Las guerras, la covid-19 y el cambio clim¨¢tico disparan el hambre en el mundo
La Red Global contra Crisis Alimentarias advierte de que 193 millones de personas sufrieron inseguridad nutricional aguda en 2021, 40 millones m¨¢s que en 2020
Una combinaci¨®n letal de conflictos, crisis econ¨®mica derivada de la covid-19 y cambio clim¨¢tico ha elevado hasta 193 millones la cantidad de personas en situaci¨®n de inseguridad alimentaria aguda en 53 pa¨ªses del mundo, seg¨²n el Informe Global sobre Crisis Alimentarias 2021, hecho p¨²blico este mi¨¦rcoles. Esta cifra representa un incremento de unos 40 millones de personas m¨¢s sufriendo hambre severa con respecto a 2020. La Red Global contra Crisis Alimentarias, integrada por la Agencia de Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), entre otros, es el autor del informe y destaca la importancia de potenciar la agricultura de los pa¨ªses afectados para tratar de revertir esta tendencia.
La guerra es, sin lugar a dudas, uno de los grandes impulsores del hambre en el mundo. Solo seis pa¨ªses que sufren alg¨²n tipo de conflicto representan el 80% del incremento de la inseguridad alimentaria aguda desde 2016. Se trata de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC), Afganist¨¢n, Etiop¨ªa, Sud¨¢n, Siria y Nigeria. De hecho, las peores crisis nutricionales del mundo en 2021 se vivieron en estos pa¨ªses, junto a Yemen, Sud¨¢n del Sur, Pakist¨¢n y Hait¨ª. El informe recuerda que en estos 10 territorios hay 134 millones de seres humanos sufriendo ¡°un hambre tan severa que representa una amenaza inmediata para el sustento y la vida de las personas y que amenaza con deslizarse hacia la hambruna y causar muertes generalizadas¡±.
El informe global no recoge las consecuencias de la guerra de Ucrania, que estall¨® en 2022, pero advierte de que este conflicto ya est¨¢ teniendo ¡°impactos devastadores¡± para el hambre en el mundo debido a la interconexi¨®n y fragilidad de los sistemas alimentarios. En concreto, la dependencia de las importaciones de cereales o insumos agr¨ªcolas y la vulnerabilidad ante las subidas de los precios de los productos de primera necesidad es m¨¢s acusada en aquellos pa¨ªses que ya sufren crisis alimentarias. Somalia, la RDC y Madagascar son un ejemplo de libro, pues obtienen casi la totalidad de su trigo de Rusia y Ucrania, un suministro que se ha visto ahora interrumpido.
Las perturbaciones en las cadenas comerciales derivadas de las medidas adoptadas para combatir la pandemia de covid-19 han generado un impacto igualmente negativo en las crisis alimentarias, lo que se ha dejado sentir directa o indirectamente en 48 de los 53 pa¨ªses analizados en el documento. La subida de precios, agudizada ahora por la guerra de Ucrania, representa una seria amenaza para la poblaci¨®n de los pa¨ªses m¨¢s desfavorecidos. Esta misma semana, Abebe Aemro Selassie, director para ?frica del Fondo Monetario Internacional (FMI), alertaba de ¡°los riesgos de agitaci¨®n social¡± en este continente. Varios pa¨ªses, como Egipto, Kenia y Marruecos, han optado por subir el salario m¨ªnimo, pero muchos Estados m¨¢s pobres no pueden asumir este coste tan f¨¢cilmente.
Los fen¨®menos clim¨¢ticos extremos, como sequ¨ªas o lluvias torrenciales, tambi¨¦n est¨¢n detr¨¢s del incremento de las crisis alimentarias y son responsables del hambre severa a la que se vieron expuestas 23,5 millones de personas en 2021. El ejemplo de Madagascar, donde no existen conflictos graves y hay 1,3 millones de habitantes en riesgo de hambruna y 14.000 que ya la sufren, es paradigm¨¢tico. En el origen de esta crisis est¨¢ una falta de lluvias prolongada que dura ya cinco a?os y que, a su vez, ha provocado una explosi¨®n de tormentas de arena debida a la erosi¨®n del suelo y a la deforestaci¨®n de las ¨²ltimas d¨¦cadas. El PMA ha denominado a esta crisis ¡°la primera hambruna del cambio clim¨¢tico¡±.
De las cinco categor¨ªas en las que se divide la gravedad de la inseguridad alimentaria, 570.000 personas estaban en 2021 en la fase cinco de cat¨¢strofe o hambruna, un 571% m¨¢s que en 2016. Cuatro pa¨ªses, Etiop¨ªa, Madagascar, Sud¨¢n del Sur y Yemen, concentran a esta poblaci¨®n. Somalia ya se ha unido a esta lista negra en 2022. El informe recoge que en la fase cuatro, llamada de ¡°emergencia humanitaria¡±, hab¨ªa 39,2 millones de personas repartidas entre 36 pa¨ªses, mientras que en la categor¨ªa tres, de ¡°crisis aguda de alimentos y medios de subsistencia¡±, se contabilizaron m¨¢s de 133 millones. Por ¨²ltimo, en lo que se conoce como ¡°seguridad alimentaria l¨ªmite¡± se registraron 236,2 millones de personas.
La Red Global contra Crisis Alimentarias, entidad integrada por 16 organismos de todo el mundo y autora del informe, plantea sin tapujos la necesidad de un cambio de estrategia. ¡°Las perspectivas de cara al futuro no son buenas, la escala de las necesidades es desalentadora. Debemos reunir la voluntad pol¨ªtica y medios financieros para detener el aumento constante del hambre aguda¡±, asegura. En este sentido, recuerda que desde el primer informe global en 2016 la tendencia de la inseguridad alimentaria ha sido creciente, mientras que la cantidad de dinero destinada a tratar de combatir este problema en los 55 pa¨ªses analizados alcanz¨® su nivel m¨¢s bajo en 2020. ¡°Si no hacemos m¨¢s para apoyar a las comunidades rurales, la escala de la devastaci¨®n en t¨¦rminos del hambre y la p¨¦rdida de medios de subsistencia ser¨¢ espantosa. Se necesita una acci¨®n humanitaria urgente en una escala masiva para evitar que eso suceda¡±, asegura el informe.
En este sentido, la Red Global contra Crisis Alimentarias plantea como prioridad la inversi¨®n en agricultura de los pa¨ªses afectados. Dos de cada tres personas afectadas por el hambre severa viven en zonas rurales dependientes de los cultivos. Pese a ello, este sector apenas ha logrado atraer el 8% de los fondos anuales destinados a seguridad alimentaria. ¡°Necesitamos cambiar esta tendencia¡±, asegura el informe. La regi¨®n de Tigray, en el norte de Etiop¨ªa, recibi¨® unas 183.000 toneladas de ayuda humanitaria durante la guerra que sufre este pa¨ªs, pero pese a todas las dificultades, sus agricultores lograron producir 900.000 toneladas de cereales. Suministrar semillas y fertilizantes a este sector es m¨¢s eficaz que distribuir ayuda, que adem¨¢s se puede ver interrumpida por la guerra.
En numerosas regiones de alto riesgo de hambruna se acerca la estaci¨®n de lluvias y, por tanto, el periodo en que hay que plantar las semillas. La FAO calcula que necesita unos 1.400 millones de euros en las pr¨®ximas semanas para reforzar la seguridad alimentaria. ¡°Es una ventana de oportunidad, no hay tiempo que perder. La producci¨®n agr¨ªcola es posible y eficaz incluso en contextos de crisis dif¨ªciles. Lo sabemos porque ya lo hemos hecho en Sud¨¢n del Sur, Afganist¨¢n o Yemen¡±, a?ade el documento.
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