Alergias mortales, infartos o c¨®lera: los devastadores efectos del calentamiento global en ?frica

La fuerza del viento que azota las ciudades de la provincia del Cabo Oriental, en Sud¨¢frica, es capaz de generar energ¨ªa. Pero en un d¨ªa seco y caluroso, esos vientos pueden acumular brasas y verterlas en la sabana y el bosque, secos como yesca, y destrozar cosechas, forrajes y hogares, adem¨¢s de cobrarse vidas.

Los incendios forestales crean sus propios sistemas meteorol¨®gicos y generan tormentas de fuego con efectos devastadores.

El calentamiento global aumentar¨¢ el n¨²mero de d¨ªas de calor intenso, y esto producir¨¢ unas condiciones id¨®neas para los incendios. En los ¨²ltimos meses, el sur de Europa y el norte de ?frica han experimentado temperaturas r¨¦cord e incendios feroces con terribles efectos sobre las vidas humanas, el h¨¢bitat y el medio ambiente. El hemisferio sur ser¨¢ el pr¨®ximo en vivir esta situaci¨®n.

No obstante, la principal causa de muerte en todo el mundo es el calor, no el fuego. Las temperaturas extremas registradas en Europa y EE UU auguran cambios futuros a escala mundial. En los pa¨ªses de ?frica meridional, algunas zonas de ?frica oriental y Madagascar se prev¨¦ un r¨¢pido aumento de las temperaturas hasta finales de este siglo.

Soy antrop¨®loga y acad¨¦mica en el ¨¢mbito de la salud p¨²blica y trabajo en Australia y en Sud¨¢frica. Estos dos pa¨ªses se ven afectados de forma recurrente por El Ni?o-Oscilaci¨®n del Sur y el consiguiente aumento del nivel del mar, con inundaciones, sequ¨ªas y un aumento de la temperatura a su paso. La combinaci¨®n del calentamiento global y El Ni?o apunta a que en los pr¨®ximos a?os los efectos devastadores ser¨¢n cada vez mayores.

Los informes de organismos multilaterales como el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim¨¢tico y de organismos nacionales como el Programa de Investigaci¨®n sobre el Cambio Global de EE UU ponen de manifiesto que las altas temperaturas pueden ser mortales y que en todo el mundo hay vastas poblaciones vulnerables a esta situaci¨®n. Las altas temperaturas provocan insolaciones, golpes de calor, infartos, derrames cerebrales y otras enfermedades cardiovasculares.

En Sud¨¢frica se producir¨¢n m¨¢s olas de calor, lo que aumenta la probabilidad de muertes relacionadas con este fen¨®meno. Las personas que son especialmente vulnerables al estr¨¦s por exceso de calor son aquellas que viven en asentamientos precarios y en edificios en mal estado y abarrotados. Las ciudades tambi¨¦n son puntos calientes: el calor que absorben las carreteras y los edificios provoca el efecto ¡°isla de calor¡± urbano, al tiempo que un mayor uso de energ¨ªa para la refrigeraci¨®n aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero.

Menos alimentos, menor nutrici¨®n

En el continente africano, la seguridad alimentaria se ve directamente amenazada por los fen¨®menos extremos, pero tambi¨¦n, de forma m¨¢s general, por el cambio clim¨¢tico y el calentamiento global. En Sud¨¢frica, la sequ¨ªa hace estragos de forma recurrente en la agricultura de subsistencia, la ganader¨ªa y los cultivos comerciales. Esta situaci¨®n ya ha despertado un inter¨¦s por las estrategias locales para hacer frente a la inseguridad alimentaria.

El impacto de la sequ¨ªa en la alimentaci¨®n y la nutrici¨®n recaer¨¢ sobre los m¨¢s vulnerables, como los beb¨¦s, los ni?os peque?os y las mujeres embarazadas, y sobre quienes ya viven en o por debajo del umbral de la pobreza.

En todo el continente, muchas personas dependen de la agricultura de subsistencia y, en ausencia de alimentos o agua, probablemente se producir¨¢ un aumento de las migraciones y de las crisis humanitarias. En Sud¨¢frica, una gran parte de la poblaci¨®n tambi¨¦n depende de la agricultura de subsistencia o de otro tipo de agricultura a peque?a escala. Las malas cosechas y la sequ¨ªa, junto con el aumento del coste de los alimentos por la alteraci¨®n de los recursos alimentarios mundiales, nos acabar¨¢n perjudicando a todos.

A los factores de riesgo anteriormente mencionados, se suma la escasez de agua. Los seres humanos necesitan una correcta hidrataci¨®n para sobrevivir. La escasez de agua, combinada con el aumento de las temperaturas, aumenta el riesgo de fallo org¨¢nico y muerte. Adem¨¢s, el hecho de depender de un agua de mala calidad y contaminada tiene consecuencias en la higiene dom¨¦stica y personal, as¨ª como en las infecciones intestinales.

El vibrio cholerae (la bacteria que causa el c¨®lera) est¨¢ presente en los canales de agua de todos los pa¨ªses, tanto de renta alta como baja. La infecci¨®n provocada por esta bacteria puede ser leve. Sin embargo, si no se interviene r¨¢pidamente para evitar una deshidrataci¨®n grave, el aumento de la concentraci¨®n de la bacteria puede ser letal. El brusco aumento del c¨®lera y otras enfermedades diarreicas en todo el mundo est¨¢ relacionado con el aumento de las temperaturas y la sequ¨ªa.

Tambi¨¦n es probable que otras enfermedades infecciosas v¨ªricas y bacterianas ¡ªespecialmente prevalentes en ?frica¡ª aumenten con el calentamiento global. Las denominadas enfermedades olvidadas de la pobreza incluyen enfermedades parasitarias y v¨ªricas transmitidas por vectores, como la fiebre del valle del Rift, la malaria, la filariasis, la esquistosomiasis, el dengue, el chikungunya y la gripe, adem¨¢s de arbovirus, como los diferentes pat¨®genos de la gripe.

El modo en que el cambio clim¨¢tico afectar¨¢ a las distintas enfermedades transmitidas por vectores variar¨¢. Uno de los factores de riesgo son las aguas estancadas y contaminadas.

Cada vez hay m¨¢s evidencias de la migraci¨®n de mosquitos a mayores altitudes, que infectan a personas nunca antes expuestas. Al mismo tiempo, hay cada vez m¨¢s pruebas del cambio de comportamiento de los vectores y de su resistencia a los insecticidas en algunos entornos, como es el caso de la regi¨®n de Ifakara, en Tanzania.

Cuando en 1988 se cre¨® el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Clim¨¢tico, dispon¨ªamos de una alternativa para frenar el cambio clim¨¢tico y ralentizar el calentamiento global. La globalizaci¨®n, las pol¨ªticas nacionales y el capitalismo mundial nos han hecho fracasar y, 35 a?os despu¨¦s, nos enfrentamos a una crisis inevitable. Esto no significa que no podamos hacer nada para detener la destrucci¨®n de vida en el planeta. Se necesita un cambio urgente y radical de la forma en que se suministra y utiliza la energ¨ªa, de la forma en que vivimos y de las condiciones de vida de aquellos que, por las circunstancias de su d¨ªa a d¨ªa, est¨¢n m¨¢s expuestos a los efectos letales del calentamiento global.

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