¡°El hombre europeo busca ser el centro del mundo¡±
La fil¨®sofa francesa S¨¦verine Kodjo-Grandvaux vincula en su ¨²ltimo ensayo los conceptos de ecolog¨ªa y colonialismo, y propone una relaci¨®n individual y colectiva m¨¢s consciente con el universo: Occidente debe repensar las maneras de ser y de estar con otras poblaciones
S¨¦verine Kodjo-Grandvaux es una fil¨®sofa francesa de 45 a?os, asociada del Laboratorio de Estudios e Investigaciones sobre la L¨®gica Contempor¨¢nea de la Filosof¨ªa (LLCP) de la Universidad Par¨ªs 8, que realiza una parte importante de su trabajo en conexi¨®n con grandes pensadores africanos como Felwine Sarr, Achille Mbembe o Souleymane Bachir Diagne. Autora de Filosof¨ªas Africanas (Pr¨¦sence Africaine, 2013), y coeditora del libro Derecho y Colonizaci¨®n (Bruylant, 2005), Kodjo-Grandvaux fue responsable de las p¨¢ginas de cultura de la revista Jeune Afrique, y es actualmente periodista en la cabecera francesa de referencia, Le Monde, en la que escribe sobre cuestiones ligadas al racismo, el pensamiento y la cultura.
Su ¨²ltimo libro, Devenir Vivants (Editions Phillipe Rey), publicado el a?o pasado, es un ensayo ecol¨®gico que a¨²n no ha sido traducido al espa?ol. Tampoco ser¨¢ f¨¢cil la tarea. El t¨ªtulo, literalmente, ser¨ªa algo as¨ª como ¡°volverse vivos o reconvertirse en seres vivos¡±, f¨®rmula que obviar¨ªa la interpelaci¨®n que la autora hace a la humanidad: es necesaria una toma de conciencia colectiva de nuestro v¨ªnculo con el universo. ¡°Somos cosmos¡±, afirma.
El pasado 27 de enero particip¨® en un encuentro organizado por el Instituto Franc¨¦s de Saint Louis, al norte de Senegal, bajo el t¨ªtulo Reconstruir conjuntamente: la responsabilidad individual para conseguir un futuro humanista y sostenible, y all¨ª tuvo lugar esta entrevista. Rigurosa y agradable, bromea al encontrarse con un rat¨®n que cruza entre sus pies en medio de la charla: ¡°?Esto s¨ª es convivencia!¡±.
Pregunta: En su ¨²ltimo ensayo trata la cuesti¨®n de la ecolog¨ªa rastreando la historia colonial europea. ?C¨®mo se conectan estas tem¨¢ticas?
Respuesta: Abord¨¦ la tem¨¢tica tras la segunda edici¨®n de los Ateliers de la Pens¨¦e (talleres del pensamiento) ¨Duna iniciativa de los pensadores Felwine Sarr y Achille Mbembe para debatir sobre cuestiones contempor¨¢neas desde ?frica¨D que trataba sobre la condici¨®n planetaria y pol¨ªtica de los seres vivos y no pens¨¦ que me fuese a llevar a la memoria de la historia colonial, que es la m¨ªa. El punto de partida es que en la historia de la humanidad siempre hubo un deseo de colonizar a las poblaciones vecinas, pero no fue hasta la modernidad cuando esa ambici¨®n se extiende al planeta, y desde Europa los hombres se lanzan a dominar el mundo entero: Am¨¦rica del Norte, del Sur, Australia, ?frica y Asia.
Me interes¨® saber de d¨®nde surg¨ªa esa desmesura nueva en la historia, y me di cuenta de que, adem¨¢s de la ¨®ptica econ¨®mica (que coincide con el nacimiento del capitalismo, y la necesidad de nuevos mercados y nuevas tierras para cultivar) hab¨ªa un factor psicol¨®gico. Es el momento del descubrimiento del heliocentrismo, que Freud califica como la ¡°primera herida narcisista¡±: el hombre no es el centro del universo. Lo que se observa, desde el punto de vista de las ideas, es que hay un repliegue sobre la Tierra: ya que no puede ser el centro del universo, el hombre europeo busca ser el centro del mundo. Para eso, hace una distinci¨®n entre el orden natural y el cultural, y se aleja de la naturaleza para poder controlarla y explotarla.
En la historia de la humanidad siempre hubo un deseo de colonizar a las poblaciones vecinas, pero no fue hasta la Modernidad cuando esa ambici¨®n se extiende al planeta
P: ?Qu¨¦ consecuencias tuvo?
R: Las primeras poblaciones que son identificadas como ¡°parte¡± de la naturaleza en Europa son las mujeres, aludiendo a su lazo org¨¢nico con el universo, con la tierra, con los ciclos lunares¡ Hay p¨¢ginas exageradamente violentas de fil¨®sofos de esa ¨¦poca, como Francis Bacon, que justifican que se quemen brujas y torturen mujeres en nombre de la ciencia por impedir el progreso y el conocimiento matem¨¢tico.
Igualmente, la curiosidad que mueve a los europeos a recorrer el mundo se convierte r¨¢pidamente en un deseo de conquista, explotando los recursos naturales de los territorios a los que llegan: oro, madera¡ pero tambi¨¦n de las poblaciones que habitan esas otras tierras ligadas a¨²n al orden natural. Y, por tanto, exterminables o explotables.
Cuando se pone en marcha el comercio de esclavos, en franc¨¦s se designaba a los cargamentos de esclavos como ¡°maderas de ¨¦bano¡± y creo que es muy simb¨®lico porque se habla de las personas como de la naturaleza: como son madera, se les puede cortar de sus ra¨ªces, cargar en un barco, deportar¡ La humanidad es degradada a un estado vegetal o animal, poniendo en marcha un sistema de habitar el mundo perverso, que se dise?a en Europa pero que se expande por todo el planeta.
P: ?En qu¨¦ medida siguen presentes los da?os causados por esa historia pasada?
R: La trata negrera y la esclavitud no fueron un accidente o un error del capitalismo: est¨¢n intr¨ªnsecamente asociados y se retroalimentan. El sistema que han creado, en particular el bancario y el de seguros, tremendamente desigual y destructor, se pone en marcha en ese momento y contin¨²a en la actualidad. Otra cosa que heredamos de ese momento hist¨®rico son los monocultivos intensivos que se potenciaban en las plantaciones. Los grandes cultivos de algod¨®n, de caf¨¦ o de ca?a de az¨²car supusieron la deforestaci¨®n masiva de regiones como Hait¨ª, Santo Domingo u otras zonas del Caribe en las que ahora impactan devastadores fen¨®menos naturales. Para reducir el impacto destructor de la humanidad sobre el medio ambiente es necesario que las poblaciones occidentales repensemos las maneras de ser y de estar con otras poblaciones, porque a¨²n seguimos en esa l¨®gica de dominaci¨®n con la naturaleza, que se traduce en una relaci¨®n de dominaci¨®n del otro.
P: Usted llega a la conclusi¨®n de que ¡°el mundo se asfixia¡±. Tras esa constataci¨®n, ?c¨®mo avanzar?
R: La Europa moderna se fund¨® sobre la negaci¨®n de nuestra uni¨®n al cosmos, perdiendo la consciencia de que habitamos una tierra que es un planeta ligado a un universo. Aunque ha seguido habiendo v¨ªas espirituales o religiosas que mantuvieron esa idea, se perdieron de vista los v¨ªnculos f¨ªsicos y org¨¢nicos que nos ligan al cosmos y que experimentamos a diario: la alquimia que se produce a trav¨¦s de las plantas para que el aire sea respirable, la necesidad de la vitamina D del sol, el impacto de la luna en las mareas¡ Hay que trabajar esa consciencia y vivir en co-presencia con el resto de seres vivos.
P: ?No en armon¨ªa?
R: Desconf¨ªo de los discursos que dicen que hay que vivir en armon¨ªa con la naturaleza, porque esta puede ser extremadamente ca¨®tica y violenta en sus manifestaciones, como huracanes o plagas de langostas¡ No hay que vivir en armon¨ªa con eso, hay que saber que existen y vivir en co-presencia. Tenemos que poner en marcha h¨¢bitats inteligentes para que la presencia humana no agrave esos fen¨®menos devastadores, como las sequ¨ªas o las lluvias torrenciales. La covid-19 nos ha hecho conscientes de que no somos todopoderosos y nos ha dado la oportunidad de repensar nuestra manera de habitar el planeta.
P: En esa b¨²squeda de otros modos de habitar, usted ha mirado frecuentemente a ?frica, ?por qu¨¦?
R: Los v¨ªnculos hist¨®ricos que hay entre el continente europeo y el africano han conformado a las poblaciones de ambos lados del Mediterr¨¢neo. Apuesto por cuestionar esos encuentros, que han sido especialmente dolorosos y violentos, pero de los que tambi¨¦n han fructificado cosas bellas y relaciones bonitas. Lo que propongo es no estar siempre enfocados en mirar lo que Europa aporta a ?frica, sino al contrario, abrirse a lo que ?frica puede contribuir a nuestras sociedades europeas. Las cosmolog¨ªas africanas est¨¢n ligadas a las ecolog¨ªas primarias que piensan al hombre como uno de los elementos de la naturaleza, no necesariamente el dominante, sino el que, por su car¨¢cter singular, tiene mayor responsabilidad de cuidados hacia su entorno.
Lo que propongo es no estar siempre enfocados en mirar lo que Europa aporta a ?frica, sino al contrario, abrirse a lo que ?frica puede contribuir a nuestras sociedades europeas
P: ?Considera que en Europa hay una disposici¨®n para aprender de otras voces?
R: Creo que en Europa actualmente hay una reacci¨®n identitaria fuerte, ensimismamiento, de miedo a lo nuevo, al extranjero, a lo distinto, incluso al propio vecino, como vimos con la gesti¨®n de la covid. Pero hay otro corriente que busca alternativas, que son menos visibles porque no son experiencias que se piensen desde lo hegem¨®nico ni desde una perspectiva nacional o supranacional, sino muy local. Hay mucha gente que ya no espera nada del sistema actual y que inventa y cuestiona ¡°lo posible¡±, que experimenta otras maneras de hacer. Yo las llamo ¡°resistencias¡±: las redes de solidaridad, la gente que acoge a migrantes¡ puede que estemos en un punto clave en el que, o bien vamos a peor, o la gente toma las riendas con soluciones alternativas.
P: Como periodista, ?c¨®mo percibe la acogida de esas historias alternativas en los medios convencionales?
R: Nunca me he visto limitada para hablar de otras historias, filosof¨ªas o ideas. Lo veo tambi¨¦n en los encuentros o debates en los que participo: hay una verdadera sed de conocimientos, hay un p¨²blico que est¨¢ listo para o¨ªr otros relatos, que se cuestiona y tiene ganas de debatir sobre otros futuros.
P: En el encuentro en el que participa en Saint Louis se alude expresamente a repensar las relaciones entre Francia y ?frica. ?Hay una verdadera voluntad de cambio?
R: Considero que por parte de ciertos medios franceses que trabajan con ?frica hay una toma de conciencia sobre la necesidad de cambiar las maneras de hacer. Sigue siendo com¨²n el reflejo colonial paternalista que consiste en pensar que Francia va a ayudar a los africanos, lo que mantiene esa idea de superioridad. Hay que admitir que lo que Francia ha tra¨ªdo al continente no han sido siempre buenas ideas, que ha habido errores y que, en muchos casos, las soluciones aportadas no correspond¨ªan a los problemas reales.
Esta toma de conciencia ha sido posible porque una ¨¦lite africana, como Felwine Sarr o Achille Mbembe, ha llevado a cabo la tarea de explicar que no est¨¢n dispuestos a esperar a que Francia o las instituciones internacionales les digan lo que tienen que hacer, y que abogan por soluciones propias. Al cabo de un tiempo, ciertos actores franceses han entendido el mensaje, que corresponde con experiencias que han tenido en terreno, y entidades como los Institutos Franceses, las Alianzas Francesas, o la Agencia Francesa de Desarrollo (AFD) han visto que no es posible continuar como antes.
La reflexi¨®n va tanto en el sentido de la acci¨®n (qu¨¦ quiere decir hoy en d¨ªa trabajar en ?frica), como en las modalidades de actuaci¨®n: ya no se llega con las soluciones pensadas, sino que se ¡°co-construyen¡±, se crean alianzas que son nuevas palabras que se oyen cada vez m¨¢s. En todo caso percibo que hay voluntad: no hay que ser esc¨¦pticos, pero s¨ª estar vigilantes. Hay mucho en juego.
P: En numerosas ocasiones, las reflexiones filos¨®ficas se perciben alejadas de la realidad. En ese sentido nace la Fabrique de Souza, en Camer¨²n.
R: Es una experiencia que naci¨® de las reflexiones intelectuales surgidas en la 3? edici¨®n de los Ateliers de la Pens¨¦e con el objetivo de repensar la relaci¨®n de la humanidad con la naturaleza desde un territorio concreto, Souza, a 40 minutos de Douala, reuniendo a cient¨ªficos, artistas, j¨®venes emprendedores, abogados y agricultores. Entendemos que las soluciones tienen que provenir de los conocimientos locales o saberes tradicionales que a¨²n no han desaparecido y que es interesante hacerlos dialogar con la tecnolog¨ªa y la ciencia. En esa intersecci¨®n se pueden identificar experiencias que pueden ser operativas para el mundo contempor¨¢neo y m¨¢s eficaces que las soluciones solo cient¨ªficas y/o tra¨ªdas del norte.
As¨ª, desde 2019, hemos puesto en marcha una granja biol¨®gica y estamos trabajando en una cartograf¨ªa cultural y social, con el fin de estudiar la reinserci¨®n de la econom¨ªa en las pr¨¢cticas culturales. Igualmente hay tres doctorandos cameruneses que estudian la tenencia de la tierra, las din¨¢micas sociales derivadas de la llegada a la zona de refugiados angl¨®fonos, y el patrimonio terap¨¦utico y culinario. La Fabrique de Souza es una utop¨ªa ecol¨®gica en tiempos modernos.
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