¡°Prefiero morir antes que irme¡±: as¨ª se gest¨® la in¨¦dita protesta mas¨¢i contra un plan de desalojo
Despu¨¦s de a?os de recortes de servicios esenciales y amenazas de expulsi¨®n de sus tierras ancestrales en Tanzania, el pueblo ind¨ªgena se organiza para dar repercusi¨®n internacional a su situaci¨®n
Decenas de veh¨ªculos todoterreno, cargados de turistas que han pagado una jornada de safari, permanecen bloqueados en mitad de la carretera. El atasco es kilom¨¦trico y la presencia militar en el ?rea de Conservaci¨®n de Ngorongoro (NCA, por sus siglas en ingl¨¦s), en el norte de Tanzania, hace que en el aire se palpe la tensi¨®n. Bajo el fr¨ªo y la niebla matutinos, m¨¢s de 40.000 mas¨¢is han cortado el paso a los land cruisers en un ejercicio de protesta pac¨ªfica in¨¦dito, despu¨¦s de a?os de recortes de servicios esenciales y amenazas de expulsi¨®n de sus tierras. Los mas¨¢is se han organizado para decir basta.
El lugar de esta protesta, que tuvo lugar el 18 de agosto, fue elegido por los mas¨¢is como un s¨ªmbolo: la carretera que une el ?rea de Conservaci¨®n de Ngorongoro con el Parque Nacional del Serengeti, los dos principales atractivos tur¨ªsticos del pa¨ªs. El detonante fue la aprobaci¨®n de una directriz del Gobierno que suprim¨ªa 11 distritos, 25 aldeas y 96 subaldeas, privando as¨ª a m¨¢s de 100.000 mas¨¢is del NCA de ejercer su derecho a voto en Ngorongoro en las elecciones locales de noviembre y las presidenciales de 2025. Dos semanas antes, sus nombres fueron asignados a centros de votaci¨®n en Msomera, una aldea a 600 kil¨®metros donde el Gobierno est¨¢ llevando a cabo un plan de reubicaci¨®n de los miembros de este pueblo ind¨ªgena.
¡°Tras enterarnos, empezamos a reunirnos y organizarnos. Establecimos tres reglas hasta el d¨ªa de la protesta: ni redes sociales, ni transporte p¨²blico, ni compartir informaci¨®n. Llevamos m¨¢s de tres a?os luchando y nunca planeamos bloquear la carretera, pero la seriedad del asunto nos hizo cambiar de estrategia¡±, explica Beston, uno de los organizadores, que ha solicitado permanecer en el anonimato. Fue ¨¦l mismo quien, en un periplo de dos d¨ªas entre monta?as, introdujo las pancartas en ingl¨¦s: ¡°Necesit¨¢bamos repercusi¨®n internacional. Corr¨ª muchos riesgos, pero era necesario¡±, cuenta. ¡°La presidenta Samia [Suluhu] ha privado de todos los servicios sociales a Ngorongoro¡± o ¡°Vida sostenible. Futuro sostenible¡±, son algunos de los mensajes que se pudieron leer.
En julio, Human Rights Watch (HRW) public¨® un informe donde detallaba extensamente la presi¨®n a la que est¨¢n sometidos los mas¨¢is en el ¨¢rea de Ngorongoro: reducci¨®n de servicios de educaci¨®n y salud, restricciones de entrada y salida, acceso limitado a pastos, agua y sitios culturales, y guardabosques que atacan a los residentes con impunidad. ¡°Todo eso, junto a los planes de reubicaci¨®n y la prohibici¨®n de votar, nos llev¨® a ocupar la carretera¡±, dice Beston.
Dos d¨ªas antes, la polic¨ªa bloque¨® el acceso de veh¨ªculos p¨²blicos a Ngorongoro, cortando el suministro de alimentos y el transporte desde las aldeas m¨¢s remotas. A pesar de ello, miles de mas¨¢is caminaron por rutas secundarias y lograron llegar a la carretera principal para hacerse o¨ªr. ¡°El hecho de que eligi¨¦ramos un lugar donde los turistas pod¨ªan ver y grabar todo impidi¨® que la polic¨ªa usara la violencia para dispersarnos, tal y como hicieron en Loliondo en 2022. Eso habr¨ªa da?ado la imagen del pa¨ªs¡±, asegura Beston.
En 2023, el sector tur¨ªstico represent¨® el 17,2% del PIB nacional, y seg¨²n datos oficiales del Ministerio de Recursos Naturales y Turismo, ese a?o llegaron a Tanzania 1,8 millones de visitantes internacionales, lo que gener¨® ingresos por valor de 3.500 millones de d¨®lares (3.100 millones de euros), una cifra r¨¦cord.
Un modelo de conservaci¨®n colonial
El Gobierno justifica la reubicaci¨®n de los mas¨¢is en que el crecimiento demogr¨¢fico y su estilo de vida pastoral son insostenibles para la fauna y la conservaci¨®n en el ¨¢rea de Ngorongoro. El argumento del aumento de poblaci¨®n, que pas¨® de 8.000 mas¨¢is en 1959 a m¨¢s de 93.000 en 2017, fue respaldado por la Unesco y varios ¨®rganos consultivos cuando, tras una misi¨®n de monitoreo en 2019, instaron al Gobierno a ¡°promover el reasentamiento voluntario de comunidades, en l¨ªnea con las pol¨ªticas de la Convenci¨®n de Patrimonio Mundial y las normas internacionales pertinentes, trasladando a las comunidades desde el interior de la propiedad hacia el exterior para 2028¡±.
Sin embargo, para Joseph Oleshangay, abogado y activista del Centro de Derechos Humanos y Legales de Tanzania (LHRC) el argumento es absurdo: ¡°Seg¨²n datos de la Oficina Nacional de Estad¨ªstica de 2017, la densidad en el NCA es de 10 personas por kil¨®metro cuadrado. Dar es Salaam [sede del Gobierno y ciudad tanzana m¨¢s poblada], que es cinco veces m¨¢s peque?a, tiene una densidad de 3.600 personas por kil¨®metro cuadrado¡±, escrib¨ªa en este art¨ªculo. ¡°El desalojo no se debe a la demograf¨ªa o la conservaci¨®n, sino a la promoci¨®n del turismo y las reservas de caza¡±, afirma a este medio.
¡°Durante estos tres a?os de recortes de servicios sociales, se han seguido construyendo lodges [establecimientos peque?os ubicados en la naturaleza] y hoteles en el NCA¡±, se?ala un residente.
Brian Keane, director de la ONG Land is Life y primer asesor sobre pueblos ind¨ªgenas en la asistencia exterior de Estados Unidos durante el mandato de Barack Obama, destaca que muchas de las grandes agencias de conservaci¨®n a¨²n ven a humanos y naturaleza como elementos separados, y creen que la protecci¨®n de ¨¢reas naturales requiere la expulsi¨®n de las personas. Y subraya que la p¨¦rdida masiva de biodiversidad o el calentamiento global ¡°son muy dif¨ªciles de resolver, si no imposibles, sin involucrar a las poblaciones indigenas como aliados: ellos son los verdaderos guardianes de la biodiversidad¡±.
En esta l¨ªnea, la Alianza Internacional de Solidaridad Masai (MISA) anunciaba en septiembre el lanzamiento de Una visi¨®n de conservaci¨®n mas¨¢i, un documento elaborado por ancianos, mujeres y j¨®venes de 26 aldeas. El objetivo: ¡°Desarrollar y promover una alternativa al modelo de conservaci¨®n colonial, fortificado, violento y capitalista que se impone a nuestra comunidad¡±.
Una reubicaci¨®n ¡°voluntaria¡±
En 2019, tras las recomendaciones de la Unesco, el Gobierno present¨® un plan de reubicaci¨®n voluntaria llamado Modelo de Uso M¨²ltiple de la Tierra, que entr¨® en vigor en 2022 y sent¨® las bases legales para trasladar a 82.000 mas¨¢is fuera del NCA. Meses antes, ocho relatores de la ONU hab¨ªan enviado cartas al Ejecutivo expresando su preocupaci¨®n por ¡°los planes de reubicaci¨®n, desalojos forzosos, demoliciones de casas y restricciones adicionales que afectar¨¢n a 82.000 personas para 2027¡å.
Ignorando esas preocupaciones, en 2022 comenz¨® la operaci¨®n, y hasta hoy un total de 9.778 personas y 40.051 cabezas de ganado han salido del ?rea de Conservaci¨®n de Ngorongoro hacia Msomera, distrito de Tanga, y otras regiones como Simanjiro, Monduli, Meatu o Arusha, seg¨²n explicaba Flora Assey, directora del Proyecto de Reubicaci¨®n de Ngorongoro.
Maroroi (nombre falso), un l¨ªder tradicional mas¨¢i del NCA, se pregunta: ¡°?C¨®mo puede considerarse voluntaria [la reubicaci¨®n] cuando nos han cortado los servicios sociales b¨¢sicos para nuestra supervivencia? ?Por qu¨¦ no nos informaron sobre las condiciones que encontrar¨ªamos en Msomera?¡±. La Declaraci¨®n de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Ind¨ªgenas establece, en su art¨ªculo 10, que ¡°no se proceder¨¢ a ning¨²n traslado sin el consentimiento libre, previo e informado de los pueblos ind¨ªgenas interesados¡±.
El informe de HRW tambi¨¦n detalla medidas que equivalen a un desalojo forzoso: ¡°En octubre de 2022, el Gobierno anunci¨® que degradar¨ªa el hospital Endulen, el ¨²nico que brinda servicios m¨¦dicos integrales a los mas¨¢i en el NCA, a dispensario¡±. Los servicios de ambulancia y urgencias se interrumpieron, y todo el personal m¨¦dico fue asignado a otras zonas. La financiaci¨®n en el sector educativo tambi¨¦n se ha visto afectada: en abril de 2022 se transfirieron 76.000 euros de las escuelas p¨²blicas de Ngorongoro a Msomera, y en total, 1,5 millones de euros han sido destinados fuera del territorio.
¡°Su plan es presionarnos cortando todos los servicios para que nos marchemos, pero prefiero morir antes que irme de estas tierras¡±, denuncia Maroroi.
Maria (nombre falso) sufre esa presi¨®n a diario: con cuatro hijos a su cargo, esta mujer mas¨¢i explica c¨®mo le ha afectado la reubicaci¨®n: ¡°Mi marido se march¨® a Msomera y se llev¨® todo el ganado. Me qued¨¦ sin nada. Ahora hago peque?os trabajos dom¨¦sticos para mantener a mi familia¡±. Sin embargo, se niega a irse: ¡°En esta tierra est¨¢n enterrados mis antepasados. No me voy a ir. Mucha gente que se fue est¨¢ volviendo porque dice que all¨ª no hay pastos para las vacas. Adem¨¢s, all¨ª est¨¢n enfermando de malaria, cosa que aqu¨ª no sucede¡±.
Una casa y un terreno como incentivo
Diez millones de chelines tanzanos (3.200 euros), una casa de tres habitaciones y un terreno de 10.000 metros cuadrados: esos son los incentivos ofrecidos por el Gobierno para persuadir a los mas¨¢is a abandonar sus tierras ancestrales. Sin embargo, varias organizaciones han denunciado falta de transparencia y fallas en el proceso: ¡°No se han publicado datos oficiales sobre la compensaci¨®n. Adem¨¢s, el Gobierno no consult¨® a los residentes actuales de Msomera sobre sus planes de reubicar a las personas del NCA en la zona¡±, lo que ha provocado conflictos por la tierra y los recursos entre locales y mas¨¢is.
Tras cuatro d¨ªas consecutivos de intensas protestas, aunque sin m¨¢s cortes de la carretera, el Tribunal Superior de Arusha suspendi¨® temporalmente la directriz gubernamental que ordenaba la disoluci¨®n de los distritos y aldeas del NCA, aunque la semana volver¨¢ a revisar esta decisi¨®n. ¡°Las protestas funcionaron¡±, explica Oleshangay a este medio, en lo que cataloga como una victoria. ¡°Sin embargo¡±, a?ade, ¡°esto no significa que detengan el plan de reubicaci¨®n. La intenci¨®n del Gobierno de expulsar a los mas¨¢is sigue en pie¡±.
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