La radio en la frontera de la ciudad de cemento
Desde el desv¨¢n de una escuela de secundaria emite R¨¢dio Maxaquene que, con mucho empuje de los vecinos y de una ONG catalana, se ha convertido en pieza clave de este barrio de la periferia de Maputo, capital de Mozambique
Las calles de Maputo conservan una frontera entre la cidade de cimento (la ciudad de cemento) y la cidade de cani?o (de ca?as). Es una herencia de la antigua Louren?o Marques (el nombre de la urbe en ¨¦poca colonial), un vestigio de las diferencias impuestas por la administraci¨®n portuguesa que establec¨ªa que los colonos viviesen en medio de un urbanismo noble; mientras que las poblaciones locales, mano de obra llegada del campo, se ubicaban en los barrios informales de la periferia construidos de manera m¨¢s precaria. Parecen divisiones de otro tiempo, pero en una ciudad en expansi¨®n, marcada por el crecimiento y la presi¨®n urban¨ªstica, la frontera que establece, por ejemplo, la avenida Joaquin Chissano es tan real como hace medio siglo.
Maxaquene es uno de esos primeros barrios de la ciudad de ca?as, uno de los que est¨¢n conviviendo con las tensiones de una ciudad que intenta crecer y absorber esos antiguos sectores informales, pero no siempre contando con sus habitantes. Desde unas peque?as instalaciones en un ¨¢tico de la Escuela secundaria Noroeste II emite, a trav¨¦s del 107.9 de la FM, la popularmente conocida como R¨¢dio Maxaquene, una emisora comunitaria del barrio que, a fuerza de hacer calle, ha ido dejando atr¨¢s su nombre oficial, R¨¢dio ZFM. Este medio supone una voz para el vecindario que, a trav¨¦s de las ondas, ha trascendido los l¨ªmites del sector y se ha convertido en un referente de las zonas de la periferia, con un enfoque de comunicaci¨®n que pretende hacer frente a las desigualdades y sumar fuerzas en la comunidad para sensibilizar y transmitir mensajes que transformen la realidad.
La radio es una experiencia comunitaria desde todas las perspectivas, no solo en el esp¨ªritu de la programaci¨®n o incluso en la gesti¨®n de la organizaci¨®n. Incluso el acondicionamiento del espacio en el que est¨¢ ubicada y las instalaciones para la colocaci¨®n de la antena se realizaron mediante el trabajo voluntario de fines de semana. ¡°Xavier puede dar fe, que estuvo cargando ladrillos¡±, bromea ?lvaro Garc¨ªa, uno de los impulsores originales del proyecto con Xavier Antonio, el t¨¦cnico de la emisora. Ellos dos, junto a los representantes de otras seis organizaciones, estuvieron en el grupo motor. ¡°Enginyeria Sense Fronteres trabajaba en Maxaquene con ocho colectivos y se nos ocurri¨® impulsar una emisora porque esas asociaciones estaban trabajando en la sensibilizaci¨®n en temas delicados, desde salud sexual y reproductiva y consumo de drogas hasta derecho al h¨¢bitat, reclamando servicios en el barrio o el derecho a la vivienda¡±, explica Garc¨ªa que en aquel momento era el representante de la ONG catalana.
Cuando en 2015 ofrecieron los micr¨®fonos al barrio, la respuesta result¨® avasalladora, parec¨ªa que los vecinos estaban ansiosos por ser escuchadas. ¡°Era una novedad y eso siempre es atractivo¡±, explica el propio Xavier Antonio, ¡°pero adem¨¢s era un espacio en el que pod¨ªan aprender una cosa nueva y en el que pod¨ªan difundir las informaciones de inter¨¦s para el barrio y para ellos mismos¡±.
Expulsada de las ondas radioel¨¦ctricas, la voz de Maxaquene busc¨® refugio en Internet y as¨ª emitieron a trav¨¦s de podcasts y de las redes sociales durante dos a?os
En poco m¨¢s de seis a?os, la emisora ha pasado por casi todas fases posibles. Los principios fueron ca¨®ticos con todas aquellas personas voluntariosas, con muchas ganas de ser escuchadas, pero poca experiencia en la mayor¨ªa de los casos, y una organizaci¨®n extremadamente horizontal que hac¨ªa que la gesti¨®n fuese dif¨ªcil. El n¨²cleo duro empez¨® a construirse en torno a una formaci¨®n propuesta por Julio de Gra?a, uno de los decanos de la radio. ¡°Hab¨ªa muchos locutores que realmente ten¨ªan muy poca calidad¡±, comenta ?lvaro Garc¨ªa, ¡°intent¨¢bamos ofrecer formaciones pero no cuajaban. Hasta que Julio propuso una formaci¨®n con un veterano locutor de radio muy conocido en Maputo.
El grupo que sali¨® de aquella actividad, junto a los fundadores es la columna vertebral de la emisora¡±. El equipo estable de R¨¢dio Maxaquene est¨¢ formado por una veintena de personas, contando a algunas que van variando seg¨²n el momento, y son las que dan forma a una programaci¨®n continuada desde las seis de la ma?ana a las nueve de la noche durante la semana y de 24 horas ininterrumpidas durante el fin de semana.
Pero el ¨²nico problema no era la continuidad del equipo humano que da forma a la iniciativa. Menos de un a?o despu¨¦s de su nacimiento, el proyecto tuvo que reinventarse debido a la escasez de frecuencias en la ciudad de Maputo. Expulsada de las ondas radioel¨¦ctricas, la voz de Maxaquene busc¨® refugio en Internet y as¨ª emitieron a trav¨¦s de podcasts y de las redes sociales durante dos a?os, una especie de traves¨ªa por el desierto para mantener el espacio de expresi¨®n conquistado. Ahora las cuestiones t¨¦cnicas parecen solucionadas y el emisor les permite llegar a pr¨¢cticamente todos los rincones de Maputo y del vecino municipio de Matola, es decir, lo que habitualmente se conoce como el Gran Maputo, pero los problemas con la frecuencia de emisi¨®n mantiene a la radio en un precario equilibrio, que solo se sostiene por el esp¨ªritu de la iniciativa.
El veterano Julio de Gra?a refleja perfectamente ese esp¨ªritu. ?l fue el t¨¦cnico contratado para levantar la antena con la que emite R¨¢dio Maxaquene. Un profesional del medio desde hac¨ªa m¨¢s de dos d¨¦cadas en aquel 2015. Lleg¨® a la Escuela secundaria Noroeste II donde se estaba instalando la emisora. Vio lo que se estaba cocinando all¨ª y se qued¨®. Hasta hoy. Dejando a un lado la radio comercial en la que se hab¨ªa curtido y apost¨¢ndolo todo a ese precario proyecto de medio de comunicaci¨®n comunitario. ¡°En la radio comercial tienes m¨¢s recursos, t¨¦cnicamente tienes la posibilidad de llegar m¨¢s lejos, por la capacidad de vivir de la publicidad. Despu¨¦s de 27 a?os, yo aprend¨ª lo que es la radio comunitaria aqu¨ª. Y para m¨ª, lo que significa es intercambiar directamente con la gente, estar con la comunidad. La radio comercial no se preocupa de sentarse a hacer radio en la calle escuchando a los vecinos, tiene que hacer facturaci¨®n. En la comunitaria, te est¨¢s preocupando por los vecinos y es la propia comunidad la que hace la radio, la que trae las noticias, la que hace la informaci¨®n¡±, explica De Gra?a.
¡°Nosotros cedemos el espacio a los vecinos de manera gratuita para que difundan sus intereses e inquietudes, y eso en las radios comerciales no pasa¡±, a?ade Xavier Antonio. ¡°Tenemos ese lado social¡±, contin¨²a el cofundador de la emisora, ¡°si hay una cosa que es de inter¨¦s para la comunidad, vamos a centrarnos en eso. La gente del barrio se acerca, se interesa por c¨®mo funciona la radio y c¨®mo pueden hacer que sus proyectos encajen aqu¨ª¡±. ¡°Aqu¨ª los j¨®venes tiene las puertas abiertas, tienen libertad para hablar de las cosas que les preocupan¡±, insiste Julio de Gra?a, ¡°y nosotros solo estamos atentos para darles indicaciones y consejos¡±. ¡°Muchas veces prefieren estar aqu¨ª que en sus casas o en otro sitio, aunque sepan que esto no les va a dar ning¨²n beneficio econ¨®mico. Porque les damos autonom¨ªa, les da ¨¢nimos y pueden disfrutar de forma positiva haciendo lo que les gusta hacer¡±, sentencia Antonio.
Fernando Carlos es uno de los que m¨¢s contacto tiene con los vecinos porque es el responsable de la redacci¨®n, el pilar fundamental de la programaci¨®n de la radio. Para ¨¦l, la percepci¨®n que el barrio tiene de la radio se refleja en las facilidades que se encuentran para elaborar la informaci¨®n. ¡°Cuando salimos a buscar un tema, vemos que hemos roto las barreras. Por ejemplo, si queremos hablar sobre comercio informal y planificamos recoger cuatro testimonios de hombres y cuatro de mujeres, acabamos volviendo con diez intervenciones m¨¢s de las esperadas¡±, explica este joven encargado de los informativos. Es habitual que los vecinos recurran a la radio cuando se ha producido una ola de robos, por ejemplo, o en situaciones a¨²n m¨¢s desesperadas, cuando una persona con alguna enfermedad ha desaparecido. La emisora hace de voz de la comunidad.
Un ejemplo claro y reciente es el conflicto generado a ra¨ªz de las obras para la construcci¨®n del nuevo vertedero de Maputo y Matola en Mathlemele. A pesar de encontrarse fuera del barrio, la radio que ha ido adquiriendo un alcance m¨¢s amplio, se ha preocupado por un proyecto que desaloj¨® inicialmente a 1.000 familias que ten¨ªan sus casas en el lugar donde se ubicar¨¢ el basurero. Despu¨¦s de los diversos movimientos institucionales, 52 familias siguen sin ser reasentadas y las reporteras de Radio Maxaquene se han preocupado de que los casos de estos vecinos no pasasen desapercibidos.
A pesar del futuro incierto que genera una organizaci¨®n como la de R¨¢dio Maxequene, sus impulsoras e impulsores se empe?an en generar una estabilidad econ¨®mica siempre condicionada por el inter¨¦s de la comunidad. La sostenibilidad econ¨®mica es siempre una preocupaci¨®n, pero como explica Alice Augusto Muyanga, que es reportera y locutora del bolet¨ªn informativo, pero tambi¨¦n vecina del barrio: ¡°Lo hacemos porque nos gusta, con o sin dinero. Hacemos este trabajo con todo el cari?o, intentamos aprender siempre y, cuando aprendemos cosas, las ponemos en pr¨¢ctica de la mejor manera posible¡±. Eso es lo que mueve a un colectivo que a pesar de las estrecheces se preocupa por garantizar la calidad de una voz imprescindible en la periferia de una ciudad en continua expansi¨®n como Maputo.
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