Justicia global: la importancia de tejer consensos
A estas alturas, una pandemia, una guerra y la crisis clim¨¢tica deber¨ªan habernos ense?ado que no se puede gobernar ning¨²n pa¨ªs d¨¢ndole la espalda al resto del planeta
Aunque es inc¨®modo escribir sobre obviedades, a veces resulta inevitable. El reciente proceso electoral en Espa?a ha puesto a prueba ese imaginario gaseoso que llamamos ¡°sentido com¨²n¡± y ha dejado al descubierto que existe margen para el negacionismo, la inacci¨®n y el rupturismo de consensos que pens¨¢bamos amplios y rotundos.
La din¨¢mica pugnaz que caracteriz¨® las elecciones generales ¡ªy que podr¨ªa reeditarse en unos meses¡ª dej¨® sin minutos un debate en el que hay preocupantes divergencias sobre el papel de Espa?a en la lucha por un mundo m¨¢s justo, y la concreci¨®n de esfuerzos frente a profundas crisis que, sin ser del todo compartidas, son de inter¨¦s para todas las naciones.
Asistimos a una contienda pol¨ªtica con marcadas ausencias de prioridades p¨²blicas. Entre ellas, la justicia global, relegada a algunos imaginarios de gobierno y por fuera de casi todos los discursos, como si el pa¨ªs se pudiera permitir obviar los desaf¨ªos de la salud global, el desarraigo de la movilidad humana, ser indiferente al proceder irresponsable del poder corporativo, o declararse insolvente de voluntad cooperativa.
Pol¨¦tika ¡ªun proyecto de incidencia p¨²blica y vigilancia ciudadana respaldado por organizaciones sociales expertas en materia ambiental, social y democr¨¢tica¡ªhizo un an¨¢lisis de varios programas electorales para las generales. Y revel¨® que, por incre¨ªble que parezca, regular actividades productivas cuyo impacto negativo no solo es la creaci¨®n de descartables contaminantes sino la vulneraci¨®n de derechos esenciales, o la urgencia de proteger personas de otras latitudes que optan por un doloroso periplo migratorio, son cuestiones en las que todav¨ªa hay lugar para desencuentros entre el PP, el PSOE, Sumar, VOX, PNV, Bildu y ERC.
Este pa¨ªs, como muchas otras econom¨ªas desarrolladas, tiene el adeudo y la oportunidad de cooperar por la utop¨ªa de cambiar el mundo para bien
En otros temas, como la salud global, tambi¨¦n se evidenciaron divergencias. Pese a las lecciones de la covid-19, solo el PSOE hizo referencia expresa al concepto, mientras que la ¡°ley de pandemias¡± del PP pas¨® de largo por el ¨¢ngulo transfronterizo del problema. Sumar y PNV plantearon la necesidad de fondos y recursos para el Sur global; y Vox, fiel al rupturismo por defecto, apost¨® por medidas totalmente contrarias a la l¨®gica sist¨¦mica.
Solo en materia de cooperaci¨®n internacional, una postura de fortaleza institucional y suficiencia financiera tuvo algo de consenso en todos los partidos (menos en la ultraderecha). Gracias, en gran medida, a la aprobaci¨®n en febrero de este a?o de la Ley de Cooperaci¨®n para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global, que formaliz¨® el compromiso de destinar el 0,7% de la Renta Nacional Bruta a ayuda oficial al desarrollo en 2030.
Disuelta la espuma de este proceso electoral, tan centrado en lo dom¨¦stico, y todav¨ªa abierta la posibilidad de un cambio de piel que podr¨ªa modificar cuestiones relevantes hacia dentro y para fuera, no es balad¨ª plantear si tiene alg¨²n sentido gobernar este pa¨ªs sin entender su lugar en el planeta. La respuesta parece demasiado obvia y aun as¨ª la pregunta suena pertinente.
La presidencia espa?ola del Consejo de la Uni¨®n Europea, que inici¨® este mismo mes, y cuya agenda incluye impulsar la transici¨®n ecol¨®gica, la transformaci¨®n digital y la agenda social del continente, es la confirmaci¨®n de que Espa?a no gobierna solo de puertas para dentro. Y que por encima de la dispersi¨®n y las distancias entre sus clivajes, tiene un papel esencial en evitar que las tragedias sanitarias se propaguen en distintos hemisferios, que la injusticia se perpet¨²e como tributo al inter¨¦s corporativo, y que se vulnere la dignidad humana de quienes se ven forzados a migrar. Este pa¨ªs, como muchas otras econom¨ªas desarrolladas, tiene el adeudo y la oportunidad de cooperar por la utop¨ªa de cambiar el mundo para bien. Y a estas alturas, ese consenso no solo es plausible, sino profundamente necesario.
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