Un ej¨¦rcito de recicladores de basura conectados a trav¨¦s de una aplicaci¨®n en Ecuador
Los vecinos localizan y contactan a los que recogen la basura para entregarles el material a trav¨¦s de la plataforma Reciveci, que ha mapeado a 1.600 de estos trabajadores en 11 localidades y ahora se expande a otros pa¨ªses de la regi¨®n
Los martes, jueves y s¨¢bados, Blanca Pulupa Analuisa y su familia llegan a casa hacia las dos de la madrugada, despu¨¦s de viajar una media hora en la parte trasera de una camioneta, aguantando el fr¨ªo que se cuela en el cuerpo pese a las prendas de lana. Viajan as¨ª porque deben sujetar los sacos llenos de botellas pl¨¢sticas, papeles y cartones que han recogido durante la jornada, y tambi¨¦n porque no tienen dinero para alquilar otro veh¨ªculo que les lleve hasta uno de los valles de Quito, la capital ecuatoriana, donde viven. Cuando no viajan con la basura se dedican a limpiar, clasificar y vender todo lo que han recogido para llegar a una paga mensual de entre 100 y 120 d¨®lares (93 y 111 euros), una cantidad que ni se acerca al salario m¨ªnimo de Ecuador, establecido en 450 d¨®lares (416 euros).
La familia Pulupa Analuisa lleva 20 a?os hurgando en la basura, una tarea en la que participan Blanca, su madre, sus hijas, su esposo y su hermano. Todo empez¨® cuando la madre de Blanca se qued¨® viuda y su ¨²nica opci¨®n fue ir a los basureros de la ciudad. ¡°Nos ve¨ªan con malos ojos, ¨¦ramos poca cosa¡±, recuerda la mujer, que ahora tiene 44 a?os y lucha por dignificar su trabajo.
Parte de la historia de esta familia est¨¢ explicada en la aplicaci¨®n Reciveci, lanzada en 2018 para permitir que los recicladores y vecinos interact¨²en. Gracias a ella, se puede situar a los colectores de basura en un mapa de la ciudad y as¨ª los ciudadanos pueden contactar con ellos y entregarles en mano el material. Detr¨¢s de la iniciativa est¨¢n tres mujeres: Paula Guerra, Lorena Gallardo y Claudia Andrade, convencidas de que hay que integrar a los recicladores de base en el sistema de gesti¨®n de residuos s¨®lidos de las ciudades y pagarles un sueldo.
Reciveci pudo comenzar a funcionar gracias a una primera aportaci¨®n de 600 d¨®lares (555 euros) de la ONG chilena Ciudadan¨ªa Inteligente. Una campa?a de micromecenazgo les permiti¨® reunir 7.000 m¨¢s (6.477 euros). ¡°Fue una propuesta ciudadana construida con los sue?os de much¨ªsima gente que no nos conoc¨ªamos, pero que ten¨ªamos un objetivo: quer¨ªamos que los recicladores de base fueran visibilizados¡±, explica Guerra. Con la creaci¨®n de la aplicaci¨®n, la iniciativa sigui¨® creciendo.
La aplicaci¨®n registra 18.000 descargas y han mapeado a 1.600 recicladores en 11 localidades del pa¨ªs
En 2022, el proyecto recibi¨® 100.000 d¨®lares (93.000 euros) al ser una de las 36 startups reconocidas por el programa estadounidense Accelerator 100+. Eso les permiti¨® ampliarse a otras ciudades en Ecuador. Ahora la aplicaci¨®n cuenta con 18.000 usuarios y ha mapeado a 1.600 recicladores en 11 localidades del pa¨ªs. Adem¨¢s de detallar las vidas de recicladoras como Blanca, han implementado un programa que permite trazar el recorrido los residuos y vender esta informaci¨®n a empresas que necesitan indicadores sobre responsabilidad medioambiental. Esta idea les ha llevado tambi¨¦n a Rep¨²blica Dominicana y Per¨². En el primer pa¨ªs est¨¢n ejecutando un proyecto piloto con una cervecer¨ªa que quiere saber con precisi¨®n cu¨¢ntas botellas de vidrio se recuperan a trav¨¦s de las tiendas de barrio.
Objetivo: un sueldo fijo
¡°Los recicladores hacen la tarea a los ciudadanos que no separan los residuos, a los comercios que no informan sobre los productos que comercializan, a las industrias que producen envases y empaques y que no asumen responsabilidad alguna por la contaminaci¨®n¡±, opina Federico Parra, especialista en Econom¨ªa Social y Solidaria para Latinoam¨¦rica de WIEGO (una red global de investigaci¨®n para mejorar las condiciones de los trabajadores en la econom¨ªa informal). ¡°Pero, sobre todo, los recicladores hacen la tarea al Gobierno, pues gestionan un importante porcentaje de residuos que de otra forma terminar¨ªan reduciendo la vida ¨²til de los rellenos sanitarios o vertederos a cielo abierto¡±.
En Am¨¦rica Latina y el Caribe se generan 231 millones de toneladas de Residuos S¨®lidos Municipales al a?o. Esto equivale a 0,99 kilos por persona al d¨ªa, seg¨²n cifras del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que calcula que solo se recicla un 5% de estos desechos. La instituci¨®n estima que en la regi¨®n hay dos millones de personas que trabajan en la recolecci¨®n y clasificaci¨®n del material reciclable, responsables de hasta el 50% de la recuperaci¨®n del material reciclado.
Luc¨ªa Fern¨¢ndez, secretaria general de la Alianza Internacional de Recicladores, que agrupa a medio mill¨®n de trabajadores de 34 pa¨ªses, cuenta que llevan 20 a?os trabajando por la visibilizaci¨®n del colectivo. ¡°Los recicladores son los que vienen limpiando la mugre a las grandes compa?¨ªas, y aunque ya se ha logrado situar a estos trabajadores en el plano internacional, en las conferencias del cambio clim¨¢tico y en otros foros, todav¨ªa hay trabajo¡±, dice.
Tenemos que saber los horarios y las rutas de los camiones de basura para poder ir m¨¢s r¨¢pido, meter la mano en la basura y sacar rapid¨ªsimo lo que nos sirveBlanca, recicladora
La aplicaci¨®n Reciveci tambi¨¦n ha logrado que la familia Pulupa Analuisa legalizara su asociaci¨®n de recicladores hace dos a?os. La llamaron Sonre¨ªr, y su sue?o es que un d¨ªa les paguen por sacar de la basura todo lo que puede tener una segunda vida. De momento tienen que competir por la basura en las calles con otros recicladores, ecuatorianos y extranjeros, gran parte de ellos venezolanos, que tambi¨¦n buscan subsistir vendi¨¦ndola. Las botellas de pl¨¢stico son las m¨¢s preciadas, porque por unas 30 botellas (un kilo) se pagan 50 o 60 centavos de d¨®lar (0,46 a 0,55 euros). ¡°A veces nos roban la basura ya clasificada, es un problema, por eso vamos con nuestros maridos o pagamos algo m¨¢s al conductor de la camioneta para que nos ayude a vigilar¡±, cuenta la recicladora. Adem¨¢s, tienen que ser m¨¢s veloces que los servicios municipales de recolecci¨®n, que empiezan a hacer su trabajo cuando cae la noche. ¡±Tenemos que saber los horarios y las rutas de los camiones de basura para sacar rapid¨ªsimo lo que nos sirve¡±, explica.
Reciveci tambi¨¦n ha conseguido instaurar el cobro a los usuarios que deseen un servicio exclusivo de recogida, es decir, en un horario y con una frecuencia determinados. Algunos complejos residenciales y empresas se han suscrito a este servicio premium y las recicladoras que lo atienden ganan 2,5 d¨®lares por hora (aproximadamente 2,29 euros). No es mucho y no ocurre tan a menudo, pero es la primera vez que estas mujeres y sus familias cuentan con un salario fijo por su trabajo.
¡°Cochinos, comebasuras¡±
La aplicaci¨®n forma parte de un proceso mucho mayor que empez¨® en el Encuentro Internacional de Recicladores de Oficio organizado en Colombia, en 2008. De all¨ª naci¨® la Red Nacional de Recicladores del Ecuador (Renarec), con ocho asociaciones iniciales. La meta de la Renarec es dar los mismos pasos que han dado sus iguales en Bogot¨¢, que ya cobran por su trabajo. El programa Basura Cero, gestado durante la alcald¨ªa de Gustavo Petro (2012-2015), permiti¨® a los recicladores participar en la licitacio?n del servicio de aseo de la ciudad. En la regi¨®n, adem¨¢s de Colombia, solamente Brasil ha conseguido avances significativos para reconocer y remunerar a los recicladores.
En Ecuador, por ahora, el mayor logro de la organizaci¨®n de los recicladores es haberse despojado de la verg¨¹enza que impregnaba su labor. ¡°Antes nos llamaban de todo. Nos dec¨ªan cochinos, comebasuras, pensaban que ¨¦ramos unos alcoh¨®licos que buscamos en los desechos y nos avergonz¨¢bamos mucho. Hasta nuestros familiares nos discriminaban y nos preguntaban por qu¨¦ no busc¨¢bamos un trabajo digno¡±, explica Elvia Pisu?a, actual presidenta de Renarec.
Elvia, su esposo, su hija y su hermana son parte de la asociaci¨®n Quitumbe, nombre del barrio donde viven en Quito. Esta mujer de 52 a?os empez¨® a hurgar en los vertederos a los 14 a?os. ¡°Nuestros abuelos fueron los que empezaron a buscar en la basura algo que les sirviera¡±, recuerda.
Primero trabajaban en las quebradas del sur de la ciudad, en las que se tiraba la basura, pero en el a?o 2000 fueron rehabilitadas y los recicladores se trasladaron a otras zonas. Actualmente, la veintena de miembros de Quitumbe recogen otros materiales m¨¢s cotizados, como la chatarra, y su ganancia a fin de mes, tras pagar el transporte y el alquiler del lugar donde almacenan la basura clasificada, oscila entre los 200 y los 250 d¨®lares (183 y 229 euros) por persona. ¡°Ahora queremos pelear por un pago por el servicio que damos¡±, concluye la recicladora.
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