El naufragio de los derechos de los ni?os en la ciudad m¨¢s pobre del Mediterr¨¢neo
La econom¨ªa informal y el trabajo infantil son el sustento de muchas familias en Tr¨ªpoli. Un 70% de los hogares son pobres y sus peque?os se van a la cama con hambre, no asisten a la escuela y no reciben la atenci¨®n m¨¦dica necesaria
Decir que es la segunda ciudad m¨¢s importante de L¨ªbano o que fue conocida por sus zocos poco significa para la Tr¨ªpoli de hoy. Las calles de esta urbe portuaria pr¨®xima a Siria a¨²n disimulan la pobreza que esconden sus corro¨ªdos edificios. Las cortinas en los balcones dan color a las fachadas desgastadas, pero no se percibe el olor a comida tan caracter¨ªstico de enclaves ¨¢rabes como este. En los pocos puestos de verdura que sobreviven apenas queda gente comprando. Estamos en la ciudad m¨¢s pobre del Mediterr¨¢neo, seg¨²n el Banco Mundial.
La econom¨ªa informal es el sustento de muchas familias. En el piso que ocupa la de Ahmed, en el barrio de Wadeh El Nahle, se come lo que consigue este ni?o de 11 a?os hurgando en la basura. El peque?o, envuelto en una manta, saluda t¨ªmidamente con la mano, pero no puede levantarse. Se recupera de una herida de pu?al. Le atacaron dos d¨ªas antes cuando buscaba en la calle algo que llevar a casa. ¡°Casi lo matan y, encima, no nos atendieron en el ambulatorio¡±, denuncia su madre, Samira Abdalah. Las ni?as juegan junto a la abuela, de 80 a?os.
¡°Mis hijos comenzaron vendiendo cl¨ªnex y ahora buscan comida en las calles y en los vertederos¡±, se?ala Tahar Ali, el padre de Ahmed con verg¨¹enza. Los Ali son sirios, llegaron a Tr¨ªpoli en 2013 huyendo de la guerra en su pa¨ªs. Sobreviven como pueden. Los ni?os no van a la escuela, se queja el padre, ¡°aqu¨ª sustituyen los estudios por trabajo¡± y se enfrentan a la violencia verbal y f¨ªsica. ¡°Los primeros dos a?os yo ten¨ªa un empleo y todo iba bien. Luego enferm¨¦, perd¨ª mi puesto y ahora cada d¨ªa es peor. Tenemos muchas necesidades, no puedo garantizar sus derechos b¨¢sicos. Simplemente, el pan es algo inalcanzable para nosotros¡±, asegura mientras se le rompe la voz. La representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en L¨ªbano, Yukie Mokuo, afirma que este no es un caso aislado: ¡°Hicimos un estudio en Tr¨ªpoli y comprobamos que el 63% de los menores de edad encuestados se iniciaron en el mundo laboral en los ¨²ltimos tres a?os, en los que presenciaron la revoluci¨®n, la covid-19 y una crisis econ¨®mica sin precedentes¡±.
Mis hijos comenzaron vendiendo cl¨ªnex y ahora buscan comida en las calles y en la basuraTahar Ali, padre de Ahmed (11 a?os)
Esta familia reside en una vivienda que da cobijo a 22 personas. Dos habitaciones, un ba?o y una cocina conforman la distribuci¨®n de la casa compartida. Las pertenencias son escasas: una vieja alfombra roja, colchones, mantas amontonadas y una cortina de color aceituna que cae desde el techo. Con tan solo dos horas de electricidad al d¨ªa, cuentan con una bombona de gas para calentar el agua y cocinar. Llaman la atenci¨®n los electrodom¨¦sticos de acero, aunque la nevera est¨¢ vac¨ªa.
En Tr¨ªpoli la pobreza supera el 70% y el desempleo, seg¨²n datos de las autoridades locales, el 60%. Antes de la crisis, menos de tres cuartas partes de los hogares de esta ciudad realizaban tres comidas al d¨ªa. Ahora, la libra libanesa ha perdido el 90% de su valor y los precios de los comestibles se han disparado a m¨¢s de un 600%, seg¨²n el Programa Mundial de Alimentos. Las cifras son a¨²n m¨¢s crudas para los refugiados. Se calcula que en el pa¨ªs de los cedros hay un mill¨®n y medio de personas provenientes de Siria. Unicef estima que casi nueve de cada 10 de estas familias viven en condiciones de extrema pobreza.
¡°Escapamos de los bombardeos para evitar la muerte, pero aqu¨ª morimos cada d¨ªa¡±, comenta Ali. Es consciente de que hay muchos otros ciudadanos en la misma situaci¨®n de precariedad debido a la fr¨¢gil situaci¨®n econ¨®mica de L¨ªbano. ¡°Nadie quiere estar as¨ª¡±. Sus hijos trabajan como si fueran adultos, pero las ni?as est¨¢n ¡°encarceladas en casa¡±. Tr¨ªpoli es un basti¨®n musulm¨¢n sun¨ª en el que se respira el conservadurismo en las calles, y ellas llevan hiyab desde edades muy tempranas. ¡°Mis hijas me piden ir a la escuela, sin embargo, ni siquiera puedo comprarles libros, cuadernos o l¨¢pices¡±, reconoce el progenitor. La tasa de abandono escolar alcanza el 40%, seg¨²n las autoridades locales. ¡°Lo que m¨¢s duele es saber que mis peque?os jam¨¢s estudiar¨¢n. Nos hemos hecho a la idea de que esta realidad ser¨¢ permanente¡±, se lamentan estos padres. ¡°Todos somos responsables¡±.
En el barrio de Abo Smara, Itola Omar abre las puertas de su casa. Esta joven libanesa es madre de cuatro v¨¢stagos con tan solo 26 a?os: ¡°Yo hablo en nombre de todas las madres de Tr¨ªpoli¡±, dice antes de comenzar la entrevista para aclarar que no se trata de una sola historia.
Su marido y ella regentaban una tienda de accesorios de telefon¨ªa, pero, durante las protestas de la revoluci¨®n de 2019, los manifestantes les rompieron los cristales y el due?o del local no les permiti¨® renovar el alquiler. ¡°Nos quedamos sin trabajo con cuatro hijos. Tres ni?as y un ni?o. El chico tiene que ayudarnos buscando comida¡±, asegura. Las otras tres son peque?as, acuden de forma irregular a un colegio que est¨¢ a una hora de distancia de su casa. ¡°Pienso en el suicidio¡±, contin¨²a Omar mientras disimula las l¨¢grimas.
¡°Yo me cas¨¦ con 13 a?os porque mi familia no pod¨ªa alimentarme. Me pesa pensar en que pasar¨¢ lo mismo con mis hijas. Si no puedo mantenerlas tendr¨¦ que dejarlas marchar¡±, a?ade. ¡°El matrimonio infantil, seg¨²n hemos investigado, se debe a las barreras estructurales como la ausencia de oportunidades de empleo, la carga financiera de mantener un hogar y la falta de condiciones adecuadas de vivienda y servicios disponibles¡±, expone Mokuo, de Unicef.
La pobreza tambi¨¦n ha tensionado su relaci¨®n conyugal. ¡°He sufrido violencia verbal y f¨ªsica¡±, reconoce Omar. Ambos discrepan sobre las posibles salidas. A ¨¦l le atrae la idea de emigrar y abandonar el pa¨ªs. Ella no est¨¢ de acuerdo: ¡°Quiere que arriesguemos nuestras vidas en el mar. Yo no puedo provocar m¨¢s sufrimiento a mis hijos¡±.
Incluso antes de la crisis actual, los ni?os de Tr¨ªpoli se han enfrentado a altas tasas de analfabetismo, deserci¨®n escolar y falta de servicios b¨¢sicos, que ha aumentado en los ¨²ltimos a?osYukie Mokuo, Unicef L¨ªbano
Una barra de pan cuesta 9.000 libras (5,3 euros?) y su primog¨¦nito, de 13 a?os, gana 10.000 (5,9 euros). ¡°Solo comemos pan con agua caliente o patatas. Los d¨ªas que mejor nos alimentamos es cuando las vecinas nos dan algo. Hoy, de hecho, una de ellas me ha mandado hummus y aceitunas¡±, asegura la joven madre mientras abre los muebles de una paup¨¦rrima cocina. Una solitaria botella de aceite de girasol es lo ¨²nico que queda en la despensa. ¡°No s¨¦ cu¨¢nto cuestan la carne y el pollo porque no me los puedo permitir¡±.
Desde el verano, Omar ha tenido que ir vendiendo casi todos los objetos de la casa para pagar el alquiler. ¡°Me duele ver que estamos criando una generaci¨®n fallida. Estos ni?os robar¨¢n, ser¨¢n delincuentes y violentos¡±, lamenta. ¡°El hambre es terrible, cuando un hijo te dice que tiene hambre te rompe el coraz¨®n¡±.
La pobreza extrema provoca una cadena de necesidades. Otro de los grandes problemas a los que se enfrentan las familias en Tr¨ªpoli es la falta del acceso a la atenci¨®n de la salud. La sanidad p¨²blica es precaria y la privada es demasiado cara. Tampoco disponen de medicamentos. ¡°Incluso antes de la crisis actual, la infancia de Tr¨ªpoli se han enfrentado a altas tasas de analfabetismo, deserci¨®n escolar y una carencia de servicios b¨¢sicos que ha aumentado en los ¨²ltimos a?os¡±, aclara la representante de Unicef.
Esta ciudad es el reflejo de una naci¨®n que lleva a?os en decadencia y, si bien los umbrales de pobreza en el resto de ciudades no alcanzan este nivel, la maltrecha situaci¨®n de la infancia es una realidad en todo el Estado. El pa¨ªs afronta una de las peores depresiones econ¨®micas de su historia, agudizada por la devaluaci¨®n de su moneda, la pandemia de la covid-19 y las secuelas de la explosi¨®n del puerto de Beirut en agosto de 2020. Naciones Unidas estima que nueve de cada diez familias sufren cortes de electricidad, un 30% de los hogares recorta gastos en educaci¨®n y un 40% tuvo que vender art¨ªculos de su casa para sobrevivir. Siete de cada diez tuvieron que comprar comida a cr¨¦dito. Lo m¨¢s preocupante es, seg¨²n Unicef, que el futuro de una generaci¨®n entera est¨¢ en peligro.
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