Medir la pobreza urbana desde todos los flancos

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Un se?or mayor con camisa blanca y gorra pasa por delante de unas tablas de madera pintadas de blanco en las que se lee ¡°ducha caliente: 10 chelines¡±. En la calle perpendicular, la ropa cuelga tendida al lado de un poste de electricidad desde el que sale una mara?a de cables que sortean su camino hasta algunas de las casas de chapa cercanas. En el barrio de Mathare, en Nairobi, la falta de servicios p¨²blicos est¨¢ a la orden del d¨ªa para las m¨¢s de 200.000 personas que all¨ª viven, seg¨²n los datos oficiales del censo, aunque hay estimaciones de que podr¨ªan ser hasta 500.000. Esta es una de las zonas m¨¢s congestionadas de toda la capital de Kenia, con hasta 69.000 personas viviendo en un kil¨®metro cuadrado.

La pobreza urbana en ?frica subsahariana es de las m¨¢s altas del mundo. En 2010, el 61,7% de los habitantes de las ciudades lo hac¨ªa en viviendas infra dotadas y, aunque la cifra ha disminuido, en 2019 todav¨ªa un 47% resid¨ªa en casas sin espacio ni saneamiento adecuado. Sin embargo, esta cifra no se circunscribe a ?frica. A d¨ªa de hoy, la mayor¨ªa de la gente alrededor del mundo ya vive en urbes y se espera que en 2050 la cifra aumente hasta un 68% de la poblaci¨®n mundial. Ese aumento ha frenado el descenso de personas que viven en barrios aislados: un 23,5% habita en estas zonas a nivel global, pero este n¨²mero se eleva hasta un 43% en Bolivia, un 55% en Banglad¨¦s e incluso un 95% en Sud¨¢n del Sur, el pa¨ªs con mayor tasa de poblaci¨®n urbana viviendo en barrios de chabolas o slums.

La r¨¢pida urbanizaci¨®n mundial hace urgente promover pol¨ªticas que luchen por una planificaci¨®n urbana que contenga el aumento de la pobreza en barrios hacinados y desatendidos. Para ello es importante saber a qu¨¦ nos referimos y tener una visi¨®n completa de qu¨¦ convierte a un distrito marginal.

Tradicionalmente, los organismos p¨²blicos, instituciones acad¨¦micas y empresas privadas se han basado en los datos socioecon¨®micos aportados por el censo de poblaci¨®n. Esta medida cuantitativa ha servido de base para identificar la pobreza y realizar pol¨ªticas p¨²blicas, pero este an¨¢lisis est¨¢ incompleto por varios motivos. Por un lado, en muchos pa¨ªses en desarrollo los censos no son fiables y, donde s¨ª lo son, los a?os que pasan entre uno y otro hace que queden desactualizados r¨¢pidamente. Por otro lado, este enfoque se centra en la pobreza en el ¨¢mbito del hogar y no en el de barrio. Las mediciones de ONU-Habitat definen qu¨¦ es una vivienda marginal con factores como si se tiene una letrina, el tama?o de la casa o los ingresos familiares, pero no miden la pobreza por ¨¢reas o barrios. Esto deja de lado otros factores importantes como los espacios abiertos de proximidad para que los ni?os jueguen, la conexi¨®n por transporte con otras zonas de la ciudad, los efectos de la contaminaci¨®n o los ¨¢rboles y zonas verdes.

Un grupo de ocho urbanistas europeos, norteamericanos y africanos se han unido para conseguir crear un marco de referencia que sea multidimensional y permita medir con mayor exactitud la pobreza urbana. Entre ellos se encuentra la espa?ola ?ngela Abascal, investigadora del Navarra Center for International Development: ¡°Repasando la literatura cient¨ªfica y el material de las oeneg¨¦s nos dimos cuenta de que no hay un enfoque integral de la pobreza urbana¡±, dice la urbanista de la Universidad de Navarra.

M¨¢s all¨¢ de saber que un barrio es marginal es importante saber qu¨¦ hace que lo sea

El marco identifica un total de 67 indicadores a trav¨¦s de nueve dominios para medir la pobreza entre los cuales est¨¢, adem¨¢s de la vivienda, la contaminaci¨®n, la gobernanza y los servicios de los que dispone cada barrio, entre otros. El objetivo es definir diferentes tipos de mediciones generales que definen a ¨¢reas urbanas desfavorecidas alrededor del mundo ya sea en Nigeria, Per¨² o Pakist¨¢n. ¡°Lo importante es crear un modelo adaptable a cualquier lugar para que se consideren todas las dimensiones que hacen que un lugar est¨¦ marginalizado¡±, asegura Peter Elias, investigador en la Universidad de Lagos y uno de los autores del estudio.

Las nuevas tecnolog¨ªas ofrecen una oportunidad para recabar todos estos datos con im¨¢genes satelitales, tel¨¦fonos m¨®viles inteligentes y GPS que pueden ofrecer una imagen multidimensional y m¨¢s adecuada de la pobreza urbana. Pero m¨¢s all¨¢ del c¨®mo conseguirlo es igual de importante contar con poblaci¨®n local para conocer sus problemas espec¨ªficos. ¡°Hemos realizado talleres con miembros de comunidades locales, oeneg¨¦s y gobiernos para crear un ¨ªndice transferible a diferentes contextos¡±. Los talleres iniciales se realizaron en tres ciudades africanas: Lagos, Accra y Nairobi, y el marco se est¨¢ implementando ya en M¨¦xico junto con el Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Geograf¨ªa (INEGI), y en el norte de Nigeria, donde se pretende utilizar para medir los efectos de la crisis del coronavirus y los desplazamientos internos por la violencia.

M¨¢s all¨¢ de saber que un barrio es marginal es importante saber qu¨¦ hace que lo sea. El enfoque centrado en t¨¦rminos monetarios no refleja una visi¨®n global de qu¨¦ genera la pobreza. Sin una imagen completa no puede haber una respuesta p¨²blica efectiva que reduzca la desigualdad. En un contexto de r¨¢pida urbanizaci¨®n en pa¨ªses en desarrollo, es vital contar con las herramientas adecuadas para poder realizar una planificaci¨®n urbana que se adec¨²e a la realidad y ayude a hacer habitables las ciudades del futuro.

David Soler Crespo es investigador en el Navarra Center for International Development del Instituto Cultura y Sociedad de la Universidad de Navarra y editor de ?frica Mundi.

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