La ONU advierte que los prejuicios contra las mujeres se enquistan en todo el mundo
El informe de Naciones Unidas sobre el sesgo de g¨¦nero indica que el 25% de la poblaci¨®n mundial cree que est¨¢ justificado que un hombre golpee a su esposa y alerta que los responsables del retroceso son ¡°movimientos antig¨¦nero bien organizados, con much¨ªsimos recursos¡±
La mitad de la poblaci¨®n mundial cree que los hombres son mejores l¨ªderes pol¨ªticos que las mujeres, al menos un 40% considera que tambi¨¦n son mejores ejecutivos y una de cada cuatro personas cree que est¨¢ justificado que un hombre golpee a su esposa. Estas son algunas de las conclusiones que desvela el nuevo ?ndice de Normas Sociales y de G¨¦nero (GSNI, por sus siglas en ingl¨¦s) del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), hecho p¨²blico este lunes, seg¨²n el cual en los ¨²ltimos 10 a?os no ha habido avances en la erradicaci¨®n de los prejuicios contra las mujeres.
¡°Los derechos pol¨ªticos y las libertades civiles est¨¢n en declive en todo el mundo desde hace al menos una d¨¦cada¡±, considera el organismo de Naciones Unidas. Seg¨²n especifica el informe, ¡°la reducci¨®n de las libertades globales y el aumento de la polarizaci¨®n han ido acompa?ados de una reacci¨®n violenta contra la igualdad de g¨¦nero y los derechos de la mujer, que ha afectado a sociedades enteras al cambiar las relaciones de poder¡±.
Los responsables de este retroceso son ¡°movimientos antig¨¦nero bien organizados, con much¨ªsimos recursos¡±, alerta Raquel Lagunas, directora del equipo de G¨¦nero del PNUD en conversaci¨®n con este diario. Estos grupos, cada vez m¨¢s presentes, desarrollan, seg¨²n la experta, estrategias orientadas a reducir los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, a debilitar las instituciones vinculadas a la igualdad ¡ªcomo la supresi¨®n de ministerios¡ª y a debilitar la legislaci¨®n que protege a las mujeres. ¡°Cuando las leyes sobre violencia machista transitan a leyes de violencia en las familias, se diluye la violencia sistem¨¢tica que ejercen los hombres contra las mujeres por el mero hecho de serlo¡±, apunta.
Los resultados del informe de PNUD se han calculado a partir de los datos de la Encuesta Mundial de Valores, con informaci¨®n de 80 pa¨ªses (recogida en dos oleadas entre 2010 y 2022) y una cobertura del 85% de la poblaci¨®n del planeta. El sondeo se focaliza en las cuatro ¨¢reas en las que considera el organismo de la ONU que las mujeres y las ni?as sufren desventajas y discriminaciones sistem¨¢ticas, en concreto, la pol¨ªtica, la educaci¨®n, la econom¨ªa y la integridad f¨ªsica. Y plantea preguntas muy directas como si ¡°los hombres deber¨ªan tener m¨¢s derecho a trabajar que las mujeres¡±, si ¡°ir a la universidad es m¨¢s importante¡± para ellos que para ellas o si ¡°el aborto no es nunca justificable¡±. Las respuestas no dejan lugar a dudas: nueve de cada 10 personas en todo el mundo siguen teniendo prejuicios de g¨¦nero, el mismo resultado que en el GSNI anterior, de 2020, el primero que elabor¨® el PNUD.
Cuantificar en qu¨¦ medida estas ideas preconcebidas siguen implantadas en el imaginario colectivo ayuda a explicar, seg¨²n el PNUD, por ejemplo, por qu¨¦, ¡°aunque en la mayor¨ªa de los pa¨ªses se han eliminado muchas barreras formales para que las mujeres ocupen cargos pol¨ªticos, las diferencias de g¨¦nero en la representaci¨®n pol¨ªtica siguen siendo muy elevadas¡±. Los datos lo avalan: las mujeres ocupan el 11% de las jefaturas de Estado, el 9% de las jefaturas de Gobierno ¡ªel porcentaje nunca ha superado el 12% desde 1995¡ª, en torno al 25% de los esca?os parlamentarios y el 22% de los cargos ministeriales, seg¨²n el informe Mujeres en pol¨ªtica 2023, de la ONU. Y cuando son ministras, suelen dirigir carteras relacionadas con la familia, la infancia, la juventud, los asuntos sociales o medioambientales. En cuanto al sector privado, ellas solo ocupan el 28% de los puestos directivos.
¡°Las mujeres l¨ªderes a menudo son observadas a trav¨¦s de una lente de g¨¦nero y no son juzgadas ¨²nicamente por su desempe?o¡±, sostiene el PNUD. Un claro ejemplo es el de la todav¨ªa primera ministra finlandesa, Sanna Marin, que se vio obligada a someterse el pasado verano a un test de drogas tras filtrarse un v¨ªdeo en el que aparec¨ªa bebiendo y bailando en una fiesta privada. Un escrutinio p¨²blico que no experimentan los hombres que ocupan cargos de la misma responsabilidad. ¡°Incluso cuando las mujeres acceden a los cargos m¨¢s altos de la pol¨ªtica y las empresas, los prejuicios de g¨¦nero impactan negativamente en ellas¡±, sostiene Lagunas. Prueba de ello, seg¨²n la experta en g¨¦nero del PNUD, es el ¡°discurso del odio¡± contra las dirigentes, cada vez m¨¢s patente en las redes sociales.
El efecto de los prejuicios de g¨¦nero es tambi¨¦n claro en el desarrollo profesional de las mujeres y en su capacitaci¨®n econ¨®mica. ¡°Las diferencias de ingresos medios entre mujeres y hombres est¨¢n m¨¢s relacionadas con las normas sociales de g¨¦nero que con las diferencias en educaci¨®n¡±, defiende el informe. El dato que avala esta conclusi¨®n es que en los 59 pa¨ªses donde el nivel de educaci¨®n de las mujeres es mayor que el de los hombres, la brecha media en los ingresos es del 39%.
D¨¦cada de retrocesos
La erradicaci¨®n de los sesgos de g¨¦nero es crucial para alcanzar la igualdad real entre hombres y mujeres, seg¨²n el PNUD, que pone en valor el impacto positivo de los movimientos feministas contra la violencia machista como el Me Too o el Ni una Menos. En comparaci¨®n con el ¨²ltimo informe, el porcentaje de personas sin prejuicios de g¨¦nero ha aumentado muy levemente en 27 de los 38 pa¨ªses para los que hay datos en las dos oleadas de encuestas (2010-2014 y 2015-2022), con los mayores incrementos en Alemania, Uruguay, Nueva Zelanda, Singapur y Jap¨®n. Sin embargo, este incremento no ha logrado revertir la situaci¨®n porque a su vez ha habido pa¨ªses con retrocesos, especialmente en Chile, Corea del Sur, M¨¦xico, Rusia y Kirguist¨¢n.
Las mujeres l¨ªderes a menudo son observadas a trav¨¦s de una lente de g¨¦nero y no son juzgadas ¨²nicamente por su desempe?oPNUD
¡°Las normas sociales y de g¨¦nero est¨¢n incorporadas al sistema de creencias del individuo, forman parte de su identidad y de la cultura y sociedad a la que pertenece¡±, explica Lagunas. Por eso, contin¨²a la experta, son ¡°tan dif¨ªciles de modificar¡± porque ¡°se absorben desde la infancia a trav¨¦s de diferentes agentes como la familia, la escuela, la iglesia, los medios de comunicaci¨®n o incluso en el patio del colegio¡±.
La receta para combatir este declive pasa, seg¨²n Lagunas, por una combinaci¨®n de medidas: invertir en pol¨ªticas p¨²blicas, promover leyes de cuotas para lograr una mayor presencia femenina en los parlamentos y en las empresas, trabajar contra las estrategias de desinformaci¨®n e invertir en la sociedad civil, especialmente en los movimientos feministas, ¡°que han demostrado ser los principales agentes de cambio¡±. ¡°Se pueden priorizar econom¨ªas feministas y modificar los sistemas fiscales con sesgo de g¨¦nero, como el hecho de que en algunos pa¨ªses se grave m¨¢s a madres solas con peque?os negocios que a grandes compa?¨ªas¡±, explica, como ejemplo de pol¨ªtica p¨²blica en favor de la igualdad de g¨¦nero.
Un claro ejemplo de que las leyes no son suficientes, seg¨²n Lagunas, es que ¡°el 80% de los pa¨ªses del mundo tienen leyes contra la violencia machista y, sin embargo, las agresiones contra las mujeres contin¨²an en aumento¡±. Por ello, a?ade, es necesario ¡°poner en el centro las nuevas masculinidades para combatir la interiorizaci¨®n de un sistema de valores que sigue situando a las mujeres como ciudadanas de segunda o tercera¡±.
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