El colectivo de escritores que inventa lectores
En Mozambique donde el 45% de la poblaci¨®n no sabe leer ni escribir, las salas para que los ni?os lean se han revelado como una estrategia eficaz para revertir el analfabetismo
¡°Uno no puede leer poes¨ªa de cualquier manera¡±. Mientras estira su reluciente camiseta azul, Jadir hace malabares con la voz, con la mente y, los que le sobran, se le escapan por pies y manos. Una versi¨®n africanizada de la capoeira, se le ocurre decir mientras brinca, mete la cabeza entre el poema de Soraya Ferreira da Silva que repasan sus dos compa?eras y se dirige al profesor Wambire. Todo a la vez. Porque a sus 15 a?os, Jadir no entiende que exista otra forma de hacer las cosas que no sea alterando su orden.
¡°Ser¨ªa mejor a?adir un verso final que diga Libert¨¦, ?galit¨¦, Fraternit¨¦. As¨ª en franc¨¦s, para marcar la diferencia¡±. En la vida, a?ade sin dejar de saltar, pero como si hubiese acabado de cursar un m¨¢ster en emprendimiento, ¡°hay que innovar, ser creativos, para triunfar¡±. Triunfar para Jadir pueden ser muchas cosas. Puede ser que su casa no la venza la pr¨®xima inundaci¨®n, que en la biblioteca de su escuela haya alg¨²n libro m¨¢s que los de gram¨¢tica portuguesa o simplemente que en los actos de la semana de la francofon¨ªa que organizan en la ciudad nadie recite mejor que ¨¦l eso de Libert¨¦, ?galit¨¦, Fraternit¨¦. Despu¨¦s de todo, ¡°uno no puede leer poes¨ªa de cualquier manera¡±.
Wambire, que fuera de esta aula improvisada en los patios cubiertos de la Universidade Zambeze es en realidad escritor de t¨ªtulos como A mulher sobressalente, mira a Jadir y a la otra media docena de adolescentes que han acudido esta ma?ana de s¨¢bado a la oficina de lectores y no puede evitar sonre¨ªr. Intenta mantener la compostura, pero las ocurrencias de Jadir acaban con cualquier resistencia. ¡°Venga, una vez m¨¢s. Empezamos donde entra D¨¦lcia¡±. Los chavales, que se incorporan a medida que van llegando ¡ªalgunos vienen de lejos, de los barrios perif¨¦ricos, de los que tardan m¨¢s de una hora en llegar¡ª, retoman con devoci¨®n el ejercicio. Da igual que el m¨®vil de uno de ellos haya un v¨ªdeo de Micky Mouse rapeando. La poes¨ªa es m¨¢s importante. Al menos por un rato.
Las oficinas de lectores funcionan como una cadena: los chicos que ya saben leer ayudan a ense?ar a otros
¡°Empezamos a trabajar con estos chicos en 2016. Eran alumnos de un centro donde yo daba clase, y aunque ahora algunos se han ido a otras escuelas, seguimos reuni¨¦ndonos¡±, explica Wambire. Al principio funcionaban como un club de lectura en el que analizaban cuentos y personajes, pero poco a poco han ido ampliando sus actividades y ahora ya organizan recitales y animan a los chicos a escribir. ¡°En un pa¨ªs en el que a un autor le resulta casi imposible vender 500 libros¡±, apunta el joven escritor, ¡°nuestro primer reto es formar lectores¡±.
El problema de la lectura en Mozambique, se?ala el doctor en estudios culturales por la Universidad de Aveiro y profesor en la Universidade Zambeze Martins Mapera, ¡°nace en el sistema escolar, con profesores que no est¨¢n bien formados o no reciben la remuneraci¨®n necesaria. As¨ª resulta muy dif¨ªcil. Por eso proyectos como el de las oficinas literarias son una isla que ayuda a construir el futuro de Mozambique. Ojal¨¢ tuvi¨¦semos m¨¢s iniciativas como esta que lograsen crear una base cultural s¨®lida en el pa¨ªs¡±.
Pese al ¨¦xito relativo de los planes de alfabetizaci¨®n puestos en marcha por el Gobierno del Frente de Liberaci¨®n de Mozambique (Frelimo), todav¨ªa casi el 45% de los adultos mozambique?os no saben leer ni escribir, un problema que afecta especialmente a las mujeres: el ¨ªndice de alfabetizaci¨®n de hombres pr¨¢cticamente duplica al de ellas. En el programa de Wambire hay casi paridad, y si cabe mayor talento entre las j¨®venes. Tambi¨¦n resultan m¨¢s maduras; aunque tambi¨¦n m¨¢s preocupadas por hacerse selfies con el m¨®vil en cada descanso.
¡°Tuve ex¨¢menes toda la semana y no pude estudiar los versos¡±, se excusa Natasha, quien ejerce de coordinadora del grupo, aunque hoy es la ¨²ltima en llegar. Poco importa, le basta un minuto para ponerse al ritmo de los dem¨¢s y dos para llevar la voz cantante del ensayo. Las oficinas de lectores funcionan como una cadena: los chicos que ya saben leer ayudan a ense?ar a otros chicos, multiplicando el efecto hasta que haya alg¨²n d¨ªa en Mozambique una corriente de lectores que devoren los libros de escritores que antes fueron lectores como ellos.
Es la receta del cambio que aplica la organizaci¨®n Kulemba, formada por profesores, escritores y estudiantes. A las escuelas literarias les siguen concursos tradicionales de cuentos ¡ªvan por la tercera edici¨®n y han recuperado casi 5.000 relatos orales de las regiones de Beira, Dondo y Nhamatanda¡ª, festivales del libro infantil y una peque?a editorial, Fundza, con la que pretenden dar visibilidad a escritores locales como Manuel Mutimucuio o Diogo Vaz. Desde 2016 han publicado ya 11 vol¨²menes, entre ellos los de la iniciativa po¨¦tica Soletras Magazine.
¡°Estamos trabajando en la transformaci¨®n social a trav¨¦s de la cultura. Puede parecer que en Beira no pasan muchas cosas, que los autores cuando triunfan se tienen que ir a Maputo porque aqu¨ª no hay instituciones o medios que den cobertura a su trabajo, pero en realidad desde aqu¨ª se pueden contar muchas cosas¡±, subraya Wambire.
¡°Aqu¨ª, que un ni?o lea es un milagro. No crecen con ellos, no existen en sus casas. Y en las escuelas ense?an a obedecer, no a pensar ni a ser creativos Quive,?presidente de Kuphaluxa, club de lectura en Maputo
Cosas que quedaron cercenadas por la creaci¨®n del home novo, el modelo social impuesto por la Frelimo tras la llegada al poder y que pretend¨ªa edificar una sociedad uniforme en Mozambique, laminando el uso de las lenguas hasta confinarlas a una intimidad oscura. ¡°Resulta ir¨®nico que uno de los pilares de la construcci¨®n de la identidad nacional fuese buscado en un factor externo como la lengua portuguesa. La lengua del colonizador es hoy una de las principales herramientas para la creaci¨®n de la identidad nacional de Mozambique¡±, asegura Mia Couto, el m¨¢s internacional de los autores mozambique?os.
Por eso el pr¨®ximo gran reto del movimiento literario Gera??o XXI, como ha sido bautizado por el cr¨ªtico y profesor de literatura Luc¨ªlio Manjate, es publicar textos literarios en lenguas locales, xisena o xindono. ¡°Lenguas para las que todav¨ªa hoy no hay p¨²blico porque sigue existiendo esa idea que inocularon nuestras madres¡±, contin¨²a Wambire, ¡°que no quer¨ªan que habl¨¢semos xisena para que nos fuese bien en la escuela¡±.
Una escuela que no era la ¡®escola que queremos¡¯ y que hoy han decidido construir.
Festival Literatas, el punto de encuentro para una literatura excluida
Siguiendo la tradici¨®n de El Cairo, Casablanca o Argel, ferias y festivales literarios se han extendido por las ciudades de ?frica subsahariana en una especie de carrera cultural. Encuentros como el Timeof the Writer, en la ciudad sudafricana de Durban, ocupan ya un espacio consolidado en el panorama internacional, mientras que otros m¨¢s recientes, como el Hargeysa International Book Fair, en la regi¨®n aut¨®noma de Somalilandia, en Somalia, el Mboka Festival en Gambia o el Ake Arts & Book Festival, en Nigeria, son ya referentes continentales.
Los pa¨ªses de habla portuguesa en ?frica ¡ªAngola, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique y Santo Tom¨¦ y Pr¨ªncipe¡ª han permanecido hist¨®ricamente fuera de los circuitos literarios internacionales. Aislados en las peleas entre francohablantes, angl¨®fonos y descolonizadores. ¡°No ha existido hasta ahora una conexi¨®n con la lusofon¨ªa. Antes, lo que ven¨ªa de Angola llegaba a trav¨¦s de Portugal. Era nuestro v¨ªnculo con Europa y con el mundo¡±. Un v¨ªnculo, contin¨²a el poeta y activista literario Eduardo Quive, ¡°cargado de conceptos preconcebidos. Internet, en cierto sentido, ha venido a salvarnos¡±.
De pronto, las historias mozambique?as han encontrado un eco mutuo en Angola, Brasil y en las nuevas miradas hacia las antiguas colonias que se est¨¢n asentando en Portugal. Autores como Nelson Lineu o M¨¦lio Tinga, o los propios Quive o Wambire participan en encuentros e intercambios literarios dentro y fuera del continente.
El movimiento Kuphaluxa (divulgar, en lengua changana), hom¨®logo del Kulemba de Beira en la capital, ha ejercido de argamasa para la incipiente comunidad literaria de Maputo. ¡°Un grupo de j¨®venes que ven¨ªamos de las periferias comenzamos, en 2009, en un curso que organizaban en el centro cultural de Brasil en Maputo y al que la gente de la ciudad no quer¨ªa ir. Empezamos a intercambiar libros y creamos un club de lectura. Pero eso no era suficiente. '?Qu¨¦ m¨¢s podemos hacer?', nos preguntamos. Ten¨ªamos la necesidad de expandir ideas, de dialogar m¨¢s all¨¢ del c¨ªrculo. Eso lo logramos a trav¨¦s de las redes sociales¡±, explica Quive, quien desde 2015 es presidente de Kuphaluxa.
Fundaron una revista literaria y pusieron en marcha programas escolares similares a las oficinas literarias de Beira. ¡°Aqu¨ª¡±, asegura Quive, ¡°que un ni?o lea es un milagro. No crecen con ellos, no existen en sus casas. Y en las escuelas ense?an a obedecer, no a pensar ni a ser creativos. Nuestro modelo intenta que esos ni?os crezcan de la mano de los libros¡±. Los voluntarios de la asociaci¨®n, muchos de ellos tambi¨¦n escritores, acuden a los barrios humildes que rodean la ciudad para participar en jornadas de fomento de la lectura.
Desde hace cuatro a?os, organizan en Matola, un enclave muy pr¨®ximo a la capital, el festival Literatas, que m¨¢s all¨¢ de una feria del libro, es tambi¨¦n un espacio para recitales de poes¨ªa, exposiciones de pintura, teatro, m¨²sica y gastronom¨ªa. Un resumen hiperb¨®lico de todas las actividades que el colectivo organiza durante el a?o y que ha atra¨ªdo ya hasta este humilde rinc¨®n de Mozambique a m¨¢s de 150 autores de Zimbabue, Angola, Brasil, Portugal e Italia.
¡°Lo que pretendemos¡±, concluye Quive, ¡°es abrir una ventana al mundo que muestre que hay otra forma de entenderlo. Aspiramos a despertar una rebeld¨ªa creativa que transforme las ideas en acci¨®n¡±. Justo lo que Jadir parece haber entendido.
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