Ahmad Abdulatif, escritor: ¡°La religi¨®n es algo individual. Si eres musulm¨¢n y quieres ir a un bar o a la mezquita, vete¡±
El autor egipcio, m¨¢ximo representante de la nueva literatura surgida tras el fracaso de la Primavera ?rabe, habla sobre el pesimismo en su pa¨ªs y en el norte de ?frica, y critica la utilizaci¨®n de la fe por el poder
El egipcio Ahmad Abdulatif (El Cairo, 46 a?os) es periodista y traductor. Ha traducido m¨¢s de 40 libros del castellano al ¨¢rabe. Adem¨¢s, como novelista, es considerado el m¨¢ximo representante de la nueva literatura ¨¢rabe que surge de los rescoldos de la Primavera ?rabe. Tiene dos obras traducidas al espa?ol. La fortaleza de polvo (Relee, 2019, traducci¨®n del ¨¢rabe de Covadonga Baratech Soriano). Y, m¨¢s recientemente, El libro del escultor (Libros de las malas compa?¨ªas, 2023, traducci¨®n del ¨¢rabe de Rafael Rodrigo y Laura Salguero Esteban). Reside en Madrid desde 2015, sin romper con El Cairo, la ciudad que le da inspiraci¨®n.
Pregunta. ?Las Primaveras ?rabes existieron o fueron un constructo de la prensa occidental?
Respuesta. Por supuesto que existieron. Ah¨ª estuvimos manifest¨¢ndonos y organiz¨¢ndonos para conseguir un cambio. Otra cosa es que fracasaran.
P. ?Y en Egipto?
R. En Egipto hab¨ªa muchas ganas de cambio. Ven¨ªamos de 30 a?os de dictadura de [Hosni] Mubarak. Salimos a la calle. Nos manifest¨¢bamos en la plaza Tahrir. Y a pesar de la represi¨®n policial, conseguimos echar al dictador. Luego vino un periodo en el que los Hermanos Musulmanes accedieron al poder. Finalmente, [Abdelfat¨¢] Al Sisi lleg¨® y se qued¨®. Ahora, quiz¨¢s, estemos peor que antes. Por eso digo que las Primaveras ?rabes han fracasado.
P. Pero de ellas surgi¨® una nueva literatura.
R. As¨ª es. Desde principios de siglo la narrativa ¨¢rabe hab¨ªa cambiado, centr¨¢ndose m¨¢s en la fantas¨ªa metaf¨ªsica y mundos paralelos para describir, de otra forma, la sociedad y sus problemas. A partir de 2011, nos planteamos c¨®mo ser¨¢ el futuro. Se nos presenta muy incierto. Hay bastante desilusi¨®n. Por eso, muchos autores recurren a la distop¨ªa, porque no saben qu¨¦ es lo que va a pasar. Parece que el pesimismo se ha instalado entre nosotros.
P. En el mundo musulm¨¢n hay una lucha entre chi¨ªes y sun¨ªes, liderada por Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª, que est¨¢ presente en muchos de los conflictos actuales, como en Yemen, por ejemplo.
R. No es una guerra de religi¨®n. Los creyentes no tienen problemas con estas cosas. Es una guerra por intereses econ¨®micos y estrat¨¦gicos, como todas las guerras. Ir¨¢n y Arabia Saud¨ª chocan porque est¨¢n cerca y sus intereses pol¨ªticos y econ¨®micos se solapan. Y Yemen es una carta importante. La religi¨®n no se utiliza sino por parte de extremistas para exacerbar el conflicto. Nunca es la causa. Lo que est¨¢ de fondo es la pol¨ªtica.
P. En El libro del escultor usted critica el uso de la religi¨®n por el poder.
R. La revoluci¨®n se enfrent¨® a dos poderes. El antiguo poder militar, que son los partidarios de Mubarak, que son los ricos del pa¨ªs; y tambi¨¦n estaba en contra de los islamistas, de los Hermanos Musulmanes. Un grupo muy bien organizado con muchos partidarios que pod¨ªan darle la victoria en las elecciones presidenciales. En ese momento de finales de 2011, cuando ya estaba claro que la revoluci¨®n y los j¨®venes que reivindicaban un pa¨ªs moderno hab¨ªamos fracasado, me vino la idea de este libro. Una cr¨ªtica a la manipulaci¨®n de la religi¨®n. Yo creo que la religi¨®n es algo individual. Si eres musulm¨¢n y quieres ir a un bar, vete. Si eres musulm¨¢n y quieres ir a la mezquita, vete. Pero nadie tiene el derecho a preguntar qu¨¦ haces. Sin embargo, en ese momento, de repente, apareci¨® la religi¨®n como una censura que quer¨ªa decirnos lo que tenemos que hacer en cada momento en nuestra vida personal.
Durante las Primaveras ?rabes, los escritores est¨¢bamos en contra de los dos bandos, el del poder militar y el de los islamistas. Nos ve¨ªamos con las manos atadas
P. ?C¨®mo se situaron ustedes ante esa realidad?
R. Muchos revolucionarios y muchos intelectuales y escritores est¨¢bamos en contra de los dos bandos, el del poder militar y el de los islamistas. Nos ve¨ªamos con las manos atadas. No sab¨ªamos hacia d¨®nde ¨ªbamos. Perd¨ª la fe en el futuro. Hab¨ªamos salido de la estabilidad falsa del Gobierno de Mubarak para adentrarnos en la inestabilidad de unos a?os venideros. Entonces, me preguntaba: si ganan los militares o si ganan los islamistas, ?d¨®nde voy a quedar yo y las personas como yo? ?D¨®nde va a quedar la clase media que est¨¢ en contra de la manipulaci¨®n de la religi¨®n y al mismo tiempo est¨¢ en contra de los militares? Eso es lo que he intentado reflejar en el libro desde una visi¨®n muy pesimista: que estamos saliendo de una isla para llegar a otra totalmente semejante. Que vamos a hacer un c¨ªrculo para volver, al final, a lo mismo, a donde estamos ahora en el a?o 2024 en Egipto. ?Y ahora, a d¨®nde vamos? ?Estamos organizados para cambiar las cosas en un pa¨ªs en el que ni siquiera hay partidos pol¨ªticos?
P. El libro del escultor narra tambi¨¦n una nueva creaci¨®n, como si algo nuevo surgiera.
R. Claro. Era la esperanza que mostraban las Primaveras ?rabes. Y toda esperanza es un viaje, un camino que hay que recorrer y no sabes a d¨®nde te llevar¨¢. Si vives en un lindo pueblo o en una ciudad peque?a, en la que todo el mundo te conoce, la gente no va a esperar que puedas hacer algo extraordinario. Eso lo puedes hacer cuando te ausentas. Cuando vas en un viaje de 5 o 10 a?os y vuelves contando lo que te pas¨® en el viaje. Si dices que has caminado sobre el agua, te van a creer.
P. El viaje es clave para el cambio, entonces.
R. S¨ª. Don Quijote de la Mancha es un viaje. Sin el viaje, ¨¦l no har¨ªa nada y no habr¨ªa una novela tan importante. Si se hubiera quedado en su pueblo, no tendr¨ªamos novela. No tendr¨ªamos algo extraordinario. No tendr¨ªamos Don Quijote. Y nuestra vida es tambi¨¦n un viaje. Viajamos desde que nacemos hasta la muerte. Un camino que nos llevar¨¢ hasta el final. Nunca conocemos el siguiente paso.
P. En El libro del escultor tambi¨¦n hay un viaje.
R. Por supuesto. El escultor viaja de una isla a otra. Siempre hay un inicio, empezamos algo nuevo. Una nueva g¨¦nesis. ?Y cu¨¢l es el s¨ªmbolo m¨¢s grande en la historia humana? Ad¨¢n y Eva. Su historia comienza con la creaci¨®n, con el Para¨ªso. Y cuando al final mueren y est¨¢n sepultados, empieza otra historia. Pasa igual con el mismo Dios que al principio era uno, pero estaba aburrido y por eso cre¨® todo. Todas las invenciones del mundo han nacido del aburrimiento. Estamos aburridos, creamos esculturas, hacemos cine, etc¨¦tera. Todas las historias humanas est¨¢n basadas en el aburrimiento. Hab¨ªa alguien que estaba aburrido y en ese momento comenz¨® a crear.
P. ?Pasa lo mismo en su novela?
R. Es lo que le ha pasado al escultor, que es divino y humano al mismo tiempo. Estaba aburrido y, como Ad¨¢n, necesita una Eva. Una Eva que lo vea, porque las otras criaturas que ha creado no lo pueden ver. Est¨¢n hechas de otra materia. ?l necesita una criatura que le entienda, que le escuche. Y la historia de Ad¨¢n y Eva se mezcla con la de Mar¨ªa y Jes¨²s de alguna forma. Porque el padre de Jes¨²s es un padre invisible. Seg¨²n los musulmanes, Dios envi¨® su esp¨ªritu al ¨¢ngel Gabriel a soplar la vagina de Mar¨ªa y de esa forma naci¨® Jes¨²s. Para los cristianos, Dios es el padre de Jes¨²s. Al final no se sabe bien qui¨¦n es el padre. Y, adem¨¢s, est¨¢ tambi¨¦n el diablo. En el libro hay tres hermanos, los tres son formas divinas y diab¨®licas. Esto nos indica que la realidad no es blanca o negra, sino gris. No hay un bien puro, pero tampoco un diablo puro.
Claro que existe la censura. Lo que pasa es que esta novela es una alegor¨ªa y los censores no la entienden
P. ?Y diciendo estas cosas no teme a la censura tan omnipresente en su pa¨ªs?
R. Claro que existe la censura. Lo que pasa es que esta novela es una alegor¨ªa y los censores no la entienden. Esa es una de las ventajas del arte. Cuando haces arte, solo lo entienden los que les gusta el arte. Es una novela que est¨¢ construida en planos. El primero es una historia muy simple, un escultor que viaja, que hace criaturas, esas criaturas pueden hablar y se mueven. Pero hay un segundo plano con muchas m¨¢s interpretaciones que te llevan a entender qu¨¦ es el Egipto moderno, qu¨¦ es la obsesi¨®n con la religi¨®n en esa zona del mundo. Es un interrogatorio sobre ad¨®nde nos lleva el poder.
P. El libro del escultor genera m¨¢s preguntas que respuestas. Es un libro que cobra su sentido una vez que se termina.
R. Creo que el escritor no tiene que presentar respuestas, sino proveer preguntas.
P. ?Por qu¨¦?
R. No me agrada un novelista que se cree superior y est¨¢ ense?ando a los lectores qu¨¦ es la fuerza, qu¨¦ es la vida¡ Como los libros de autoayuda. El escritor debe llamar al lector a que comparta con ¨¦l sus dudas, su vida, qu¨¦ pasa en nuestro pa¨ªs, en nuestra cultura, en nuestra gente, por qu¨¦ hay violencia. Juntos vamos desmenuzando los elementos de la realidad. Pero la realidad es muy grande y no se puede abarcar. Por eso yo la hago peque?a y al mismo tiempo, la convierto en una historia que puede suceder en cualquier pa¨ªs del mundo.
Puedes seguir a Planeta Futuro en X, Facebook, Instagram y TikTok y suscribirte aqu¨ª a nuestra ¡®newsletter¡¯.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.