El legado de Fela Kuti: fusi¨®n musical por los derechos humanos
Vali¨¦ndose del g¨¦nero musical conocido como ¡®afrobeat¡¯, el artista nigeriano canaliz¨® un mensaje panafricanista propio que cal¨® en la poblaci¨®n civil, no solo de su pa¨ªs, sino de muchos otros en ?frica y en el mundo
La m¨²sica resuena entre los edificios aleda?os a la antigua c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad, en cuyas paredes a¨²n se puede leer: ¡°Este territorio pertenece al servicio de prisiones de Nigeria, mant¨¦ngase alejado¡±. Tales muros son lo ¨²nico que queda de aquella construcci¨®n levantada durante la etapa colonial inglesa en este pa¨ªs africano y que sirvi¨® para mantener presos a todos aquellos que estuvieran en contra del brutal r¨¦gimen. Con el motivo del 50 aniversario de la independencia, el centro penitenciario fue reconstruido como lugar de encuentro para exposiciones, eventos y conciertos. Hoy se lo conoce como Freedom Park o Parque de la Libertad.
Como si de un ritual se tratara, desde el mes de octubre Lagos entra en ebullici¨®n y sus calles se inundan de afrobeat y conferencias en torno a la figura del m¨²sico Fela Anikulapo Kuti, defensor de los derechos civiles, panafricanista, y anticolonialista. Desde las peque?as salas de m¨²sica hasta el palacio presidencial y el edificio de la antigua c¨¢rcel colonial se le rinde homenaje. Una y otra vez, cada temporada, grupos nacionales e internacionales se dan cita para rememorar su legado. Y es que este m¨²sico africano es una leyenda dentro y fuera de las fronteras nigerianas.
Kuti naci¨® en 1938 en Abeokuta, en el entorno de una familia de clase media crecida d¨ªa a d¨ªa en la defensa de los derechos civiles y los derechos de las mujeres. Sus padres eran maestros. Su madre, Funmilayo Ramsome-Kuti, lideraba diversas asociaciones de mujeres y fue parte de la delegaci¨®n que negoci¨® la independencia de Nigeria con el Gobierno brit¨¢nico; su padre, Israel Oludotun Ransome-Kuti, era pastor y ten¨ªa su propia iglesia, adem¨¢s de formar parte del sistema de las escuelas de habla inglesa.
La formaci¨®n musical de Kuti se inicia a los nueve a?os, cuando comienza a tocar el piano en la iglesia paterna y a dirigir el coro de su escuela. Se decanta por m¨²sica cristiana y tradicional de la etnia yoruba a la que pertenece. Con 19 a?os emigr¨® a Inglaterra, donde continu¨® sus estudios en m¨²sica cl¨¢sica, pero tambi¨¦n jazz y funk. Fue entonces cuando ya tuvo que lidiar con el racismo, a la hora de buscar habitaci¨®n, con anuncios en los que se pod¨ªa leer ¡°No color, no dogs¡±, es decir, que no se permit¨ªan perros ni personas negras.
A?os m¨¢s tarde, con la intenci¨®n de intercambiar conocimientos musicales de jazz, viaj¨® a Estados Unido, y all¨ª conoci¨® a Sandra Izadora, descendiente de Ghana, antrop¨®loga, bailarina, cantante, de familia profundamente religiosa y fiel seguidora de Martin Luther King y de Malcolm X. Ella fue quien le acerc¨® a los movimientos civiles y a la situaci¨®n de la poblaci¨®n afroamericana.
Viajaron juntos a Nigeria y fue entonces cuando su carrera musical comenz¨® a cobrar otro sentido.
Kuti naci¨®, creci¨® y desarroll¨® su vocaci¨®n en un pa¨ªs compuesto por 250 grupos ¨¦tnicos e inmerso en una gran corrupci¨®n en torno al negocio del petr¨®leo. Era un contexto hostil el que hab¨ªa quedado tras a?os de colonialismo brit¨¢nico (1861-1903), seguido de reg¨ªmenes militares y de la guerra civil de Biafra (1967-1970). A?os de violencia ¨¦tnica y militar, hambruna, analfabetismo y paro azotaron este territorio en el que hoy viven casi 200 millones de habitantes. En este escenario se produjo la fusi¨®n musical de diversos estilos tradicionales, como el funk y el highlife entre otros. Y gracias a la misi¨®n que la m¨²sica sigue teniendo en pa¨ªses como Nigeria, que combinan la cultura oral con la escrita, naci¨® el afrobeat como nuevo g¨¦nero musical, un g¨¦nero que Kuti utiliz¨® como canalizador de un mensaje panafricanista propio que cal¨® en la poblaci¨®n civil, no solo de Nigeria sino m¨¢s all¨¢ de sus fronteras.
Despu¨¦s de a?os viajando por Francia, Alemania, Estados Unidos e Inglaterra entre otros, Kuti decide instalarse en Lagos, la segunda ciudad m¨¢s poblada del continente africano, con 13 millones de habitantes. Elige su hogar en un edificio situado en el barrio de Ikeja, al que ¨¦l mismo llam¨® la Rep¨²blica de Kalakuta y a pocos metros de su sala de conciertos predilecta, Afrika Shrine. Se dice que sac¨® a mucha gente de las calles haci¨¦ndoles part¨ªcipes del proyecto, form¨¢ndolos como m¨²sicos, t¨¦cnicos de sonido y electricistas.
Tambi¨¦n incluy¨® a mujeres que quer¨ªan huir de las presiones militares y familiares y se convirtieron en cantantes y bailarinas. Las Queens, como ¨¦l las llamaba, eran artistas sin miedo que le siguieron hasta el final de su carrera. Sus vidas no fueron f¨¢ciles, pero en Kuti parece que encontraron un refugio en una ¨¦poca en la que el pa¨ªs estaba inmerso en el caos. Revalorizaron y revolucionaron la manera de vestir africana con los tejidos tradicionales, realizaban a mano toda su ropa de escenario. Los abalorios ten¨ªan tambi¨¦n un importante protagonismo: brazaletes, pulseras y collares adornaban siempre tobillos y brazos. El blanco de los maquillajes era lo que llamaban polvo espiritual. Esta sustancia se encuentra en las orillas de los r¨ªos y fue en parte de inspiraci¨®n egipcia. Era una vuelta a las ra¨ªces, a lo tradicionalmente africano.
Detenciones, torturas, denuncias, fama, conciertos dentro y fuera del pa¨ªs... La vida de Kuti no estuvo exenta de pol¨¦mica a consecuencia del contenido provocador de sus canciones, entre otros. Su versi¨®n de lo que ocurr¨ªa en Nigeria hizo que se convirtiera en un objetivo militar. Su casa fue asaltada y quemada en varias ocasiones, su gente detenida y torturada, y sus Queens, violadas. La misi¨®n del ej¨¦rcito colonial era silenciarlo a toda costa. Pero cuanto m¨¢s le atacaban, m¨¢s fuerza adquir¨ªa y m¨¢s contenido hallaba para las letras de sus composiciones, en las que hablaba de su tiempo, de sus vivencias y de la situaci¨®n de su pa¨ªs. Finalmente, su madre fue asesinada. Pensaron que este ataque har¨ªa que Kuti dejara de dar conciertos y, por tanto, que dejara de hablar de lo que ocurr¨ªa en Nigeria.
Nigeria es conocido como el gigante de ?frica. El pa¨ªs m¨¢s poblado del continente, con aproximadamente 200 millones de habitantes, es el s¨¦ptimo en n¨²mero de habitantes del mundo y est¨¢ entre las 20 m¨¢s potentes econom¨ªas internacionales aunque su nivel de desigualdad es alt¨ªsimo y su tasa de alfabetizaci¨®n del 62,02%.
En Nigeria, el reconocimiento de los derechos humanos es escaso: es uno de los pa¨ªses con peores indicadores en tr¨¢fico de seres humanos, un 41% de sus habitantes ¨Cunos 86 millones de personas¨C vive sumido la pobreza y los abusos de fuerza por parte de la polic¨ªa son frecuentes, seg¨²n Amnist¨ªa Internacional. Esta organizaci¨®n denunci¨® en octubre de 2021 que el Escuadr¨®n Especial Antirrobo (SARS) ¨Cla unidad encargada de luchar contra delitos violentos como el robo y el secuestro¨C, contin¨²a cometiendo torturas y otras violaciones de derechos fundamentales en el desempe?o de sus funciones.
Actualmente, Lagos sigue siendo el epicentro del g¨¦nero musical que define a Kuti. En 2011 se construy¨® The New African Shrine, dirigido por sus hijos Jenny y Femi Kuti. Desde entonces y hasta la actualidad es el lugar de conciertos que proporciona la propia familia del cantante para la celebraci¨®n anual del festival Felabration.
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