Nigeria: Las elecciones de 2023 y el camino menos transitado
El pa¨ªs africano es un hervidero de rabia reprimida alimentada por una injusticia patente, y que para mantenerla unida tenemos que prestar o¨ªdo a los bramidos de la orquesta de las minor¨ªas, opina el intelectual Chido Onumah en este art¨ªculo
A finales de mayo, los principales partidos pol¨ªticos de Nigeria ?el Congreso de Todos los Progresistas (APC), actualmente en el Gobierno, y el Partido Democr¨¢tico Popular (PDP), en la oposici¨®n? eligieron a sus candidatos a la presidencia para las elecciones generales de febrero de 2023. Uno de los dos ser¨¢ el que se convertir¨¢ en presidente el pr¨®ximo a?o.
Pretender que la clase pol¨ªtica dominante de Nigeria piense un poco en el pa¨ªs ser¨ªa mucho pedir. Pero tenemos del deber de pedirlo, no porque creamos que est¨¦n dispuestos a cambiar nada o tengan la capacidad de hacerlo, sino porque el huevo nigeriano, en sentido figurado, est¨¢ a punto de romperse, seg¨²n Tim Akano. Nuestro inter¨¦s propio ilustrado exige que no forcemos esa rotura desde fuera.
Dos sucesos tr¨¢gicos, entre tantos otros, acaecidos en el ¨²ltimo mes ?la decapitaci¨®n de una pareja de militares y la inmolaci¨®n de Deborah Samuel?, sumados a la muda indiferencia de aquellos cuyo deber constitucional es proteger la vida y la propiedad, as¨ª como mantener la ley el orden, y de quienes hacen cola para sustituirlos, constituyen un cruel recordatorio de que, ni en el mejor de los casos, los resultados de 2023 podr¨¢n ara?ar la superficie de la crisis existencial a la que se enfrenta Nigeria ni llegar¨¢n a hacerlo.
Es una desgracia que los nigerianos tengan que soportar estas tragedias, que se han convertido en rasgos habituales de nuestra existencia nacional. Por supuesto, nada puede justificar la reprobable pr¨¢ctica de que un pa¨ªs abuse de sus ciudadanos. Cuando esto ocurre, pone en tela de juicio los cimientos y el futuro de esa naci¨®n, y muestra hasta qu¨¦ punto este es imperfecto.
Por ello, uno se pregunta por qu¨¦ la clase pol¨ªtica tiene puesta la vista exclusivamente en 2023 y por qu¨¦ quienes aspiran a dirigir el pa¨ªs no se posicionan con respecto a esta cuesti¨®n crucial. Su actitud indica no solo lo poco preparados que est¨¢n, sino tambi¨¦n su falta de sinceridad y la superficialidad de sus ideas; no se han formado una imagen de la clase de pa¨ªs que quieren dirigir ni tienen fe en ¨¦l. La fe en Nigeria ?a pesar de que nuestro lema sea ¡°unidad y fe, paz y progreso¡±? es un bien escaso en nuestra clase pol¨ªtica.
Siempre que hablo de nuestras dificultades como pa¨ªs con compatriotas m¨¢s j¨®venes, me gusta hacer referencia a un ensayo de 2004 titulado El camino hacia la grandeza de Nigeria: entre el excepcionalismo y el tipismo, de Ali Mazrui, uno de los polit¨®logos m¨¢s importantes de ?frica. En ¨¦l, Mazrui realizaba la siguiente memorable observaci¨®n con motivo del 90? aniversario de la unificaci¨®n: ¡°Hay, en efecto, ciertos atributos que hacen que Nigeria sea sorprendentemente ¨²nica en ?frica y la distinguen en su configuraci¨®n de todos los dem¨¢s pa¨ªses del continente¡±. Brevemente, estos atributos incluyen su tama?o, sus recursos humanos y naturales, y por supuesto, lo que parece ser un equilibrio de fuerzas en su configuraci¨®n geopol¨ªtica y religiosa. Nigeria no se parece a ning¨²n otro pa¨ªs; ning¨²n otro pa¨ªs se parece a Nigeria.
Entonces, ?por qu¨¦ esta oportuna excepcionalidad no la ha funcionado? Quiz¨¢ la respuesta est¨¦ en su tipismo. ¡°Puede que algunos de sus altibajos particulares sean t¨ªpicos de todo el continente¡±, afirmaba Mazrui de Nigeria. ¡°Entender a Nigeria es comprender esta dial¨¦ctica entre su excepcionalidad en la configuraci¨®n africana y su tipismo como espejo del continente... Nigeria es t¨ªpicamente africana, tambi¨¦n por los vaivenes entre la tiran¨ªa (exceso de gobierno) y la anarqu¨ªa (d¨¦ficit de gobierno). Cuando est¨¢ gobernada por militares, tiende a la tiran¨ªa (exceso de gobierno); cuando est¨¢ bajo una administraci¨®n civil, tiende a la anarqu¨ªa (d¨¦ficit de gobierno)¡±.
Ampliar¨¦ la tesis de Mazrui para afirmar que hay algo funesto en el tipismo de Nigeria que forma el sustrato del miedo y el odio mutuos y explica la actual anarqu¨ªa. La idea de Nigeria se basa en la conquista ?conquista de personas y de recursos?, y se ha sustentado en nuevas formas de dominaci¨®n y opresi¨®n. Durante demasiado tiempo nos hemos negado a mirar de frente a este tipismo amenazador. No s¨¦ cu¨¢nto tiempo m¨¢s podremos ignorarlo. Parece que hemos llegado a la encrucijada de lo que los polit¨®logos denominan anocracia, un estado que no es autocr¨¢tico ni democr¨¢tico, y un lugar peligroso para un pa¨ªs. Cada tragedia refuerza la necesidad de dar un paso atr¨¢s y ofrecer una respuesta adecuada a la cuesti¨®n esencial de nuestra condici¨®n de naci¨®n, que tiene su origen hace m¨¢s de seis d¨¦cadas.
Desde el terrorismo hasta el bandolerismo, pasando por las incontables refriegas subnacionales, ¨¦tnicas, pol¨ªticas, religiosas, culturales y medioambientales, hemos llegado a la ¡°Puerta de No Retorno¡±, ese punto infame a trav¨¦s del cual millones de africanos fueron embarcados a la fuerza en barcos de esclavos con destino al Nuevo Mundo. ?Qu¨¦ nos dicen esos fen¨®menos sociales y pol¨ªticos de nuestro pa¨ªs? Nos dicen que Nigeria es un hervidero de rabia reprimida alimentada por una injusticia patente, y que para mantenerla unida tenemos que prestar o¨ªdo a los bramidos de la orquesta de las minor¨ªas (ya sean ¨¦tnicas, pol¨ªticas, econ¨®micas, religiosas o sociales), por tomar prestado el t¨ªtulo de la aclamada novela de Chigozie Obioma.
Tal vez 2023 nos brinde una oportunidad ¨²nica de volver a plantear las controvertidas cuestiones de la pertenencia, la inclusividad, la igualdad y la justicia que en gran medida alimentan el descontento y la inquietud en todo el pa¨ªs. Una de las declaraciones m¨¢s profundas de un pol¨ªtico nigeriano a este respecto es la atribuida a Bola Ige, gobernador del estado de Oyo en la Segunda Rep¨²blica y ministro de Minas y Energ¨ªa, y luego de Justicia, durante la Cuarta Rep¨²blica, que fue asesinado (siendo ministro en activo) el 23 de diciembre de 2001. Seg¨²n Ige, ¡°hay dos preguntas b¨¢sicas que deben ser respondidas por todos los nigerianos. La primera es si queremos seguir siendo un solo pa¨ªs; la segunda, en caso de que la respuesta sea s¨ª, es en qu¨¦ condiciones¡±.
En pocas palabras, debemos renegociar Nigeria mediante una nueva constituci¨®n que recree el pa¨ªs a imagen de los nigerianos del siglo XXI. Ese proceso no es una f¨®rmula peligrosa. De hecho, podr¨ªa desembocar en la descomposici¨®n de Nigeria, tal como la conocemos actualmente. Pero lo m¨¢s importante es que el desmoronamiento no costar¨ªa la sangre de millones de ciudadanos. El experimento de construir una naci¨®n es duro, pero gratificante, al menos para aquellos que est¨¢n sinceramente comprometidos con el proceso.
Debemos renegociar Nigeria mediante una nueva constituci¨®n que recree el pa¨ªs a imagen de los nigerianos del siglo XXI
Tanto si se trata de compartir el poder como de ratificar la laicidad o la pluralidad religiosa, proteger a las minor¨ªas, o cualquier otra cuesti¨®n, debemos adherirnos invariablemente a la posici¨®n por defecto de que Nigeria es un pa¨ªs formado por diversas nacionalidades con peculiaridades religiosas y socioculturales, negociado como federaci¨®n en el momento de su independencia en 1960.
Cada decisi¨®n que tomemos debe reflejar ampliamente esta diversidad. Lo contrario traer¨ªa consigo el desastre. La cuesti¨®n central de la transici¨®n de 1999 fue el retorno a un gobierno civil. La cuesti¨®n central en 2015, cuando la monstruosidad actual lleg¨® al poder, era la perspectiva de una transici¨®n de un partido a otro tras 16 a?os de desgobierno del PDP. Parece que hemos cerrado el c¨ªrculo. La cuesti¨®n central en 2023 ser¨¢ (re)negociar la unidad de Nigeria. Olvid¨¦monos de toda la palabrer¨ªa sobre la resoluci¨®n de los problemas econ¨®micos, el PIB y la lucha contra la inseguridad. Sin un pa¨ªs no podemos hacer nada. No repitamos los errores de nuestro tr¨¢gico pasado.
No deber¨ªamos esperar a estar ante el precipicio para sentarnos a la mesa de negociaci¨®n. Por eso, cuando se oye a la clase dirigente pronunciar palabras huecas como ¡°la unidad de Nigeria no es negociable¡±, es importante preguntarle cu¨¢l es la naturaleza y el prop¨®sito de esa ¡°unidad¡±. La unidad de Nigeria no es un problema. El reto es su naturaleza y su prop¨®sito. ?Es una unidad basada en la confianza, la igualdad y el respeto, o condicionada por viejas creencias desde?osas de conquista y dominaci¨®n?
A medida que se acerca 2023, la clase pol¨ªtica va de ac¨¢ para all¨¢ como pollos sin cabeza, proclamando que tiene la varita m¨¢gica para ¡°arreglar Nigeria¡±. Su filosof¨ªa de gestores y su visi¨®n de la crisis nigeriana, que es una crisis fundacional, nos dicen que est¨¢n en esto por lo que pueden sacar.
Mi consejo es que, como pa¨ªs, no deber¨ªa darnos miedo tomar el camino menos transitado. Parafraseando la famosa cita sobre el miedo del primer discurso de toma de posesi¨®n de Franklin Roosevelt, 32? presidente de Estados Unidos, a lo ¨²nico a lo que hay que tener miedo es al miedo mismo, el miedo irracional e injustificado que paraliza los esfuerzos inaplazables por consolidar la unidad de Nigeria.
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