El antiguo gran basurero electr¨®nico de Ghana se resiste a morir
El Gobierno del pa¨ªs africano desaloj¨® en 2021 por la fuerza el gran vertedero de Agbogbloshie, uno de los mayores del mundo, pero cientos de personas siguen recogiendo hoy desechos electr¨®nicos muy t¨®xicos
¡°Vivir aqu¨ª es peligroso. Compramos unos terrenos en el este del pa¨ªs, pero nuestro problema es c¨®mo trasladarnos all¨ª. Yo me ir¨ªa en este momento, pero no tenemos los medios para hacerlo y no contamos con ninguna ayuda¡±. Mohamed habla rodeado de tel¨¦fonos m¨®viles, radios, televisiones, ordenadores, microondas, frigor¨ªficos y toda la chatarra que se pueda imaginar en el barrio de Agbogbloshie, en el coraz¨®n de Acra. All¨ª estaba uno de los basureros de desechos electr¨®nicos m¨¢s grandes del mundo, al que este hombre lleg¨® siendo muy joven, hace m¨¢s de 20 a?os.
Hace casi dos a?os las autoridades del pa¨ªs desmantelaron violentamente este cementerio electr¨®nico y desalojaron a los varios miles de hombres, mujeres y ni?os que viv¨ªan y trabajaban en ¨¦l sin ning¨²n tipo de control sanitario ni protecci¨®n laboral. La zona se vaci¨®, pero no hubo una soluci¨®n real para sus habitantes y una parte importante ha comenzado a volver poco a poco a este inmenso terreno bald¨ªo. ¡°Vinieron sin avisar y nos dijeron que ten¨ªamos que irnos. Demolieron la zona y nos movimos del otro lado del r¨ªo y poco a poco comenzamos a trabajar nuevamente. No tenemos idea que har¨¢n en estas tierras¡±, explica Mohamed, que asegura que la decisi¨®n del Gobierno fue ¡°barrer y poner la porquer¨ªa debajo de la alfombra¡±.
Porque pese a que la zona fue arrasada, el vertedero no ha dejado de funcionar, aunque con menos trabajadores y volumen de chatarra. Con el paso de los meses ¡ªal ver que no ocurr¨ªa nada y que las autoridades no parec¨ªan tener un plan para esos terrenos¡ª cientos de personas han regresado al lugar o se han instalado a pocos metros, en la barriada vecina, tambi¨¦n en el distrito de Agbogbloshie. All¨ª viven ahora 100.000 personas, mayoritariamente dedicadas al comercio de alimentos. ¡°Sabemos que nuestro trabajo afecta negativamente a la comunidad, ?pero qu¨¦ otra alternativa tenemos?¡±, se pregunta Mohamed, que coordina una asociaci¨®n de recicladores de chatarra de la zona en la que hay inscritas 3.700 personas.
Los datos sobre los peligros que entra?a vivir y trabajar en un lugar como Agbogbloshie abundan desde hace a?os. En 2021, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) dijo en un informe que si un ni?o com¨ªa un solo huevo de gallina procedente de este basurero consumir¨ªa 220 veces la ingesta diaria tolerada de dioxinas cloradas (compuestos qu¨ªmicos que son contaminantes ambientales persistentes) establecida por las autoridades sanitarias europeas, debido al tratamiento incorrecto de los desechos electr¨®nicos.
Seg¨²n el Global E-waste Monitor, de la Uni¨®n Internacional de Telecomunicaciones (UIT), en 2019 se generaron en el mundo 53,6 millones de toneladas de desechos electr¨®nicos y la cifra aumenta una media de 2,5 millones de toneladas cada a?o. De esas 53,6 millones de toneladas, solo un 17,4% fue reciclado correctamente.
Datos publicados en 2011 por el Programa de la ONU para el Medioambiente (PNUMA) calculan que aquel a?o se generaron en Ghana 171.000 toneladas de residuos electr¨®nicos y solo un 0,2% fueron procesados por recicladores formales. Son las ¨²ltimas cifras fiables sobre este tipo de desechos en el pa¨ªs africano, que recibe la mayor¨ªa de esta basura de Europa, seg¨²n un informe de los grupos medioambientales Ipen y Basel Action Network publicado en 2019 tras instalar rastreadores en contenedores con desechos electr¨®nicos en varios pa¨ªses. Seg¨²n los informes de estos grupos, se trataba de ¡°equipos y aparatos que se encontraban al final de su vida ¨²til o no funcionaban, y se importaban como mercanc¨ªas no probadas, con lo que el comprador aceptaba el riesgo de que el equipo no se pudiera reparar y, por tanto, no se pudiera vender¡±. La puerta de entrada en Ghana de este material electr¨®nico es el puerto de Tema, situado a unos 30 kil¨®metros de este vertedero, seg¨²n una investigaci¨®n internacional en la que participaron la ONU, la Uni¨®n Europea y otras instituciones.
Esto es ?frica, los pol¨ªticos vienen cuando hay elecciones y despu¨¦s desaparecen.Mohamed, reciclador de desechos electr¨®nicos
Este transporte de basura electr¨®nica a miles de kil¨®metros de donde se genera sigue realiz¨¢ndose pese a que el convenio de Basilea, en vigor desde 1992, regula los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y obliga a que estos residuos se gestionen y eliminen de manera ambientalmente racional. Los firmantes, de los que Europa y pa¨ªses como Ghana forman parte, se comprometen a reducir al m¨ªnimo las cantidades que generan y transportan, y a tratar de eliminar los desechos lo m¨¢s cerca posible.
Cobre, mercurio y plomo
En Agbogbloshie, la basura electr¨®nica ha sido el sustento de decenas de miles de personas desde que comenz¨® a funcionar en los a?os noventa. Seg¨²n estimaciones del documental E-wasteland, en los tiempos de mayor apogeo este vertedero recib¨ªa 200.000 toneladas de desechos al a?o. Centenares de ghaneses de regiones del norte llegaron hasta el lugar para intentar ganar un salario reciclando y revendiendo estos desperdicios. El cobre y el aluminio de los cables se convirtieron en un tesoro para estos trabajadores, que aprovechan hasta el ¨²ltimo resquicio de los desvencijados aparatos para poder revender las partes a los compradores locales. Estos, a su vez, las ofrecen a grandes empresas que las utilizan como materia prima.
Los m¨¦todos usados para el reciclaje de estos dispositivos son sumamente contaminantes, ya que se queman los cables para descartar la goma que cubre el cobre. En 2008 la Agencia Alemana de Cooperaci¨®n (GIZ), implicada desde hace a?os en el saneamiento de Agbogbloshie, form¨® a un grupo de trabajadores de este vertedero electr¨®nico para reciclar de manera m¨¢s segura y les alert¨® de los riesgos que entra?aba seguir quemando cables. Les dieron una m¨¢quina para separar el pl¨¢stico del cable, pero no serv¨ªa para todos los cables y acab¨® abandonada.
Con los a?os, el vertedero se convirti¨® en un peligroso foco de contaminaci¨®n. El pasado diciembre, el relator especial de la ONU sobre t¨®xicos y derechos humanos, Marcos Orellana, alert¨®, tras visitar el lugar, que se hab¨ªan detectado niveles importantes de sustancias peligrosas como ars¨¦nico, plomo, mercurio y cobre en el suelo, el agua, las cenizas, los sedimentos y el polvo recogidos. Todo ello genera problemas cr¨®nicos en la piel, aumenta el riesgo de c¨¢ncer y de graves enfermedades cr¨®nicas. Un estudio de la Universidad de Ghana, que examin¨® a varias decenas de trabajadores de Agbogbloshie, concluy¨® que registraban una alta prevalencia de problemas respiratorios y un aumento importante de la presi¨®n arterial.
En un d¨ªa de trabajo, los j¨®venes que reciclan artesanalmente en Agbogbloshie pueden ganar entre dos y seis euros, que env¨ªan a sus familias, en el norte del pa¨ªs. ¡°Este trabajo no es para la gente de Acra, es un trabajo duro que solo la gente del norte puede realizar¡±, asegura Mohamed, que empez¨® como quemador, el rango m¨¢s bajo dentro de los precarios escalafones que existen en este submundo. Ahora vende metales pesados, chatarra de m¨¢s valor, por lo general procedente del desguace de autom¨®viles ¡ªotro de los negocios lucrativos en este pa¨ªs, que importa coches que los pa¨ªses europeos descartan por ser altamente contaminantes¡ª.
No poder respirar
Cada d¨ªa, los trabajadores se colocan donde pueden entre las monta?as de chatarra, deshacen los aparatos a mazazos y revisan cada pieza con esmero. ¡°Aqu¨ª todo se recicla¡±, comenta David, otro de los chatarreros. Explica que los m¨¢s j¨®venes (algunos, ni?os) usan una especie de im¨¢n para rastrear los trozos de metal e incluso el polvo de estos metales, diseminado por el suelo ennegrecido y lleno de desperdicios. Cuando consiguen juntar algo en una bolsa, lo venden por unos c¨¦ntimos de d¨®lar.
En 2019 se generaron en el mundo 53,6 millones de toneladas de desechos electr¨®nicos y la cifra aumenta una media de 2,5 millones de toneladas cada a?o
Iddrisu tiene 23 a?os y quiere ser futbolista, pero la pobreza lo empuj¨® a su actual trabajo de quemador de cables en los terrenos que fueron desalojados en 2021. Sabe que su salud est¨¢ en riesgo, pero asegura no tener opci¨®n. ¡°Llegu¨¦ hace tres a?os desde el norte. Sabemos que este trabajo nos afecta. Cuando queremos respirar no podemos, empezamos a toser. Es dif¨ªcil de explicar. Es por el fuego. Pero no tenemos trabajo, as¨ª que nos acostumbramos¡±, dice.
La demolici¨®n del basurero tuvo efectos devastadores para estas familias pobres, que en muchos casos se quedaron sin sustento. Mohamed, por ejemplo, dijo que sus ingresos se redujeron a la mitad tras el desalojo.
Otro efecto ha sido la proliferaci¨®n de otros lugares de quema de cables, igualmente peligrosos. El problema ¨²nicamente ha cambiado de escenario. Desde hace dos a?os, la agencia alemana de cooperaci¨®n, la GIZ, propone comprar los cables antes que se quemen para luego llevarlos a centros de reciclaje en Europa, y ha instalado un galp¨®n para ello en el lugar donde estaba el basurero. Pero los precios que ofrece son m¨¢s bajos que los del mercado ilegal, donde los chatarreros de Agbogbloshie prefieren finalmente vender los metales.
En 2016, Ghana aprob¨® una Ley y un Reglamento de Control y Gesti¨®n de Residuos Peligrosos y Electr¨®nicos que exige que los productores e importadores se registren en la Agencia de Protecci¨®n del Medioambiente y paguen una ecotasa por los productos que importan. Pero en el pa¨ªs africano, la aplicaci¨®n de las leyes relativas a los productos qu¨ªmicos y los residuos a nivel nacional es deficiente, seg¨²n el relator de la ONU Marcos Orellana. ¡°Esto pone a las personas en peligro de sufrir graves violaciones de los derechos humanos¡±, coment¨® Orellana, que denunci¨® que el pa¨ªs ¡°est¨¢ en el extremo receptor de una econom¨ªa global que intenta externalizar los costes del tratamiento de residuos en los pa¨ªses pobres en desarrollo¡±. El relator cit¨® el caso de Agbogbloshie y lament¨® que, por unos escasos ingresos, los ni?os abandonen la escuela. ¡°Ghana debe tomar nuevas medidas para reforzar su marco jur¨ªdico y mejorar su aplicaci¨®n con el fin de garantizar el derecho a vivir en un medio ambiente limpio, saludable y sostenible¡±, pidi¨®.
Pero desde la monta?a de chatarra de Agbogbloshie, Mohamed no cree en milagros: ¡°Esto es ?frica, los pol¨ªticos vienen cuando hay elecciones y despu¨¦s desaparecen¡±.
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