Ellas socorren a El Salvador
Por primera vez en seis d¨¦cadas, los Comandos de Salvamento del pa¨ªs centroamericano est¨¢n liderados por una mujer. Ellas representan el 30% de los voluntarios de este cuerpo de rescate que lo mismo auxilia a heridos de bala que a v¨ªctimas de cat¨¢strofes, incluso sorteando los ambientes m¨¢s hostiles
Aliviar el dolor ajeno es la consigna de los Comandos de Salvamento. Desde hace 61 a?os, este cuerpo de 2.200 voluntarios en El Salvador es el primero en llegar a socorrer la crisis de los dem¨¢s y, aunque se desconoce el n¨²mero exacto de personas salvadas en terremotos, huracanes, incendios, accidentes de tr¨¢nsito, tiroteos y hasta en el conflicto armado, lo han hecho sin diferenciar religi¨®n, ideolog¨ªa o estatus social. A cambio, el amarillo distintivo de su uniforme es una suerte de blindaje y refugio para quienes lo llevan en el pa¨ªs centroamericano, a¨²n aturdido por d¨¦cadas de violencia. Cerca de 650 mujeres lo vistieron en 2021, el 30% de la plantilla. Aunque es una cifra m¨¢s alta que otros a?os, la paridad sigue siendo un reto. Rubia Palacios, la primera presidenta femenina de la entidad, es cr¨ªtica: ¡°El machismo ha sido demasiado fuerte, porque siempre se ha cre¨ªdo que este es un trabajo de riesgo que solo pueden hacer los hombres. Ellos siempre han querido llevar la delantera, ser los primeros en una emergencia. Y eso duele¡±.
¡°Si llegara a pasar una guerra, traer¨ªa a mis hijos aqu¨ª¡±, dice Yanci Dele¨®n, rescatista que se form¨® en los Comandos de Salvamento hace ya 18 a?os. Son las cuatro de la tarde en la sede central, una casa un tanto destartalada a pocas calles del Centro Hist¨®rico de San Salvador. Sus muros atiborrados de fotograf¨ªas y diplomas son la radiograf¨ªa de m¨¢s de medio siglo en que sus brigadas ¨Dde forma voluntaria¨D han auxiliado al pa¨ªs. Seis d¨¦cadas de emergencias donde las mujeres han estado en la primera l¨ªnea, ya fuera como param¨¦dicas, camilleras o parteras, incluso durante los a?os m¨¢s despiadados en El Salvador, cuando las pandillas lo condenaron a ser el pa¨ªs m¨¢s violento del mundo sin una guerra declarada.
Por ese tiempo, en 2003, Dele¨®n lleg¨® a la central. Ten¨ªa 15 a?os y el permiso de su abuela para unirse a las brigadas que, en sus palabras, fueron una ¡°salida a los problemas en casa¡±. ¡°Pero vine a un mundo desconocido¡±, asegura la voluntaria quien es tambi¨¦n asistente en una cl¨ªnica de la capital. ¡°Me interesaba la medicina, solo que aqu¨ª fue de impacto, porque hab¨ªa demasiados heridos de bala y nunca me imagin¨¦ poder servir as¨ª a las personas¡±. Desde esos a?os, la entidad socorre a los heridos de tiroteos sin distinguir si son criminales o no.
Esa neutralidad se remonta al conflicto armado (1980-1992) que dej¨® al menos 75.000 muertos en el pa¨ªs centroamericano. En aquel entonces, los brigadistas se apresuraron, sin ninguna garant¨ªa para s¨ª mismos, a proteger a la poblaci¨®n cuando quedaba atrapada bajo el fuego cruzado entre el Ej¨¦rcito y la guerrilla del Frente Farabundo Mart¨ª de Liberaci¨®n Nacional. Las mujeres de la organizaci¨®n se alistaron en grupos que atend¨ªan partos durante las noches de toque de queda y, en general, auxiliaron a todos. De ah¨ª que fueron nominados al Nobel de la Paz y aunque no lo ganaron, su imparcialidad les otorg¨® el respeto de los salvadore?os para luego entrar al rescate en zonas controladas por pandillas, a las que otras organizaciones no acceden.
Algunas mujeres inclusive han venido de zonas de riesgo y han encontrado ac¨¢ cierta protecci¨®n, pero realmente no existe protecci¨®n completa en ning¨²n lado de este pa¨ªsFrancisco Campos, rescatista veterano y fot¨®grafo de los Comandos de Salvamento
Sin embargo, su uniforme no est¨¢ blindado del todo. ¡°Hay lugares en los que por mucho emblema que tengamos, quedamos a la intemperie¡±, precisa Dele¨®n. Lo constat¨® en su primer a?o de voluntariado. ¡°A tres calles de ac¨¢, alguien nos par¨® y pregunt¨®: ¡®?De d¨®nde ven¨ªs?¡¯ Mi compa?ero se qued¨® mudo y mi reacci¨®n fue decirle: ¡®Venimos de los Comandos, de ayudar a las personas¡¯. Insisti¨® que le hab¨ªa preguntado a ¨¦l y no a m¨ª, y al final solo se nos qued¨® mirando un rato¡±, relata. ¡°Tuvimos suerte porque en verdad solo hay un poco m¨¢s de respeto hacia nosotros¡±.
En ese momento en El Salvador hab¨ªa m¨¢s asesinatos per c¨¢pita que en cualquier otro lado del continente y fue a partir de 2014 que experiment¨® la mayor escalada de violencia, superando los 20 homicidios al d¨ªa. Esa crudeza alcanz¨® en 2016 a Erick Beltr¨¢n, un voluntario de 14 a?os asesinado por un pandillero, en el primer ataque directo a un miembro del cuerpo de socorro.
Para Francisco Campos, rescatista veterano y fot¨®grafo de los Comandos de Salvamento, se trataron de condiciones muy extremas. ¡°Ac¨¢ nos respetan y de alguna manera somos un espacio que da la oportunidad a que los j¨®venes se mantengan alejados de las pandillas¡±, se?ala sobre esta organizaci¨®n desplegada en 33 sedes en todo el territorio nacional. ¡°Algunas incluso han venido de zonas de riesgo y han encontrado ac¨¢ cierta protecci¨®n, pero realmente no existe seguridad completa en ning¨²n lado de este pa¨ªs¡±.
Desde hace 20 a?os, Patricia L¨®pez viene cada viernes a la sede central desde Apopa, en la periferia al norte de San Salvador. La rescatista recuerda la ferocidad de esos a?os y lo que le toc¨® hacer con lo aprendido en rescate vertical, maniobra que se realiza en alturas. ¡°?bamos a recuperar los cad¨¢veres de barrancos, pozos, flotando en r¨ªos; llegamos a sacar cuatro cuerpos al d¨ªa. En ese momento, no daba miedo; sent¨ªa hasta fuerza para levantar el cuerpo y hab¨ªa que tener bien los nervios otra vez para correr a otra emergencia¡±.
¡°?bamos a recuperar los cad¨¢veres de barrancos, pozos, flotando en r¨ªos; llegamos a sacar cuatro cuerpos al d¨ªa
A pesar de que los asesinatos de las pandillas MS-13, Barrio 18 Sure?os y Barrio 18 Revolucionarios se han reducido en los ¨²ltimos a?os, El Salvador sigue siendo una sociedad violenta. Y los temores est¨¢n arraigados. ¡°Lo que hago es venir e irme a casa con el emblema, sobre todo cuando me agarra la noche¡±, comenta la voluntaria. ¡°Hay que tomar precauci¨®n porque desaparecen demasiadas personas todav¨ªa¡±.
Pero el uniforme amarillo es m¨¢s que una protecci¨®n para L¨®pez. Tambi¨¦n es la insignia de que a sus 41 a?os ha superado todo lo que otros dec¨ªan que no podr¨ªa por su epilepsia. ¡°Cuando a mi mam¨¢ le llev¨¦ el diploma de rescate vertical, llor¨® y me abraz¨® porque no cre¨ªa que me fuera a graduar. De ah¨ª tambi¨¦n hice el curso de rescate vehicular, porque pueden decir que soy especial por mi enfermedad, pero eso no me limita¡±.
Ambos rescates son los instructivos m¨¢s dif¨ªciles para ser un comando integral. Y tambi¨¦n de los m¨¢s costosos. A diferencia de otros cuerpos de rescate como la Cruz Roja o la Cruz Verde, este organismo es austero. Si bien est¨¢n financiados en parte por el Estado, sobreviven gracias al patrocinio del extranjero y donaciones ciudadanas. Desde 1984, Ayuda Popular Noruega, ONG de asistencia humanitaria, apadrina estos cursos en los cuales, cada vez son m¨¢s las mujeres graduadas. ¡°Nosotras hacemos bien las capacitaciones, no pueden decir que no porque s¨ª sacamos todo nuestro coraje¡±, asevera L¨®pez.
Al repasar la historia de los Comandos de Salvamento no es dif¨ªcil dar con ese coraje en las hero¨ªnas que hasta dieron la vida para salvar a otros. De hecho, la escuela de formaci¨®n de la instituci¨®n lleva el nombre de la jefa de brigada Yolanda Elizabeth Ram¨ªrez, quien falleci¨® ahogada tras rescatar a una ni?a de una corriente de agua en la ¨¦poca de lluvias de 1984.
Aun cuando ellas siempre han estado en primera l¨ªnea, el machismo tambi¨¦n. Lo resume as¨ª Dele¨®n: ¡°S¨ª se ha tomado en cuenta a la mujer, pero ha habido peros. En ocasiones han dicho que accedimos a los cursos porque ten¨ªamos algo con otros. Pero lo que nos ha tra¨ªdo hasta ac¨¢ fue el estr¨¦s, el llanto y la lucha¡±. En un discurso de la entidad en 2012, a prop¨®sito del D¨ªa Internacional de la Eliminaci¨®n de la Violencia contra la Mujer, se deja constancia de eso: ¡°La mujer ha sido discriminada, apartada y se?alada como un objeto sexual. Muchas son recordadas como la esposa de fulano o zutano y no porque hayan realizado una buena labor. Se debe trabajar para borrar esas etiquetas y que ocupen puestos importantes [...] y si es posible hasta por primera vez deber¨ªa de haber una directora ejecutiva¡±.
A fines de 2020, eso se concret¨®. Por primera vez en seis d¨¦cadas, una mujer lleg¨® a la presidencia de los Comandos de Salvamento. Luego de 27 a?os de socorrista, Rubia Palacios asumi¨® el encargo de liderar la organizaci¨®n durante dos a?os. Para la voluntaria Dele¨®n eso denota mucho. ¡°Sent¨ª que por fin pasaba algo y que poco a poco ¨ªbamos a tener m¨¢s espacio en lugares decisivos¡±.
Esa es la prioridad de la presidenta. ¡°Pero no hablamos solo de nosotras, sino de un enfoque de diversidad¡±, aclara Palacios desde la delegaci¨®n en Zacatecoluca. ¡°Mi meta es que seamos reconocidas. Y tambi¨¦n todos los que fueron marginados por su identidad de g¨¦nero u orientaci¨®n sexual¡±.
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