Las mujeres que democratizan las democracias
En Mozambique, la participaci¨®n en el espacio pol¨ªtico sigue siendo un desaf¨ªo que ahora encarnan j¨®venes, en uni¨®n con otras mujeres del continente, y con las redes sociales como herramienta clave
Hace algunas semanas particip¨¦ como oradora en el F¨®rum Internacional de la Democracia participativa en ?frica, que se celebr¨® en Maputo. Me invitaron para hablar sobre el liderazgo de las mujeres j¨®venes e inicialmente pens¨¦ en declinar la invitaci¨®n. Soy presentadora y productora del programa de televisi¨®n N¨®s Mulheres (Nosotras mujeres) en la televisi¨®n de Mozambique, y gracias este trabajo he seguido de cerca el liderazgo de j¨®venes y mujeres que gracias a su militancia y activismo logran ampliar la participaci¨®n pol¨ªtica. Por eso, pens¨¢ndolo bien, acept¨¦ la invitaci¨®n y quise enfocarme en la forma en que las mujeres est¨¢n contribuyendo a democratizar la democracia en Mozambique y tal vez en ?frica.
En este sentido, comenc¨¦ citando a Mary Wallstonecraft, escritora inglesa que en 1792 public¨® el libro Una reivindicaci¨®n por los derechos de la mujer. En el contexto de la Revoluci¨®n Francesa, a partir de la cual los hombres se tornaron ciudadanos con derechos, excluyendo a las mujeres, Wallstonecraft afirmaba que las mujeres ten¨ªan que tener el derecho de participar en la vida pol¨ªtica. En pleno siglo XVIII, cuando las mujeres a¨²n no ten¨ªan derecho a votar (el primer pa¨ªs en concederlo fue Nueva Zelanda, en 1893, es decir, un siglo despu¨¦s), Wallstonecraft cre¨ªa que solo con una participaci¨®n activa en la pol¨ªtica podr¨ªa transformarse la vida de las mujeres.
?Por qu¨¦ esta escritora reivindicaba este derecho? Porque en cualquier democracia participativa, la participaci¨®n pol¨ªtica es el valor n¨²mero uno. Y cuando se habla de participaci¨®n pol¨ªtica, no estamos hablando ¨²nicamente de votar. Hay muchas maneras de participar en la vida pol¨ªtica: a trav¨¦s de asociaciones, movimientos, organizaciones de la sociedad civil, manifestaciones, presi¨®n sobre los dirigentes, debate sobre los acontecimientos pol¨ªticos...
En estos 10 a?os de andadura de N¨®s Mulheres he visto a mozambique?as que fortalecen la conciencia ciudadana y su ejercicio, ampliando la base de la participaci¨®n pol¨ªtica, con acciones individuales y colectivas. Recuerdo, por ejemplo, las manifestaciones de las comerciantes del mercado del pescado en Maputo y a una mujer postrada frente a los agentes de polic¨ªa que llegaron para impedir la protesta, que repet¨ªa: ¡°?Yo no tengo derechos?¡±. Puede parecer banal e incluso insignificante, pero para aquellos que militan por los derechos humanos esa pregunta significaba que en el pa¨ªs estaba brotando la semilla de la conciencia de la ciudadan¨ªa.
En estos 10 a?os, he podido ver tambi¨¦n la aprobaci¨®n de dos leyes que contribuyeron a mejorar la calidad de vida de las mujeres de Mozambique: una que criminaliza la violencia dom¨¦stica y otra que penaliza los matrimonios a edades tempranas. Son dos leyes que surgen de iniciativas femeninas. Siempre alerta, las mujeres tambi¨¦n se pronuncian si hay alg¨²n intento de privarles de derechos ya adquiridos, porque las amenazas son constantes y las obligan a estar siempre alerta.
Esto me lleva a recordar a la fil¨®sofa y activista estadounidense Angela Davis, cuando dice que ¡°la libertad es una lucha permanente¡±. En este foro internacional de democracia participativa, el expresidente de mi pa¨ªs, Joaquim Chissano, afirm¨® que la democracia implica la libertad de expresarse libremente. Es un derecho fundamental, reflejado en la mayor¨ªa de constituciones, pero ese derecho siempre est¨¢ en la cuerda floja.
En este aspecto, las mozambique?as han sido heroicas. Herederas de las luchas de los movimientos de derechos humanos, luchas que han traspasado los siglos, luchas inacabadas cuyo resultado se ha visto postergado tantas veces, estas mujeres han mostrado ser conscientes de la necesidad de no deponer las armas. En este momento, las redes sociales son uno de sus mayores campos de batalla. Las j¨®venes las utilizan a su favor, en ellas se sienten libres de expresarse abiertamente, se asumen como feministas y reivindican sus prerrogativas ciudadanas. Siempre que ven sus derechos en la cuerda floja, asumen una posici¨®n activa y participan en protestas, conferencias o movimientos que terminan ejerciendo presi¨®n sobre nuestros dirigentes, se ponen del lado de los grupos oprimidos y van poco a poco democratizando nuestra democracia, torn¨¢ndola m¨¢s participativa. Haciendo justamente lo que dice Angela Davis: ¡°Es preciso hacer avanzar una democracia para todos, desarrollarla, democratizarla¡±.
Creo que es justamente por esa necesidad de democratizar la democracia que algunos pa¨ªses africanos decidieron celebrar el foro al que me refiero en esta tribuna. En este sentido, Davis sugiere que fomentemos las relaciones entre todos los movimientos y luchas actuales, lo que el fil¨®sofo mozambique?o Severino Ngoenha llama ¡°unidad m¨¢s all¨¢ de la geograf¨ªa¡±. Unidad m¨¢s all¨¢ de d¨®nde estamos, para coordinar formas de avanzar de nuestras sociedades democr¨¢ticas. Para m¨ª, estar unidos en ese foro signific¨® asumir esa necesidad de estar juntos m¨¢s all¨¢ del lugar de donde estemos.
En mayo de 2022, las africanas ya dieron este paso de ¡°unidad m¨¢s all¨¢ de la geograf¨ªa¡± y crearon una red de j¨®venes l¨ªderes africanas, un excelente paso en este proceso de lucha constante por la libertad de expresi¨®n, que permite a las mujeres la participaci¨®n pol¨ªtica y que pasa necesariamente por democratizar nuestras democracias. Bravo a las mujeres de mi pa¨ªs y del continente.
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