Desalojar a los mas¨¢is de Tanzania en nombre de la conservaci¨®n: ¡°Ind¨ªgenas no, turistas y cazadores s¨ª¡±
La Comisi¨®n Europea ha retirado al pa¨ªs africano como beneficiario de un programa que financia proyectos de preservaci¨®n. La exclusi¨®n se produce despu¨¦s de a?os de denuncias por violaciones de derechos humanos contra la poblaci¨®n aut¨®ctona
Nadung¡¯ Eng¡¯opo no se llama as¨ª. No quiere que se conozca su nombre ni que su rostro aparezca. A¨²n tiene miedo, a pesar de que ya han pasado dos a?os desde aquel d¨ªa de junio en el que decenas de coches, seg¨²n ella cargados de agentes de los cuerpos de seguridad de Tanzania, llegaron a su aldea, en un lugar fronterizo con el parque nacional del Serengeti llamado Osero, y la obligaron a irse de casa: ¡°Ahora mismo. Esta ya no es tu tierra¡±, recuerda que dijeron. Le dieron el tiempo justo para reunir a sus ocho hijos, abrir el recinto donde guardaba 150 ovejas y 50 vacas y huir hacia Kenia. Cargada con sus peque?os y con su ganado desperdig¨¢ndose por la colina, mir¨® hacia atr¨¢s: ¡°Vi c¨®mo mi casa estaba en llamas¡±, recuerda con la mirada pegada al suelo.
Nadung¡¯ camin¨® durante varias noches por tierras que son h¨¢bitat natural de depredadores, y que ella, en su huida, asegura haberse topado de frente: ¡°Lo perd¨ª todo, excepto cinco ovejas¡±, resume. ¡°No estamos lejos de Osero. Cada vez que miro hacia all¨ª, recuerdo mi vida pasada y me pongo triste¡±, dice, se?alando unas monta?as y refiri¨¦ndose al valle del norte de Tanzania donde vivi¨® 10 a?os.
El de Nadung¡¯ no es un testimonio aislado: historias similares a la suya se repiten en Tanzania, y seg¨²n organizaciones de derechos humanos, son el motivo por el cual el 5 de junio, la Comisi¨®n Europea elimin¨® al pa¨ªs como beneficiario de una l¨ªnea de financiaci¨®n de proyectos de conservaci¨®n. Un programa comunitario llamado NaturAfrica, destinado a apoyar la conservaci¨®n de la biodiversidad en el este de ?frica, hab¨ªa asignado 18 millones de euros para proyectos en Kenia y Tanzania, pero finalmente, la financiaci¨®n se dirigir¨¢ ¨²nicamente al primero. ¡°Dentro del proceso de revisi¨®n interna peri¨®dica, el norte de Tanzania fue efectivamente eliminado de la convocatoria. La decisi¨®n se tom¨® para garantizar la consecuci¨®n de los objetivos del proyecto en materia de protecci¨®n de los derechos humanos y medioambiente, dadas las recientes tensiones en la regi¨®n¡±, indic¨® a este diario un portavoz de la Comisi¨®n Europea, informa Beatriz Lecumberri.
La exclusi¨®n de Tanzania se produce despu¨¦s de a?os de denuncias por violaciones de derechos humanos contra la poblaci¨®n mas¨¢i por parte de organizaciones como la Alianza Internacional de Solidaridad con los Mas¨¢is (MISA), Survival International y el Instituto Oakland, entre otras.
¡°La conservaci¨®n en Tanzania ha sido utilizada hist¨®ricamente como herramienta de exclusi¨®n y violencia, por lo tanto, sab¨ªamos que esta financiaci¨®n iba a conllevar graves problemas hacia la poblaci¨®n mas¨¢i¡±, explica a este diario Joseph Oleshangay, abogado y activista del Centro de Derechos Humanos y Legales de Tanzania y miembro de MISA, que estuvo presente durante las reuniones con la Comisi¨®n Europea. MISA expres¨® a los responsables de Bruselas su preocupaci¨®n ante la convocatoria de propuestas para la conservaci¨®n de la biodiversidad y medios de vida sostenibles en las sabanas y cuencas del Rift Oriental (ERiSaWa) porque opinaban que era imposible que su implementaci¨®n garantizara un enfoque basado en los derechos humanos de las poblaciones ind¨ªgenas en Tanzania.
La Comisi¨®n Europea define el proyecto NaturAfrica como una iniciativa que busca ¡°mejorar la conservaci¨®n, la gesti¨®n y el uso de la biodiversidad y los bienes y servicios de los ecosistemas para el beneficio de la naturaleza y las comunidades locales¡±, pero Oleshangay critica que, desde hace 80 a?os, el Gobierno de Tanzania utiliza la conservaci¨®n para justificar la expulsi¨®n de ind¨ªgenas de sus tierras. ¡°La filosof¨ªa de la conservaci¨®n es contradictoria: se permiten los safaris de lujo, el turismo masivo o la creaci¨®n de reservas de caza. Sin embargo, las poblaciones ind¨ªgenas, semin¨®madas y dedicadas al pastoreo como los mas¨¢is son elementos no deseados¡±, agrega.
La filosof¨ªa de la conservaci¨®n en Tanzania es contradictoria: se permiten los safaris de lujo, el turismo masivo o la creaci¨®n de reservas de caza. Sin embargo, las poblaciones ind¨ªgenas, semin¨®madas y dedicadas al pastoreo como los mas¨¢is, son elementos no deseados.Joseph Oleshangay, MISA
La decisi¨®n de la Comisi¨®n se produce adem¨¢s despu¨¦s de que a finales de abril, el Banco Mundial suspendiera la financiaci¨®n a Tanzania para ampliar el parque nacional de Ruaha, en el sur del pa¨ªs, debido a las denuncias de asesinatos, violaciones y desalojos de ind¨ªgenas y de que la Cooperaci¨®n Alemana al Desarrollo detuviera sus proyectos en la zona de Loliondo en la segunda mitad de 2023. ¡°Es un mensaje contundente¡±, recalca MISA en un comunicado.
Recientemente, la Asociaci¨®n de Operadores Tur¨ªsticos de Tanzania (Tato), denunciaba que las acusaciones del Instituto Oakland sobre los abusos de derechos humanos eran ¡°infundadas¡±. En el comunicado, Tato expon¨ªa que el pa¨ªs ¡°ha sacrificado m¨¢s del 30% de su masa terrestre para la conservaci¨®n¡± y ha destacado su compromiso con un ¡°turismo responsable¡±. En 2023, la cantidad de turistas que lleg¨® a Tanzania aument¨® en un 24% con respecto al a?o anterior. Seg¨²n datos oficiales, el sector tur¨ªstico representa el 17,2% de su PIB.
Enfoque neocolonial de la conservaci¨®n
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible buscan garantizar la conservaci¨®n de al menos el 30% de las ¨¢reas terrestres y marinas para 2030. La estrategia es preservar intactos los bosques con mayor biodiversidad y as¨ª equilibrar los ¨ªndices mundiales de contaminaci¨®n, algo que para Anuradha Mittal, la directora del Instituto Oakland, un centro de an¨¢lisis estadounidense, ¡°no es m¨¢s que un enfoque colonialista y racista que demuestra que a¨²n son las personas de fuera quienes dictaminan c¨®mo proceder en los pa¨ªses africanos¡±.¡°?Os imagin¨¢is que los mas¨¢is en Tanzania decidieran c¨®mo proteger la costa de California o presentaran un plan de conservaci¨®n para Alemania?¡±, se pregunta.
El Gobierno de Tanzania para justificar los desalojos se basa, principalmente, en cumplir esos objetivos de conservaci¨®n. Alegan que, durante los ¨²ltimos 20 a?os, la poblaci¨®n mas¨¢i se ha duplicado hasta llegar a alrededor de 200.000 personas, y que el n¨²mero de cabezas de ganado tambi¨¦n ha crecido significativamente, por lo que en las ¨¢reas protegidas no puede haber ning¨²n tipo de actividad humana: ni asentamientos ni pastoreo. ¡°Acordamos que las personas y la vida silvestre podr¨ªan cohabitar, pero ahora la gente est¨¢ superando a la vida silvestre¡±, declaraba la presidenta Samia Suluhu Hassan en uno de sus primeros discursos oficiales, tras llegar al poder en 2021.
Sin embargo, la actividad humana sigue todav¨ªa muy presente en las regiones donde el Gobierno est¨¢ ejecutando sus planes de desalojo. Se ve a todas horas: coches de compa?¨ªas de safari atravesando los caminos de tierra en busca de los big five (los cinco grandes: b¨²falos, elefantes, leones, leopardos y rinocerontes), experiencias por las que los turistas llegan a pagar miles de euros. Es la contradicci¨®n que Oleshangay resume as¨ª: ¡°Ind¨ªgenas no, turistas y cazadores s¨ª¡±, y que se ve sustentada tambi¨¦n por pol¨¦micos acuerdos con China o con Emiratos ?rabes Unidos, planes de expansi¨®n de las ¨¢reas de conservaci¨®n e incluso una oferta para convertir a Donald Trump Jr., hijo del expresidente de Estados Unidos y conocido por sus expediciones de caza, en embajador del turismo en Tanzania, seg¨²n public¨® la prensa local.
La eliminaci¨®n de Tanzania de la l¨ªnea de financiaci¨®n llega, por ejemplo, dos a?os despu¨¦s de los desalojos forzados llevados a cabo por el ej¨¦rcito en Loliondo, al norte del pa¨ªs. En 2013, el Gobierno anunci¨® la creaci¨®n de un corredor de vida silvestre en esta zona para la Otterlo Business Corporation (OBC), una compa?¨ªa de caza propiedad de la realeza emirat¨ª, y en junio de 2022 un convoy de camiones con cientos de miembros de las fuerzas de seguridad rode¨® 14 aldeas en Loliondo, con el objetivo de demarcar 1.500 kil¨®metros cuadrados de tierras para crear la nueva Reserva de Caza de Pololeti.
Seg¨²n organizaciones de derechos humanos como Amnist¨ªa Internacional, los mas¨¢is protestaron y las fuerzas de seguridad abrieron fuego con munici¨®n real, hirieron a docenas, obligaron a miles a desplazarse, quemaron sus casas y expoliaron su ganado. Naseku Ng¡¯iyo (nombre falso) estuvo presente ese d¨ªa, cuando un agente de seguridad abri¨® fuego contra su marido, hiri¨¦ndole en la pierna, y oblig¨¢ndola a huir hacia Kenia. ¡°Nos dejaron sin nada, ni lugar para vivir, ni vacas, ni ovejas. Nada. A d¨ªa de hoy, mi marido todav¨ªa no ha regresado por miedo a represalias¡±, cuenta a este diario.
Una tierra para la caza y el turismo
No es la primera vez que Europa se pronuncia en contra de Tanzania por la expulsi¨®n de los mas¨¢is de sus tierras. Una de las resoluciones m¨¢s importantes es la 2023/3024(RSP) del 14 de diciembre, cuando el Parlamento Europeo inst¨® al Gobierno a ¡°detener inmediatamente los desalojos forzosos de las comunidades mas¨¢i, a evitar cualquier medida que afecte negativamente a las vidas, los medios de subsistencia y las culturas de estas comunidades, a garantizar su regreso seguro y a defender su derecho de acceso a la justicia y a recursos efectivos¡±.
No se trata de conservaci¨®n, se trata de atraer turistas.Anuradha Mittal, directora del Instituto Oakland
¡°No se trata de conservaci¨®n, se trata de atraer turistas. Este modelo proviene de los poderes coloniales, y se basa en expulsar a los ind¨ªgenas de las tierras para crear parques nacionales y reservas de caza. Algo muy similar se hizo en Estados Unidos con los parques Yellowstone y Yosemite, al expulsar a las personas que hist¨®ricamente habitaban all¨ª. Desafortunadamente, incluso hoy en d¨ªa, las instituciones occidentales como la Unesco o el Banco Mundial contin¨²an con este modelo de conservaci¨®n¡±, explica Mittal, del Instituto Oakland.
El conflicto por el territorio mas¨¢i empez¨® en 1940, cuando el Gobierno colonial brit¨¢nico aprob¨® una ordenanza de caza para apoyar la protecci¨®n de la vida silvestre en el Serengeti. Aunque restring¨ªa los asentamientos humanos, exim¨ªa a los mas¨¢is. En 1957, las autoridades coloniales presentaron un plan para dividir el parque nacional del Serengeti en dos partes: una donde no pod¨ªan habitar los humanos, ni siquiera los mas¨¢is, y otra que se denomin¨® el ?rea de Conservaci¨®n de Ngorongoro (NCA). Los mas¨¢is aceptaron desplazarse desde las llanuras del Serengeti, donde hab¨ªan residido desde hac¨ªa cuatro siglos, hasta la NCA, bajo la promesa de poder vivir all¨ª. Pero los brit¨¢nicos nunca registraron legalmente ese pacto.
Las d¨¦cadas que siguieron supusieron un duro golpe para los ind¨ªgenas: en 1974 se prohib¨ªa el pastoreo de ganado sin permiso en los cotos de caza; en 1975 se prohib¨ªan todas las formas de cultivo dentro del NCA y en 1979, sin consulta previa de los mas¨¢is, la NCA fue clasificada como Patrimonio Mundial de la Unesco. Las restricciones, abusos y violaciones siguen hasta hoy, sum¨¢ndose a otras m¨¢s graves, como la recogida en la resoluci¨®n 2023/3024 (RSP), donde el Parlamento Europeo sosten¨ªa que ¡°desde junio de 2022, el Gobierno hab¨ªa restringido el acceso a servicios vitales como alimentos, educaci¨®n, agua y atenci¨®n sanitaria en la NCA, obligando a la salida de muchas comunidades mas¨¢i¡±.
En agosto de 2023, el llamado Servicio M¨¦dico A¨¦reo, el ¨²nico proveedor de aviones medicalizados en Tanzania, que durante 39 a?os atendi¨® a poblaciones ind¨ªgenas sin acceso a centros de salud, denunci¨® los efectos negativos de estas pol¨ªticas en el ¨¢mbito sanitario: ¡°Desde el 9 de abril de 2022, cuando la Aviaci¨®n Civil tanzana dej¨® en tierra el Servicio M¨¦dico A¨¦reo por razones que desconocemos, no hemos podido responder a 146 vuelos de emergencia. No se trataron m¨¢s de 9.294 pacientes en cl¨ªnicas remotas y 31.628 ni?os quedaron sin vacunar. Adem¨¢s, 7.192 embarazadas no recibieron atenci¨®n m¨¦dica, 231 pacientes con tuberculosis no fueron tratados y 102 pacientes con VIH no recibieron sus medicamentos. La sequ¨ªa m¨¢s grave en 17 a?os ha exacerbado la desnutrici¨®n infantil, y no se administraron vacunas contra el sarampi¨®n, aumentando el riesgo de mortalidad¡±.
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