Daniel Innerarity: ¡°Al final, todos los problemas globales se viven en los barrios¡±
El fil¨®sofo dirigir¨¢ el BBK Kuna Institutoa, un centro de pensamiento para contribuir desde Bilbao a conseguir los indicadores recogidos en la Agenda 2030 de la ONU, a la que considera ¡°un programa pol¨ªtico de la humanidad¡±
Daniel Innerarity ha a?adido una l¨ªnea m¨¢s a su lista de cometidos profesionales. El catedr¨¢tico de filosof¨ªa pol¨ªtica y social es investigador Ikesbasque en la Universidad del Pa¨ªs Vasco y director del Instituto de Gobernanza Democr¨¢tica. Adem¨¢s de columnista y profesor a tiempo parcial en el Instituto Universitario Europeo en Florencia, ha asumido la direcci¨®n de BBK Kuna Institutoa, el centro de pensamiento de la reci¨¦n inaugurada Casa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en Bilbao. Un grupo de expertos liderados por el fil¨®sofo propondr¨¢ los grandes retos a resolver en la capital vizca¨ªna, con el fin ¨²ltimo de que proyectos apoyados por la instituci¨®n contribuyan a resolverlos.
¡°No soy especialista en ODS, sino en formas de gobierno¡±, se apresura a matizar. Seguidamente, reconoce que pr¨¢cticamente cualquier problema social, urbano o ambiental est¨¢ recogido en la agenda internacional aprobada en Naciones Unidas para lograr un mundo m¨¢s justo, igualitario y sostenible para 2030. Y con ese gancho, la conversaci¨®n se alarga sin impaciencias, con disculpas por el divagar en las respuestas ¨D¡±?cu¨¢l era la pregunta?¡±¨D y prolongada sobremesa post-grabadora que acaba cuando los compromisos familiares precisan de su presencia.
Pregunta. Tras seis a?os desde la aprobaci¨®n de los ODS ?cu¨¢l es su an¨¢lisis del progreso (y retrocesos) hacia su consecuci¨®n?
Respuesta. El gran valor de los ODS no son los avances concretos, sino que exista un programa pol¨ªtico de la humanidad. Lo m¨¢s interesante es que nos compromete en un momento hist¨®rico concreto en el que todo se acelera enormemente y la mayor¨ªa de los agentes, tanto econ¨®micos como pol¨ªticos, est¨¢n volcados en lo inmediato, en el cortoplacismo. Que haya un compromiso colectivo por mantener una direcci¨®n es lo m¨¢s relevante. Corrige un sesgo de nuestras pr¨¢cticas habituales -de empresas e instituciones pol¨ªticas- de no mirar m¨¢s all¨¢ de las propias narices. La pandemia es un eslab¨®n m¨¢s de un conjunto de crisis de la humanidad, lo cual nos hace preguntarnos qu¨¦ ocurre en una sociedad como la nuestra. Que no anticipamos bien las crisis; y hay desarrollos latentes que van a tener efectos catastr¨®ficos. Una sociedad, como dec¨ªa mi maestro Ulrich Beck, que se autoamenaza, cuyas formas de vida, decisiones, consumo, movilidad, energ¨ªa representa un peligro para ella misma. Que haya alguien que apunte, en este caso Naciones Unidas, en una direcci¨®n sostenible un poco antic¨ªclica para corregir el oportunismo de los actores, es fant¨¢stico.
P. ?No importa que no se logren los objetivos?
R. Lo que me preocupa sobre c¨®mo estamos haciendo las cosas es qu¨¦ horizonte temporal nos estamos poniendo, cu¨¢les son las l¨ªneas, cu¨¢les son las direcciones. Y desde ese punto de vista, es un gran marco para avanzar. Si atendemos a cada uno de los objetivos concretos, vemos avances y retrocesos.
P. Como programa pol¨ªtico de la humanidad, ?la Agenda tiene ideolog¨ªa?
R. En buena medida, el hecho de que hubiera un acuerdo global se?ala que no es una agenda ideol¨®gica. La acusaci¨®n de ideologizaci¨®n es m¨¢s bien reciente y sobrevenida. Me da la impresi¨®n de que la extrema derecha que critica ciertas cosas como pol¨ªticamente correctas y que desaf¨ªa los acuerdos a todos los niveles, nacional o global, no lo hace porque tenga una idea mejor de cu¨¢les deber¨ªan ser los grandes objetivos de la humanidad, sino porque en el fondo no quiere volver a un marco com¨²n acordado de discusi¨®n y de estrategia. No plantean erradicar la pobreza de otra manera, est¨¢n planteando sencillamente la libertad de no atender a esta y otras dimensiones de la acci¨®n colectiva.
La extrema derecha no plantea erradicar la pobreza de otra manera, est¨¢n planteando sencillamente la libertad de no atender a esta y otras dimensiones de la acci¨®n colectiva
P. ?Cree que con esta hoja de ruta de largo plazo se conseguir¨¢n cambios estructurales o solo poner parches a los problemas globales?
R. Las democracias tenemos varios problemas. Uno es el cortoplacismo, lo que la agenda trata de corregir. Otro es que la democracia tiene que ser un r¨¦gimen de transformaci¨®n. Y en estos momentos, en muchos pa¨ªses, administra el estancamiento. Es un gran paquidermo que se mueve a muy poca velocidad. Nuestras instituciones fueron configuradas en un momento significativo de la divisi¨®n del trabajo y del poder. Una idea obsesiva de los modernos era parcelar, no mezclar lo privado con lo p¨²blico, la religi¨®n con la pol¨ªtica. ?Ahora qu¨¦ pasa? Que, seg¨²n mi tesis, la democracia est¨¢ dise?ada para un mundo que no existe. Algunas empresas ya lo han entendido y en la universidad, las cosas m¨¢s interesantes se hacen en contextos trans-disciplinares. En muchos ¨¢mbitos estamos asistiendo a una reintegraci¨®n. Hay un gran intento de construir un mundo sin alrededores. Un alrededor era un sitio donde t¨² tirabas la basura y no pasaba nada. Ahora no queremos tenerlos y surge la econom¨ªa circular. Es un gran avance de la humanidad.
P. ?Las democracias y nuestras instituciones ya no sirven para el progreso?
R. El problema es que los instrumentos pol¨ªticos fundamentales en esos momentos, los grandes actores que son los Estados, tienen muy poca capacidad de transformaci¨®n. Gobernar no es muy complicado, basta con ganar unas elecciones y configurar una mayor¨ªa exigua. Ahora, si examinamos la agenda de los pa¨ªses, hay un conjunto de temas que bastan con que sean gobernados ¨Dservicios, peque?as reformas¨D, pero hay otros, los m¨¢s importantes, que requieren ser transformados. Y para eso no te basta con tener un gobierno, ni siquiera con mayor¨ªa absoluta, tienes que tener acuerdos m¨¢s amplios en los parlamentos, implicaci¨®n de la sociedad civil, de los trabajadores, de las empresas... Una sociedad que entienda los temas. Por eso, centros como la Casa de los ODS tienen la virtualidad de hacer una cierta pedagog¨ªa. Lo que nos est¨¢ fallando es lo que llamo la democracia de transformaci¨®n. Tenemos democracia que produce gobiernos, pero no transformaci¨®n.
P. ?Qu¨¦ aportar¨¢ a la transformaci¨®n este proyecto de Kuna Institutoa?
R. Nuestra funci¨®n es pensar acerca de, en el contexto de los ODS, cu¨¢l ser¨ªan en este momento, teniendo en cuenta la escasez de tiempo y recursos, los temas que tenemos que abordar en este territorio en concreto.
P. ?Qu¨¦ prioridades tienen identificadas para abrir l¨ªneas de trabajo?
R. Hemos empezado unos proyectos cero, sin esperar a convocatorias y todo el proceso formal que puede ser un poco lento, sobre transformaci¨®n de la empresa, soledad no deseada e informe poscovid. Luego hay un conjunto de temas para los que se har¨¢ una convocatoria p¨²blica para que la gente pueda concurrir con proyectos de investigaci¨®n que tienen que tener dos caracter¨ªsticas: una dimensi¨®n pr¨¢ctica y que impliquen sinergias entre la academia, las instituciones, la sociedad civil y el mundo de la empresa. Y a la hora de otorgar ayudas, se valorar¨¢ la calidad te¨®rica y pr¨¢ctica de los proyectos, pero tambi¨¦n la capacidad de implicaci¨®n de los diversos niveles de la sociedad.
P. ?C¨®mo se puede cambiar lo global, lograr el bienestar de la humanidad, desde lo local en una ciudad pr¨®spera como Bilbao?
R. Al final, todos los problemas globales ¨Dcontaminaci¨®n, pobreza, desigualdad, educaci¨®n¨D se viven en los barrios. Los problemas globales no acontecen en el escenario global porque tal cosa no existe; lo que existe son escenarios concretos. La relaci¨®n entre lo local y lo global me apasiona. Y creo que la hemos entendido mal, como dos cosas antag¨®nicas: como si hubiera acontecimientos en distintos planos. Pero en el global no pasa nada. En mi libro Pandemocracia analizaba si hay que globalizar m¨¢s o menos. Fue curioso que hab¨ªa gente para la que la pandemia les confirmaba en su globalismo, y a otras personas, en su localismo. Los primeros dec¨ªan: ¡°Veis, las vacunas han sido posibles gracias a la ciencia que es una instituci¨®n global; la OMS no ha cumplido bien su funci¨®n, hay que fortalecerla. Qu¨¦ verg¨¹enza que Europa no tenga una oficina, como debe ser, potente de identificaci¨®n de riesgos. Esta dispersi¨®n geogr¨¢fica de competencias auton¨®micas no tiene sentido, hay que centralizar el poder¡±. En el otro lado te encontrabas personas que dec¨ªan que donde ha funcionado lo local, donde las cadenas de suministro eran cortas, las cosas han ido relativamente bien: se han podido controlar los contagios, el orden p¨²blico, e incluso se han detectado las necesidades de las personas m¨¢s vulnerables; eso no lo perciben ni Fernando Sim¨®n ni el director de la OMS, sino que lo conoce el polic¨ªa municipal de mi barrio o mi pueblo. Nuestra misi¨®n es contribuir al desarrollo de los Objetivos desde el barrio, la ciudad. Y eso puede tener una funci¨®n ejemplar en el mundo. Bilbao tiene voluntad, a veces un poco exagerada, de ejemplaridad. Se puede hacer.
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