El despertar de los hongos ¡®asesinos¡¯
La resistencia a los antif¨²ngicos y el calentamiento global han convertido a estos agentes infecciosos en una amenaza global emergente
En el planeta Tierra, anualmente 6,5 millones de habitantes padecen una infecci¨®n f¨²ngica y 3,8 millones no la superan. En el a?o 1992 comenzaba su andadura en el Instituto de Salud Carlos III, en Madrid, lo que hoy es el Laboratorio de Referencia e Investigaci¨®n en Micolog¨ªa. Si hoy la enfermedad f¨²ngica es desconocida, en aquellos a?os ¨²nicamente se prestaba atenci¨®n a ciertos hongos con los que se preparan platos muy apetitosos. Lo que nadie sospechaba es que eran asesinos sin conciencia ni remordimiento.
El VIH llevaba una d¨¦cada entre nosotros y, en los noventa, hab¨ªa alcanzado la categor¨ªa de pandemia. Las personas que viven con el VIH padecen diversas infecciones f¨²ngicas que son extremadamente graves: la meningitis criptoc¨®cica, la histoplasmosis diseminada, la pneumocistosis y la talaromicosis. En los pa¨ªses de renta alta, la pandemia por el VIH consigui¨® controlarse y la creencia de que los antirretrovirales resolver¨ªan todos los problemas nos devolvi¨® al ostracismo. Hoy se estima que, anualmente, 684.000 personas que viven con el virus padecen adem¨¢s, al menos, una de las enfermedades graves mencionadas m¨¢s arriba y que un tercio de ellos no sobrevive. Si no se diagnostican, no se tratan y, si eso ocurre, m¨¢s del 95% de los pacientes fallecen.
Los hongos adoran el calentamiento global, est¨¢n envalentonados y viajan m¨¢s, asent¨¢ndose en ¨¢reas geogr¨¢ficas m¨¢s amplias
En paralelo a la resoluci¨®n parcial de la pandemia del VIH, los avances m¨¦dicos auguraban un mejor pron¨®stico a las personas con c¨¢ncer, y sin duda acertaron, pero muchos son presa de la candidosis, la aspergilosis y otras osis que matan a ciertos pacientes que reciben anticancer¨ªgenos para controlar su enfermedad. Esta invasi¨®n tambi¨¦n hace mella en los pacientes trasplantados. La revoluci¨®n tecnol¨®gica que salva a muchos pacientes que antes fallec¨ªan, tiene como contraprestaci¨®n las infecciones donde los hongos son protagonistas.
En 2009 nadie sospechaba que un hongo encontrado en el o¨ªdo de un paciente japon¨¦s¡ªCandida auris¡ª iba a ocasionar una epidemia de proporciones inesperadas. Su capacidad para adherirse a cualquier superficie, unida a su multirresistencia a los antif¨²ngicos y desinfectantes lo ha convertido en una pesadilla para multitud de hospitales que son incapaces de librarse de algo que parec¨ªa tan banal como su nombre: c¨¢ndida. Ahora produce infecciones muy graves y dif¨ªciles de tratar por su resistencia a los antif¨²ngicos.
Parec¨ªa que no aparecer¨ªan m¨¢s contratiempos, pero una de las especies m¨¢s amigables ¡ªCandida parapsilosis¡ª decidi¨® mutar y unirse al club de la resistencia. Hay hongos resistentes por todos lados, entre ellos uno cosmopolita, Aspergillus fumigatus. Los pesticidas juegan un papel importante en este rompecabezas, ya que se utilizan masivamente para eliminar los hongos que arruinan los cultivos agr¨ªcolas y las plantas de ornamentaci¨®n. Un acuerdo global para limitar el uso de los que comparten mecanismos de acci¨®n con los utilizados para las micosis humanas ayudar¨ªa a la lucha contra la resistencia a los antif¨²ngicos.
Adem¨¢s, los hongos adoran el calentamiento global, est¨¢n envalentonados y viajan m¨¢s, asent¨¢ndose en ¨¢reas geogr¨¢ficas m¨¢s amplias. Siempre han existido hongos que afectan a los animales y se transmiten a los humanos, pero nunca se hab¨ªa visto que un hongo ambiental, amante de las plantas, fuera capaz de saltar a un gato y generar una galopante epidemia en estos animales y sus due?os. La nueva especie Sporothrix brasiliensis se identific¨® en los a?os noventa en Brasil. Desde all¨ª se ha extendido a Argentina, Bolivia, Colombia, Estados Unidos, Ecuador, Panam¨¢, Paraguay, Per¨² y Venezuela.
La secuencia de calamidades continua con la aspergilosis pulmonar cr¨®nica, que ensombrece la calidad y esperanza de vida de pacientes que tienen enfermedades respiratorias cr¨®nicas y como guinda del pastel, los Mucorales, conocidos como los ¡°hongos negros¡±, que adoran a los diab¨¦ticos descontrolados. Como colof¨®n de plena actualidad, en tiempos de virus respiratorios, como es el invernal, tambi¨¦n acechan a los que tienen la covid o gripe, causando muchas muertes.
Los hongos no solo nos asesinan, sino que muchos de los supervivientes quedan ciegos, amputados, desfigurados, asfixiados, en resumen, con multitud de secuelas que les impiden una vida plena.
En el 2013 se fund¨® la ONG Global Action for Fungal Infections. En uni¨®n con otros cient¨ªficos y sociedades profesionales, su incansable asesor¨ªa concienci¨® a las instituciones globales para que analizaran el impacto en la salud p¨²blica de los hongos. As¨ª, en octubre de 2022, la OMS public¨® la primera lista de pat¨®genos f¨²ngicos prioritarios que pone las bases para fortalecer la respuesta global a las infecciones f¨²ngicas y la resistencia a los antif¨²ngicos. Asimismo, se han incluido algunas micosis en la lista de enfermedades tropicales olvidadas como el micetoma, la cromoblastomicosis y otras micosis profundas para establecer la pol¨ªtica que impulse su prevenci¨®n, diagn¨®stico y tratamiento.
Para nuestro planeta futuro, mantenemos la esperanza de que se consiga el acceso universal a su diagn¨®stico y tratamiento. Por sus consecuencias, esperamos que reciban la atenci¨®n que se merecen y se destinen los suficientes fondos para salvar de la muerte, la dependencia y el estigma a millones de personas. Su colaboraci¨®n es imprescindible: ya sabe, una gota de agua tras otra hace un oc¨¦ano, y un grano de arena tras otro un desierto¡ y una voz tras otra descubre lo oculto que se daba por olvidado. Confiamos que este art¨ªculo provoque una interminable cadena de luces que consiga sacar de la asesina oscuridad en la que los hongos se mueven.
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