Las mujeres de ?frica nunca paran de caminar
En la exposici¨®n ¡®Mujer espejo. Un cuerpo de agua y tierra¡¯ DAUD resalta el rol que las mujeres rurales de ?frica desempe?an en el ¨¢mbito comunitario, tendiendo puentes entre pa¨ªses y culturas, construyendo desarrollo, paz y derechos humanos
Djadja Balde, como tantas otras en ?frica, es una mujer de la tierra. No solo la cuida, sino que tambi¨¦n la entiende, se ba?a y duerme en ella, la escucha, le suplica permiso y perd¨®n.
Balde tiene 41 a?os y dos hijos, un chico y una chica, que son los supervivientes de los cinco que dio a luz. Todos los d¨ªas se levanta a las seis de la ma?ana y comienza su jornada rezando. Luego saca el mijo al patio, limpia la casa, muele el mijo y prepara el desayuno. Baja el mijo del granero, lo tamiza y lo muele otra vez, porque el mijo tiene que ser molido tres veces. A continuaci¨®n ba?a a su hijo para que vaya limpio a la escuela. Luego despierta a la ni?a y la ba?a tambi¨¦n. Ella se queda en casa para ayudarla. M¨¢s tarde va a buscar agua con dos cubos. Vuelve a tamizar el mijo. Prepara la comida. Ahora es tiempo de lavar las ollas y los platos y de hacer la colada.
El artista, ilustrador y colaborador de Planeta Futuro David de Echave, conocido por su seud¨®nimo DAUD, (Palma de Mallorca, 52 a?os) conoci¨® a Djadja Balde en 2013. Entonces realiz¨® un peque?o documental en el que ella cuenta su historia: Djadja, mujeres que mueven ?frica. Ahora, le ha servido de inspiraci¨®n para escribir un relato ilustrado en el que quiere reconocer el rol que las mujeres rurales del continente desempe?an en el ¨¢mbito comunitario, tendiendo puentes entre pa¨ªses y culturas, construyendo desarrollo, paz y derechos humanos.
La obra, todav¨ªa en proceso, tiene una primera parte. Una exposici¨®n titulada Mujer espejo. Un cuerpo de agua y tierra, que se puede ver en la Galer¨ªa de Mamah Africa, en Navacerrada (Madrid), hasta el 19 de enero de 2025. ¡°El libro est¨¢ en proceso de creaci¨®n. Para m¨ª, esta muestra es un experimento con el que mostrar al p¨²blico lo que ya tengo hecho y as¨ª intercambiar con la gente, ver su reacci¨®n. Una exposici¨®n es un acto m¨¢s directo, un libro es una experiencia m¨¢s individual y necesito ese feedback para saber c¨®mo acogen la narrativa y las ilustraciones¡±, explica. Y a?ade: ¡°La exposici¨®n es solo de im¨¢genes, no incorpora el texto que a posteriori va a ir en el libro. El texto que quiero poner es en primera persona, es la mujer que de alguna manera va pensando en voz interior todo el viaje¡±, explica el ilustrador.
Balde es una mujer peul (o fula) que habita en un peque?o pueblo de Guinea Bissau llamado Sissado Kunda, muy cerca del borde con Senegal. Pero para ella no hay fronteras, las cruza, como tantas otras mujeres, seg¨²n lo necesite, sin importarle las rayas de los mapas ni las polic¨ªas que las custodian. Tambi¨¦n traspasa las l¨ªneas que la encajonan dentro de una etnia o una religi¨®n al afirmar: ¡°Soy peul, soy mandinga, soy djola, soy bambara¡ soy animista, soy musulmana, soy cat¨®lica, soy todas las formas y todos los mitos¡±. Porque ella ha reunido a las mujeres de su pueblo y juntas han creado una asociaci¨®n que ha conseguido tierra para poder cultivar huertos. Como ellas mismas dicen, la mujer est¨¢ siempre trabajando, siempre tiene algo que hacer, mientras que los hombres se pasan el d¨ªa sentados.
Cree que ahora las mujeres son m¨¢s libres. Antes ten¨ªan que caminar lejos en busca del agua con sus peque?as calabazas, ahora tienen un pozo en el pueblo y cubos grandes de pl¨¢stico. ¡°La vida para las mujeres es ahora m¨¢s f¨¢cil¡±, concluye. Pero eso no impide que Balde tenga que caminar, lo que parecen largas distancias, cargada con los grandes baldes de agua o con la le?a sobre su cabeza. Luego est¨¢ el trabajo en el campo, la plantaci¨®n y la recogida del mijo. Ella camina muchos kil¨®metros al d¨ªa, como tantas mujeres de ?frica.
¡°Son mujeres que se encuentran atrapadas en una desigualdad estructural, dedicadas en cuerpo y alma a trabajos no remunerados, soportando una enorme carga en tareas agr¨ªcolas, as¨ª como en el cuidado de la familia en t¨¦rminos de soberan¨ªa alimentaria, salud y educaci¨®n. Como en todos los rincones del mundo, y en particular en ?frica subsahariana, el trabajo de las mujeres es, a simple vista, omnipresente en todas las ¨¢reas, pero contin¨²a siendo invisible en t¨¦rminos de valoraci¨®n¡±, afirma el autor.
Es a trav¨¦s de estas ilustraciones que el artista quiere transmitir, de manera simb¨®lica, la alianza de dos universos: la mujer y la naturaleza. Un juego de espejos, de ah¨ª el t¨ªtulo de la exposici¨®n, que evidencia la analog¨ªa entre la explotaci¨®n de la mujer y la de la madre tierra
En el libro, el relato acompa?a el periplo f¨ªsico y emocional de Djadja, que se desplaza por diferentes contextos y realidades, diluyendo las fronteras impuestas con su imparable caminar en busca de la baraka (bendici¨®n divina). Su viaje comienza en el sur, en su pueblo de Guinea Bissau, y termina en el norte, en el desierto de Mauritania, atravesando los territorios de Senegal, Mal¨ª y Burkina Faso. ¡°Lo importante aqu¨ª es el viaje, uno externo y otro interno, donde ella se cuestiona muchas cosas: su situaci¨®n como mujer o su infancia. Ella ya estaba en la espalda de su madre cuando esta trabajaba la tierra y tiene ese movimiento incorporado. Adem¨¢s, caminar genera reflexi¨®n tambi¨¦n. Cuando caminamos, cuando movemos el cuerpo, la cabeza tambi¨¦n puede llegar a otros lugares¡±, explica DAUD.
Los muchos a?os que DAUD lleva viviendo en Senegal son, quiz¨¢s, responsables de que sus dibujos hayan evolucionado y muestren ahora, en las l¨ªneas y los colores, principalmente, una semejanza con el arte suwer, que utilizaba la t¨¦cnica de la pintura sobre cristal.
Es a trav¨¦s de estas ilustraciones que el artista quiere transmitir, de manera simb¨®lica, la alianza de dos universos: la mujer y la naturaleza. Un juego de espejos, de ah¨ª el t¨ªtulo de la exposici¨®n, que evidencia la analog¨ªa entre la explotaci¨®n de la mujer y la de la madre tierra. Y es que el periplo de Djadja ha permitido a DAUD documentar de forma gr¨¢fica el deterioro del medioambiente como consecuencia de la explotaci¨®n de los recursos naturales.
Dos realidades que caminan de la mano en pleno siglo XXI, donde las tecnolog¨ªas no alivian a las mujeres de ?frica en sus duras tareas cotidianas. Es m¨¢s, el cambio clim¨¢tico las hace cada d¨ªa m¨¢s tediosas. Algo que Djadja pone de manifiesto en este largo camino que emprende gracias a los pinceles de DAUD.