Las afganas tienen ¡°miedo desde que abren los ojos por la ma?ana hasta que los cierran por la noche¡±
La responsable de la ONG World Vision para Oriente Pr¨®ximo y el Este de Europa alerta desde Herat sobre la necesidad urgente de fondos para apoyar a las mujeres bajo el yugo talib¨¢n, hacer retroceder los matrimonios infantiles y frenar una desnutrici¨®n infantil sin precedentes
Malabarismos, creatividad y perseverancia. Las tres palabras aparecen a menudo en la conversaci¨®n sobre Afganist¨¢n con la brit¨¢nica Eleanor Monbiot, encargada de la ONG World Vision para Oriente Pr¨®ximo y el Este de Europa. La responsable se conecta para esta entrevista desde Herat, en el oeste de Afganist¨¢n, base de operaciones de la entidad y regi¨®n afectada por un terrible terremoto el pasado octubre. Monbiot lleva varios d¨ªas recorriendo el pa¨ªs y tiene la mirada llena de urgencias y de frustraci¨®n ante la falta de respuestas. ¡°Las necesidades son inimaginables. Aqu¨ª falta de todo, sobre todo en las zonas m¨¢s remotas. Pero la gente tiene una fuerza incre¨ªble, sobre todo las mujeres. Solo necesitan una oportunidad¡±, asegura.
World Vision lleva m¨¢s de 20 a?os trabajando en Afganist¨¢n sobre todo en la parte occidental del pa¨ªs, pero desde el retorno de los talibanes al poder en 2021 han tenido que repensar su estrategia en el pa¨ªs. ¡°Con una l¨ªnea roja muy clara: nuestro personal femenino podr¨¢ seguir trabajando y somos nosotros los que elegimos a nuestros beneficiarios¡±, insiste Monbiot.
Pregunta. ?Qu¨¦ sorprende al aterrizar en Afganist¨¢n hoy?
Respuesta. La aparente mejora de las condiciones de seguridad. Antes de 2021, se sent¨ªa mucha tensi¨®n y fragilidad. Por ejemplo, hab¨ªa muchos retenes. Para ir del aeropuerto de Kabul a la ciudad habr¨ªa unos diez puntos de control. Cuando se entraba en zonas rurales bajo control talib¨¢n, los ve¨ªas apostados en cada colina. Tambi¨¦n hab¨ªa ¨¢reas del pa¨ªs a las que no se pod¨ªa ir por seguridad y ahora se puede llegar a cualquier lugar de Afganist¨¢n. Las infraestructuras en las ciudades tambi¨¦n han mejorado: las carreteras est¨¢n en mejor estado, hay sem¨¢foros, las calles est¨¢n m¨¢s limpias y las tasas de criminalidad bajaron, Pero, claro, es el Gobierno de las contradicciones, porque paralelamente se ha dejado fuera del mercado de trabajo y de la educaci¨®n al 50% de la poblaci¨®n, a las mujeres.
P. ?C¨®mo ponen sobre la mesa este tema, que la ONU ha calificado de apartheid de g¨¦nero, cuando se re¨²nen con las autoridades?
R. Cuando hablamos con el Gobierno, que lo hacemos regularmente, insistimos en que jam¨¢s lograr¨¢n el desarrollo que desean excluyendo a las mujeres del mercado laboral y de la educaci¨®n. Usamos el argumento econ¨®mico y el humanitario. Nosotros dejamos muy claro que no seguir¨ªamos trabajando sin nuestro personal femenino y lo hemos mantenido. Mis compa?eras dicen que la oficina es el lugar en el que m¨¢s seguras se sienten y en el que pueden ser ellas mismas. Pero cuando salen vuelve el miedo.
P. ?Ese miedo se siente en cada mujer con la que se conversa?
R. Sin duda. Una activista me dijo en estos d¨ªas que ten¨ªa miedo desde que abr¨ªa los ojos por la ma?ana hasta que los cerraba por la noche porque no sab¨ªa qu¨¦ pod¨ªa pasar. Pueden pasar d¨ªas o meses incluso sin que nada ocurra, pero nunca sabes qui¨¦n va a llamar a tu puerta, y cuando eso sucede, no hay nadie a quien pedir cuentas. Eso es lo que asusta. Las mujeres tambi¨¦n tienen miedo de la calle, no solo de los arrestos sino de los acosos o venganzas. Es tan f¨¢cil vengarse de alguien ahora... Y entre las pocas mujeres que trabajan a¨²n, hay un miedo atroz a perder su puesto, con el que alimentan a todo un clan.
P. ?Cu¨¢ntas mujeres trabajan en World Vision en Afganist¨¢n?
R. Solo puedo decir que empleamos a m¨¢s mujeres que antes de que las autoridades de facto retomaran el control y que nuestro personal femenino supera el 30%.
He visto a un padre llorar dici¨¦ndome: ¡®Tengo seis hijos y est¨¢n hambrientos, si vendo uno puedo mantener a los otros cinco con vida durante algunos meses¡¯
P. En 2023, sus programas beneficiaron a 2,8 millones de personas, casi la mitad de ellos ni?os y ni?as. ?Se ha reducido mucho la financiaci¨®n desde 2021?
R. S¨ª y no. En 2021 los donantes suspendieron los fondos para programas de desarrollo a largo plazo y solo se mantuvo la respuesta humanitaria de emergencia, es decir, actividades puntuales que son en general m¨¢s caras. En las ¨²ltimas semanas, ha habido donantes que volvieron, diciendo que estaban preparados para asumir proyectos de mayor alcance, para fomentar por ejemplo el sistema de salud. Pero ha habido otros que no han regresado.
P. De acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos, 23,7 millones de afganos necesitan ayuda humanitaria en 2024, es decir la mitad de la poblaci¨®n y cuatro millones sufren ya desnutrici¨®n aguda, incluidos 3,2 millones de ni?os menores de 5 a?os. Desde 2021, ?la situaci¨®n se ha deteriorado m¨¢s?
R. Ayer estuve en una cl¨ªnica en una zona afectada por el terremoto donde hab¨ªa un ni?o de siete meses que parec¨ªa que ten¨ªa siete semanas, del nivel de desnutrici¨®n que presentaba. Hay peque?os como ¨¦l que necesitan urgentemente que les vea un m¨¦dico, pero eso, en algunos lugares, significa horas y horas de caminata. Es decir, es imposible. Varias madres me dijeron que no ten¨ªan c¨®mo conseguir comida porque perdieron los peque?os ingresos que ten¨ªan. Tambi¨¦n hay heridos por el terremoto que no han recibido la atenci¨®n adecuada y ya no pueden trabajar.
P. ?Y no es posible organizarse entre ONG y agencias de la ONU para llevar peri¨®dicamente doctores a estas zonas?
R. Lo intentamos, pero el Gobierno quiere cl¨ªnicas fijas donde se necesita al menos un doctor var¨®n y una mujer, un enfermero y una enfermera, pero no hay bastante personal form¨¢ndose y muchos profesionales se fueron del pa¨ªs. Adem¨¢s, Afganist¨¢n es un pa¨ªs inmenso, con distancias inabarcables. Ahora el Gobierno est¨¢ trazando mapas para identificar estas zonas de vac¨ªo sanitario y distribuir la presencia de ONG. Pero ah¨ª entra en juego el factor dinero. Nuestro desaf¨ªo es c¨®mo llegar al mayor n¨²mero de gente con menos fondos.
P. La pobreza tambi¨¦n hace aumentar el matrimonio de ni?as o el tr¨¢fico de menores.
R. Nos llegan historias devastadoras de familias que tienen que vender a sus hijos porque necesitan dinero. No tenemos datos, pero est¨¢ claro que est¨¢ aumentando. Esta semana estuve con un l¨ªder religioso en la provincia de Faryab, en la frontera con Turkmenist¨¢n, y admit¨ªa que muchas familias han perdido el 50% de sus ingresos debido a que las mujeres no pueden trabajar. Tamb¨¦n he visto a un padre llorar dici¨¦ndome: ¡®Tengo seis hijos y est¨¢n hambrientos, si vendo uno puedo mantener a los otros cinco con vida durante algunos meses¡¯. Nosotros insistimos en que la soluci¨®n es traer desarrollo econ¨®mico a las comunidades, porque si no hubiera esa presi¨®n del dinero, esto no ocurrir¨ªa. Pero en los ¨²ltimos tres a?os no hemos sido capaces de lograrlo porque los donantes solo quer¨ªan entregar fondos para la respuesta humanitaria y han estado cortando y cortando recursos. En este momento, hay muchas familias que no saben si van a poder tener asistencia humanitaria la semana que viene.
Hay afganas incre¨ªblemente fuertes y creativas que est¨¢n innovando y levantando negocios desde sus casas, pero el problema es obtener la licencia de las autoridades para comerciar cuando eres una mujer
P. Otro de sus grandes proyectos en Afganist¨¢n es la educaci¨®n, un derecho del que se ha privado a las ni?as mayores de 12 a?os.
R. Adem¨¢s de esta exclusi¨®n, ha habido escuelas destruidas por la violencia de la ¨²ltima d¨¦cada y por fen¨®menos naturales como inundaciones y terremotos. Por otra parte, muchos ni?os dejaron el colegio debido a la situaci¨®n econ¨®mica catastr¨®fica desde 2021, hubo maestros que salieron del pa¨ªs y las profesoras no se sienten seguras para seguir ense?ando. Nos reunimos a menudo con l¨ªderes de las comunidades y, cr¨¦ame, su primera petici¨®n es la educaci¨®n para sus hijas. Ahora algunas provincias han permitido la educaci¨®n privada para las ni?as y tambi¨¦n existen cursos online, pero solo las familias ricas pueden permit¨ªrselo. Estamos intentando lograr m¨¢s fondos para entrenamientos t¨¦cnicos y formaciones para mujeres. La situacion es especialmente grave en las ciudades, donde hay muchas mujeres preparadas que est¨¢n presas en casa y eso tiene un coste profesional y psicol¨®gico para ellas muy alto.
P. ?Pueden reunirse con estas mujeres?
R. S¨ª. En esta oficina, en lugares muy p¨²blicos o en pisos, discretamente. Hay afganas incre¨ªblemente fuertes y creativas que est¨¢n innovando y levantando negocios desde sus casas, pero el problema es obtener la licencia de las autoridades para comerciar cuando eres una mujer.
P. Menos proyectos duraderos y un Gobierno talib¨¢n. ?Logran cumplir sus objetivos en Afganist¨¢n?
R. Hemos tenido que ser muy creativos. Hay sectores en los que las autoridades toleran la ayuda, pero otros m¨¢s complicados, como la protecci¨®n infantil o aspectos relacionados con las mujeres. As¨ª que nos hemos replanteado nuestros programas, redise?ado, pero con una l¨ªnea roja muy clara: nuestro personal femenino podr¨¢ seguir trabajando y somos nosotros los que elegimos a nuestros beneficiarios.
P. Usted est¨¢ en Herat, una de las zonas afectadas por el terremoto del pasado octubre. ?C¨®mo ha sido el invierno para los damnificados?
R. He visitado comunidades remotas que ya eran muy vulnerables antes, donde no hay carreteras ni se?al telef¨®nica. Estuve en varias aldeas en las que no quedaba nada de las casas. Nada. La gente vive en tiendas, si es que a esos pedazos de lona se les puede llamar tiendas... En una de esas aldeas murieron 120 ni?os en el terremoto y la ayuda tard¨® d¨ªas en llegar. El trauma de los supervivientes es terrible. Adem¨¢s, el se¨ªsmo ocurri¨® al final de la cosecha. Lo perdieron todo.
P. Afganist¨¢n es un pa¨ªs muy afectado por el cambio clim¨¢tico. Tras a?os de sequ¨ªas, vemos ahora inundaciones terribles.
R. Este invierno parec¨ªa clemente, pero la nieve lleg¨® tarde y la pasada semana, hubo fuertes riadas. Mucha gente ya hab¨ªa plantado y los campos se echaron a perder. El cambio clim¨¢tico es un factor m¨¢s en esta crisis humanitaria.
P. El terremoto fue el 7 de octubre, el mismo d¨ªa en que comenz¨® la guerra entre Israel y los movimientos armados en Gaza. Pas¨® pr¨¢cticamente desapercibido para el mundo.
R. As¨ª fue. No se lograron los fondos de emergencia y en diciembre de 2023 se aprob¨® el llamado plan de respuesta humanitaria para Afganist¨¢n para 2024. Hasta el momento se ha obtenido un 7% de la cantidad de dinero necesaria y estamos en mayo. La cifra habla por s¨ª sola.
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