¡°Nos dec¨ªan que el petr¨®leo era bueno para la piel¡±
El encuentro con los pobladores de Francisco de Orellana, en Ecuador, donde los pozos de vertidos de Texaco a¨²n hacen estragos en la comunidad, deja indignado a un trabajador de Manos Unidas
El calor tropical me recibe en Francisco de Orellana, una ciudad ecuatoriana de 50.000 habitantes que surgi¨® de la nada hace medio siglo, aupada por una riqueza reci¨¦n descubierta en el subsuelo: petr¨®leo. Enclavada en plena selva amaz¨®nica, rodeada por tres grandes r¨ªos que terminan uni¨¦ndose al Amazonas y en mitad de reservas naturales, Orellana comparte la exuberancia ruidosa y llena de color tan t¨ªpica de esta regi¨®n afortunada y dolida.
Luis Yanza y Ermel Ch¨¢vez, del Frente de Defensa de la Amazon¨ªa, nos van a ayudar a comprender el drama cotidiano que viven miles de personas que pueblan la aparentemente pac¨ªfica selva ecuatoriana. Nada m¨¢s comenzar el viaje, visito, junto a un equipo de Manos Unidas, a un misionero capuchino, originario de Pamplona, que lleva toda su vida en la regi¨®n. Con pocas palabras y con una mirada que transmite inteligencia, compromiso e indignaci¨®n, Jos¨¦ Miguel Goldaraz resume as¨ª lo que ha pasado y lo que pasa. ¡°En los setenta fue el primer gran derrame de petr¨®leo en San Carlos. Entonces demandamos. Nadie nos escuch¨® y el r¨ªo Napo qued¨® contaminado. En los noventa fue el segundo gran derrame. Entonces demandamos, pero nada pas¨®. Impunidad es la palabra que define aqu¨ª a una petrolera ¨Ccontin¨²a Goldaraz¨C y, mientras tanto, el pueblo sufre las consecuencias. Por eso ¨Cremata tajante el misionero¨C no creo en los derechos humanos. Son una entelequia de la academia. ?C¨®mo se puede afirmar que todos somos iguales y tenemos la misma dignidad? Quienes vivimos aqu¨ª y acompa?amos a la gente, sabemos que eso es rotundamente falso¡±.
Con esa especie de pesimismo ilustrado que nos deja Jos¨¦ Miguel en el cuerpo, dedicamos un par de d¨ªas a visitar comunidades y familias de la regi¨®n. Don Servio, uno de los pobladores, cuenta c¨®mo tuvo que abandonar su casa cuando la Texaco comenz¨® a perforar pozos y excavar en tierra bruta las piscinas de varios metros de profundidad en las que se vertieron, sin m¨¢s, todos los desechos t¨®xicos de las primeras fases de la explotaci¨®n petrol¨ªfera.
Hoy, 50 a?os despu¨¦s, esos desechos siguen ah¨ª, a no m¨¢s de cinco cent¨ªmetros de la superficie, contaminando las aguas subterr¨¢neas y el agua de lluvia que llega a escorrent¨ªas y r¨ªos, lo que provoca la muerte de plantas y animales. Don Servio muestra el pozo de agua de la que era su casa, del que bebieron agua contaminada durante a?os. Sus padres, nos dice, fallecieron enfermos por la contaminaci¨®n. ¡°Cuando de peque?os nos ba?¨¢bamos en el r¨ªo, con petr¨®leo, los trabajadores de las compa?¨ªas nos dec¨ªan que no pasaba nada, que eso era bueno para la piel¡±, relata don Servio.
Es absurdo comprar en la regi¨®n agua embotellada a un d¨®lar el litro. Pero eso es lo que nos ha dejado el petr¨®leo
Don Hugo, por su parte, se lamenta del derrame que el pasado diciembre afect¨® a la parte trasera de su casa. ¡°Un accidente¡±, le dicen de la compa?¨ªa. El hombre ha perdido m¨¢s de la mitad de sus animales. Nos ense?a el acta de indemnizaci¨®n en la que ha detallado las p¨¦rdidas. ¡°Los de la compa?¨ªa no saben cu¨¢ndo me van a pagar¡±, comenta con tristeza. ¡°?Y yo mientras tanto qu¨¦ hago?, ?de qu¨¦ vivo?¡±.
Continuamos visitando a familias que participan en proyectos apoyados Manos Unidas. Me ense?an con orgullo las cisternas instaladas al lado de sus casas, preparadas para recoger y depurar el agua de lluvia para el consumo humano. Se sienten afortunadas. No todas tienen la posibilidad de beber agua limpia. Y nos explican c¨®mo la distribuyen cuidadosamente para beber y cocinar a lo largo del a?o.
Yo les cuento que, como muchas organizaciones, financiamos cisternas para recoger agua de lluvia en regiones semi¨¢ridas y escas¨ªsimas lluvias, pero ?no es un contrasentido construir cisternas en selvas con abundantes r¨ªos y en las que llueve casi todos los d¨ªas? ¡°Es absurdo, s¨ª, tanto como comprar en la regi¨®n agua embotellada a un d¨®lar el litro. Pero eso es lo que nos ha dejado el petr¨®leo¡±, me responde uno de los pobladores.
¡°Y nos acusan de corruptos. Nadie aguanta tanto tiempo as¨ª¡±
Al d¨ªa siguiente conozco a Wilmo, que nos ense?a c¨®mo el agua contaminada por una piscina acaba en un peque?o r¨ªo rodeado de letreros que alertan del peligro de contaminaci¨®n. Tambi¨¦n nos muestra su piel llena de eccemas a causa del agua. Ermel me invita a acompa?arle. Nos adentramos en la selva, hasta que el sendero desaparece. Y ah¨ª, donde ya solo vemos vegetaci¨®n, me descubre una nueva piscina de petr¨®leo. ¡°Hay cientos en toda la zona¡±, asegura. ¡°Cuando se fue la Texaco, declar¨® poco m¨¢s de 300 piscinas como esta, aunque en realidad hay m¨¢s de mil, todas de la misma ¨¦poca¡±.
En la d¨¦cada del 2000, el Frente de Defensa de la Amazon¨ªa consigui¨® organizar y unir a 30.000 ecuatorianos para realizar una demanda colectiva contra Texaco por da?os ambientales y a la salud. Despu¨¦s de un largo y costos¨ªsimo litigio en Ecuador, la empresa fue condenada en 2011 a pagar 10.000 millones de d¨®lares para reparar los da?os causados a las comunidades. ¡°Pero la Chevron (antes Texaco) no ha pagado ni un centavo¡±, contin¨²a Ermel. ¡°Su estrategia fue el contraataque. Sus abogados denunciaron ante un juez americano que la sentencia en Ecuador se hab¨ªa obtenido por medios corruptos y que el juicio no ten¨ªa validez¡±.
Texaco gan¨® este juicio en Estados Unidos en 2016. Ermel siente rabia, decepci¨®n, cansancio. Con su mano impregnada de petr¨®leo, hace la se?al de stop y muestra su camiseta, en la que aparece el nombre del abogado que crey¨® en ellos y los apoy¨® en el proceso, y que todav¨ªa hoy permanece bajo arresto domiciliario en Estados Unidos. ¡°Cincuenta a?os luchando y ninguna empresa se ha hecho responsable del da?o causado a nuestros r¨ªos y a nuestra gente. Y nos acusan de corruptos. Nadie aguanta tanto tiempo as¨ª¡±, concluye.
Las empresas y la diligencia debida
Al volver a Espa?a, a¨²n removido por todo lo visto y escuchado, no dejaba de preguntarme por qu¨¦ tanta gente, en los lugares m¨¢s extraordinarios, vive en la pobreza y la precariedad, con su entorno deteriorado, mientras otros se enriquecen a costa de sus recursos naturales. La reflexi¨®n se convierte f¨¢cilmente en indignaci¨®n al saber que hay miles de Orellanas en todo el mundo. Tenemos la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. El Acuerdo de Par¨ªs sobre Cambio Clim¨¢tico. Las cumbres de la tierra para defender el medio ambiente. Pero no es suficiente.
Si de verdad queremos construir un mundo m¨¢s justo, inclusivo y que no deje a nadie atr¨¢s, todav¨ªa nos queda mucho por hacer. Y esto pasa por cumplir con los Principios Rectores de Naciones Unidas para las empresas: proteger, respetar y reparar, cuidando del planeta y de las personas. Y un cap¨ªtulo clave en este camino es el ¡°deber de diligencia¡± de las empresas, para cumplir escrupulosamente con el respeto de los derechos humanos y ambientales, en cualquier lugar del mundo.
En la ONU se debate sobre un tratado vinculante. La UE acaba de publicar su propuesta de directiva europea sobre diligencia debida. El gobierno espa?ol prepara una ley de debida diligencia para las empresas espa?olas. Todo esfuerzo ser¨¢ poco mientras en el mundo siga habiendo Orellanas: empresas depredadoras e irresponsables, gobiernos c¨®mplices y poblaciones precarias y desorganizadas, y sin capacidad para defender sus derechos.
Yo s¨ª creo en los derechos humanos. En la dignidad de cada persona. En que un medio ambiente sano determina la calidad de vida y la calidad humana de una sociedad. Y pienso que eso se construye poco a poco y entre todos. Celebremos, pues, este 5 de junio, D¨ªa Mundial del Medio Ambiente, pregunt¨¢ndonos en qu¨¦ y c¨®mo contribuir para que existan menos Orellanas que lamentar y m¨¢s vida que festejar.
R¨¦plica de Chevron
A continuaci¨®n publicamos la carta ¨ªntegra de Chevron Corp, firmada por su asesor de comunicaciones, James Craig, en respuesta a este art¨ªculo publicado el 5 de junio de 2022 en la secci¨®n En Primera L¨ªnea.
Les escribo con relaci¨®n a su art¨ªculo publicado el 4 de junio, ¡°Nos dec¨ªan que el petr¨®leo era bueno para la piel¡±, por Marco Gordillo, coordinador de campa?as de la ONG Manos Unidas. El autor no solicit¨® la posici¨®n de Chevron y omite por completo cualquier menci¨®n a las decisiones judiciales que exponen el esquema de extorsi¨®n contra Chevron en Ecuador, calificado por el Wall Street Journal como el ¡°fraude legal del siglo.¡±
A continuaci¨®n, detallo algunos elementos fundamentales para entender el fraude contra Chevron: En 2014,el juez de distrito de los Estados Unidos, Lewis Kaplan, concluy¨® que existe evidencia abrumadora de que la sentencia ecuatoriana en contra de Chevron ¡°fue obtenida por medios fraudulentos¡±, que incluyeron un patr¨®n de extorsi¨®n, sobornos, fraude electr¨®nico, lavado de dinero, manipulaci¨®n de testigos, obstrucci¨®n de la justicia y violaciones a la Ley de Pr¨¢cticas Corruptas en el Extranjero (FCPA, por sus siglas en ingl¨¦s)y la ley contra la delincuencia organizada (RICO, por sus siglas en ingl¨¦s). La Corte adem¨¢s determin¨® que el abogado estadounidense Steven Donziger y su equipo ecuatoriano de abogados y activistas, incluyendo a varios mencionados en el art¨ªculo del Sr. Gordillo, orquestaron una campa?a de presi¨®n ilegal para extorsionar a Chevron por miles de millones de d¨®lares. Tal y como lo estableci¨® la Corte en su sentencia, las ¡°acciones il¨ªcitas de Donziger y su equipo legal ecuatoriano ser¨ªan ofensivas para las leyes de cualquier naci¨®n que aspire al estado de derecho¡±.
De manera un¨¢nime, la Corte de Apelaci¨®n de Estados Unidos ratific¨® en su totalidad la decisi¨®n de la Corte de Distrito. La Corte de Apelaci¨®n se?al¨® que ¡°(el) expediente... revela un c¨²mulo de acciones corruptas por parte de (Donziger y su) equipo, que incluyen extorsi¨®n, fraude y sobornos y culmin¨® con la promesa a [un juez ecuatoriano] de 500.000 d¨®lares por una sentencia a favor de los demandantes¡±. La Corte Suprema de los Estados Unidos rechaz¨® la apelaci¨®n en contra de la sentencia, lo que convirti¨® a la sentencia en definitiva e inapelable.
En 2018, la Corte de Distrito dict¨® una sentencia similar en contra de Luis Yanza, al Frente de Defensa de la Amazon¨ªa (FDA) y otros que trabajaron -y siguen trabajando- con el Sr. Donziger. En 2018, un tribunal de arbitraje en La Haya, que incluy¨® a un ¨¢rbitro designado por el Ecuador, de manera un¨¢nime lleg¨® a las mismas conclusiones respecto a la existencia de fraude, sobornos y corrupci¨®n. Con referencia a la redacci¨®n ilegal de la sentencia en contra de Chevron por los propios demandantes a cambio de un soborno al juez ecuatoriano, el Tribunal determin¨® que ¡°las pruebas circunstanciales y de otro tipo aportadas en este arbitraje son abrumadoras. A falta de una confesi¨®n firmada por los infractores... las pruebas que demuestran la ¡®redacci¨®n clandestina¡¯ en este arbitraje ¡®son con seguridad las pruebas documentales, videogr¨¢ficas y testimoniales m¨¢s completas de fraude jam¨¢s presentadas ante un tribunal de arbitraje¡¯¡±.
Es importante destacar que el Tribunal determin¨® que la filial de Texaco ¡°TexPet invirti¨® aproximadamente 40 millones de d¨®lares en la remediaci¨®n ambiental y desarrollo de la comunidad¡±, proceso que fue llevado a cabo por una ¡°conocida empresa de ingenier¨ªa especializada en remediaci¨®n ambiental¡±. Concluy¨® que, tras la finalizaci¨®n de la remediaci¨®n en 1998, la Rep¨²blica de Ecuador suscribi¨® un acuerdo de liberaci¨®n de responsabilidad ¡°que certific¨® que TexPet hab¨ªa cumplido con todas sus obligaciones¡± y liber¨® a TexPet de cualquier responsabilidad. Tras una visita personal a la zona y luego de considerar 40 informes de expertos ambientales, el Tribunal no encontr¨® ¡°ninguna prueba persuasiva¡± que apoyara la acusaci¨®n hecha por el Ecuador en el sentido de que Texaco hab¨ªa incumplido los t¨¦rminos del plan de remediaci¨®n aprobado por el Ecuador. Las conclusiones del Tribunal contradicen numerosas afirmaciones falsas del art¨ªculo del Sr. Gordillo.
Mientras tanto, tambi¨¦n en 2018, la Corte Suprema de Gibraltar dict¨® sentencia en contra de Yanza, Ermel Ch¨¢vez, el FDA, el abogado ecuatoriano Pablo Fajardo y el bufete de abogados Servicios Fromboliere por su participaci¨®n en Amazon¨ªa Recovery Ltd., una empresa fantasma de Gibraltar establecida para recibir las ganancias del fraude de Lago Agrio. La Corte los conden¨® a pagar a Chevron 38 millones de d¨®lares por da?os e intereses.
La fraudulenta sentencia ecuatoriana ha sido rechazada en todos los pa¨ªses en los que se ha buscado su ejecuci¨®n. Fue rechazada por las cortes de Brasil y Argentina, y en Canad¨¢ la solicitud fue desistida, sin la posibilidad de volverla a presentar en el pa¨ªs. En 2020, el gobierno ecuatoriano finalmente admiti¨® que Chevron fue v¨ªctima de fraude. Una Corte de Distrito de los Pa¨ªses Bajos, al confirmar el laudo del Tribunal Arbitral de 2018 destac¨® que la Rep¨²blica de Ecuador admiti¨® que la sentencia de Lago Agrio es fraudulenta: ¡°El car¨¢cter fraudulento de la sentencia y de los procedimientos que la preceden es un tema en el que existe acuerdo entre (Chevron y Ecuador)¡±. Ecuador, adem¨¢s, admiti¨® que la sentencia era corrupta en una carta dirigida al Representante de Comercio de los Estados Unidos.
En el 2020, el Sr. Donziger fue inhabilitado para ejercer la profesi¨®n de abogado en los Estados Unidos y el a?o pasado fue encarcelado por desacato penal relacionado con su fraude ecuatoriano.
Lo anterior es solo un recuento parcial del fraude contra Chevron, pero los hechos son claros. Por lo tanto, exijo que el art¨ªculo sea retirado de su sitio web y que esta carta sea publicada en su totalidad a fin de que sus lectores conozcan la verdad.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra ¡®newsletter¡¯.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.