Sus conclusiones y recomendaciones deber¨ªan servir a los gobiernos.
Punto importante del estudio es, en cuanto a las muertes atribuibles a la covid-19, que la mayor¨ªa de las ciudades estudiadas reportaron un porcentaje promedio de mortalidad de menos del 4%. Pero la variaci¨®n del impacto fue enorme y respondi¨® a la resiliencia de las bien planeadas y con acceso equitativo a los servicios y no a su densidad de poblaci¨®n. Por ejemplo, el gr¨¢fico que compara la ratio de fallecidos en las grandes urbes del mundo sit¨²a a Par¨ªs a la cabeza, con mayor letalidad con respecto a cantidad de poblaci¨®n, mientras Tokio encabeza la tabla de las m¨¢s pobladas que presentan proporcionalmente menos mortalidad. Tras Par¨ªs, figuran Guadalajara, Atenas, Nueva York y Copenhague como los conglomerados urbanos con mayor porcentaje de decesos por covid-19 en funci¨®n de la poblaci¨®n, y los que menos fueron, tras Tokio: Yakarta, Manila, Los ?ngeles y Mosc¨².
Densidad y contagio
¡°En un primer momento se crey¨® err¨®neamente que la transmisi¨®n de la enfermedad estaba en gran parte influenciada por la densidad de los centros urbanos, y esto se debi¨® sobre todo a que, en la primera ola de contagios, las ciudades m¨¢s grandes o conectadas fueron las primeras que registraron infecci¨®n¡±, explica el director de la divisi¨®n de Conocimiento e Innovaci¨®n de ONU-Habitat, Eduardo Moreno. ¡°Sin embargo, estudios realizados por ONU-Habitat y otros organismos muestran de forma emp¨ªrica y categ¨®rica que no hay una relaci¨®n estad¨ªstica, ni siquiera medianamente significativa, entre densidad y contagio. Al contrario, las urbes con altas densidades, pero ¨®ptimas y sostenibles, tienen la capacidad de generar, por sus econom¨ªas de escala y aglomeraci¨®n, m¨¢s capacidad de respuesta¡±.
Para el estudio, cuya fuente fueron los datos oficiales proporcionados por los gobiernos e informaci¨®n adicional recopilada por los propios investigadores de Naciones Unidas, se elabor¨®, seg¨²n el l¨ªder del proyecto, ¡°la base de datos m¨¢s representativa e importante en el mundo sobre ciudades y su relaci¨®n con la covid-19 (con 1.700 ciudades)¡±. Un an¨¢lisis exhaustivo mostr¨® que ¡°en la segunda y tercera ola los niveles de contagio y muerte se hab¨ªan desplazado, en parte, a poblaciones secundarias, y en muchos pa¨ªses a zonas rurales¡±, sostiene Moreno.
En un primer momento se crey¨® err¨®neamente que la transmisi¨®n de la enfermedad estaba en gran parte influenciada por la densidad de los centros urbanosEduardo Moreno, director de la divisi¨®n de Conocimiento e Innovaci¨®n de ONU-Habitat
El impacto de la pandemia fue mayor en centros de poblaci¨®n menos densamente poblados ¡°por sus mayores niveles de vulnerabilidad y menor capacidad de respuesta y contenci¨®n frente a contagios asociados a la vivienda, la movilidad y el lugar de trabajo. Por ejemplo, un mecanismo regional concertado durante los primeros meses de la epidemia, en Kerala (India), se demostr¨® como una eficiente estrategia para minimizar el contagio. A pesar del exiguo ingreso per c¨¢pita y la limitada infraestructura sanitaria en esa regi¨®n, se pudo mantener ¡°una respuesta exitosa a trav¨¦s del trabajo conjunto con organizaciones de la sociedad civil que aseguraron un compromiso de abajo hacia arriba en las comunidades¡±. Seg¨²n el informe, la dolorosa experiencia con el virus Nipah en 2018 hizo que el brote de coronavirus se tomara all¨ª en serio desde el primer momento, a lo que contribuy¨® ¡°una larga trayectoria de gobernanza democr¨¢tica descentralizada, que sustent¨® el r¨¢pido despliegue de asistencia alimentaria y comedores comunitarios¡±, entre otras medidas.
Pensar la forma y la funci¨®n del barrio
Seg¨²n el informe, en esta grave crisis de salud p¨²blica, los niveles de infecci¨®n y mortalidad per c¨¢pita no guardan relaci¨®n directa con la densidad de poblaci¨®n de un ¨¢rea urbana, d¨¢ndose la paradoja de que, en algunos casos, hubo menos incidencia en algunas zonas c¨¦ntricas de las ciudades que en suburbios menos densos y ¨¢reas rurales. Esto significa que la desigualdad social y la inadecuaci¨®n de las viviendas, junto a la falta de acceso al agua potable, entre otras condiciones de salubridad que incluyen servicios como la correcta gesti¨®n de residuos, han tenido una mayor relevancia a la hora de contener la transmisi¨®n.
Incluso en ciudades altamente concentradas, todas estas condiciones pueden cumplirse con una eficiente acci¨®n de gobierno, ¡°dotada de los recursos necesarios, sobre los barrios marginales y otros asentamientos excluidos y superpoblados¡±, seg¨²n explicita el informe, y tal como ilustra ¡°la sorprendente variaci¨®n¡± de los niveles de infecci¨®n local seg¨²n los ¨ªndices de pobreza, la discriminaci¨®n ¨¦tnica y otros factores.
Resolver, pues, los problemas estructurales de desigualdad y exclusi¨®n permitir¨ªa no solo administrar efectivamente y contener emergencias como la de la covid-19 sino tambi¨¦n concebir soluciones inclusivas a largo plazo, como la creaci¨®n de ¨¢reas urbanas m¨¢s verdes y con servicios asequibles. ONU-Habitat recomienda, adem¨¢s, que ¡°se adopte una respuesta de territorializaci¨®n y una articulaci¨®n de la gobernanza desde el centro hacia los niveles m¨¢s locales¡±, seg¨²n Moreno.
En cuanto a la conectividad y protecci¨®n del ecosistema en el que se inserta una ciudad, el reporte apunta modelos interesantes como el de Melbourne (Australia), donde los datos sobre especies de fauna amenazada se incorporan a la planificaci¨®n del uso de la tierra en los suburbios. A trav¨¦s de una ¡°zonificaci¨®n¡±, se eval¨²an requisitos de conectividad espec¨ªficos de la especie para priorizar su conservaci¨®n, a trav¨¦s del establecimiento de corredores y espacios protegidos. En otro extremo de confort urbano, ONU-Habitat trabaj¨®, por ejemplo, en el redise?o del uso del espacio en atestados mercados de cuatro ciudades de Etiop¨ªa para permitir una distancia e higiene adecuadas desde la instalaci¨®n de los puestos hasta la circulaci¨®n de los viandantes.
Econom¨ªa de la ¡®nueva normalidad¡¯ y una clave: movilidad
En el estudio se anima a los gobiernos a invertir en una nueva normalidad porque fue la vieja, ¡°con un desarrollo urbano insostenible, p¨¦rdida de biodiversidad, falta de atenci¨®n al cambio clim¨¢tico y ruptura de las fronteras territoriales entre hombres y animales, la que diera lugar al surgimiento de esta pandemia¡±, asegura el experto de ONU H¨¢bitat. Prosigue: ¡°La nueva normalidad debe, sin duda, ofrecer una respuesta a todas estas trayectorias negativas que han creado una sociedad desigual, injusta y altamente propensa al surgimiento de enfermedades similares. Esta nueva normalidad deber¨¢ atender varias ¨¢reas o frentes de forma simult¨¢nea. Por un lado, un cambio fundamental de la sociedad misma, donde se adopten pr¨¢cticas y valores m¨¢s emp¨¢ticos, con una mirada hacia el inter¨¦s colectivo; por otro lado, haciendo cambios fundamentales en la forma y funci¨®n de la ciudad, donde la construcci¨®n de barrios sostenibles sea el camino de la respuesta¡±.
La palabra clave de esta nueva ¨¦poca es movilidad. De esta manera, en la visi¨®n de Moreno, la opci¨®n por ciudades m¨¢s compactas, ¡°con ¨¢reas autosuficientes¡±, reducir¨ªa la necesidad de trasladarse, porque ser¨ªan ciudades ¡°caminables, con un transporte p¨²blico adecuado, con unidades ventiladas y evitando hacinamientos¡±.
En cuanto a la creciente utilizaci¨®n de los servicios de mensajer¨ªa, Moreno asiente: ¡°No cabe duda de que las redes de suministro y distribuci¨®n se ver¨¢n afectadas, de ah¨ª que las ciudades deban repensar sus funciones espaciales y la articulaci¨®n entre el campo y la ciudad, con actividades que permitan soluciones sostenibles de proximidad¡±. En el documento se citan como ejemplos de buenas pr¨¢cticas la ciudad canadiense de Montreal, con la creaci¨®n de m¨¢s de cien nuevos kil¨®metros de ¡°pasillos seguros¡± para peatones y ciclistas, que se implementaron tras la primera ola de la crisis del coronavirus, a fin de que los residentes tuviesen acceso a parques, escuelas, servicios y negocios esenciales.
En Bogot¨¢ (Colombia) se busc¨® una alternativa creativa a los trenes y autobuses, mediante la instalaci¨®n de 84 kil¨®metros de ciclov¨ªas temporales, lo que impuls¨® y consolid¨® el inter¨¦s de nuevos ciclistas. En Europa, algunas ciudades han reconfigurado sus calles para un mayor uso del transporte no motorizado: en Mil¨¢n (con 35 kil¨®metros nuevos de espacio vial para peatones y ciclistas), en Bruselas (B¨¦lgica), con un plan de peatonalizaci¨®n ambicioso en marcha, y en Par¨ªs (Francia), donde se ampliaron los carriles para bicicletas y se abrieron ciclov¨ªas de larga distancia.
Los alquileres en el marco de otro contrato social
Desde el pr¨®logo, el secretario general de ONU, Ant¨®nio Gut¨¦rres, aboga por un nuevo contrato social entre los gobiernos, la ciudadan¨ªa, la sociedad civil y el sector privado, que ayude a las ciudades, en tanto ¡°motores de dinamismo e innovaci¨®n¡±, a superar los d¨¦ficits de desarrollo y ¡°para abordar la pobreza, fortalecer la protecci¨®n social, restaurar la confianza p¨²blica y llegar a las personas marginadas o discriminadas¡±. En este sentido, una de las recomendaciones centrales es ¡°construir este nuevo contrato social en donde la universalidad de acceso a la vivienda y el derecho a una vivienda digna sean pilares fundamentales¡±, asegura Eduardo Moreno.
¡°ONU-Habitat siempre promueve la necesidad de producir viviendas en alquiler que faciliten la accesibilidad financiera, favorezcan la movilidad espacial y se adapten a los ciclos de vida de las personas. Curiosamente, los pa¨ªses en Europa con mayor proporci¨®n de vivienda en propiedad (tales como Grecia, Espa?a o Portugal) son los que evidencian grandes proporciones de vivienda abandonada, por lo que les habr¨ªa beneficiado pensar en soluciones a largo plazo de vivienda en alquiler¡±, esgrime el experto.
Una de las recomendaciones centrales de este informe es construir este nuevo contrato social en donde la universalidad de acceso a la vivienda y el derecho a una vivienda digna sean pilares fundamentales
En el documento de m¨¢s de cien p¨¢ginas, que hace una genealog¨ªa del impacto de otras crisis de salud p¨²blica (como la de tuberculosis en la Revoluci¨®n Industrial), se identifican las medidas de protecci¨®n social m¨¢s comunes adoptadas por los gobiernos locales en todo el mundo para garantizar la asequibilidad de la vivienda durante esta pandemia: ¡°Del total de las respuestas de las ciudades a la covid-19 en el mundo, hasta un 80% de ellas tuvieron que ver con el sector de la vivienda. Estas medidas han pretendido asegurar su asequibilidad temporal y los servicios p¨²blicos, lo que ha permitido a las personas mantenerse en ellas y evitar desalojos forzosos, as¨ª como cumplir con las ¨®rdenes de confinamiento y toque de queda, especialmente aquellas que presentan vulnerabilidades econ¨®micas nuevas o preexistentes¡±, recuerda Moreno.
Al mismo tiempo, ONU-Habitat ha alentado a los gobiernos a evaluar los posibles impactos econ¨®micos y sociales de las medidas de emergencia para garantizar la asequibilidad de la vivienda despu¨¦s de la covid-19, con el fin de mantener y aumentar la oferta de alquiler, sin provocar aumentos y otros efectos indirectos negativos en los mercados no controlados. Por ¨²ltimo, la directora ejecutiva del Programa de ONU para Asentamientos Humanos, Maimunah Mohd Sharif, ofrece recomendaciones a nivel regional y a escala de ciudades, barrios y edificios, a fin de hacer realidad ¡°una mayor coordinaci¨®n multinivel entre gobiernos internacionales, nacionales y locales, especialmente al invertir e implementar programas de est¨ªmulo para reconstruir comunidades con mejores cuidados, m¨¢s verdes y m¨¢s justas¡±.
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