?Qu¨¦ hijo deber¨ªa vender a cambio de comida?
Si te estuvieras muriendo de hambre y supieras que la venta de una de tus hijas evitar¨ªa la muerte del resto, ?lo har¨ªas? Esto es a lo que se enfrentan miles de familias afganas para sobrevivir
La situaci¨®n en Afganist¨¢n es tan grave que mi personal de respuesta a emergencias nacionales, mientras lleva a cabo programas de ayuda alimentaria en zonas remotas, ha creado un fondo en la oficina para apoyar a las familias desesperadas y evitar que vendan a sus propias hijas. Saben que esas ni?as, a menudo incre¨ªblemente j¨®venes, acabar¨¢n casadas con hombres mayores o vendidas a la servidumbre y la vulnerabilidad. Aunque estas pr¨¢cticas ten¨ªan lugar antes de que los talibanes llegaran al poder, ahora se han agravado. Los programas de asistencia alimentaria que satisfacen las necesidades de muchos miles de personas se est¨¢n viendo superados por el creciente n¨²mero de personas en peligro de inanici¨®n. Muchas de las actividades anteriores dirigidas a proteger a la infancia vulnerable tampoco han podido reanudarse tras el cambio de liderazgo nacional.
Afganist¨¢n vive la peor crisis de hambre que se recuerda. Las ¨²ltimas estad¨ªsticas muestran que m¨¢s de la mitad de los 40 millones de habitantes se enfrentan a niveles agudos de desnutrici¨®n y que los ni?os se mueren por falta de comida. Entre esta terrible cifra, casi nueve millones est¨¢n al borde de la inanici¨®n. En este contexto, un n¨²mero incalculable de peque?os mendigar¨¢n, se casar¨¢n, se ver¨¢n obligados a realizar trabajos peligrosos y de explotaci¨®n y ser¨¢n retirados de la escuela.
El invierno es ahora lo que m¨¢s tememos, ya que las cosas se pondr¨¢n mucho peor. Pronto las nevadas impedir¨¢n el acceso a las zonas remotas, que podr¨ªan quedar aisladas hasta cuatro meses. Nos estamos quedando r¨¢pidamente sin tiempo para hacer llegar la ayuda alimentaria a los pueblos que pronto ser¨¢n inaccesibles.
Actualmente, estamos enfocados en el suministro de nutrici¨®n de emergencia a trav¨¦s de 15 cl¨ªnicas sanitarias m¨®viles. De los 3.600 ni?os menores de cinco a?os que tratamos en las provincias de Herat y Ghor en octubre, 808 padec¨ªan desnutrici¨®n aguda moderada o grave, mientras que 2.694 recibieron tratamiento para infecciones respiratorias agudas.
El invierno es ahora lo que m¨¢s tememos. Nos estamos quedando r¨¢pidamente sin tiempo para hacer llegar la ayuda alimentaria a los pueblos que pronto ser¨¢n inaccesibles
Es desgarrador visitar estas cl¨ªnicas y conocer a madres j¨®venes que comparten historias de su lucha por sobrevivir con casi nada. El personal m¨¦dico atiende a los m¨¢s vulnerables, incluyendo a las personas desplazadas por el conflicto y que viven en la m¨¢s absoluta pobreza. Tambi¨¦n miden los brazos de los ni?os como indicador de su grado de desnutrici¨®n. Los m¨¢s d¨¦biles son enviados a las salas de nutrici¨®n especializadas de los hospitales, que se llenan de ni?os, a veces varios por cama, y las muertes son cada vez m¨¢s frecuentes.
La situaci¨®n ya era mala antes de que los talibanes tomaran el control de Kabul en agosto. La sequ¨ªa, muy probablemente agravada por el cambio clim¨¢tico, y el conflicto que hab¨ªa desplazado a decenas de miles de personas, hab¨ªan creado las condiciones iniciales para esta crisis. Pero una situaci¨®n que ya era mala ha empeorado considerablemente. La financiaci¨®n internacional que apoyaba sectores cruciales como la sanidad y la educaci¨®n y el desarrollo se ha suspendido en gran medida; se ha producido una implosi¨®n del sistema sanitario debido a que el Banco Mundial ha interrumpido la financiaci¨®n normal de los salarios y los gastos de funcionamiento de hospitales y cl¨ªnicas; y las sanciones, las medidas antiterroristas y las restricciones impuestas a los flujos de efectivo hacia Afganist¨¢n, han provocado una crisis de financiaci¨®n y liquidez.
El pueblo de Afganist¨¢n est¨¢ pagando ahora un precio muy alto por estas restricciones, que han generado una nueva clase de hambrientos urbanos que no tienen trabajo y se enfrentan a una econom¨ªa en ca¨ªda libre. Se prev¨¦ que la mitad de los ni?os menores de cinco a?os ¨Calrededor de 3,2 millones¨C sufrir¨¢n desnutrici¨®n aguda a finales de a?o. Mientras que un mill¨®n corren el riesgo de morir si no reciben un tratamiento vital inmediato.
Se necesitar¨¢n 177 millones de euros al mes solo para mantener el suministro de alimentos
Al igual que fue necesaria una operaci¨®n internacional masiva para ayudar a miles de personas a evacuar Kabul tras la toma del poder por parte de los talibanes, va a ser necesario algo similar entre las ONG humanitarias y las agencias de la ONU que todav¨ªa est¨¢n en Afganist¨¢n, para alimentar a la gente en los pr¨®ximos meses. A pesar de que los gobiernos donantes prometieron recientemente m¨¢s de 1.000 millones de d¨®lares (885 millones de euros) tras una avalancha de apoyo y atenci¨®n mundial, el llamamiento humanitario sigue sin tener fondos suficientes. Se necesitar¨¢n m¨¢s de 200 millones de d¨®lares (177 millones de euros) al mes solo para mantener el suministro de alimentos.
El calendario y la trayectoria de esta emergencia empiezan a estar claros. En unos d¨ªas, la gente de muchos pa¨ªses se sentar¨¢ a cenar por Navidad y a desenvolver paquetes para encontrarse con im¨¢genes en sus televisores de ni?os y ni?as hambrientos, y demacrados en aldeas afganas empobrecidas. Queremos pensar que se producir¨¢ una avalancha de generosidad. Pero para entonces podr¨ªa ser demasiado tarde. Llevar los camiones de alimentos a trav¨¦s de los puertos de monta?a ser¨¢ casi imposible. Y los ni?os debilitados por la desnutrici¨®n ya estar¨¢n muriendo de fr¨ªo, de enfermedades como la tuberculosis y las infecciones respiratorias. Cuando finalmente se declar¨® la hambruna en Somalia en 2012, fue demasiado tarde, ya que muchas de las 260.000 personas que finalmente murieron ya lo hab¨ªan hecho. La magnitud de esta crisis puede ser peor. No debemos permitir que eso se repita.
El momento de actuar es ahora. El momento de desbloquear la financiaci¨®n para salvar vidas es inmediato. El momento de dar es hoy.
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