Tener voz en el mundo y obligarse a hacer frente com¨²n: los beneficios de la entrada de ?frica en el G-20
La Uni¨®n Africana podr¨¢ ejercer mayor influencia en cuestiones clave que afectan al continente, como la reestructuraci¨®n de deuda o la emergencia clim¨¢tica
La integraci¨®n de la Uni¨®n Africana (UA) como miembro permanente del Grupo de los 20 (G-20) supone, a la vez, una oportunidad y un desaf¨ªo para el continente africano. Con esta resoluci¨®n, adoptada en la cumbre de este foro celebrada el 9 y 10 de septiembre en India, ?frica tendr¨¢ voz en un espacio econ¨®mico donde se toman decisiones muy importantes ¡ªel G-20 representa el 85% de la producci¨®n econ¨®mica mundial y el 75% del comercio¡ª y podr¨¢, por lo tanto, aportar su perspectiva en cuestiones relevantes para el continente como la deuda, los intercambios comerciales o el impacto del cambio clim¨¢tico. Pero, al mismo tiempo, la entrada en el grupo obliga a los pa¨ªses africanos a ponerse de acuerdo sobre esas cuestiones fundamentales y superar sus hist¨®ricas diferencias internas.
¡°Es un reconocimiento de que el desarrollo del mundo necesita a una ?frica m¨¢s integrada¡±, asegura el prestigioso economista y profesor bisauguineano Carlos Lopes, quien lleva m¨¢s de una d¨¦cada defendiendo la entrada de la UA en este foro. ¡°La discusi¨®n sobre la reestructuraci¨®n de la deuda o sobre el r¨¦gimen financiero internacional ya no se puede llevar a cabo sin ?frica. Otro aspecto positivo es que va a aumentar la percepci¨®n del continente como un bloque, lo que nos va a obligar a los africanos a superar antiguas divisiones¡±, asegura.
El G-20 es un foro econ¨®mico y pol¨ªtico nacido en 1999 que integra a algunas de las econom¨ªas m¨¢s poderosas del mundo. Adem¨¢s de 20 pa¨ªses industrializados y emergentes, la Uni¨®n Europea era el ¨²nico bloque econ¨®mico miembro de pleno derecho, privilegio que va a compartir ahora con la UA. La inclusi¨®n de ?frica, que representa tan solo el 3% de la econom¨ªa del planeta, tiene m¨¢s que ver con su poder¨ªo demogr¨¢fico (1.400 millones de habitantes) y su posici¨®n estrat¨¦gica como poseedora de grandes recursos naturales, algunos de ellos claves para la llamada transici¨®n energ¨¦tica.
Adem¨¢s de las decenas de miles de fallecidos y las graves perturbaciones econ¨®micas, la crisis de la covid-19 dej¨® dos heridas en ?frica que profundizaron en la desconfianza del continente hacia el orden internacional: el injusto reparto mundial de las vacunas, que fueron acaparadas por los pa¨ªses desarrollados, y la ineficacia de los mecanismos de reestructuraci¨®n de deuda, una demanda africana para superar el golpe de la pandemia. ¡°En esa discusi¨®n no se escuch¨® la voz de ?frica, no se entendieron sus necesidades reales¡±, comenta Lopes. Un asiento en el G-20 permitir¨¢ al continente no quedar excluido del debate.
A juicio del economista bisauguineano, el refuerzo de la integraci¨®n africana va a ser otra de las consecuencias directas de la entrada en el G-20. ¡°El tratado de Abuya, en 1991, consagr¨® un proceso de integraci¨®n por etapas y bloques econ¨®micos. Pero esto no funcion¨®. Esa perspectiva se ha superado por primera vez con la creaci¨®n de la Zona de Libre Comercio Continental (ZLEC), que entr¨® en vigor el 1 de enero de 2021. La entrada en el G-20 sigue la misma l¨®gica¡±, explica Lopes, para quien, pese a su nacimiento en plena pandemia y todas las dificultades de implementaci¨®n, ¡°en todas las capitales africanas ya existe la conciencia de que se debe negociar como continente y no cada pa¨ªs por su cuenta¡±.
En todas las capitales africanas ya existe la conciencia de que se debe negociar como continente y no cada pa¨ªs por su cuenta
El economista senegal¨¦s especializado en desarrollo Ndongo Samba Sylla no es tan optimista. ¡°Desde un punto de vista simb¨®lico es importante, pero no creo que sea la entrada en el G-20 lo que va a cambiar las cosas en ?frica, el peso de las instituciones como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional sigue siendo enorme. Es ah¨ª donde se toman las grandes decisiones y ?frica, desgraciadamente, cuenta poco en ellas¡±. Respecto a la ZLEC y su posible impulso, Sylla cree que la uni¨®n comercial nace lastrada por su falta de contenido pol¨ªtico. ¡°Es necesario avanzar hacia un modelo federal. Est¨¢ bien que ?frica tenga esa voz en el G-20, pero necesitamos m¨¢s unidad interna¡±, a?ade.
Silvia Perazzo, historiadora argentina especializada en conflictos en ?frica, conoce bien los foros multilaterales. ¡°Si lo utiliza bien, es una buen¨ªsima noticia. Su presencia en el G-20 dar¨¢ a ?frica un mayor margen de maniobra para negociar. Lo importante de estos foros es lo que no se ve, las reuniones y encuentros a m¨²ltiples bandas. La UA tiene grandes proyectos relacionados con la alta velocidad, la universidad africana, la uni¨®n comercial o las infraestructuras de transporte que se podr¨ªan ver beneficiados¡±, explica Perazzo, quien coincide en que ?frica sacar¨¢ el m¨¢ximo partido al organismo multilateral si los pa¨ªses abandonan la tentaci¨®n de ir por su cuenta y privilegian la b¨²squeda de respuestas y acuerdos globales.
El mundo ha cambiado y ?frica aspira a tener una mayor presencia en estos espacios de decisi¨®n. Naciones Unidas, incapaz de poner de acuerdo a todos sobre cuestiones tan esenciales como las respuestas al cambio clim¨¢tico, arrastra una grave crisis de credibilidad en la que su incapacidad de reformarse para adaptarse a los nuevos tiempos ha sido decisiva. ¡°Las crisis m¨¢s importantes, como Ucrania, Yemen o el Sahel, se discuten fuera de Naciones Unidas y sus misiones de paz en el continente han perdido todo su prestigio¡±, opina Perazzo. ¡°La reforma de la ONU ni siquiera es ya una prioridad para la UA; ha perdido inter¨¦s¡±. De ah¨ª la relevancia de participar en otros foros multilaterales. Y el G-20 es el m¨¢s importante de todos.
Un problema que deber¨¢ resolver la UA es su f¨®rmula de participaci¨®n, que obligar¨¢ tambi¨¦n a un cambio de las estructuras de la organizaci¨®n continental. Los representantes de la Uni¨®n Europea en el G-20 tienen poderes delegados de los pa¨ªses miembros, no as¨ª el presidente de la comisi¨®n de la UA. ¡°Habr¨¢ que dotarle de esas competencias, crear un secretariado espec¨ªfico o una troika entre el presidente de turno, el saliente y el entrante. El G-20 es un foro muy complejo, con m¨¢s de 20 grupos de trabajo que se re¨²nen todo el a?o¡±, explica Lopes.
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