Lluvias torrenciales avivadas por la crisis clim¨¢tica dejan m¨¢s de medio millar de muertos y dos millones de damnificados en el Sahel

Las fuertes lluvias torrenciales que golpean el Sahel desde finales del mes de junio han provocado m¨¢s de 550 muertos, m¨¢s de dos millones de damnificados y una destrucci¨®n devastadora en pa¨ªses como Chad, N¨ªger, Nigeria y Mal¨ª. La estaci¨®n h¨²meda, entre julio y septiembre, es siempre sin¨®nimo de precipitaciones, pero el cambio clim¨¢tico est¨¢ provocando una intensificaci¨®n de estos fen¨®menos extremos, como ya ocurriera en 2021. ¡°El aumento de la temperatura global por los gases de efecto invernadero acelera el ciclo del agua: el calor provoca una mayor evaporaci¨®n, sobre todo en los oc¨¦anos, y que la atm¨®sfera retenga m¨¢s vapor de agua, lo que se traduce en lluvias torrenciales¡±, asegura la climat¨®loga senegalesa A?da Diongue-Niang.

En N¨ªger, las precipitaciones extremas, que comenzaron en junio, han aislado pr¨¢cticamente a la capital, Niamey, del resto del pa¨ªs. Las autoridades aseguran que hay al menos 217 muertos y unas 350.000 personas directamente afectadas que han perdido sus hogares o han tenido que salir de ellos por temor a las inundaciones. El r¨ªo N¨ªger, que atraviesa la ciudad, se ha desbordado en numerosos puntos y la poblaci¨®n que vive cerca del mismo y depende de la horticultura o la pesca ha visto reducidos sus medios de vida. En Chad, las lluvias han provocado 145 muertos y un mill¨®n de damnificados, m¨¢s de 70.000 casas destruidas y unas 30.000 cabezas de ganado perdidas. Y lo peor podr¨ªa estar por venir durante este mes de septiembre.

¡°En los ¨²ltimos 10 a?os, la intensidad de las inundaciones ligadas al periodo de lluvias se ha disparado¡±, asegura Diongue-Niang, ¡°pero este verano ha ocurrido en muchos pa¨ªses a la vez. La tendencia es clara y est¨¢ definida por el aumento global de temperaturas: cada vez tendremos m¨¢s eventos extremos y adem¨¢s est¨¢n afectando a zonas menos habituales, como el norte de Chad o el sur de Marruecos¡±. Este aumento de las tormentas se al¨ªa con un crecimiento descontrolado de las ciudades africanas para generar un mayor impacto. ¡°La poblaci¨®n se asienta en zonas inundables, se reemplaza la vegetaci¨®n de las riberas de los r¨ªos por suelo desnudo y las obras de canalizaci¨®n no est¨¢n dimensionadas, no son suficientes¡±, a?ade la climat¨®loga.

En los ¨²ltimos 10 a?os, la intensidad de las inundaciones se ha disparado y est¨¢n afectando a zonas menos habituales, como el norte de Chad o el sur de Marruecos

A?da Diongue-Niang, climat¨®loga senegalesa

En el norte de Nigeria, las precipitaciones de este verano han provocado m¨¢s de 170 fallecidos y han desplazado a m¨¢s de 200.000 personas de sus hogares, en lugares donde este tipo de eventos no suelen producirse. Las autoridades temen que las inundaciones se trasladen al centro del pa¨ªs en las pr¨®ximas semanas. Mal¨ª, con m¨¢s de 10.000 viviendas destruidas o afectadas por el agua, declar¨® a finales de agosto el estado de cat¨¢strofe nacional. Las inundaciones han afectado a 17 regiones y a Bamako, dejando 30 muertos. La des¨¦rtica ciudad de Gao, en el norte del pa¨ªs, ha sido una de las que m¨¢s ha sufrido las consecuencias. En Sud¨¢n, decenas de miles de personas ya desplazadas por la guerra se han visto obligadas a partir de nuevo a causa de las inundaciones.

Calor extremo

Todas las miradas apuntan al calor extremo, que afecta al conjunto del planeta. Entre finales de marzo y principios de abril, ?frica occidental y el Sahel vivieron una ola de calor con m¨¢s de 45 grados en numerosos puntos que ser¨ªa ¡°imposible¡± si el responsable no fuera el cambio clim¨¢tico, seg¨²n la red global de cient¨ªficos World Weather Attribution (WWA). Desde 1950, la temperatura media en ?frica occidental ha subido 1,1 grados, pero el Sahel y el desierto del Sahara se calientan m¨¢s r¨¢pido que el resto del continente y los episodios extremos se concentran sobre todo antes de la temporada de lluvias, lo que intensifica las precipitaciones.

En Burkina Faso, las fuertes lluvias han interrumpido la circulaci¨®n en la principal carretera del pa¨ªs que une las ciudades de Uagadug¨² y Bobo-Dioulasso, provocando enormes p¨¦rdidas econ¨®micas. En Senegal, las precipitaciones de agosto han vuelto a sacar a la luz el end¨¦mico problema de las inundaciones de barrios del extrarradio de Dakar, como Pikine o Thiaroye, donde la poblaci¨®n aguarda con impaciencia soluciones estructurales para acabar con este c¨ªclico problema.

Los gobiernos africanos tienen que hacer mucho m¨¢s en planificaci¨®n urban¨ªstica y gesti¨®n del territorio

A?da Diongue-Niang, climat¨®loga senegalesa

Y es que este tipo de lluvias genera m¨¢s inconvenientes que beneficios. Buena parte de la regi¨®n depende en gran medida del cultivo de cereales como sorgo, trigo o ma¨ªz, pero la irregularidad de las lluvias y su intensidad provocan que destruya el suelo. Las p¨¦rdidas son cuantiosas. Seg¨²n el proyecto AMMA-2050, que analiza los impactos del cambio clim¨¢tico en la regi¨®n, el rendimiento del mijo ha ca¨ªdo entre un 10% y un 20% y el del sorgo entre un 5% y un 10%.

¡°Hay dos ¨¢mbitos donde podemos actuar. El primero es global y es reducir las emisiones de CO? a la atm¨®sfera, porque est¨¢ cient¨ªficamente probado que ello est¨¢ en el origen del calentamiento global que sufrimos. El segundo es local y consiste en reducir el nivel de vulnerabilidad de la poblaci¨®n. Para ello, los gobiernos africanos tienen que hacer mucho m¨¢s en planificaci¨®n urban¨ªstica y gesti¨®n del territorio y la poblaci¨®n debe ser consciente de los riesgos y actuar en consecuencia, no ocupando zonas inundables o manteniendo limpios los canales de evacuaci¨®n de aguas pluviales, por ejemplo¡±, concluye Diongue-Niang.

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