Mujeres valientes de Ben¨ªn que bailan contra la violencia machista
La coordinadora del Comit¨¦ de Pol¨ªticas Sociales de una ONG beninesa explica c¨®mo un grupo de mujeres de Nikki, una peque?a comunidad del sureste del pa¨ªs africano, enfrentan la violencia de g¨¦nero y reivindican su derecho a una vida en paz
Esta noche, mientras compartimos una cerveza ¡°Ben¨ªnoise¡± y un refresco ¡°yuki¡±, Adisa me cuenta c¨®mo es su d¨ªa a d¨ªa. Se despierta a las cuatro de la ma?ana para preparar la comida que va a vender en la carretera, para que compren los ni?os que van a la escuela, hasta las 10, cuando se va a trabajar al campo a recoger soja hasta que caiga el sol.
Cada d¨ªa, cientos de mujeres como mi amiga Adisa se levantan temprano antes de que las mezquitas inunden con sus cantos la oscuridad de la madrugada en la ciudad de Nikki. Pero el 25 de noviembre es una jornada especial para un peque?o grupo de mujeres en esta ciudad al norte de Ben¨ªn. Se llaman Soukiana, que en lengua baatonou quiere decir ¡°am¨¦monos¡±. Son un grupo de 30 que forman parte del proyecto de microcr¨¦ditos para mujeres en Nikki, de la ONG OAN International, y que desde hace cinco a?os celebran el d¨ªa internacional contra la violencia hacia las mujeres.
A las ocho de la ma?ana ya est¨¢n listas en la Maison de la Gaan¨ª, un emblem¨¢tico edificio de la ciudad donde cada a?o se celebra la gran fiesta del pueblo baatonou. Entramos en el recinto y las mujeres me saludan: ¡°Akunando¡±. A lo que respondo: ¡°Alafia¡±. Y entre risas me ense?an las camisetas que llevan para la ocasi¨®n con una mano roja pintada y la palabra stop. La jornada empieza con un peque?o discurso de dos de las mujeres y despu¨¦s la caravana se organiza para salir a recorrer la ciudad. Al grupo de Soukiana se han unido las alumnas de un centro de formaci¨®n profesional cercano y todas empiezan a caminar y bailar al ritmo de los m¨²sicos que las acompa?an, con la pancarta que abre la marcha, en la que se puede leer: ¡°Seme ¨¦dition de la Journ¨¦e international de la ¨¦limination de la violence ¨¤ l¡¯¨¦gard des femmes¡± (segunda edici¨®n del D¨ªa Internacional de la Eliminaci¨®n de la Violencia contra la Mujer).
Soukiana, que en lengua baatonou significa ¡°am¨¦monos¡±, son 30 mujeres que forman parte del proyecto de microcr¨¦ditos para mujeres, a las que se les ha unido en la marcha las alumnas de un centro de formaci¨®n profesional cercano
Sigo la marcha desde fuera, grabando c¨®mo bailan y cantan las mujeres, mientras la gente por la calle las mira con extra?eza, incluso hay alg¨²n coche que pasa pitando e insult¨¢ndolas. Nuestros compa?eros de la ONG OAN en Nikki avisaron a la polic¨ªa para que viniera a proteger a las manifestantes. Pero los agentes no acuden a su cita, por lo que salen solas a marchar, en un entorno donde su reivindicaci¨®n es un verdadero acto de valent¨ªa. El a?o pasado, una de las participantes fue expulsada de su casa por su marido despu¨¦s de la manifestaci¨®n. Esta vez apenas son 40, sin embargo, representan el sentir de miles de ellas, que no pueden alzar su voz, pero que las miran en la distancia, desde sus puestos del mercado, entornando una sonrisa.
La polic¨ªa, avisada de la manifestaci¨®n, no acude a su cita, y las mujeres salen solas a marchar, en un entorno donde su reivindicaci¨®n es un verdadero acto de valent¨ªa
El d¨ªa anterior, cuando est¨¢bamos haciendo los preparativos de la jornada, vi que Amina, la formadora del grupo Soukiana, ten¨ªa una gran quemadura en el brazo, y le pregunt¨¦ c¨®mo se la hab¨ªa hecho. Me cont¨® que el marido de Awau, una de las mujeres del grupo, hab¨ªa venido borracho, a plena luz del d¨ªa, para pegar a su mujer, y ella se interpuso e intentando proteger a su amiga recibi¨® un golpe con una madera ardiendo. Le pregunto qu¨¦ se puede hacer ante esta violencia, a lo que me responde que lo ¨²nico que podr¨ªa hacer la mujer es huir, pero que no lo har¨¢ nunca. ¡°?No se puede denunciar?¡±, pregunto con ingenuidad.
Como abogada que soy, lo primero que pienso es en la protecci¨®n legal, y efectivamente la ley en Ben¨ªn protege a las mujeres y condena a los agresores. Sin embargo, la normativa est¨¢ muy lejos de la realidad social. Una mujer que denuncia a su marido tendr¨¢ que hacer frente a la presi¨®n de su familia y su comunidad, y si se separa de ¨¦l, el esposo podr¨¢ reclamar quedarse con los hijos, ya que por tradici¨®n pertenecen a la familia del hombre. La estigmatizaci¨®n social, el miedo a perder a sus hijos y, sobre todo, la falta de autonom¨ªa econ¨®mica, hacen que muchas como Awau no denuncien ni tomen medidas ante la violencia que sufren.
Cuando veo a las mujeres bailando al ritmo de los tambores bajo el lema ¡°fin de la violencia hacia las mujeres¡±, pienso en el poder del baile para transformar el dolor en lucha, la frustraci¨®n en arte, y la pena en alegr¨ªa. Y pienso tambi¨¦n en Awau, que este d¨ªa no nos acompa?a por miedo, y en la valent¨ªa de las mujeres que salen a la calle para expresar su dignidad, aqu¨ª y en todo el mundo.
La estigmatizaci¨®n social, el miedo a perder a sus hijos y, sobre todo, la falta de autonom¨ªa econ¨®mica, hacen que muchas mujeres como Awau no denuncien
Las Naciones Unidas convocaron 16 d¨ªas de activismo despu¨¦s del 25 de noviembre. Pero para muchas mujeres el activismo es un ejercicio diario que se expresa en su trabajo, en el hecho de ganar su dinero d¨ªa a d¨ªa para intentar ser independientes. Mujeres valientes, como Lamatou, que contra la voluntad de su marido y a pesar de las consecuencias, empez¨® a trabajar, como lo narra en el documental Son Yara.
Por todo ello, desde OAN International, centramos nuestros esfuerzos en promover la autonom¨ªa econ¨®mica de las mujeres, tanto a trav¨¦s del proyecto microcr¨¦ditos para mujeres en Nikki, como mediante Nikarit, una marca de cosm¨¦tica social con la que apoyamos a productoras de manteca de karit¨¦ para que puedan vender su producci¨®n en Espa?a.
La jornada termina con la proyecci¨®n de un v¨ªdeo did¨¢ctico, realizado en 2017 por el grupo de teatro de j¨®venes de la comunidad, que tiene como objetivo dar a conocer los servicios que el Centro de Promoci¨®n Social de Nikki pone al servicio de las mujeres que sufren violencia. Finalmente, se abre el debate y muchas asistentes se levantan, expresan sus preocupaciones y exponen sus ideas. De fondo se escucha una canci¨®n en lengua baatonou que dice: ¡°Mujeres de Nikki, levant¨¦monos contra esta injusticia¡±.
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