Los ni?os invisibles del plomo en el norte remoto de Chile
La contaminaci¨®n provocada por residuos mineros de una empresa sueca causa desde hace a?os graves problemas de salud en ni?os y adultos. Los habitantes de la zona denuncian la inacci¨®n de las autoridades del pa¨ªs sudamericano y piden soluciones definitivas
El d¨ªa en que a Gaspar le sali¨® una herida en el brazo, su familia pens¨® que ser¨ªa una picadura de mosquito porque hac¨ªa mucho calor y el peque?o hab¨ªa pasado todo el d¨ªa jugando en la calle. Sin embargo, pasaron semanas y la marca segu¨ªa sin curarse. Se puso roja, despu¨¦s negra, y creci¨® hasta hacerse del tama?o de una moneda. Gaspar ten¨ªa tres a?os cuando tuvo que cambiar los columpios de su parque en Arica, una ciudad en el extremo norte de Chile, por las paredes de un hospital en Santiago, la capital, de donde sali¨® dos a?os despu¨¦s y 65 sesiones de quimioterapia m¨¢s tarde.
¡°?l nunca supo lo que tuvo, apenas le quedar¨¢n recuerdos. Pero para nosotros fueron tantas l¨¢grimas, nos comi¨® el miedo¡±, susurra Rebeca, abuela de Gaspar. Ella tiene 57 a?os, sufre alergias constantes, despigmentaci¨®n de la piel en varias partes del cuerpo y es superviviente de c¨¢ncer de ¨²tero. ¡°Como muchas mujeres en esta zona¡±, asegura esta mujer, totalmente desdentada.
No hubo que esperar mucho para que los c¨¢nceres y las malformaciones, las alergias y los tumores se convirtieran en la conversaci¨®n del d¨ªa a d¨ªa
Rebeca ten¨ªa la dentadura completa y ninguna dolencia cuando lleg¨®, en 1996, al barrio de Los Industriales, un proyecto de construcci¨®n de vivienda social empezado durante la dictadura de Pinochet. En las casas del distrito, las abuelas recuerdan c¨®mo los ni?os llegaban a la hora de la cena cubiertos de arena. El polvo se les hab¨ªa metido en las u?as y en el pelo, tras pasar la tarde jugando y revolc¨¢ndose en una monta?a negra de polvo muy fino convertida en atracci¨®n y parque de juegos.
Lo que no se sab¨ªa entonces es que aquella colina guardaba un secreto mortal. Hab¨ªa llegado al lugar desde Suecia 10 a?os antes, en 1984, tras un acuerdo entre la empresa minera chilena Promel y la sueca Boliden. La empresa sueca pag¨® a Promel por hacerse cargo de cerca de 20.000 toneladas de residuos t¨®xicos procedentes de su actividad minera en el otro lado del mundo, con la promesa de que all¨ª hab¨ªa altas concentraciones de oro y metales preciosos que ser¨ªan aprovechados en Chile, cuyo motor econ¨®mico es la miner¨ªa. Adem¨¢s, seg¨²n explica Rodrigo Pino, antrop¨®logo de la Universidad Cat¨®lica de Temuco, que lleva trabajando con la comunidad desde 2005, el pacto contemplaba que los desechos, que conten¨ªan altas concentraciones de ars¨¦nico, mercurio, cadmio y plomo, ser¨ªan tratados antes de ser enterrados.
Casas en tierra contaminada
Pero nada se cumpli¨®, y la monta?a de residuos t¨®xicos qued¨® olvidada a las afueras de Arica, una ciudad que actualmente cuenta con 200.000 habitantes y hace frontera con Per¨², all¨¢ donde termina el desierto de Atacama, con una geograf¨ªa muy ventosa que facilita la propagaci¨®n de la contaminaci¨®n. A finales de los ochenta, empezaron a construirse barrios para familias vulnerables alrededor de la colina donde se encontraban los residuos, conocida entre los vecinos como Sitio F. No hubo que esperar mucho para que los c¨¢nceres y las malformaciones, las alergias y los tumores se convirtieran en la conversaci¨®n del d¨ªa a d¨ªa. Todo el mundo parec¨ªa estar enfermo, relatan los vecinos.
Cuando las familias se dieron cuenta de que sus casas estaban levantadas en tierra contaminada, empezaron a protestar, y en 2012 lograron que el Gobierno de entonces, dirigido por el conservador Sebasti¨¢n Pi?era, aprobara la Ley 20.590 de Polimetales, que establec¨ªa controles sanitarios y el traslado de familias a zonas menos peligrosas, entre otras medidas. Desde entonces s¨ª se logr¨® realojar a familias a otras zonas m¨¢s seguras de Arica, pero actualmente las viviendas de las zonas afectadas por la contaminaci¨®n siguen estando habitadas.
A d¨ªa de hoy la norma ampara a 14.000 personas, seg¨²n datos del Gobierno, pero existen cientos de ni?os que, como Gaspar, nacieron despu¨¦s de 2012 y no cuentan con ning¨²n tipo de protecci¨®n pese a haber desarrollado patolog¨ªas vinculadas con la alta presencia de metales pesados en su entorno.
En 2021, expertos de derechos humanos de la ONU lamentaron que ¡°muchas personas han perdido la vida¡± debido a los residuos. ¡±Entre los efectos secundarios denunciados est¨¢n el c¨¢ncer, los dolores articulares, las dificultades respiratorias, las alergias, la anemia, los abortos y los defectos de nacimiento. Algunas mujeres en edad reproductiva que jugaron en la pila de residuos cuando eran ni?as no han podido concebir¡±, detall¨® el informe.
Otro caso de ni?os enfermos es el hijo de Cryshna, Amaru, que ya de reci¨¦n nacido tuvo que ser hospitalizado durante semanas. Ahora tiene tres a?os y a¨²n sigue pasando m¨¢s tiempo en el m¨¦dico que en casa, explica su madre. Tiene alergia a todo tipo de alimentos, al polvo, problemas de crecimiento y de desarrollo cognitivo, y hace poco la fiebre le subi¨® tanto que empez¨® a convulsionar. ¡°Es muy peque?o para estar tan enfermito, me dicen que es normal y no me dan m¨¢s que paracetamol e ibuprofeno¡±, lamenta Cryshna, de 24 a?os.
Nuestros hijos viven con una bomba de tiempo en sus cuerpos y nadie hace nadaLuz Ram¨ªrez, fundadora de Mamitas del plomo
Quien tambi¨¦n denuncia la falta de respuestas es Danae, madre soltera de 29 a?os, que naci¨® enfrente del Sitio F y desde muy peque?a se acostumbr¨® a escuchar historias de c¨¢ncer y muerte. Para cuando nacieron sus hijas, la enfermedad y el dolor estaban tan integrados en su lenguaje cotidiano que le pareci¨® natural pasar horas en el hospital. Le preocupa especialmente la mediana de sus tres hijas, de nueve a?os: ¡°Voy al psiquiatra y me manda hacer pruebas para catalogarla como Asperger, pero para cuando puedo juntar dinero y hacer todas las pruebas que me piden ya hay un especialista nuevo, que cambia el diagn¨®stico¡±.
Una bomba de tiempo
En su informe de 2021, los expertos de la ONU subrayaron que a ¡°la comunidad se le ha negado el acceso a la justicia durante a?os, ha recibido escasa o nula reparaci¨®n y a¨²n hoy se ignora a quienes necesitan atenci¨®n m¨¦dica. Los efectos sobre los derechos humanos sufridos por la comunidad no har¨¢n m¨¢s que acentuarse con el paso del tiempo¡±.
En su informe, tambi¨¦n consideran que los Gobiernos sueco y chileno son responsables de este drama y recuerdan que en 2013, 796 residentes de Arica, entre ellos defensores de los derechos humanos, iniciaron acciones legales en Suecia contra Boliden, pero un tribunal de apelaci¨®n consider¨® que los presuntos delitos hab¨ªan prescrito y el Tribunal Supremo sueco no encontr¨® motivos para abrir el caso.
En 2021, Boliden, en un comunicado ¡°neg¨® que su acci¨®n (al transportar estos residuos a Chile) fuera negligente¡± y subray¨® que la justicia de su pa¨ªs hab¨ªa concluido que la empresa actu¨® ¡°de manera responsable, informando a las autoridades pertinentes de Suecia y Chile y siguiendo todas las normas¡±.
Finalmente, los residuos fueron trasladados a un lugar cercano m¨¢s alejado de las poblaciones y las casi 20.000 toneladas terminaron enterradas y selladas. ¡°Deben tomarse medidas urgentes para devolver los residuos peligrosos a Suecia de forma segura para su correcta eliminaci¨®n¡±, pidieron en su informe los expertos de la ONU.
Mientras tanto, la poblaci¨®n local sigue aguardando e intentando defenderse por s¨ª sola. Luz Ram¨ªrez y otras madres de ni?os que nacieron despu¨¦s de 2012, crearon ¡®Mamitas del Plomo¡¯, una fundaci¨®n que quiere defender a quienes no son amparados por la Ley de Polimetales. La organizaci¨®n lleva a?os recogiendo informaci¨®n de ex¨¢menes m¨¦dicos y patolog¨ªas de los ni?os de las zonas m¨¢s afectadas y pelea por la correcta aplicaci¨®n de la normativa y su ampliaci¨®n.
Existen cientos de ni?os que, como Gaspar, nacieron despu¨¦s de 2012 y no cuentan con ning¨²n tipo de protecci¨®n pese a haber desarrollado patolog¨ªas vinculadas con la alta presencia de metales pesados en su entorno
En la ¨²ltima carta que recibieron del Palacio de la Moneda, sede de la presidencia chilena, fechada en julio de 2022, en respuesta a una de sus m¨²ltiples peticiones, el Gobierno progresista de Gabriel Boric asegur¨® estar ¡°trabajando para erradicar toda pr¨¢ctica o pol¨ªtica que posponga, obstaculice u omita las urgencias de las infancias y adolescencias¡±.
El responsable gubernamental del ¨¢rea de Medio Ambiente en Arica, Diego Arellano, autoridad encargada de coordinar y aplicar la Ley de Polimetales, explica que la idea es ¡°escuchar a la gente y tratar de ir m¨¢s all¨¢ de la ley con una visi¨®n integral¡±. En conversaci¨®n con este diario, Arellano reconoce que, mientras en la agenda legislativa no exista la prioridad de extender los beneficios de la norma, lo ¨²nico que la Administraci¨®n puede hacer es examinar a los ni?os que presenten patolog¨ªas en el Centro de Salud Ambiental, un ambulatorio para atender a las personas afectadas por la contaminaci¨®n. Los vecinos denuncian, sin embargo, falta de expertos y largas listas de espera en un centro construido al calor de la Ley de Polimetales que se hab¨ªa establecido como provisional.
¡°Si llevamos casi 30 a?os con esta lucha, algo no funciona¡±, resume Pino. En 2007, la Corte Suprema chilena conden¨® al Estado a pagar unos 5,4 millones de d¨®lares (4,1 millones de euros al cambio actual) a 356 habitantes de la zona, solo una parte de los afectados, para reparar el da?o provocado por la contaminaci¨®n, una decisi¨®n considerada insuficiente por los habitantes, que piden soluciones definitivas.
¡°Las autoridades saben que estos ni?os existen y saben lo que les puede pasar, saben que viven con una bomba de tiempo en sus cuerpos y que pueden morirse. Quieren hacerles invisibles, quitar importancia a lo que les pasa. ?C¨®mo alguien que sabe lo que est¨¢ pasando y no hace nada puede abrazar a sus hijos por la noche? Tenemos la informaci¨®n, tenemos los ex¨¢menes de nuestros hijos y de los de nuestras vecinas, se los hemos dado y el Gobierno no hace nada. Es c¨®mplice de estos cr¨ªmenes¡±, sentencia Ram¨ªrez.
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