¡°Me voy a ir con los m¨¢s pobres para que no los aplasten¡±
La hermana Regina Casado dedica sus fuerzas a la formaci¨®n de mujeres j¨®venes para dotarlas de herramientas que las saquen de la pobreza en Senegal
Viajaba de Sakone, una peque?a ciudad cerca de Kaolak, en Senegal, a la capital del pa¨ªs, Dakar, cuando repar¨® por primera vez en aquella zona. ¡°Desde Rufisque hasta Dakar solo hab¨ªa terreno, terreno y terreno. Pero ya empez¨¢bamos a vislumbrar barracas. Y yo dije, uy, esto se prepara mal. La gente va a venir a construir chabolas aqu¨ª porque los que se han desplazado desde los pueblos a la ciudad no pueden vivir¡±. Aquella intuici¨®n de la hermana Regina Casado (Rodanillo, pedan¨ªa de Bembibre, Le¨®n, 82 a?os) es hoy una realidad.
La mayor¨ªa de los 12.000 habitantes de Pikine, en Dakar, llegaron de todos los rincones de Sengal y otros pa¨ªses lim¨ªtrofes para huir de la pobreza rural
Sam Sam III es el nombre del barrio que surgi¨® en el municipio de Pikine, en las afueras de Dakar. La mayor¨ªa de sus 12.000 habitantes lleg¨® desde todos los rincones de Senegal y algunos pa¨ªses lim¨ªtrofes para huir de la pobreza rural. Cada uno construy¨® donde y como pudo. El ¨¢rea carece de servicios b¨¢sicos, carreteras asfaltadas o buen saneamiento, entre muchas otras cosas. Por eso, cuando llueve el agua se estanca e inunda casas y calles. Son pocos los j¨®venes de la zona que terminan la educaci¨®n b¨¢sica y la falta de trabajo hace que se agrupen en las esquinas a la espera de que un milagro cambie su suerte. Las chicas aguardan a que sus padres les encuentren un hombre para casarlas y, as¨ª, pasar de hacer las tareas dom¨¦sticas en el hogar de sus progenitores al de sus maridos.
Todo eso y m¨¢s lo intuy¨® la religiosa de la congregaci¨®n de las Hijas del Ni?o Jes¨²s (popularmente conocidas como Damas Negras) y por ello se instal¨® all¨ª en el a?o 2000, junto a un grupo de Hermanos Escolapios que abrieron un colegio. Su superiora le permiti¨® quedarse un a?o y ya van casi 22.
Fue en 1968 cuando esta mujer menuda, con ojos llenos de vida, que no puede estar quieta ni un segundo y que, a veces, se aturulla al hablar porque su mente va m¨¢s r¨¢pida que su boca, pis¨® ?frica por primera vez. Fue en Camer¨²n. Abandon¨® sus estudios de m¨²sica para no perder la oportunidad de viajar. Tras dos d¨¦cadas regres¨® a Espa?a y trabaj¨® algunos a?os en el barrio del Raval en Barcelona, antes de ser destinada a Senegal en 1992.
¡°Viv¨ª una infancia de pobreza y vi que, por no tener nada, la gente te aplastaba. Mi vocaci¨®n, no de vida religiosa, sino de misi¨®n, sali¨® de ah¨ª: me voy a ir con los m¨¢s pobres para que no los aplasten, ?comprendes? Y mi vida es educarlos a ser personas que se defienden por s¨ª mismas y guarden todos sus derechos y toda su dignidad¡±, explica sobre sus motivaciones.
Eso es lo que ha hecho la hermana Regina todos estos a?os: mejorar la condici¨®n de las mujeres con las que se ha topado, ofreci¨¦ndoles formaci¨®n integral, desde la alfabetizaci¨®n hasta nociones b¨¢sicas que les faciliten la vida. Sobre todo, les ha ense?ado costura para que puedan generar ingresos como modistas de calidad. En los ¨²ltimos a?os, ha introducido ordenadores en su programa para que las beneficiarias de su programa tengan tambi¨¦n acceso a las nuevas tecnolog¨ªas. Igualmente, ha abierto una escuela de cocina en Sam Sam III.
Los ¨²ltimos pasos dados le han llevado a ayudar a las j¨®venes a crear una cooperativa de costura que dirigen y gestionan ellas misma, antiguas alumnas que se han asociado para producir m¨¢s y conseguir mejores ingresos. Lo mismo hace con las que estudian cocina. Adem¨¢s, estas cuentan con un peque?o restaurante donde se pueden saborear platos de calidad o tomar un caf¨¦. Mucho de lo que ha logrado ha sido gracias al apoyo del programa Best Africa de la Fundaci¨®n Santander y Manos Unidas.
Son miles las mujeres a las que ha formado la religiosa en todos estos a?os. ¡°Yo le digo a mis chicas: trabaj¨¢is para ser personas con toda vuestra dignidad, para demostrar a la gente que sab¨¦is dirigir vuestra vida, que sab¨¦is ganar¡±, explica la religiosa, que se emociona al hablar de los cambios en la vida de sus alumnas de los que ha sido testigo. ¡°Lo veo cuando vienen a visitarme. Muchas se han casado y otras no, porque a veces tambi¨¦n les sale rana el matrimonio, pero tienen los ni?os, est¨¢n limpios, bien educados, van al colegio... Ellas mismas saben vivir de forma m¨¢s digna. Algunas cursaron la formaci¨®n de costura y ahora est¨¢n dirigiendo talleres y formando a otras chicas. Tienen ya el esp¨ªritu de creatividad, de ver otras posibilidades en su vida, m¨¢s all¨¢ de esperar a que sus padres las casen¡±.
Yo le digo a Dios que solamente me d¨¦ la cabeza y las fuerzas para poder trabajar. El d¨ªa que no pueda que me haga caer as¨ª, pam, y se acab¨®¡±.Regina
El ¨²ltimo sue?o de la hermana Regina es abrir una escuela de carpinter¨ªa para los chicos. La falta de trabajo es causa de que la mayor¨ªa de ellos no tenga nada que hacer todo el d¨ªa y, al final, muchos caigan en las drogas o sue?en con migrar. Por eso, cuenta la monja, quiere tambi¨¦n ofrecerles nuevas oportunidades a trav¨¦s de la formaci¨®n profesional: ¡°M¨¢s que carpinter¨ªa ser¨¢ una ebanister¨ªa, para darles un t¨ªtulo profesional. Porque por todas partes hay carpinter¨ªas, pero por falta de formaci¨®n, lo que hacen no est¨¢ muy bien. A la gente de aqu¨ª les digo que todo tiene que estar perfecto; entonces, abrimos el ordenador, les muestro muebles bien hechos y les insisto: ¡®mirad, as¨ª debe ser el trabajo que hag¨¢is vosotros¡¯. O sea, que hay que ofrecer calidad para que la gente se anime a realizar un pedido¡±.
En cuanto a la posibilidad de regresar a Espa?a, la hermana Regina, afirma: ¡°Ni los pienso, pero si mis superioras me dicen de volver, tendr¨¦ que obedecer¡±. Luego matiza: ¡°Yo le digo a Dios que solamente me d¨¦ la cabeza y las fuerzas para poder trabajar. El d¨ªa que no pueda, que me haga caer as¨ª, pam, y se acab¨®¡±.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter, Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra ¡®newsletter¡¯.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.