La mutaci¨®n del ¡®apartheid¡¯ de las vacunas contra la covid
Es hora de que los gobiernos de los pa¨ªses ricos y las compa?¨ªas farmac¨¦uticas al servicio de cuyos intereses se encuentran dichos Estados, compartan las dosis de inmunizaci¨®n de manera equitativa
La reacci¨®n de los gobiernos del Norte Global al descubrimiento de la variante ¨®micron en Sud¨¢frica ha proporcionado una prueba m¨¢s ¨Ccomo si hubiera necesidad de una prueba m¨¢s¨C de la respuesta profundamente desigual a la pandemia de coronavirus. La reacci¨®n violenta contra los pa¨ªses africanos fue r¨¢pida y severa, como si prohibir el ingreso a los viajeros de la regi¨®n pudiera de alguna manera mantener a salvo al resto del mundo.
No lo ha hecho, y cerrar fronteras tampoco funcionar¨¢ cuando surja la siguiente variante aterradora. Lo que ocurre es que la injusticia global le hace mucho mal a la salud p¨²blica.
Si bien m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n mundial ya ha sido vacunada contra la covid-19, solo el 8% de las personas que viven en los pa¨ªses de ingresos bajos han recibido una dosis de la vacuna, en comparaci¨®n con el 48% de aquellas que viven en los pa¨ªses de ingresos medios-bajos, y las tasas de vacunaci¨®n son mucho m¨¢s altas en los pa¨ªses de ingresos altos. Hasta el mes de noviembre, Estados Unidos hab¨ªa administrado una cifra de vacunas que es m¨¢s del doble de las dosis que se hab¨ªan administrado en todo el continente africano.
Cerrar fronteras tampoco funcionar¨¢ cuando surja la siguiente variante aterradora
Teniendo en cuenta estas cifras, no es de extra?ar que contin¨²en surgiendo variantes de preocupaci¨®n y se propaguen r¨¢pidamente en pa¨ªses con bajas tasas de vacunaci¨®n. Y esta disparidad no es un accidente. Es un resultado directo de las pol¨ªticas nacionalistas y el acaparamiento de vacunas por parte de los pa¨ªses ricos.
Incluso antes de que las vacunas estuvieran disponibles, muchos expertos, incluido el Director General de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advirtieron sobre las consecuencias del nacionalismo de las vacunas. A pesar de esto, los pa¨ªses ricos han monopolizado el suministro de vacunas, en algunos casos comprando dosis suficientes para inocular nueve veces al total de sus poblaciones.
La disparidad de vacunaci¨®n no es un accidente. Es un resultado directo de las pol¨ªticas nacionalistas y el acaparamiento de vacunas por parte de los pa¨ªses ricos
Durante el verano del hemisferio norte, parec¨ªa que la tendencia con respecto a estos temas estaba cambiando. En junio, los miembros del G7 se comprometieron a donar sus dosis excedentes a pa¨ªses de ingresos bajos y de ingresos medios-bajos, ya sea directamente o a trav¨¦s de mecanismos, como por ejemplo el Fondo de Acceso Global para Vacunas covid-19 (COVAX). A medida que m¨¢s y m¨¢s personas en los pa¨ªses ricos se vacunaban, hab¨ªa cierta esperanza acerca de que el nacionalismo y el acaparamiento de las vacunas pudieran llegar a su fin y que finalmente se consiguiera que las dosis de vacunas llegaran a los pa¨ªses que desesperadamente las necesitan.
Pero en los ¨²ltimos meses ha quedado claro que el nacionalismo de las vacunas no ha llegado a su fin. De hecho, al contrario, este nacionalismo ha mutado.
Los pa¨ªses ricos, como por ejemplo Estados Unidos, empezaron a presionar para que se administraran dosis adicionales de algunas vacunas, incluso antes de que hubiera evidencia que respaldara a las vacunas de refuerzo. De hecho, poco antes de que la OMS hiciera un llamamiento a favor de una suspensi¨®n de las vacunas de refuerzo hasta que las vacunas llegaran a quienes m¨¢s las necesitan, Estados Unidos firm¨® un acuerdo para comprar 200 millones de dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech con el prop¨®sito de utilizarlas como refuerzo. En ese momento, el uso de terceras dosis de vacunas como refuerzo ni siquiera hab¨ªa sido aprobado por la Administraci¨®n de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA).
Pero las vacunas de refuerzo en los pa¨ªses desarrollados no son la ¨²nica raz¨®n por la que los pa¨ªses de ingresos bajos y medios carecen de dosis. Canad¨¢, Espa?a y Alemania, entre otros pa¨ªses, se comprometieron hace meses a donar millones de vacunas directamente a los pa¨ªses de ingresos bajos y medios, as¨ª como a Covax. Sin embargo, cifras recientes muestran que muchos gobiernos no han cumplido estos compromisos. Por ejemplo, el Reino Unido se comprometi¨® a donar m¨¢s de 70 millones de dosis, pero ha cumplido con menos del 7% de dicho compromiso.
Las compa?¨ªas farmac¨¦uticas y los gobiernos ricos se han apresurado a culpar por el bajo nivel de consumo de vacunas en los pa¨ªses pobres a la indecisi¨®n de las personas en cuanto a recibir o no la vacuna y al subdesarrollo de los sistemas de prestaci¨®n de servicios de salud. En una sesi¨®n informativa para los medios de comunicaci¨®n sobre la pandemia, organizada por la Federaci¨®n Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmac¨¦uticas (IFPMA), el director general de Pfizer, Albert Bourla, afirm¨® que el nivel de indecisi¨®n relativo a recibir las vacunas en el ?frica subsahariana es ¡°muy, muy superior al porcentaje de indecisi¨®n en Europa, Estados Unidos o Jap¨®n¡±. Esto lo dijo a pesar de que existe evidencia de que la indecisi¨®n sobre las vacunas es menor en ?frica en comparaci¨®n con la existente en muchos pa¨ªses ricos.
El esfuerzo de Bourla por desviar la culpa con respecto a la baja cobertura de las vacunas fue un intento de justificar las ganancias de Pfizer. Desde un principio, esta compa?¨ªa ha dado prioridad a los acuerdos rentables con los pa¨ªses ricos en lugar de su tecnolog¨ªa para el desarrollo de vacunas con los productores africanos.
AstraZeneca, una de las pocas compa?¨ªas farmac¨¦uticas que lleg¨® a acuerdos para el acceso equitativo a su vacuna a trav¨¦s de un convenio de licencia con el Instituto Serum de la India, anunci¨® recientemente que comenzar¨ªa a aumentar el precio de las dosis con el objetivo de obtener ganancias. Esta decisi¨®n refleja la percepci¨®n preocupantemente equivocada de que la pandemia ya ha terminado.
Los pa¨ªses ricos tambi¨¦n han estado promoviendo una narrativa que se?ala que los gobiernos africanos carecen de la infraestructura y la capacidad para administrar las dosis que se han conseguido. Pero esta cr¨ªtica ignora las condiciones en las que han llegado las dosis. Las donaciones han llegado a menudo sin previo aviso, muchas de ellas a punto de caducar. Al no contar con informaci¨®n sobre el tipo, la cantidad y el estado de las vacunas que llegan, los funcionarios de salud no pueden hacer preparativos para distribuirlas a tiempo. Vale la pena se?alar que, a pesar de estos desaf¨ªos, los pa¨ªses africanos han podido administrar el 62% de las dosis que han recibido.
Este chivo expiatorio oscurece la realidad de que la baja aceptaci¨®n de vacunas en ?frica es un resultado directo del acaparamiento de vacunas y las pol¨ªticas nacionalistas de los pa¨ªses ricos. Y los esfuerzos a favor de rectificar esta desigualdad han sido bloqueados por los mismos gobiernos que tienen un exceso de vacunas. Por ejemplo, una exenci¨®n de los derechos de propiedad intelectual de las vacunas contra la covid-19 es un mecanismo crucial para aumentar su disponibilidad. Pero aunque Sud¨¢frica e India solicitaron una exenci¨®n a la Organizaci¨®n Mundial del Comercio hace m¨¢s de un a?o, la solicitud ha sido bloqueada repetidamente por pa¨ªses como Francia, Alemania, Espa?a y Canad¨¢.
Est¨¢ claro que las disparidades en el acceso a las vacunas no son un accidente del destino, sino el resultado de los esfuerzos concertados que hacen los pa¨ªses ricos para mantener el suministro de vacunas dentro de sus propias fronteras, as¨ª como de los esfuerzos de las compa?¨ªas farmac¨¦uticas para aumentar sus ganancias. Es hora de que los gobiernos de los pa¨ªses ricos, y las compa?¨ªas farmac¨¦uticas al servicio de cuyos intereses se encuentran dichos gobiernos, compartan las dosis de vacunas de manera equitativa. Hasta que todos en el mundo tengan acceso a la vacuna, nadie estar¨¢ a salvo.
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