¡°?Por qu¨¦ nos castigan?¡±. La prohibici¨®n del carb¨®n vegetal en Uganda enciende el debate sobre la transici¨®n energ¨¦tica
Productores y comerciantes lamentan el repentino veto, anunciado en el mes de mayo, mientras algunos ugandeses siguen quemando madera y transportando el combustible de forma ilegal
A principios de este a?o, Hamidu Ssenyondo, un comerciante de carb¨®n vegetal del norte de Uganda, se mostraba esperanzado despu¨¦s de conseguir un pr¨¦stamo con el que esperaba hacer que creciera su pr¨®spero negocio. A lo largo de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, este hombre de 54 a?os se hab¨ªa forjado una reputaci¨®n de vendedor de carb¨®n vegetal de calidad, hasta el punto de que entre sus clientes lleg¨® a ser conocido como ¡°Hajji Magumu¡±, un apodo cari?oso que jugaba con la idea de ¡°carb¨®n duradero¡±. Ssenyondo decidi¨® que hab¨ªa llegado el momento de ampliar sus actividades para poder abastecer a m¨¢s comunidades de Uganda, y quiz¨¢ incluso m¨¢s all¨¢ de sus fronteras.
Pero el plan no sali¨® como esperaba. Apenas una semana despu¨¦s de invertir su pr¨¦stamo, fue detenido por la polic¨ªa. Junto con otros siete comerciantes, fue acusado de contravenir una orden presidencial, emitida dos meses antes, en mayo, que prohib¨ªa el comercio de carb¨®n vegetal. Un tribunal orden¨® a los ocho empresarios a pagar fuertes multas o a enfrentarse a penas de tres a?os de c¨¢rcel. Las autoridades confiscaron 1.900 sacos de carb¨®n vegetal, 200 de ellos de Ssenyondo, y los sacaron a subasta. ¡°Tuvimos que aceptar lo que fuera para recuperar nuestra libertad¡±, se lamenta este padre de 10 hijos.
La orden ejecutiva del presidente Yoweri Museveni pretend¨ªa proteger el medio ambiente de Uganda. En parte, debido a la industria del carb¨®n vegetal, la cubierta forestal del pa¨ªs se redujo del 24% en 1990 a solo el 9% en 2018, seg¨²n datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Se han talado especies arb¨®reas en peligro de extinci¨®n, como el karit¨¦ y la afzelia africana. Y la deforestaci¨®n ha contribuido a alterar los patrones clim¨¢ticos locales y la producci¨®n agr¨ªcola, con lluvias cada vez m¨¢s irregulares y periodos de sequ¨ªa cada vez m¨¢s largos.
La prohibici¨®n del carb¨®n vegetal comercial, cuya combusti¨®n tambi¨¦n libera altos niveles de carbono y otros contaminantes, ha sido bien acogida por los ecologistas. Sin embargo, la pol¨ªtica tambi¨¦n ha puesto de relieve las complejidades de la transici¨®n de energ¨ªas sucias a fuentes m¨¢s limpias, un reto al que se enfrentan pr¨¢cticamente todas las comunidades y pa¨ªses del mundo.
La pol¨ªtica ha alterado, por ejemplo, la forma de ganarse la vida de muchas personas, desde los productores directos y comerciantes como Ssenyondo hasta los conductores de boda-boda (moto-taxis) que transportan el producto. En los ¨²ltimos meses, al menos 28 comerciantes han sido acusados ante los tribunales y se han confiscado miles de sacos de carb¨®n vegetal, lo que representa una enorme p¨¦rdida de ingresos e inversiones. Un sector en auge en el norte de Uganda desde 2008 est¨¢ ahora patas arriba.
Los comerciantes se quejan de que la aplicaci¨®n de la prohibici¨®n ha sido demasiado repentina. Sostienen que el Gobierno deber¨ªa haberles dado un periodo de gracia que les permitiera vender sus existencias y abandonar el sector. Muchos creen que solo se les ha penalizado y no se les ha ayudado a cambiar de actividad. Irene Nabantanzi, de 34 a?os, por ejemplo, perdi¨® 200 sacos de carb¨®n vegetal que hab¨ªa invertido en producir, fue multada por los tribunales y tuvo que pagar los honorarios de sus abogados. Asegura que ha contra¨ªdo deudas y no puede pagar a los trabajadores que contrat¨® para quemar el carb¨®n, que est¨¢n atrapados en el bosque sin dinero para regresar a sus distritos de origen. ¡°?Por qu¨¦ siguen castig¨¢ndonos?¡±, pregunta al Gobierno. ¡°Hicimos todo lo que nos pidieron¡±. Nabantanzi y otras personas a las que se les ha confiscado el carb¨®n suplican a la Autoridad Forestal Nacional (NFA por sus siglas en ingl¨¦s) que no lo subaste, sino que se lo revenda a ellos a un precio m¨¢s bajo para que puedan recuperar parte del dinero invertido, pero ha sido en vano.
A falta de alternativas, algunos comerciantes creen que no tienen m¨¢s remedio que seguir produciendo carb¨®n de forma ilegal. Es un negocio arriesgado, pero muy lucrativo, especialmente porque los precios se han disparado desde la prohibici¨®n, y porque la demanda tanto en Uganda como en la vecina Kenia, que prohibi¨® la producci¨®n de carb¨®n vegetal en 2018, sigue creciendo. Esto ha dado lugar a un juego del gato y el rat¨®n entre comerciantes y autoridades. Algunos productores ahora queman madera para producir carb¨®n vegetal por la noche y pasar de contrabando sus mercanc¨ªas en camiones de alimentos, tanques de agua y autobuses p¨²blicos. En respuesta, las autoridades han recurrido a la colaboraci¨®n de ¡°voluntarios de la comunidad¡± para vigilar los puntos calientes, seg¨²n el Comisario Residente del Distrito de Amuru, Stephen Okello.
Tambi¨¦n existe otra opci¨®n para evitar la detenci¨®n. ¡°La ¨²nica forma es sobornar a la polic¨ªa en los puestos de control: cuanto m¨¢s dinero das, m¨¢s carb¨®n te dejan pasar¡±, afirma el comerciante Ismail Nsanja, de 42 a?os. ¡°As¨ª funcionan las cosas en los tiempos que corren¡±. La portavoz de la Autoridad Forestal Nacional, Juliet Mubi, niega saber nada de esas acusaciones, pero un funcionario del organismo que prefiere mantenerse en el anonimato se hace eco de ellas. Afirma que ¡°prohibir por completo el comercio de carb¨®n vegetal ser¨ªa dif¨ªcil¡± en el norte de Uganda debido a la red de ¡°poderosos soldados, funcionarios del Gobierno y personas adineradas¡± con intereses creados en la industria.
La orden ejecutiva del presidente Museveni tambi¨¦n hace referencia a los v¨ªnculos corruptos entre la industria del carb¨®n vegetal y los ¡°grupos de seguridad y organismos gubernamentales¡± del Estado. ¡°Al parecer, gente armada escolta este carb¨®n¡±, se?ala, y a?ade que ¡°los lugare?os sienten ahora un gran desprecio por la gente encargada de la seguridad¡±. Estas supuestas conexiones se esgrimen como justificaci¨®n b¨¢sica de la prohibici¨®n. ¡°Para salvar el medio ambiente y la reputaci¨®n del Movimiento Nacional de Resistencia en el poder, por la presente proh¨ªbo la tala de ¨¢rboles para la quema de carb¨®n¡±, concluye.
La prohibici¨®n ejecutiva de Museveni tambi¨¦n ha planteado problemas a los compradores de carb¨®n vegetal. En Uganda, se calcula que el 90% de la poblaci¨®n sigue dependiendo de la biomasa para obtener energ¨ªa y dispone de pocas alternativas.
El diputado Emely Kugonza, exvicepresidente de la Comisi¨®n de Medio Ambiente y Recursos Naturales, afirma que el Gobierno deber¨ªa haber encontrado soluciones viables antes de decretar la prohibici¨®n, y pide que la pol¨ªtica se revise para ¡°encontrar un equilibrio entre la protecci¨®n del medio ambiente y la mejora de los medios de subsistencia¡±, dando prioridad a la ayuda para la compra y recarga de bombonas de gas. Dickens Kemigisha, director ejecutivo del Instituto Africano para la Gobernanza Energ¨¦tica, opina que la prioridad deber¨ªa ser desarrollar la energ¨ªa hidroel¨¦ctrica como ¡°la alternativa m¨¢s ecol¨®gica¡± para evitar la quema de combustibles f¨®siles. La energ¨ªa hidroel¨¦ctrica aporta ya el 78% de la producci¨®n energ¨¦tica del pa¨ªs, seg¨²n la Autoridad Reguladora de la Electricidad. Uganda tambi¨¦n exporta energ¨ªa hidroel¨¦ctrica a los pa¨ªses vecinos, pero hasta 2020 solo el 45% de los ugandeses estaban conectados a la red dom¨¦stica.
En Uganda, se calcula que el 90% de la poblaci¨®n sigue dependiendo de la biomasa para obtener energ¨ªa y dispone de pocas alternativas
France Atube, agr¨®nomo de la Universidad de Gulu, propone que se impulse el mercado, a¨²n poco desarrollado, del ¡°carb¨®n verde¡±, una especie de briqueta fabricada a base de residuos agr¨ªcolas. En su opini¨®n, este m¨¦todo m¨¢s limpio ¡°salvar¨ªa los ¨¢rboles¡± y beneficiar¨ªa a las comunidades rurales que no pueden permitirse otras alternativas ni conectarse a la red. Mubi, de la NFA, afirma que la Autoridad promueve actualmente el cultivo del bamb¨² como fuente alternativa de combustible por su versatilidad y r¨¢pido crecimiento.
En principio, existen varias alternativas prometedoras al carb¨®n vegetal, pero el desarrollo de pol¨ªticas, infraestructuras o mercados que las hagan ampliamente disponibles y accesibles no puede forjarse de la noche a la ma?ana. Mientras los debates prosiguen, tanto los antiguos vendedores como los compradores de carb¨®n desear¨ªan que estas conversaciones hubieran tenido lugar antes de la prohibici¨®n. Reconocen la importancia de combatir la deforestaci¨®n y poner fin a la utilizaci¨®n de energ¨ªas no limpias, pero tienen la sensaci¨®n de haber sido sacrificados por un bien mayor. ¡°No estamos en contra de la prohibici¨®n, pero nos vimos obligados a talar ¨¢rboles para sobrevivir¡±, afirma Ssenyondo. Suplica alguna ayuda o clemencia del Gobierno para poder recuperar parte de sus p¨¦rdidas y empezar de nuevo. ¡°As¨ª podr¨¦ volver a mi pueblo y buscar algo que hacer para cuidar de mi familia¡±.
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