¡°Es insostenible¡±: la devaluaci¨®n del 44% de la moneda en Malaui asfixia a la poblaci¨®n de uno de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo
El incremento de los precios de productos importados como el combustible o los fertilizantes obliga a muchos habitantes a enfrentarse a dificultades para sobrevivir, mientras otros ven c¨®mo sus ahorros se desvanecen
A simple vista, en el mercado de Limbe no ha cambiado nada. Los puestos, regentados en su mayor¨ªa por mujeres, contin¨²an vendiendo verdura, fruta, cereales y distintos tipos de comida en uno de los principales mercados de Blanytre, la capital econ¨®mica de Malaui. La vida sigue su curso de la misma forma que lo hac¨ªa antes de que el pasado 8 de noviembre el Banco Central del pa¨ªs anunciara la devaluaci¨®n de la moneda nacional (kwacha) un 44% frente al d¨®lar estadounidense. Sin embargo, una mirada m¨¢s cercana deja ver la preocupaci¨®n que la medida ha causado entre los habitantes, de los que el 85% vive esencialmente de la agricultura y cuya falta de alternativas laborales ha hecho que su gobierno firmara recientemente un acuerdo con Israel para mandar a 5000 j¨®venes a trabajar en granjas, pese al actual conflicto.
A Fanny Musa, una vendedora de comida en el mercado, la medida le ha afectado de lleno. Desde que abri¨® su negocio hace cinco a?os, afirma que este es el periodo m¨¢s dif¨ªcil que ha enfrentado: ¡°Mis ventas han ca¨ªdo en picado. El coste de los productos ha aumentado y ahora gano literalmente la mitad, a pesar de que he subido los precios. Antes de la devaluaci¨®n (la segunda en 18 meses) ten¨ªa un beneficio de unas 10.000 kwachas al d¨ªa (unos cinco euros) mientras que hoy con suerte obtengo 5.000¡å. Ahora, dice a este diario, sumando lo que paga a sus dos ayudantes, no podr¨¢ cubrir las 70.000 kwachas adicionales (41 euros) del aumento de las tasas escolares de sus cuatro hijos. ¡°El momento es cr¨ªtico¡±, afirma. Cuando un pa¨ªs deval¨²a su moneda frente al d¨®lar, las exportaciones se abaratan en el mercado global y en teor¨ªa se vuelven m¨¢s competitivas, pero a la vez, se encarecen las importaciones, principalmente de productos como el gas, el petr¨®leo o los fertilizantes.
La principal preocupaci¨®n de los malau¨ªs tras la implementaci¨®n de las medidas era el incremento del precio de los bienes y servicios y su impacto en el coste de vida, y efectivamente ha sido lo que ha sucedido. La Autoridad Reguladora de Energ¨ªa de Malaui (MERA) subi¨® ese mismo d¨ªa los precios de la gasolina y el diesel un 45% y un 42% respectivamente, y la Corporaci¨®n Limitada de Suministro El¨¦ctrico (ESCOM) increment¨® en un 40% el precio de la electricidad. La devaluaci¨®n, pensada para reanudar el apoyo presupuestario internacional y aumentar los beneficios de las exportaciones al reducir su precio en el mercado global, ha disminuido la demanda general y afectado directamente las vidas de la gente en un pa¨ªs inmerso en una crisis de combustible y escasez de medicamentos y fertilizantes.
Malaui se encuentra como otros pa¨ªses en desarrollo asfixiado por la deuda externa y en una situaci¨®n de impago desde 2022, seg¨²n un informe publicado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). El pa¨ªs necesita casi mil millones de d¨®lares de alivio de deuda para 2027 para pagar a sus principales acreedores, India y China. Sin embargo, su econom¨ªa, peque?a y fr¨¢gil, y su vulnerabilidad clim¨¢tica debido al aumento en la frecuencia e intensidad de los ciclones, inundaciones y sequ¨ªas, hacen imposible restaurar la estabilidad macroecon¨®mica y hacer frente a la deuda en un pa¨ªs enfocado a la agricultura y las importaciones. El impacto de esta ha llevado al FMI a coordinar una devaluaci¨®n que hoy repercute directamente en la inflaci¨®n y en el aumento del costo de vida en uno de los pa¨ªses m¨¢s afectados por la crisis clim¨¢tica.
Tras la devaluaci¨®n, el FMI aprob¨® la concesi¨®n de un pr¨¦stamo de 163 millones de euros (con un desembolso inmediato de 32 millones) al pa¨ªs africano para aumentar sus reservas de divisas. A pesar de ello, Malaui vive hoy un periodo en que la incertidumbre provocada por la escasez de alimentos se ha convertido en una prioridad. Desde el anuncio de la medida, la palabra ¡°hambre¡± ha empezado a resonar m¨¢s fuerte en las calles, a pesar de que organizaciones como Unicef llevan meses denunciando que m¨¢s de medio mill¨®n de ni?os est¨¢n en riesgo de desnutrici¨®n. ¡°El precio del fertilizante ha aumentado un 25%, de 70.000 kwachas a 107.000 (unos 62 euros) y un malau¨ª pobre no puede permitirse ese incremento en su producci¨®n. La cantidad de ma¨ªz que se espera cosechar no ser¨¢ la misma con el aumento en el precio del fertilizante. Esto conducir¨¢ a la inseguridad alimentaria en los hogares que dependen en gran medida de la agricultura¡± explica a este medio el analista econ¨®mico local Alex Chidzandi, de Lossaco & Company, una sociedad de inversi¨®n que cultiva y manufactura productos agr¨ªcolas.
Los precios suben, los salarios no
¡°Es insostenible¡±, dice Samson Mfimuko, un conductor de moto-taxi de 35 a?os de Lilong¨¹e, la capital del pa¨ªs. Samson cuenta c¨®mo la devaluaci¨®n ha afectado en cada ¨¢mbito de su vida: ¡°Lo primero es que tengo menos trabajo, la gente no quiere pagar m¨¢s por el mismo recorrido que hac¨ªa ayer aunque el precio de la gasolina ha subido mucho, as¨ª que ahora caminan m¨¢s y yo tengo menos clientes. Adem¨¢s, estoy teniendo problemas para comprar comida. Me he empezado a endeudar, sobre todo con los productos b¨¢sicos como la harina, el jab¨®n y el aceite¡±. Y a?ade: ¡°Tenemos miedo a lo que nos pueda pasar. Yo personalmente no veo otra salida para salvarme que la de plantar para comer¡±.
A pesar del aumento del coste de la vida, Wilson Banda, el gobernador del Banco de la Reserva de Malaui (RBM, en ingl¨¦s), inst¨® a los ciudadanos a que no subieran los precios de sus productos, ya que esto podr¨ªa tener ¡°efectos adversos en la inflaci¨®n, provocar p¨¦rdidas de empleos y aumentar la presi¨®n sobre el presupuesto nacional¡±, seg¨²n publica un medio local. En un comunicado de prensa el pasado viernes en Lilong¨¹e, Banda critic¨® a los comerciantes por aumentar los precios de bienes y servicios de manera injustificada. La respuesta del Congreso de Sindicatos de Malaui (MCTU, en ingl¨¦s) fue directa: ¡°RBM deber¨ªa proponer medidas adecuadas para estabilizar nuestra econom¨ªa, no castigar a los trabajadores. Nuestra exigencia es que la revisi¨®n de los salarios se ajuste a una devaluaci¨®n del 44% o a una reducci¨®n del coste de la vida¡±.
Su denuncia viene a ra¨ªz de que el Gobierno a¨²n no ha incrementado el salario de los trabajadores p¨²blicos, una medida que el Congreso de Sindicatos de Malaui est¨¢ exigiendo desde la implementaci¨®n de la medida. Mike Phambo (nombre falso para proteger su identidad), un funcionario de prisiones de la regi¨®n central del pa¨ªs, cuenta c¨®mo perdi¨® casi la mitad de su dinero de un d¨ªa para otro: ¡°He estado cultivando ma¨ªz durante los ¨²ltimos dos a?os y vendiendo las cosechas. La otra parte del dinero la utilizaba para comprar fertilizantes, semillas y pesticidas para la pr¨®xima temporada de cultivo, y el saldo restante lo ingresaba en el banco. En 17 meses consegu¨ª ahorrar 4.500 d¨®lares (4.100 euros). Ahora he perdido casi 2.000 y he tenido que cancelar todos mis planes¡±.
Otros funcionarios del ¨¢mbito de la salud han recibido un aumento salarial del 10%, aunque la Organizaci¨®n Nacional de Enfermeras y Parteras de Malaui calific¨® el incremento de ¡°insuficiente¡± y de ¡°burla¡±. Si sus demandas no se cumplen, contemplan la posibilidad de tomar medidas adicionales, como sucedi¨® en 2020 durante la pandemia de coronavirus, cuando entraron en huelga debido a la falta de medidas de protecci¨®n y subsidios.
Las organizaciones humanitarias y no gubernamentales, muy numerosas en el pa¨ªs, tampoco han subido los salarios de sus trabajadores locales, y los guardas de seguridad o ni?eras consultadas para este reportaje tambi¨¦n han negado incremento alguno en su sueldo. ¡°Nuestros jefes no nos ha subido el salario pese a que ellos cobran en d¨®lares y nosotras en kwachas¡±, explica Annes Moyo, empleada dom¨¦stica de Blantyre.
D¨ªas despu¨¦s del anuncio de la medida se convocaron protestas en diferentes ciudades del pa¨ªs. En Blantyre, cientos de ciudadanos se unieron a la marcha para reclamar al gobierno pol¨ªticas para apoyar a la poblaci¨®n. ¡°Todo ha subido, no podemos hacer frente a los precios actuales. Debemos protestar contra el gobierno para poner fin a esto¡±, sentencia una asistente.
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